¿Por qué hay tanta luz? Abrí mis ojos lentamente tratando de acostumbrarme a la luz de mi habitación... ¿Pero quién encendió la luz? Cuando por fin pude enfocar la mirada, me di cuenta que la luz en realidad era proveniente de mi ventana, pero si había tanta luz... Busque mi celular entre las cobijas y cuando por fin lo encontré, casi me da un paro cardiaco al ver la hora ¡Era tardísimo!
Intenté levantarme de la cama con rapidez, pero claro con mi increíble torpeza solamente logré enredar mis piernas en las sabanas y caer al suelo.
—¿Hija estás bien?— dijo mi madre entrando a mi cuarto de la nada.
—Si, solo estoy abrazando el suelo—
—Deberías darte prisa porque ya es...—
—Tarde— la interrumpí —, bajaré en unos minutos— dije mientras me levantaba del suelo.
—Esta bien cariño, el desayuno ya está listo por cierto— dijo antes de irse cerrando la puerta tras de sí.
Corrí hacia la ducha para darme la que sería probablemente la ducha más rápida del mundo, me vestí con lo primero que encontré, creo que me puse los calcetines más bizarros de mi cajón, pero tenía que salir ya de mi casa si quería llegar a la escuela o bueno a la primera clase; sequé un poco mi cabello ya que estaba escurriendo toda la habitación y mojando mi ropa, al final terminé haciendo un especie de chongo o algo así sujetándolo con una pinza y después de tomar mi mochila, salí de mi cuarto a toda velocidad.
—Ya te serví tu desayuno— dijo mi madre cuando aparecí en la cocina.
—No hay tiempo— dije tomando una barra de cereal y el típico termo con chocolate caliente que me preparaba mi madre todas las mañanas —Nos vemos al rato— concluí dándole un beso en la mejilla para después salir de la casa.
Hoy no hubo tiempo para ir por autobús, así que tome un taxi, le di las indicaciones de la escuela y me puse a enviarle un texto a mi amiga Ashley para saber si de casualidad todavía no había llegado la profesora, pero ella no me contestaba por más mensajes que le enviaba ¿Para qué demonios tiene un celular sino lo va a contestar?
—Llegamos señorita.— dijo el señor.
—Oh gracias— dije sacando un billete y dándoselo mientras salía —¡Quédese con el cambio!— grité antes de salir corriendo hacia la escuela.
Cuando iba corriendo por los pasillos, comenzó a sonar mi celular y yo en mi intento de sacarlo de mi mochila comencé a hacer malabares con mi chocolate mientras seguía caminando rápido en el pasillo.
Y entonces pasó, el comienzo de todo esto, una persona se estrelló contra mí derramando el chocolate caliente encima de mi suéter.
—¡Demonios!— grité antes de soltar todas mis cosas y quitarme el suéter porque cuando digo que es chocolate caliente hay que hacer énfasis en el caliente.
—Lo siento.— dijo el chico y comenzó a recoger mis cosas que solté —¿Estás bien?— preguntó levantando la mirada y ahí fue cuando me quedé muda, era él, mi Crush del cual desconocía su nombre pero llevaba babeando por el desde hace algunos meses.
—E-este y-yo— dije tartamudeando ninguna frase coherente.
—¡Jack!— escuché gritos de una chica.
Él se giró hacia atrás y luego hacia mí, mirándome fijamente, fue así cuando pude notar su mirada, tenía los ojos un poco rojos y sus puños apretando mis cosas.
—Amm... Yo— dije intentando decir algo pero no lograba encontrar palabras.
—Ven— me dio mi mochila y tomó mi mano con la que dejó libre al dármela.
Comenzó a correr llevándome arrastras hacia el estacionamiento de la escuela, pero yo no me preocupaba en lo más mínimo por eso, simplemente estaba concentrada en su mano tocando la mía, parecía un sueño.
—Sube, te pagaré tu café y todo eso— dijo con su voz temblorosa mientras me abría la puerta de un lindo coche rojo, y yo no lo dude dos veces antes de entrar.
Caminó hasta la puerta del conductor y subió arrancando el coche a toda velocidad, de verdad que todo esto parecía un extraño sueño, yo estaba con mi Crush en su auto.
Después de un trayecto de veinte minutos en silencio, él se detuvo en un café y ambos entramos a este, tenía bastante frío ya que estábamos en invierno y eran como las 7:30 de la mañana y mi suéter estaba mojado de chocolate y en coche de mi Crush, en fin, me dijo que me fuera a sentar a una mesa y así lo hice.
Entonces varias miradas se posaron en mi... Llevaba una blusa delgada y transparente, pero no me importaba hace unos minutos porque se me hacía tarde y no tenía planeado quitarme mi suéter, me senté en una mesa y podía sentir la sangre subiendo por mis mejillas.
Mi Crush llegó y colocó los vasos en medio para después quitarse su chamarra y dármela.
—Tómala, después de todo yo arruine tu suéter— dijo con una sonrisa de lado, se veía mal... No proteste y me puse su chamarra que al hacer contacto con mi piel fría me dio un escalofrío, además de que no pude evitar embriagarme con la loción de mi Crush.
—¿Te sientes bien?— pregunté al verlo con la mirada perdida rodeando con sus manos su vaso sin siquiera probarlo, él solo negó con la cabeza. —¿Quieres contarme lo que sucedió?—
—Mi novia— dijo mirándome con sus hermosos ojos —Me engaño con mi mejor amigo... No me queda nadie, justo las dos personas más importantes para mí las perdí al mismo tiempo—
—Yo quisiera darte algunas palabras de aliento como que Bruce Wayne perdió a sus padres y se volvió Batman pero probablamente sería algo tonto como lo que acabo de decir...— dije y al momento me arrepentí, aveces no pensaba lo que decía, a lo mejor y ahora me odiaría por hacer un chiste tonto aunque lo hice sin pensar pero claro eso él no lo sabía.
Todas mis dudas se fueron cuando soltó una pequeña risa y eso fue como música para mis oídos.
—Tu dándome aquí ánimos y yo te robe de tus clases y tire tu café, arruine tu suéter y...—
—Oye no pasa nada, después de todo como eres mi Crush te perdonaría hasta de que me atropellaras— dije para después agarrar mi vaso y darle un sorbo.
—¿Tú Crush?—
—¡¿Qué?!— dije tragando el sorbo de café aunque no me gustaba —Iug...—
—¿Te doy asco?— cuestionó alzando una ceja.
—No no no, tú eres el chico más guapo que hayan visto mis ojos mortales pero de verdad no me gusta el café— dije tan rápido que hasta a mí me costó trabajo entender que lo que le acababa de decir.
—Así que soy tu Crush y no te gusta el café— se levantó —Anotado— dijo para después guiñarme un ojo y dirigirse a la caja.
Y así fue como yo, me quede con la boca abierta mientras intentaba procesar lo que acababa de suceder, prácticamente le acabo de decir a mi Crush que es mi Crush...
Después de unos minutos el regresó con otro vaso.
—Ahora es chocolate— dijo sonriendo.
—Y-yo gracias— balbuceé y me dieron ganas de darme un golpe en la frente ¿Yo gracias? ¿Acaso no sé hablar?.
—¿Te llamas Jess?— dijo el viéndome con sus intensos ojos verdes.
—Si.— le di un sorbo a mi chocolate y casi lo escupo, ¿él sabía mi nombre? —¿Cómo lo sabes?—
—Te he visto varias veces, convenientemente siempre estabas por donde yo estaba y un día una chica así te llamo, aunque hasta ahora pude confirmarlo— dijo sonriéndome.
—Es raro porque yo ni siquiera sé tu nombre— mascullé dándole un sorbo a mi chocolate, estaba muy rico.
—Como no quiero ser conocido como "Tu Crush" puedes llamarme Jack— dijo con su sonrisa perfecta, pero...
—¿Qué hay de malo con que seas mi Crush?— pregunté tratando de no sonar herida, a lo mejor y no le gustaba ser Crush de chicas como yo.
—No creo en esa idea de que ni siquiera me conoces y de todos modos soy tu Crush, podría ser una horrible persona y tú no lo sabrías.— explicö mirándome a los ojos.
—Eso no importa, porque no tendría oportunidad de conocerte y si lo hiciera estoy segura de que seguirías siendo mi Crush— dije volviendo a tomar de mi chocolate.
—¿Estás muy segura?— dijo él y yo asentí con la cabeza —¿Estarías dispuesta a apostar?—
—Si, lo que sea—
—Bueno, entonces que sea una apuesta, porque de algo estoy seguro, yo soy de todo menos perfecto.— dijo dándome una sonrisa de boca cerrada.
—Trato hecho— confirme dándole mi mano.
—Trato hecho— repitió aceptando mi mano, que en cuanto volví a tocar un escalofrío me recorrió y supe que a lo mejor y no era tan buena idea.
Gracias por leer. 💜