Mirror mirror [Camren]

Por Just_Batwoman

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Camila está acostumbrada a huir de las constantes palizas que recibe después del colegio hasta que encuentra... Más

Introducción
Capítulo 1: La casa no tan abandonada
Capítulo 2: Huye por tu vida.
Capítulo 3: La enfermería.
Capítulo 4: Encerrada.
Capítulo 5: Escapada.
Capítulo 6: ¿Ma-who?
Capítulo 7: Celos.
Capítulo 8: Otra vez.
Capítulo 9: Verdades.
Nota de decisión
Capítulo 10: El Espejo.
Capítulo 11: ¿Qué somos?
Capítulo 12: Lauren.
Capítulo 13: Antepasados
Capítulo 14: Crueldad.
Capítulo 15: Oscuros secretos.
Capítulo 17: Camas y Amores
Capítulo 18: Sonrisas.
Capítulo 19: Hospital.
Capítulo 20: ¿Esto es el final?
Epílogo
Nuevo Fic

Capítulo 16: ¿Qué has hecho?

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Por Just_Batwoman

POV Camila.

Y ahí estaba yo, corriendo hacia la casa de Lauren mientras pensaba en la manera de decirle lo estúpida que había sido. Me reconcomía el saber que pasara lo que pasara era mi culpa. Nadie podría cambiar lo que ocurriría si a Dinah o a Normani las ocurría algo, o si caía en las manos equivocadas.

Fui una imbécil al pensar que la venganza me daría lo que quería, y lo peor fue darme cuenta de que, en verdad, yo no podría haberlo hecho nunca, no estoy hecha para el odio a largo plazo. Ahora estaba en un lío peor, aunque en el momento final me echase atrás sobre mis deseos de hacer daño a las dos amigas, no eximía la culpa de que, en verdad, se me cruzó por la cabeza fastidiarlas la vida. El Karma era una perra que golpeaba a todos.

Llegué a casa de mi ojiverde y la busqué desesperadamente mientras gritaba su nombre por la casa. No había señales de ella, cosa que me extrañó dado el hecho de que ella nunca abandonaba esa solitaria y fría casa. No estaba en su sofá leyendo, ni echando una siesta o viendo la televisión en su cómoda cama, tampoco se encontraba estudiando y aprendiendo como de costumbre en su despacho, no había señal de ella ni el baño ni en la cocina. Revisando este último sitio me di cuenta de que la puerta del sótano estaba entornada. Cerré mis ojos, crucé mis dedos y recé en voz baja para que la chica a la que tal vez había puesto en peligro estuviera realmente bien.

Bajé y reconocí la silueta de la pelinegra en el suelo junto a los cristales. Me apresuré a recogerla y darla la vuelta ya que se encontraba boca abajo con un pequeño circulo de sangre alrededor que procedía de su boca.

- ¡Lauren! ¡Lauren mírame, háblame! - zarandeé un poco su cuerpo con cuidado de no herirla y abrí sus ojos para ver si reaccionaba. Nada. Por muchas ganas que tuviera de llorar en ese momento mis lágrimas aguantaron para no estorbarme mientras examinaba el cuerpo que yacía entre mis manos, lo último que necesitaba era que mi vista y mis sentimientos me nublaran y no pudiera ni ver ni pensar algo eficiente.

Dejé su cuerpo y comprobé su respiración. Suspiré de alivio al saber que todavía respiraba. Parecía inconsciente y totalmente en trance. Mi corazón dejó de ser el que movía mi cuerpo y mi mente se adueñó del problema. Cargué con Lauren hasta su cama y la acomodé para que su cuerpo descansara en aquella superficie que había sido testigo de tantas curas y emociones entre ambas. Esperé paciente mientras veía como se recuperaba. No le quité el ojo de encima a su cuerpo. Normalmente siempre que la miraba apreciaba cada curva y cada trozo de piel visible para que, en las noches que no pasaba a su lado, pudiera recordar cómo era abrazarla y sentir su perfecto cuerpo aplastarse contra el mío, pero esto era distinto, quería asegurarme de que respirara con normalidad.

Pensándolo en frío fui capaz de sacar una fuerza que no sabía que tenía para subir a Lauren a su cama, lo que indicaba que para mí era una situación de alto riesgo, pero pensé más y mi mente empezó a machacarme. Por mi culpa la mujer a la que quería estaba ahora desfallecida y recuperándose de algo que no sé exactamente que es porque fui una niña pequeña que no siguió con su consejo de ser buena persona... debía a Lauren más que la vida, la debía mi nueva perspectiva, la debía el volverme a sentir aceptada o, mejor dicho, saber lo que es sentirse así. La más mayor me hizo aprender lo que era que te tuvieran cariño no solo por ser de la familia. Ella era mi todo y yo se lo recompensé así... solo esperaba que pudiera curarse.

Mis pensamientos se vieron interrumpidos por un gruñido que provenía de Lauren, que parecía estar desperezándose y moviéndose inquieta mientras se orientaba. Se incorporó rápido y miró a los lados. Agarró mi cara y pude ver sus facciones, tenía los ojos muy abiertos, pero en lo más profundo de su mirada pude notar miedo y tristeza.

- ¡Camila! ¿Estás bien? - ella palpaba todo mi cuerpo y revisaba que estuviera físicamente bien.

No sé si fue por verla despierta de nuevo o porque se veía horriblemente mal y yo era la culpable, pero las lágrimas que guardaba con fuerza antes empezaron a salir sin control y eso terminó por asustar a Lauren.

En menos de medio segundo estábamos fundiéndonos en un fuerte abrazo donde su camisa acabó bañada de mis lloros. Ella pasaba su mano por mi cabello y por mi espalda intentando calmarme, pero no podía evitar el sentimiento de culpa que estaba dentro de mi ser.

- ¿Por qué lloras? - su voz salió como un susurró un poco tapado por mis sollozos.

- Soy la culpable de todo Lauren, lo siento muchísimo - me aparté de ella para mirarla a los ojos, pero no veía nada más que figuras borrosas debido a que mis propias lágrimas impedían ver correctamente aquellos ojos que, de seguro, me hubieran calmado hace minutos. Ella limpió mis mejillas con cariño y pude ver entonces su cara de preocupación y confusión - Cogí un trozo de tu espejo para vengarme de Normani y Dinah...

- ¿¡Qué?! Camila ya te dije que no hicieras nada, encima no se te ocurre otra cosa que coger el espejo - se veía claramente alterada. Sus ojos se oscurecieron, su agarre se volvió más intenso y su tono de voz se elevó notoriamente.

- Sí, lo sé - agaché la cabeza en señal de vergüenza y me alejé de ella un poco - lo siento - no salió más que un susurro.

- Camila no sé qué pasa si no tengo todos los trozos del cristal, pero no creo que sea nada bu - y antes de terminar la frase empezó a toser y manchó su mano con su propia sangre.

Corrí a darla un pañuelo húmedo y la ayudé a estabilizarse.

- No me encuentro muy bien - dijo recostándose en su cama - Camila tengo que encontrar ese maldito trozo de cristal. Si alguien más lo encuentra y por accidente se corta con el... todo puede pasar - estaba hablando consigo misma más que conmigo ya que sus palabras eran muy poco audibles o entendibles. Ella miraba el techo y se sumía en sus pensamientos

- Yo... yo lo encontraré Lauren, es mi culpa... fui una cabezota y una mala persona y ... - un dedo de mi ojiverde viajó hasta mis labios para callarme

- Nunca digas que eres mala persona... He convivido con malas personas y he estudiado sobre ellas en mis antepasados... y tú no te ves como una mala persona - su sonrisa era sincera, como todas, y como todas sus sonrisas hizo que me quedara embobada mirándola.

- No sé cómo puedes perdonarme... Tu sí que eres una buena persona - Lauren al acto rio de manera falsa e irónica y me quedé helada. ¿Acaso no me perdonaba, o porqué se reía?

- Soy demasiado oscura como para ser buena persona - reflexionó. Puso una sonrisa pícara y sus ojos se oscurecieron. Su semblante cambió y yo estaba realmente confundida. Sus palabras se habían quedado en mi cabeza y su forma de decirlo al igual que su cara me perturbó. Yo sí pensaba que Lauren era buena persona, tal vez solo estuviera bromeando, pero ella no acostumbraba a bromear si no era para molestarme y esto pareció una reflexión más que un intento por molestarme cariñosamente - Anda boba - palmeó su cama con la mano cerca de su cuerpo - ven aquí cielo - intentó que no pensara más en lo que acababa de decir, pero sin duda para mí esa conversación no se había acabado.

- ¿En serio quieres que esté a tu lado después de lo que te he hecho? Yo juro que te salvaré encontraré ese espejo y yo - me interrumpió como de costumbre. Me cogió del cuello de la camiseta y me besó. Yo solo me dejé llevar y acabé a su lado en la cama.


POV Lauren

La besé para que se callara y sinceramente estaba harta de eso de que se echara la culpa. Sí, era su culpa, pero sabía que su corazón era puro y que nunca haría nada con intención de dañarme, además, sabía que ella ni siquiera fue capaz de atreverse a ejecutar su venganza. Estaba más preocupada por quien encontrase el trozo que por lo que hizo Camila, no podía enfadarme con ella.

Dejé que me abrazara en la cama, aunque me resistí ya que yo siempre era la que tenía la oportunidad de tener a mi pequeña morena entre mis brazos, pero estaba demasiado débil como para resistirme y fingir que estaba perfectamente.

Me dolía la cabeza, mi corazón parecía resistirse a hacer su función natural de bombear sangre, mis manos sudaban y estaban frías al mismo tiempo, mi mente necesitaba apagarse y comprendí entonces porqué mis antepasados no podían despegarse del espejo sin pasarle la maldición a alguien.

Hace tiempo había investigado sobre ello, pero todo lo que encontraba me llevaba a demasiadas preguntas abiertas o estúpidas conclusiones, hasta que encontré una que no era del todo estúpida: El espejo tiene una maldición ligada a un oscuro corazón que necesita de esta maldición para recordarle todos los días sus fallos y lo malos que son por dentro. Sin el espejo se supone que estás eximido de saber lo horrible que eres, por lo tanto, si no lo tienes para notarlo mentalmente, esta maldición se volverá física.

Mientras Camila me acariciaba la cabeza, el miedo empezó a invadir todo mi cuerpo. Si no encontraba el trozo de espejo sabía que mi sistema se iba a ir apagando lentamente, ya notaba las llamadas de la dama del alba en mi cuerpo, sin embargo ¿Qué sería de Camila? Antes de su llegada me había mentalizado de que moriría sola por mi causa, ¿Pero ahora? Ahora la menor era parte de mi vida y no podría soportar saber que mi pérdida sería devastadora o, al menos, dolorosa para ella.

En esta situación tenía que pensar en tres cosas principalmente: En Camila, en mí y en el bien general.

En el pasado ya había intentado alejar a la de los ojos chocolate, cosa que, de haber hecho bien, nos habríamos ahorrado esta situación. Pero creo que ahora no valdría de mucho hacer una simple jugada de "Vete, no vuelvas más" porque si sabía una cosa de ella era que es una persona bastante cabezota y, sobretodo, buena persona, no me dejaría aquí si supiera que pienso que estoy muriendo. La triste verdad es que solo veía posibles tres escenarios: En el primer escenario muero, por lo que Camila sufriría al verlo de primera mano. El segundo escenario es alejarla de mí para que muera tranquila y ella solo sufra el dolor del rechazo, donde al final me odiará por ello y, seamos sinceros, es más fácil olvidarte de la muerte de alguien a quien odias que de alguien al que amas, pero este escenario costaría tiempo y estrategia, y ahora mismo no tengo de lo primero y estoy demasiado débil para lo segundo. El último y tercer escenario sería el perfecto, Camila encuentra el espejo, mejoro, con el tiempo descubro qué hacer para terminar con la maldición y vivimos nuestras vidas felices con un matrimonio, una casa y familia. Pero esto suena a una estúpida fantasía ¿No? En la vida las cosas no suceden así para mi desdicha. Había otra cosa que me estaba atormentando: ¿Debía decirle a Camila que me estoy muriendo?

Pensando en mí, que era una de las cosas más insignificantes en este problema, solo me debatía entre dos cosas: ¿Debía intentar vivir una pequeña y corta fantasía de amor con Camila antes de morir, o por el contrario alejarla para su bien? Sería egoísta intentar vivir una historia tonta de amor como en las películas de una hora y media en las que siempre acaban bien y no se muestra la continuidad de la trama - porque sería destrozar una preciosa historia de amor parece ser - además sería injusto para Camila que sé que abandonaría todo para darme incluso la luna hasta el final de mis días que no tardarían en llegar. Por el otro lado estaba lo de alejarla que, como había dicho antes, no era muy viable. Tal vez había un punto intermedio entre ambas, pero acabaría mal de todos modos. Quería ser egoísta y empezar a darle ahora mismo la mejor y más breve historia de amor, mi cerebro parecía empezar a reaccionar ante esa idea... Camila era más fuerte en mí que nada en todo el mundo.

Todo esto chocaba con el bien general. Por el bien general debía impedir que Camila encontrara el espejo y rezar para que nadie creara un vínculo de sangre con el, por lo que yo sí, moriría, pero la maldición lo haría conmigo. Eso era lo más lógico para el bien común ¿No? Hacer que ese espejo muriera conmigo.

- ¿Por qué dijiste que eres demasiado oscura para ser buena persona? - Camila se pronunció con miedo en la voz ya que no salió más alto que un susurro.

Mi mente estaba debatiéndose. ¿Qué la respondía? ¿Que, en verdad, sentía un enorme odio por dentro que trataba de controlar y ella era la única que parecía calmarlo? La verdad es que también estaba siendo egoísta conmigo e injusta durante toda mi vida.

- Creo que casi todos lo somos - me incorporé para mirarla a los ojos - Todos hemos querido vengarnos de alguien en algún momento, pero no lo hemos hecho por las consecuencias o porque, en verdad, se nos vería a nosotros como los malos y queremos sentirnos superiores "no vengándonos" y así parecer buenos, pero en verdad esas personas siguen pensando en venganza y siguen odiando. Pocas se olvidan de vengarse o de no tener un odio ferviente durante el resto de su vida. Ahí está la diferencia, entre los que fingen olvidarlo y entre los que de verdad lo hacen.

- Todo el mundo es oscuro - reflexionó ella en voz alta como si estuviera enfrascada en sus propios pensamientos con la cabeza agachada y mirando a un punto fijo perdido por mi cuarto.

- Quiero pensar que no - cogí su mano haciendo que me mirara de nuevo - Creo que tú eres de las pocas que no tienes ese tipo de oscuridad dentro. Te cegó una rabia momentánea, pero puedo decir por tus ojos que ahora mismo lo que sientes es tristeza y sientes incomprensión por la situación más que odio

- Puede... - dijo con cautela - pero no me considero una persona sin oscuridad... creo que ni el propio Jesucristo se libraría de eso. ¿Estaba con una prostituta o algo así no? - su ultimo comentario hizo que mi risa inundara el cuarto a lo que ella se quedó perpleja - no te rías Lauren, iba en serio - hizo un puchero y me golpeó el brazo suavemente.

- Cuidado, me has hecho daño - dije con un tono serio, pero, en verdad, solo estaba bromeando.

- ¡Oh! ¡Lo siento no quise hacerte daño! - de verdad sonaba preocupada por lo que no pude resistirme a reír de nuevo - Eres una boba Jauregui.

- Seré una boba, pero te encanta y te gusta esta boba Cabello - sin quererlo un tono seductor salió de mí y las mejillas de Camila se volvieron rojas - estás preciosa cuando te avergüenzas - pasé una mano por su mejilla y se mordió los labios. Mi cabeza se estaba recuperando, mis manos se habían secado y mi corazón latía más fuerte que nunca.

- Sí... me gustas y mucho - no paraba de morderse el labio, cosa que me estaba matando a este punto. ¿Por qué Camila tendría este efecto en mí? Mi mirada estaba fija en sus labios y no pude evitar que mi mano, que se encontraba antes en su mejilla, pasara a su barbilla y con mi pulgar rozar sus carnosos labios.

- Sabes lo que me mata que hagas eso Camila. Además, yo debo ser la única que tenga el privilegio de morder esos labios - Me incliné y pasé mi lengua por el contorno de estos para que dejara de mordérselos. Suspiró de forma muy audible y abrió la boca permitiendo a mi lengua combatir contra la suya en su boca.

En cuestión de segundos me encontraba encima de ella con nuestras lenguas entrelazándose, sus manos acariciando mi espalda y las mías a ambos lados de su cuerpo. En ese momento decidí que iba a vivir una historia breve pero intensa de amor con Camila ocultándola así mi probable y fatal destino, el cual ya estaba escrito con letras de mi propia sangre.


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