— ¡Avancen y no bajen de sus autos! -grita Javier.
Sigo su indicación, avanzo a la velocidad más lenta, a nuestros costados hay autos y muertos, pero es algo horrible, al parecer los mordedores se comieron los rostros y el cerebro de esos muertos. ¡Es verdaderamente escalofriante! El miedo se apodera de mí, jamás había visto algo así.
— ¡No puedo! -detengo de nuevo el bus- ¡Jared, conduce tú!
Salgo del asiento de piloto y me voy a mi habitación.
Cuando me recuesto sobre mi cama, siento que el bus avanza, le agradezco a Jared que esta vez no ha venido detrás de mí.
Ver esos cuerpos sin vida y devorados de tal forma me hace pensar que esto jamás terminará, que Murphy se irá a la mierda con su "sangre milagrosa" nada nos podrá ayudar a los vivos, a nosotros. No somos nada ahora.
No estamos a salvo en ningún lado, porque a donde quiera que vayamos hay mordedores y personas malas. Pensar que un día de estos moriré, ya sea por una mordida o por causa de un humano, me pone mal.
Ya no aguanto mis ganas de llorar, me siento débil emocionalmente y física también, estoy destrozada. Necesito mucho de mi mamá, de mi papá y de mi hermana. Solo los necesito a ellos para al menos poder estar un poco mejor de lo que yo me siento.
Antes de ponerme a llorar más, escucho unos disparos afuera. Me levanto de mi cama de inmediato, seco mis lágrimas, y salgo de mi habitación. Corro hasta el asiento del conductor en donde ahora está Jared.
— ¡¿Por qué los disparos?!
Él no me responde. Así que miro frente a mí, veo cómo Javier, Roberta y 10k disparan a 2 mordedores.
Tanto escándalo para 2 zombies, me digo internamente.
— Oh 10k, ¡ya disparáles! -digo bajito.
Jared voltea a mirarme, no le hago caso. 10k como si me hubiera escuchado, le dispara a uno, pero aquel mordedor lo mira y como había caído, en la misma posición se escabulle entre los matorrales de forma escalofriante y rápida.
— ¿¡Pero qué...!? -el aire no llega a mis pulmones- ¿¡Qué son esas cosas!?
— Tranquila -me dice Jared- mira, 10k ya lo mató... -comenta entre dientes con cierta ironía.
.
NARRA 10K.
— 2098 -cuento.
— ¡Eres un gran tirador! -me dice la chica quien es del grupo ahora, su rostro tiene líneas rojas hechas con pintura. Es linda, aunque no tanto como Slay.
No le respondo nada a ella, en vez de eso sonrío como torpe y me encojo en hombros. Siempre me costará hablar con una chica, ¡siempre!
Volteo hacia atrás para ver a Slay, ella trae un rostro asustado. Me preocupa.
.
NARRA JARED.
— ¿Ya estás más tranquila? -le pregunto aún molesto a Natalie, pero con preocupación a pesar de todo.
— Sí, creo que sí. Aunque aún me pregunto... ¿Qué eran esas cosas?
— Papá seguro sabe algo, luego le preguntamos.
Ella asiente.
— ¿Escuchas eso?
— ¿Qué? -frunzo el ceño.
— Eso -señala dos motocicletas, las personas sobre las motocicletas de repente comienzan a disparar sin motivo alguno- ¡Jared, cuidado!
¡Mierda! Me dieron en el brazo. Suelto un grito.
— ¡Jared, Jared! -grita Natalie en el piso preocupada por mí.
Le doy una ojeada, ella está bien. Pero sus gritos son ensordecedores.
— ¡Silencio! -grito- me pones nervioso, voy a estar bien. Trae tus armas, ve arriba y dispara con todo.
La noto sorprendida.
— No sé disparar muy bien, soy -se pone nerviosa- Soy buena con el arco y flecha, igual que tú, y con el sable, pero armas no lo suficiente.
— Tienes puntería, eso cuenta ¡Rápido!
Ella sale corriendo a buscar sus armas. Yo veo todo, es una maldita emboscada, francotiradores por todos lados.
— Ya estoy lista -me sorprende.
— Bien, ahora ve y mata a esos -presiono los dientes del dolor que comienzo a sentir por la herida.
Los disparos no se detienen. Y pronto escucho cómo Natalie comienza a disparar.
— ¡Le dí, le dí!
Me alegro tanto por un momento al escucharla dar ese grito de niña.
— ¡Mierda! -se queja- casi me dan.
— Concéntrate, Slay.
— ¡Eso hago!
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El vagón de los enfermos, donde va Murphy, se retrasó. Bajamos del bus, para ir con mi papá y Roberta.
— ¿¡Qué te pasó!? -me grita papá.
— Me dispararon, que más va a ser, papá -quiero sonar gracioso, pero no tengo éxito.
— ¡Tenemos que curarlo ahora mismo! -dice Slay detrás de mí, acariciando mi espalda.
— Estoy bien -toco mi brazo.
— No, no lo estás. Apenas estemos en un lugar seguro te curaré eso.
— ¿Me curarás tú?
— Solo si tú quieres. Aunque puedes hacerlo tú mismo también.
— Claro que quiero -le sonrío como tonto.
— OK, luego se ponen cursis. Ahora... -menciona mi padre.
— Ahora... Ese tipo no está bien -dice Roberta en referencia al líder del otro grupo- y no quiero ir a pie o incomodando a Slay en su bus -mira a la mencionada tomando su mano. La mujer comienza a agradarme, por cómo trata a Natalie, a mí y a mi padre- mientras están esas cosas por ahí.
— Slay no se incomoda -sonríe mi padre- pero si tanto quieres dejarla en paz, robemos el camión... Y que sea rápido, mi recompensa está allá atrás.
— Nuestra -corregimos Natalie y yo a la vez.
Roberta está a punto de hablar, pero el ruido de un auto la interrumpe. Ahí viene nuestra recompensa. Sonrío.
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Luego de una discusión entre el hombre loco y el "niño problema" Roberta le habla a mi padre.
— Seguiremos tu plan.
Miro a este con una sonrisa.
— Punto para Vazquez -susurra Natalie.
Reímos. Nos volvemos a dirigir al bus junto con Slay. Ya subiendo al bus, escuchamos un disparo y gritos.
— Toma tu arco -Natalie me lo lanza.
— Trae tu sable -le aviso.
Salimos corriendo, al llegar con los demás, me percato que un mordedor mutante esta por atacar a mi padre.
— ¡Papá!
— ¡Javier! -grita Natalie, quien de inmediato sale corriendo a donde está él.
Corro detrás de ella, no sé qué hacer, el zombie está sobre mi papá, se mueve y trata de morderlo. Slay saca su sable.
— ¡No te muevas! -grita.
— ¡Eso trato! -le grita mi padre.
Y de un movimiento extraordinario, Slay corta la cabeza del mordedor, lanzándolo a pocos metros de su cuerpo.
Pero aún así el cuerpo sigue moviéndose, al igual que su cabeza. Todos nos sorprendemos cuando vemos que el cuerpo se mueve de forma rápida y se aleja de nosotros.
Escuchamos disparos, volteamos a ver. Es 10k, él le dispara al cuerpo, pero de nada sirve, ya se ha alejado.
— Papá -corro hacia él- ¿Estás bien?- lo abrazo.
— Sí hijo.
— Yo... -Natalie está en shock- le saqué la cabeza y aún así...
— Ya se fue, tranquila -ahora la abrazo.
— Chicos -nos indica Roberta- suban al bus.
— Gracias -le dice mi padre a Natalie, dándole un beso en la frente.
Ella sonríe. Su sonrisa es todo para mí, al igual que ella.
En tan solo 2 días, ya prácticamente, se ha vuelto alguien importante para mí.
Natalie Tyler es mi vida ahora. Aunque ella no lo sepa... Aún...