8 Pistolas 6 Disparos

By La_dona_que_escribe

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Ocho adultos Seis jovenes Un equipo La banda criminal más buscada ***** Segunda temporada de 3 Balas, 3 Disp... More

Capítulo uno; La Familia Está Completa
Capítulo tres; Amor Paternal
Capítulo cuatro; Juegos
Capítulo cinco; Niños
Capítulo seis; Fotografía Familiar
Capítulo siete; Toma El Arma
Capítulo ocho; De Vuelta al Ataque
Capítulo nueve; Las Víboras
Capítulo diez; Líderes
Capítulo once; Unidos
Capítulo doce; Deseos
Capítulo trece; Y si. . .
Capítulo catorce; La Gran Noche P.1
Capítulo catorce; La Gran Noche, P.2
Capítulo quince; Descuidos
Capítulo dieciséis; Culpa
Capítulo diesisiete; Daga
Capítulo dieciocho; Plan
Capítulo diecinueve; Adiós Inocencia
Capítulo veinte; Abrazame
Epílogo
Extra #1

Capítulo dos; Un Ave Especial

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By La_dona_que_escribe

Un hermoso pájaro naranja cantaba a la gran casa y a sus inquilinos, despertando con unos dulces sonidos a unos de ellos. El día comenzaba.

Rubius bostezó perezoso y con bastante dificultad se sentó en la orilla de su cama. Escuchó el sonoro suspiró de su esposo y automáticamente sonrió, a pesar de que hacia sonidos raros le gustaba saber que estaba a su lado. Se giró levemente para mirarlo, su torso desnudo estaba descubierto mostrando su velloso abdomen hasta el inicio de su bóxer. Una intensa necesitad de acariciarlo llegó a Rubius, hacia ya tanto tiempo que no se tocaban como la pareja que eran.

Sacudió su cabeza poniéndose de pie, ya tendría tiempo para eso, comenzó a buscar en su armario la ropa que se pondría para aquel nuevo día. Cuando se ataba los zapatos escuchó nuevamente esa armoniosa melodía y miro a la ventana donde se podía ver un pequeño pájaro hablándole al cielo. Sonrió sintiendo que el día sería bastante especial y lleno de buena vibra, salió de la habitación no sin antes dejar en la mejilla de Mangel un dulce beso que le hizo sonreír entre sueños.

Hoy, después de planearlo por días e ir a revisar el perímetro, irían a la Fuente de la Juventud. Ese lugar que les brindó tantos momentos maravillosos, tantas risas y hermosos recuerdos. Rubius estaba ansioso por mostrarle a su pequeño donde se había casado con Mangel.

La decisión estaba tomada, sería una sorpresa para sus hijos, pues siempre les decían a sus padres que tenían curiosidad por explorar el exterior. Que mejor idea que empezar llevándolos a un hermoso lago donde podrían comer con calma y enseñarles a sus hijos a nadar.
El imaginar a Timmy nadando de un padre a otro, chapoteando con el agua y disfrutando de aquel lugar hizo que Rubius sonriera aún más, amaba la idea.

*****

Todos los días y durante tres horas, los adultos se turnaban en enseñarles lo básico a sus hijos. Este día les tocó a Vegetta, Lana, Alex y Rubius encargarse de los menores.

Lana escuchaba atenta a su hija quien cada día leía con mayor fluidez, Vegetta observaba a sus hijos centrados en los ejercicios que les había dejado y Rubius junto a Alexby les enseñaban a ambos niños, Elizabeth y Timmy, las vocales. Aquel día parecían menos animados pero al menos eran más fáciles de controlar y de que les pusieran atención.

La lección de aquel día quedó interrumpida por las fuertes campanadas del reloj de la biblioteca, indicando que el tiempo había acabado. Los adultos sonrieron sintiéndose algo emocionados, deseaban volver a ese lugar que los vio disfrutando de la vida. Las puertas de la biblioteca fueron abiertas en par por Luzu.

--Niños, ya acabaron las clases ¡Son libres!-- les dijo con entusiasmo Luzu.

Los niños no tardaron mucho en desaparecer, a excepción de Elizabeth quien se quedó al lado de su padre.
Los adultos miraron a Luzu con una sonrisa, ya era hora.

Por la siguiente media hora los adultos corrían por la casa tratando de preparar todo, que nada se les olvidará. Probablemente exageraban un poco pues solo sería pasar la tarde allí, pero como era la primera vez que sus hijos salían tan lejos de casa no quería que les faltará absolutamente nada.
Los niños miraban entretenidos como sus padres perdían la cabeza y se gritaban preguntando por cosas, se encontraban sentados en los escalones de las enormes escaleras y curiosamente en orden.

Primero se encontraba sentada Melissa con Edwin sobre sus piernas, a unos escalones más abajo Jeremy y Janeth comentaban divertidos sobre las expresiones de sus padres, recargando su espalda en las piernas de Jeremy estaba Timmy aún con algo de sueño pensando que tal vez había sido mala idea quedarse jugando hasta tarde con sus juguetes y finalmente, más alejada de todos y sin despegar la vista de sus zapatitos negros de charol, estaba Elizabeth nerviosa.

Ninguno de los niños sabían que habían tramado sus padres, simplemente ellos les había pedido que se quedarán allí sentados por que les darían una sorpresa, y como buenos niños decidieron obedecer.

--¿¡VEGETTA, DÓNDE DEJASTE LA BOLSA CON EL PAN?!-- gritaba Rubius desde la cocina.

--¡YA ESTÁ EN EL CARRO!-- respondió afuera de la casa, arrojando el objeto al maletero.

--¡LUZU, NO SE TE OLVIDE BAJAR LA MALETA QUE ESTA EN LA CAMA!-- había gritado Lana a su esposo al pasar cerca de las escaleras pues él estaba en el cuarto arreglando los últimos detalles. 

--¿Ya tenéis en la maleta el vestido purpura de Eli?-- le preguntó calmadamente Alexby a Staxx, los niños se sorprendieron pues era la primera vez en veinte minutos que nadie gritaba histérico.

--¡YO QUE VOY A SABER!-- gritó Staxx desde afuera, estaba metiendo las cosas al auto.

--¡NO ME GRITÉIS GILIPOLLAS!-- se quejó Alexby mirando con odio al techo.

Unos gritos después y mucho menos movimiento dentro del hogar finalmente terminaron de arreglar las cosas. Con todas las maletas, bolsas y costales que se iba a llevar cualquiera pensaría que pasarían una semana entera de viaje.

Con el paso de los minutos las cosas ya estaban dentro de su auto nuevo, un auto que había robado apenas hace unos meses cuando su dueño miro el trasero de Lana, lo que causo que su esposo no se resistiera de llevarse "prestado" su hermoso carro y dejar al hombre medio muerto a causa de los golpes.
Dejando eso atrás, los adultos del hogar decidieron darles la noticia a los pequeños que ya no entendían lo que pasaba. La emoción de algunos niños dejo a los adultos con enormes sonrisas, no podían creer que al fin podían salir y ver el exterior con sus propios ojos.

Algo apretados, pero ansiosos comenzaron su travesía hacia las llanuras, el camino piedroso y polvoriento hacia que el automóvil se sacudiera levemente. Los niños admiraban el paisaje que, aunque no fuera de los más hermoso y colorido, les sorprendía el ver tan grande el lugar.
Les tomó mucho menos llegar allí de lo que pensaban, sin embargo como estaba arriba de un cerro no les fue posible llevar con el auto lo que significaba que tendrían que subir caminando.

Cada adulto tomó lo que pudo del carro y emprendieron su caminata hacia la cima, Alex y Lana estaban al pendiente de los niños que corrían entre juegos, retándose a ver quien llegaba primero a alguna grande roca.

Gracias a sus abundantes energías, Timmy, Melissa, Janeth y Jeremy llegaron primero que todos los demás a la cima. Se quedaron sin palabras al ver tan hermoso lago, ¡Jamás habían visto tanta agua!

Poco a poco los adultos llegaron al lado de los menores, no pudieron evitar que la nostalgia les invadiera, recordando como hace tan solo unos años venían a nadar con su querido amigo Cheeto y... también con Town, pero ahora solo hacían como si aquella persona jamás hubiese estado en sus vidas.

Rubius sintió un pequeño roce en su mano, al dirigir su vista a aquel punto vio como su esposo unía a ambas para después acercarse y besarle el hombro. Compartieron enamoradas sonrisas, en aquel lugar se habían unido en matrimonio. De pronto sintió que tomaban con fuerza su otra mano, al girarse se encontró con su pequeño hijo que le llegaba poco más arriba de la rodilla.

--Tengo miedo-- dijo observando al lago --, mucha agua.

--Oh no cariño-- susurró Rubius agachándose a la altura de su pequeño, Mangel decidió seguirle poniéndose del otro lado --, te aseguro que este lugar es hermoso y mágico.

--¿Mágico?-- susurró el menor mirando al agua, esperando a ver una sirena saliendo del agua o a un hada revoloteando por allí, como en los cuentos que le contaba su papada antes de irse a dormir.

--Sí Timmy, aquí me case con tu papi-- le dijo Mangel acariciando aquellos risos castaños obscuros--, fue bahtante bello.

--¿Aquí?-- volvió a preguntar con voz aguda, ambos padres sonrieron al ver que su hijo ahora admiraba con mayor curiosidad el lugar.

--¿Queréis que te enseñemos a nadar Timmy?-- cuestionó Rubius al menor.

--¿Las sirenas son buenas aquí?-- preguntó Timmy mirando nuevamente al agua. La pareja soltó una carcajada y Rubius no pudo evitar abrazar a su hijo y besarle la mejilla, le parecía tan tierno e inocente.

Después de eso se instalaron, colocaron varias mantas en el suelo donde dejaron algunas canastas con algo de aperitivos, las maletas con ropa seca y demás cosas que había traído. Los adultos se apresuraron a comenzar a ponerles a sus hijos ropa para que nadaran con más comodidad, mientras que Rubius y Mangel dejaron a Timmy en calzoncillos, Alexby y Staxx le colocaron a su pequeña un pequeño conjunto de ropa que se basaba en una camisa roja y un short amarillo, Luzu y Lana le había conseguido a su hija un sencillo traje de baño y Edwin seguía con su mameluco azul y finalmente Willy y Vegetta, aunque la idea fue del mayor, vistieron a sus hijos con trajes de baño morados e iguales.

La tarde comenzó diferente para cada pequeña familia. Rubius cumplió su fantasía de enseñarle a nadar a su hijo y que nadará de él a Mangel, y luego de regreso. Los tres se encontraban no tan cerca de la orilla, nunca había soltado completamente a su niño, le sostenían mientras este pataleaba con fuerza y movía sus brazos de manera alocada intentando nadar. Poco a poco mejoraba.

Lana estaba sentada en la orilla, con el agua cubriendo solo sus piernas y con Edwin sobre ellas, soltando carcajadas y golpeando el agua maravillado, mientras tanto y a unos metros Luzu le enseñaba a nadar a Melissa quien sorprendentemente aprendió con velocidad y ahora quería jugar a las carreritas con su padre.

Igual en la orilla, Alexby corría detrás de Staxx quien llevaba sobre sus hombros a Elizabeth. A pesar de tener solo un par de meses viviendo con ellos se había encariñado con velocidad de sus padres y ahora no dejaba de reír al ver a su padre más pequeño queriendo alcanzarla. De ratos Staxx aprovechaba que Alexby estaba más atento a su hija y le depositaba un corto beso en los labios, al hacerlos ambos escuchaban la melodiosa risa de su pequeña y como aplaudía emocionada.

Mientras tanto Vegetta casi se arrancaba el cabello al ver como sus hijos había iniciado una guerra de lodo entre ellos, ensuciando por supuesto tan lindos conjuntos. Willy no podía evitar reír al ver a su esposo tan desesperado y es que ahora este maniático del orden se había llevado la sorpresa de que sus hijos eran todo lo contrario. Al verlo tan distraído se acercó a sus hijos y con ayuda de ellos comenzaron el fuego en contra del mayor, bastaron solo unos segundos para llenarle de lodo. Las risas no tardaron el llegar y con ello la lucha de padres vs. hijos en la familia De Luque Díaz.

Sería un día inmemorable.

*****

La tarde siguió de manera maravillosa, después de dos horas de risas y juegos entre todos, se habían tomado un descanso para comer algo. Después, cuando los niños querían seguir jugando pero los mayores se sentían ya sin muchas energías, los infantes se fueron a jugar entre las rocas que estaban cerca de donde los adultos conversaban y los cuidaban ya cambiados y con sus ropas casuales. Incluso Timmy había convencido a Elizabeth de que los acompañará, al igual Melissa fue por qué "quería asegurarse de que no se lastimarán".

--Es increíble como pasa todo tan rápido-- susurró Alexby rompiendo el silencio que los envolvía desde varios minutos, recostado en la manta, con su cabeza sobre las piernas cruzadas de su esposo --, parece que fue ayer cuando trajimos a Mangel por primera vez aquí.

Se había creado un ambiente muy armonioso, todos se encontraban muy apegados a sus parejas. Lana y Luzu estaban recargados el uno en el otro, con Edwin durmiendo en los brazos de su padre. Willy y Vegetta mantenían sus manos unidas, recargados en una de las rocas que había allí. Mangel y Rubius estaban acostados, solo que la cabeza de Mangel reposaba sobre una de las maletas que habían traído y la cabeza de Rubius sobre el estomago de su pareja, sintiendo las múltiples caricias que le brindaba en si cabeza.

--Ni que lo digáih-- concordó Mangel sin detener sus manos --, fue un gran día. Pero fue un millón de veceh mejor cuando noh casamoh aquí.

--Mi Mahe tiene razón-- todos rieron cuando escucharon el apodo que Rubius tenía para su esposo, hacia ya bastante tiempo que no lo decía --¡Fue un hermoso día!

--Eso lo dices tú-- opinó Luzu con una mueca --, no estuviste buscando como loco el maldito moño de Mangel.

Todos rieron recordando aquel momento --Todo por culpa de Alexby, que lo recuerdo bien.-- Vegetta habló apuntando al nombrado antes de volver a reír.

--¡Que fue tu culpa por dármelo!-- le recordó Alexby entre risas.

--Ya amor, que fue tu culpa por descuidado.-- le dijo Staxx agarrando la nariz de su esposo y pellizcándole levemente.

Las risas continuaron y junto a ellas, anécdotas del pasado.

Sin saberlo, los niños se encontraban jugando escondidas pero algo no estaba bien. Melissa se hallaba muy nerviosa y no se atrevía a ir con sus padres a darles la noticia, no había cuidado bien a sus primos. Después de varios minutos de discusión entre los pequeños, Janeth y Jeremy decidieron que irían a darles a la noticia a sus padres y tíos, rogaban que no se enojarán con ellos. Antes de emprender su pequeño camino hacia donde los adultos reían, Janeth tomó a Timmy y lo hizo acompañarlos. Corrieron temerosos hasta los adultos, al llegar las risas cesaron y todos prestaron atención a los niños.

Jeremy intentaba comenzar a hablar pero al encontrarse con la mirada de uno de sus tíos el miedo le invadió y terminó empujando a Timmy al frente.

--Timmy tiene algo que decirles.-- susurró retrocediendo junto a su hermana. Los adultos miraron divertidos aquella acción, suponían que habrían roto algún juguete y se sentían culpables.

--Yo... yo...-- la voz del menor temblaba, asustado se acercó a su padre Rubius y le tomó de la mano para que se sentará. Al hacerlo se aproximo a su oído y le susurró algunas cosas.

Rubius no pudo evitar soltar una sonora carcajada, alarmando a los menores y confundiendo a los mayores.

--Timmy ¿Qué dices?-- le preguntó curioso al callar la risa --Con esas cosas no se bromea.

--¡No etoy bromeando!-- se quejó el infante, se alejó de Rubius y fue hasta con Mangel para tomarle del brazo --¿Vedá que tú si me crees papada?

--Sí hijo mío-- bromeó Mangel --, siempre te voy a creer.

--¡Ves papi! Mi papada si me cree que se pedió Elizabeth.-- dijo el niño orgulloso de su padre. El rostro de Alexby y Staxx perdió el color al escuchar aquello.

Silencio absoluto fue después de esas palabras, los adultos procesando aquellas palabras y los niños esperando sus reacciones. Nuevamente Mangel habló pero ahora en un todo más serio.

--¿A qué te refiereh con que se perdió?-- cuestionó.

Janeth, al ver que su primo se quedó mudo sin saberse explicar decidió hablar.

--Estábamos jugando escondidas, Melissa estaba contando y cuando empezó a buscarnos no la encontró.-- explicó la niña, sin darse cuenta de las expresiones de dos sus tíos.

--Decidimos ayudarla y llevamos mucho rato gritando su nombre y buscándola... pero no aparece.-- solo fue cuestión de segundos para que todos se encontraran de pie.

Aún sin creer que lo que les decían los niños era cierto comenzaron a buscar por su cuenta, con gritos llamaban a la pequeña que parecía haberse desvanecido entre las rocas del lugar. La desesperación poco a poco consumía a los adultos, en especial a los padres de la niña y es que ¿Cómo era posible que se les perdiera antes de cumplir cinco meses con ellos?
Los niños miraban sintiéndose culpables como los adultos gritaban cada vez más asustados, fue hasta que Rubius vio como Timmy comenzaba a llorar, aparentemente por el miedo y la preocupación, que comprendió que esa situación era demasiado para ellos.

--Willy, Lana-- les llamó, se acercaron con velocidad --, están muy asustados, llévenselos.

--Tienes razón, me quedaré con los niños y Willy volverá ¿Vale?-- dijo Lana cargando aún a Edwin.

Los tres estuvieron de acuerdo con aquello, Lana y Willy se fueron junto con los niños dejando todas las cosas allí y es que eso ahora no importaba. Los demás continuaron con su búsqueda, sin embargo, los padres de la niña se sentirían aún más angustiados al ver aquello a lo lejos.

Alexby observó como a la lejanía se marchaban a todo galope lo que parecía ser varios jinetes con sus corceles, su cuerpo comenzó a temblar al igual que su voz.

--¡Sta-Staxx!-- todos acudieron al llamado debido a lo rota que se escuchó su voz y es que no era novedad que existía una banda criminal que se dedicaba a robar niños --¡ELIZABETH!

Aquel potente y desgarrador grito no fue escuchado por las personas que cabalgaban alejándose de la zona, por lo que Alexby empezó a gritar ofensas y llamados a su pequeña. Estaba enloqueciendo. Vegetta fue hasta él y le tomó como fuerza de los hombros.

--¡Debéis calmarte!-- le pidió, sin embargo no fue escuchado.

--¿¡Cómo quieres que me calme?! ¡Maldita sea!-- gritó dejando de sacudirse --¿Dónde esta mi princesa?

Empezó a llorar, sintiendo que había perdido a su hija, Staxx corrió hasta él y le abrazó con fuerza tratando de calmarle aunque por dentro también se estaba rompiendo. Los demás miraron tristes la escena, sin saber que más hacer. Las esperanzas se acababan.

--¡Mirad!-- les llamó Luzu apuntando a otra parte, se encontraba arriba de una roca señalando a un punto al cual no alcanzaban a ver. Se acercaron al hombre mirando finalmente al lugar, su antigua casa se hallaba bastante lejos pero allí estaba --No perdemos nada buscando allí.

Alexby y Staxx repusieron algo de fuerzas, limpiaron las lágrimas y se pusieron en marcha. Todos corrían hacia abajo, intentando no resbalar o caer ya que aquello tendría terribles consecuencias. Al pisar la firme tierra, los padres corrieron como hacia ya bastante tiempo que no lo hacían, deseaban llegar ahí lo más rápido posible. Los demás no estaban tan alejados de ellos pero igual les tenían ventaja.

Al llegar ambos chocaron con el portón de madera, abriéndolo de manera brusca y probablemente dañando tan viejas puertas, fue inevitable que el polvo se elevará provocando que comenzarán a toser. Se vieron frente al pasillo y después de compartir una mirada se pusieron en marcha. Revisaban cada habitación con detenimiento, dentro de cada baúl e inclusive debajo de las camas. Los demás también llegaron y empezaron a buscar.

Luzu abrió de forma rápida la habitación que fue de Town y de su hija encontrándose con una desagradable sorpresa, una enorme rata muerta se hallaba en el suelo y en descomposición, dejaba un hedor putrefacto en el aire por lo que no pudo evitar cubrir su nariz y cerrar con rapidez la puerta. Obviamente la niña no estaría allí.

Rubius entró en aquella oficina donde habían pasado tantas cosas, no pudo evitar sonreír levemente al entrar y sabía que si la situación hubiese sido diferente se quedaría un rato a recordar todo, pero no tenía tiempo. Hizo una mueca al notar aquel agujero en la pared, aquel día seguía fresco en su memoria.

--Elizabeth-- la llamó, observó todo el cuarto y sin poder evitarlo igual miro al techo. Un grito de terror salió de sus labios al notar aquella enorme araña en la esquina que protegía celosamente a sus huevos en su telaraña --¡MANGEL!

Retrocedió horrorizado hasta caer al suelo y sin detenerse salió del cuarto arrastrándose, Mangel acudió a su llamado y lo ayudó a ponerse de pie, casi podía adivinar que había sucedido. Lo abrazó y lo guió a buscar en otra habitación, debían apurarse.

--Vamoh amor, estáh bien, tranquilo.-- le aseguró.

Vegetta entró a su antiguo cuarto, donde Cheeto había perdido la vida, suspiró sintiendo un escalofrío en su espalda. Siguió avanzando, no pudo evitar soltar un quejido al notar que no estaba la pequeña allí.

Luzu buscaba en la cocina desesperado bajo la mesa, elevó la vista del suelo y miro a la pequeña puerta que se encontraba debajo del lava trastes. Sin dudar mucho fue hasta ella y la abrió de golpe encontrándose con un nido de lo que parecían ser pequeñas ratas, estas no dejaban de moverse y quejarse por el ruido, chillaban en busca de su madre. Un gruñido le hizo cerrar la puerta de golpe y alejarse de allí, había sido una mala idea abrirlo.
Comenzando a perder las esperanzas miro a la ventaba, se quedó sin palabras al ver el extenso patio y hasta el fondo no encontrar la tumba de Cheeto, en su lugar había arbusto y junto a él, un bulto colorido.

--¿Elizabeth?-- cuestionó en un susurro, entrecerró los ojos y al darse cuenta de que efectivamente era ella gritó alarmado --¡ELIZABETH! ¡LA ENCONTRÉ!

Empujó al puerta de la cocina que comunicaba con el patio y se quejó al verla trabada, empezó a emplear sus fuerzas para abrirla pero esta no cedía.

--¿¡Dónde está!?-- cuestionó Alexby entrando a la cocina, seguido de los demás.

--Afuera, en el patio, pero no puedo abrir la puerta.-- con ayuda de los demás la abrió y todos corrieron hasta donde la pequeña se hallaba tirada.

Alexby fue el primero en llegar, abrazo desesperado a su hija revisando que se encontrará bien, ella soltó un quejido y se removió incómoda. Solo quería dormir.
Los demás adultos llegaron justo cuando Alexby empezó a llorar de alegría, su hija estaba bien, Staxx se sumo al abrazo besando la cabeza de su hija.

--¡No nos vuelvas a hacer esto!-- le dijo Alexby cuando se dio cuenta de que ella les miraba somnolienta.

--Papis-- susurró y bostezó nuevamente --. Mucho sueño.

Ambos padres rieron con lágrimas en los ojos y siguieron besando a su pequeña. Elizabeth había estado jugando con sus primos hasta que, después de esconderse, vio un pájaro naranja que parecía lastimado. No podía volar, ella lo intentó tomar pero este se alejaba. Lo siguió sin darse cuenta de que la alejaba de sus padres y de unos hombres que rondaban curiosos por allí, y que la hubiesen encontrado de no ser por esa ave.

Entre risas y pequeñas melodías que le dirigía el pajarillo, Elizabeth terminó entrando al patio de aquel lugar sin prestarle atención. La atrapó y comenzó a darle suaves caricias en su cabecilla, terminando recostándose en la tierra y bajo la sombre de aquel frondoso arbusto. El pájarillo cantó para ella y una vez la vio dormida, se quedó a su lado hasta que sus padres aparecieron, ya estaba bien.

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Segundo capítulo publicado, espero que les guste y lamento la tardanza pero creo que me tardare algo así en actualizar.
Los primeros cinco capítulos serán sobre sus primeros meses cuidando a todos los pequeños, después los veremos convertidos en adolescentes.

Gracias por leer. <3

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