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...
Escape.
***Narra Abby***
La hora de dormir llega, y con eso mi tranquilidad vuelve nuevamente. No pensé que el haber salido a tomar un poco de aire se haya transformado en un secuestro, en el cual casi termino en manos de los enemigos equivocados.
Ahora que Kai y Olivia, saben dónde estamos hospedados, debemos tener más cuidado al salir solos. Sobre todo yo, que con el embarazo mis poderes se han disminuido.
Bonnie propuso que realizáramos un hechizo para que no pudiesen entrar a la casa, ya que al retenerlos por el entorno, se requiere de más poder, y no lo tenemos.
- ¡Listo! – Gritó Davina feliz. –
- Ahora podremos descansar tranquilos... o eso creo. – Aportó Caroline abrazada por Stefan. –
Subí a mi habitación, cogí mi pijama y toalla para darme un baño caliente, realmente lo necesito.
Le di un beso tierno a Damon y cerré la puerta del baño. Llené la tina, coloqué un poco de sales, tomé mi cabello con un elástico formando un tomate, y me zambullí durante unos 15 minutos aproximadamente.
Después de relajarme, me envolví en una toalla rosa para vestirme rápido, está haciendo frío.
Salí del baño y Damon ya está acostado con su torso al descubierto. Me quedo paraba observándolo por un momento, pero me sonríe – quiere decir que solo se hizo el dormido. –, sacudí mi cabeza y continué con lo mío.
- ¿Qué haces? – Pregunta Damon con voz baja. –
- ¿Y tú no dormías? – Sonreí. Es evidente que solo actuaba. – Busco el anillo que me regalaron para mi cumpleaños. – Soné preocupada. –
- Está aquí, Preciosa. – Me señala una pequeña caja con más joyas. –
Le agradecí aliviada, en serio necesitaba de este anillo, si tan solo lo hubiese tenido puesto en el momento que llegaron los gemelos, nos hubiésemos evitado todo este rollo. Aunque, por otra parte, sirvió para darnos cuenta de que Klaus no es tan "sin corazón" como creíamos, al menos sabe cuándo actuar bien y rescatar a quién lo necesita.
Me recosté sobre el pecho de Damon mientras me abraza, besa mi frente y luego toca mi vientre con cuidado.
- Los amo. – Nos dice mirándome a los ojos. – Si algo les hubiese pasado no me lo habría perdonado jamás... - Susurró. Puse un dedo en su boca para callarlo. –
- Hey, nada de eso pasó. – Le dediqué una pequeña sonrisa y puse mi mano sobre la suya. – Estamos perfectamente bien, bueno, a pesar de que drenen mi magia. – Rodee los ojos graciosamente. – Pero aun así te amamos. – Besé la comisura de sus labios. –
Me reacomodé en su pecho y acarició mi cabeza. Cerré mis ojos y me dormí profundamente.
...
Tres días más en paz, gracias a Dios. Pero como siempre nos pasa, todo se corrompe.
Estábamos todos conversando sobre anécdotas en el living, cuando el timbre suena desesperadamente.
Damon se levanta a abrir la puerta, pero no regresó enseguida, me preocupé y caminé a la entrada. De espaldas vi a Damon plantado mirando hacia fuera, no se movía, me llegué a preguntar si es que respiraba.
- ¿Damon, todo bien? – Pregunté aún sin avanzar más. Pero al ver que no respondía me acerqué para observar lo mismo que él. Mi boca se calló al suelo y mis ojos se abrieron a más no poder. –
- Hola, Abby. – Me dijo con su típica voz. - ¿No me saludarán? –
No le respondimos absolutamente nada. Damon se hizo a un lado para que pasara, si estaba ahí era por alguna razón en especial ¿no? Dijo que no volvería, y no sé qué hace en New Orleans.
Al notar su presencia, todos, cuando digo todos me refiero a TODOS, se quedaron en completo silencio.
Los más sorprendidos eran Caroline y Stefan, es como si de verdad estuviéramos viendo a un fantasma.
- ¿Qué haces aquí? – Por fin saca voz, Stefan. Enojado, evidentemente. –
- ¿Ninguno es capaz de saludar con cortesía? – Se cruzó de brazos haciéndose la ofendida. –
- No eres bienvenida, Elena. – Acotó Bonnie. – Y lo sabes. –
- Vamos... ¿qué les pasó a todos? Andan muy... - giró su dedo índice para hacer que "piensa" la palabra. – Malhumorados. – Miró fijo a Davina y Elijah. – Vaya, vaya... no me esperaba esta atractiva sorpresa. – Lo dijo por Elijah. - ¿ayudando a los más necesitados? – Caminó hacia Davina. - ¿qué tenemos por aquí? – La rodeó. – Si no eres un vampiro, deduzco que eres una tierna y débil bruja. – Rio. –
- No me subestimes. – Le respondió enojada, Davina. –
- Ok, ok. – Levantó las manos en son de paz. – No vengo buscando pleitos. –
- Entonces ¿A qué diablos vienes? – Pregunté enojada. Está colmando mi paciencia. –
- Tranquila, brujita. Recuerda que no debes alterarte, les hace mal. – Apuntó mi vientre. ¿Cómo es que sabe todo? – Como les decía, no vine para armar líos. – Dirige la mirada a cada uno de nosotros. – Si volví es para advertirles que algo no anda bien. Klaus ha demostrado que puede cambiar, pero el que no cambia es Marcel. –
- ¿Cómo sabes todo eso? – Fruncí el ceño. –
- Toda la información es de primera fuente. – Me dedicó una sonrisa. – Marcel tiene planeado robar a tus bebés – Me mira. –, y a la bebé de Hayley. ¿Por qué? Porque quiere dominar New Orleans, como lo hizo antes de la llegada de Klaus. Cree que ha perdido poder sobre la ciudad, y quiere controlar tanto a los vampiros, Lobos y a las brujas de los alrededores. –
- Eso no pasará. Klaus protegerá a Hayley, y a mí no se me acercará. – Dije segura. – Pronto regresaremos a Mystic Falls. -
- No te confíes, recuerda que esos bebés drenan tu magia, lo que hace que muchas veces no te puedas curar. Y pueden seguirlos hasta Mystic Falls. – Tomó aire. – Pero lo último que supe, es que Klaus se está "aliando" con una manada de lobos, parientes de Hayley y con algunas brujas "amigas". Eso los puede ayudar. – Guiñó el ojo. – Este ha sido mi cometido. Por su bien, espero que no me busquen o saldrán lastimados, y no quiero eso. -
Estaba por irse, pero se detuvo en seco y volteo.
- Oh, cierto. – Sacudió la cabeza. – Marcel revivió a Katherine usando a las brujas de su lado. Cada vez se le suman más enemigos, y todo por unos tiernos y dulces bebés que cambiarán nuestro futuro. –
Dijo eso y se fue como si nada. Nos dejó a todos plasmados y boquiabiertos sin saber qué decir.
¿Cómo es posible que Marcel haya hecho eso? ¿Cuándo fue que se nos pasó aliarnos con brujas poderosas como las que él controla? Estamos en desventaja y por mucho. Esto se vuelve cada vez peor.
- Tranquila. – Damon me abraza fuerte apegándome contra su pecho. – Eso no pasará. Te protegeremos, a ti y a los bebés. –
Es imposible aguantar toda esta impotencia y preocupación que siento. No controlo mis sentimientos, ni lo que hago. Pero debo hacerlo, por el bien de los bebés.
- No nos quedaremos de brazos cruzados, eso es seguro. – Alteró la voz, Stefan. – Si lo que dice Elena es cierto, debemos estar preparados. –
- Ayudaré. – Se apuntó Davina. – No dejaré que te lastimen, eres mi amiga. – Se dirigió a mí y asentí con la cabeza. – Tengo a algunas personas que pueden ayudar... más poderosas que yo. –
Estamos aceptando toda la ayuda posible. No merecemos esto, lo digo por mí. Jamás he sido alguien que trate mal a las personas.
¿Cuándo fue que mi vida se volvió tan complicada? En menos de un año he pasado de ser una chica normal con vida relativamente normal, a ser una bruja, vampiro, ahora ser una futura madre de dos bebés, y de no tener amigos a ser la más querida. Sin decir que tengo hasta enemigos.
¿En qué día volverá todo a la normalidad?
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