Honey Girl [TERMINADO]

By YessyLittleDreamer

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¿Qué creerías de la idea de una mujer que será tu esposa sin conocerte? Sin conocerse en realidad, una boda p... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Epílogo
Agradecimientos

Capítulo 40

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By YessyLittleDreamer

Andrew

Que dulce aroma a miel. Pero me sentía como basura recostado en su cama mientras ella estaba sola, e incómoda en un hospital. De seguro había pasado la noche incómoda, durmiendo en una de esas duras sillas de plástico. No es que yo hubiera podido dormir, no pensando en ella y sus problemas.

O más bien. No logré dormir por nuestros problemas. ¿Qué podría obsequiarle o preparar para una chica que le demostrara cuanto la amaba? Ya había preparado algo, pero eso no había servido más que como nuestra despedida, a pesar de que no fue la razón por la que lo preparé.

-Amigo, ¿Qué me recomiendas?- pregunté a Tobby quien había saltado sobre la cama, cerca de mi rostro. Lo acaricié y comenzó a ronronear.

Creí que él no me querría pues Ronnie me había contado que éste gatito odiaba a Debra, no quería a Dianne ni a Tate, y a cierto vecino que aun no conocía, pero que era muy apegado a Samantha y que deseaba con ansias conocer. Vería que tan agradable era y si necesitaba una sesión de golpes para sacarle su amabilidad.

-Dime, tú la conociste más tiempo, me ayudaste antes ¿Qué podríamos darle?- pregunté y me sentí estúpido porque lo único que él quería era que lo acariciara.

Saltó entonces al suelo y pisó la tarjeta de cumpleaños que yo le había hecho a Samantha, solo para luego señalar a la ventana. O al menos eso creí. Afuera, había nieve, mucha nieve. No quería saber como podría estar bien mi hijo y Sam, pero sabía que lo estaría gracias a Ronnie. Oh, dios. Ya sabía que le gustaría.

-Tobby, eres un genio...- presioné un beso en la cabeza de ese gatito y me levanté de la cama de un salto, observando hacia la cuna. Al conejito que le había obsequiado a mi bebé.

En cuanto me senté a la cama a hacer algunos bocetos, luego de haber tomado mi cuaderno de mi bolso, mi teléfono sonó sorprendiéndome por completo porque, ¿Quién llama a otra persona a las cinco de la mañana?

-¿Hola?- respondí sosteniéndo el teléfono entre mi hombro y mi oído para seguir planificando.

-Señor Nicholson, soy Finn...- logré oír y casi doy un nuevo brinco al oírlo, ¿Este día podría ponerse mejor?

-No sabe lo feliz que soy en oírlo, Finn.- contesté con el corazón en la boca.

-¿Recuerda la mujer de la que me habló hace meses? ¿En el aeropuerto?- preguntó y lo recordaba, en definitiva. Lo había conocido en el aeropuerto, cuando llegué a Chicago y la única razón por la que le hablé, fue por "esa mujer".

-Claro que la recuerdo, la recuerdo todo el tiempo.- hice un nuevo boceto y respiró profundamente.

-Pues, cambié de idea. Quiero conocerla, quiero viajar hoy mismo a Brooklyn.- exigió aunque sonaba más a súplica y pronto una sonrisa creció en mi rostro.

-Le enviaré un pasaje de avión, solo tiene que retirarlo y un taxi con la dirección a recogerlo.- acordé, tomando notas en la orilla de la hoja.

-Gracias señor Nicholson, ¿Cómo está ella?- preguntó y me sonreí inmensamente ante su pregunta, a pesar de que no era la reacción que tenía normalmente al pensar en nosotros.

-En el hospital, mañana le darán el alta. Ya hay un nuevo integrante en la familia que aun no tenemos, pero que quizás logre recomponer. De todas formas, él estará feliz de conocerlo.

-¿Y cómo se llama?- preguntó una vez más aunque, él, al igual que yo lo había hecho, de seguro lo sospechaba.

-Tristan Kevin Nicholson.- y con orgullo agregué.- Y es mi hijo.


Samantha

Me pasé la noche bebiendo café y luego botella, tras botella de agua para eliminar la cafeína de mi sistema. Si debía alimentar a Tristan estaba preparada pues también había bebido mis píldoras de hierro (que, por cierto, sabían horribles) pero son el tipo de cosas que una madre hace por su hijo.

-¿Ya casi es la hora?- preguntó Jake y levanté mi cabeza de su hombro para verlo fijamente. Casi estaba durmiéndome cuando me habló.

-Uhmh, sí, serán las ocho en dos minutos.- balbuceé y me senté derecha en mi silla para estirar mis brazos. Había usado a este chico como almohada toda la noche, eso sí era ser buen amigo.

-Al fín lo podré ver...- dijo animado y asentí lentamente. Habían sacado a Tristan de su cuna unas siete veces en toda la noche. Para alimentarlo, cambiarlo, abrigarlo y luego darle un suplemento de hierro (sin contar el que tenía la leche) para levantar sus defensas.

-Puedes visitarnos cuanto quieras luego de que regresemos a casa.- le dije y en cuanto vi a Sophie salir de la enfermería, le sonreí poniéndome de pie.

-Ya está listo el niño, Sam, solo tienes que firmar.- salió con una tabla con documentos encima y se acercó a nosotros.- Él ya firmó.

-¿Él? ¿Quién?- pregunté y cuando me acercó el documento, me sonreí con ternura al ver la firma de mi bebé allí. Una huellita de su pie.- Oh, mi dios santísimo, esto es hermoso. Es demasiado hermoso.

-¿Ese es su piecito? Es súper pequeño.- dijo Jake acariciando la huella y me sonreí al ver la ternura que brillaba en sus ojos ¿O sería la falta de sueño? Después de todo, se había quedado toda la noche despierto conmigo.

-Firma aquí, y aquí...- me pidió Sophie y luego de firmar los dos documentos, me dio una copia a mí. Oh dios, tendría su huellita para siempre.- Traeré a Tristan y podrás irte de inmediato.

-Esto es asombroso, gracias.- le dije dándole un breve abrazo y pronto se fue dentro de la enfermería. Jake tomó mi bolso con las pertenencias del bebé y pronto noté algo que nunca noté antes.- Jake, ¿Viajaste dos horas en medio de la noche para venir a verme?

-Cuatro, pero si fueran más aun vendría. Es decir, eres mi mejor amiga y estabas teniendo un bebé, por dios.- se excusó y lo abracé, porque mis emociones mezcladas me daban ganas de abrazarlo.- Samantha, estás helada.

-Está haciendo frío.- me encogí y pronto se quitó su chaqueta para ponerla sobre mis hombros.- Jake, esto no es necesario.

-Lo es...- me corrigió y me ayudó con la cremallera de la chaqueta. Su rostro quedó muy cercano al mío cuando acabó y me observó con atención a los ojos. Esto no parecía una broma.- Sam...

-Aquí, ya bebé, no llores más.- oí de Sophie y volteé a ella a prisa, agradecida de esta interrupción. Me acerqué a ella y tomé a Tristan de sus brazos.- Bueno, te deseo buena suerte en esta vida, Samantha. Y cuídalo mucho.

-Lo haré, eso no lo dudes.- le sonreí, acomodando mejor la manta alrededor de Tristan.- Gracias por todo, Sophie.

Caminamos hacia el elevador y bajamos hasta la planta baja, donde Jake prefirió que fuéramos por una botella de agua antes de finalmente irnos y no supe por qué había olvidado lo que Ronnie me había dicho.

-Hey, Jake, ¿Tienes batería en tu celular? El mío está muerto.- le susurré, intentando no despertar a Tristan y él me entregó su teléfono lentamente. De seguro estaba congelándose, pero era demasiado caballero como para pedirme su chaqueta.

Marqué el número de Ronnie mientras me acercaba a ver la puerta que daba a la salida, repleta de nieve. Contestó entonces, pero no habló, así que supuse que quizás conducía o algo.

-¿Ron? Ronnie, hola, emm, no sé, responde.- pedí, pero no hizo nada.- Ronald, emm, Jake está aquí, y él me llevará a casa, no te preocupes.- no respondió, no dijo nada aun.- ¿Hola? ¿Estás ahí? Bueno, si tienes alguna especie de "Ley del hielo" en mí, no sé por qué sea, luego me dices. Tristan está durmiendo en mis brazos y mi teléfono no tiene batería.

Colgué entonces, no tenía idea de qué le ocurría pero no tenía tiempo ahora para averigualo. Oí pasos detrás de mí y entonces vi que Jake se acercaba corriendo, una lata de suplemento vitamínico en una mano y una de una bebida parecida pero con más cafeína.

-No queremos tener inconvenientes mientras conducimos ¿Cierto?- preguntó retóricamente y asentí dándole la razón.

-No quiero que mi conductor se enferme, ¿No quieres la chaqueta?- pregunté de regreso y acerqué una mano para quitarmela pero...

-No, no, no. Prefiero resfriarme y beber sopas encerrado en mi casa que tú lo hagas. Tienes a un bebé al que cuidar y enferma no podrás.- me aclaró, empujando la puerta con fuerza y me eché a correr lo más despacio (pero no tanto) hacia la camioneta de Jake. Él sostenía una de las mantitas de Tristan sobre nosotros, para impedir que nos cayera nieve encima y cuando me subí al asiento trasero, él se fue tras el volante.- Son cuatro horas de viaje, Sam, ¿Por qué no tuviste al bebé más cerca?

-Estaba en el puente de Brooklyn cuando mi bolsa se rompió, no iba a resistir cuatro horas hasta llegar a casa y a un hospital más cercano.- le aclaré, ajustandome el cinturón y sujetando bien a Tristan, con sus mantas rodeándolo por completo mientras su cabeza se posaba sobre mi hombro.

-¿Qué estabas haciendo ahí?- preguntó y moví mi cabeza de un lado a otro. Las únicas personas que sabían acerca de lo que le había pasado a mi familia eran Debra, Ronnie... Y Andrew.

-Solo quise ir a verlo y...- antes de que pudieramos salir del estacionamiento del hospital, un auto se atravesó y la brusca frenada de Jake me hizo sujetar con más fuerza a mi hijo.- ¿Qué demonios...? ¿Qué clase de demente es...?

La frase quedó en el aire cuando vi al sujeto que manejaba ese auto bajarse de un salto y acercarse a la camioneta de Jake. Golpeó mi ventanilla y la bajé de a poco.

-¿Qué parte de "No hagas citas" y "Espérame" no lograste entender?- me preguntó Ronnie y me quedé con la boca abierta al estar a punto de hablar pero, me interrumpió.- Bien, has lo que quieras. Al menos, aguarda aquí.

Se fue corriendo a su auto y regresó nuevamente, una sillita de auto de bebé en sus manos. Abrió la puerta opuesta en la que yo estaba sentada y acomodó la sillita con el cinturón de seguridad. Le sonreí, dejando a Tristan sobre ella y sujetándolo con los seguros cuando Ronnie volvió a hablar.

-Permanece en tu casa en cuanto llegues, ¿De acuerdo? Tendrás visitas.- aclaró velozmente y besó la frente de Tristan.- Hace demasiado frío, recuerda encender la calefacción.

-Pero, Ronnie, ¿Por qué no me hablaste cuando...?- cerró la puerta de un portazo y pronto debí ocuparme de mantener dormido a Tristan. Observé por el espejo retrovisor y lo vi subirse al auto y retroceder a prisa pero, ¿Quién estaba con él? ¿Quién estaba en el asiento trasero? ¿Debra? No, imposible.

¿Andrew?

-Eso fue... Raro.- comentó Jake comenzando a conducir nuevamente.- Extraño y peligroso...- me incliné más cerca de la sillita de Tristan y dejé que su manito sujetara mi dedo. Jake tenía toda la razón. Podría haber sido peligroso para Tristan.

-Lo sé, no sé que bicho le picó.- le aclaré y antes de que pudiera decir algo más, el teléfono de Jake sonó en mi bolsillo. Lo tomé, y vi el número de Ronnie con un mensaje que decía:

«Ten cuidado con ese sujeto, me agrada, pero no sus intenciones.»

Observé confundida el teléfono y le expliqué brevemente a Jake que el mensaje era de Ronnie, diciendo que esperaba que hubiera algo delicioso de cenar para la noche y no lo que realmente dijo. ¿Qué le pasaba a Ronnie? ¿Por qué decía cosas así? Jake era dulce, agradable, no era más que mi amigo, o así lo veía yo.

¿Y qué si Jake tenía otras intenciones conmigo? Esta era mi vida y Ronnie no podía intervenir en ella. Ya no tenía un "esposo" y si lo tenía, al diablo, él no estaba conmigo. Él estaba quién sabe donde y ya no me importaba, ya me había abandonado antes y volvía a hacerlo, eso era suficiente.

Cuatro horas pareció una eternidad dentro del auto. Aunque realmente, habían sido cinco horas, sumando las paradas para tirar apestosos pañales de Tristan y para buscar algo que comer (y que contuviera hierro) para mí. Claro, sin contar que Jake iba despacio cuando Tristan despertaba y debía darle el pecho. Era vergonzoso hacerlo frente a Jake pero al menos, él se concentraba en conducir y no en mí.

-¿Aun duerme ese pequeño?- preguntó Jake y una gota de sudor corrió por su sien derecha. Dios, estaba acalorado ya, y no lo dudaba. Él de seguro sentía más que nosotros la calefacción pero no se molestaba. Este hombre era increíble.

-Sí, por suerte.- contesté en un susurro y sostuve su mirada antes de que volviera a voltear hacia el frente y acabara de estacionarse frente a nuestro departamento.

-Abriré la puerta así no debes esperar afuera, en el frío.- me dijo apagando el motor y bajando corriendo del auto. El cambio de temperatura de seguro lo enfermaría. Pero aun así...

-Tristan, no quiero decir idioteces, pero... Jake podría ser lo que necesitemos... Después de todo, él nos cuida, podría cuidarnos más...- comenté a mi bebé en voz baja. Él no hizo nada más que mover el chupón de su boca.- Sabes que tu papi posiblemente...

-¿¡¡QUIÉN DEMONIOS PIENSAS QUE ERES!!?- oh, por dios. No, no, no... Esa persona que gritaba no era quien yo imaginaba.- ¿¡QUIERES QUE TE GOLPEE!? ¡¡LO HARÉ, MALDICIÓN, TÚ NO SABES TODO LO QUE YO...!!

-Andrew, maldición, basta...- ese era Ronnie pero, ¿Qué demonios...? ¿Qué hacían ellos aquí? Me aseguré de que Tristan permaneciera durmiendo antes de salir del auto y observar a mi alrededor.

Ahí estaban los tres. Sí, los tres. Ronnie, en medio de Andrew, que por cierto no estaba bien abrigado y Jake, que se sostenía la nariz con las manos.

-¿Qué es lo que pasa?- grité llamando la atención de los tres y la mirada de Andrew se vio tan cristalizada. Corrí hacia ellos y, sin dudas, se veía así... ¿Qué es lo que pasaba por su mente en esos momentos para que me viera con tanta tristeza?

-¿Sam? Yo... Él...- señaló Andrew a Jake, nervioso y negué con la cabeza, no quería aceptar lo que me decía. No había ninguna excusa para golpear a alguien y aun él no lo entendía.

-Jake, por favor, dísculpame y... Hazme el favor de ir con Tristan.- le pedí y antes de que Jake pudiera dar un paso...

-¡No te quiero cerca de mi hijo, aprovechador idiota!- le gritó Andrew pero cuando le envié una mirada "asesina", él apretó la mandíbula aunque resistió viendo a Jake friamente.

-Ronnie, ve con él, por favor.- le pedí a mi amigo y asintió con la cabeza antes de caminar hacia el auto tras Jake. Estaba seguro de que Andrew iba a ir tras él cuando lo sujeté de la muñeca y lo jalé conmigo alejándonos aun más.

-Quítate esa chaqueta.- me ordenó pero lo ignoré mientras lo arrastraba conmigo, hasta que llegamos hasta un alto arbol cubierto de nieve.

-¿Quieres que me arriesgue a enfermarme cuando soy la única responsable de un bebé recién nacido?- le discutí, mis brazos en jarra apoyados en mi cintura.

-Te daré mi...- dejó la frase en el aire al ver que solo llevaba una camisa y se cruzó de brazos antes de pellizcarse el puente de la nariz.- Vayamos adentro, está haciendo demasiado...

-¿Qué pensabas cuando golpeaste a ese hombre?- pregunté, intentando mantener una voz suave y Andrew comenzó a negar con la cabeza, una y otra vez.

-¿Sabías que ese sujeto rompió con su novia el día que llegaste aquí? ¿Sabías que antes de eso, le fue infiel? ¿Sabes que dejó a su anterior novia embarazada hace mucho tiempo atrás y la abandonó en cuanto nació el bebé? Sin contar, por supuesto, que se fue "de viaje" el día que se enteró de su embarazo y que la llamó el día del parto para decirle que no quería volver a verla en la vida y que no quería que el niño llevara su nombre...

-¿No es lo que hiciste tú?- pregunté con desprecio pero una nueva pregunta se agolpó en mi cabeza.- ¿Cómo podrías saber todo eso tú? Es solamente una de tus escenas de hombre cavernícola y posesivo que tienes...

-Chloe era su novia, Leo era su bebé y, maldición, ese maldito la dejó en la calle.- parpadeé pesadamente una y otra vez, esas palabras no entraban a mi cabeza. ¿Qué? ¿Chloe la... La chica por la que Andrew me había dejado?

-Pe-pero, no, eso es mentira. Solo estás mintiéndome, intentando manipularme. Él... El bebé, es tu hijo, tú lo dijiste, tu otro hijo...

-¿Lo dije realmente?- respondió, su voz cargada de sarcasmo y mi mandíbula apretada, junto con mi ceño fruncido.- Fuiste tú quien hizo todas esas hipótesis, y sabes que realmente no discuto contigo porque eres una maniatica que siempre cree tener la razón y...

-¿¡A QUIÉN DEMONIOS LE DICES MANIATICA, TÚ, IDIOTA INMADURO!?- grité y soltó una pequeña risita, lo que me puso peor.- ¿¡Qué crees que es tan gracioso, pedazo de estúpido!?- lo insulté una vez más y antes de que pudiera volver a insultarlo, sonrió y sujetó mis manos.

-Tú, entrando en tu rol de maniática, eso es de lo que me rio. De tu ceño fruncido, de tu voz gritona y tus labios apretados que siempre siento deseo de morder y besar y...- sonrió suavemente antes de inclinarse hacia mis labios.

-¡No!- le grité, retrocediendo un paso atrás y resbalando con la nieve. Caí, literalmente, de trasero sobre la helada montaña de nieve pero en cuanto vi mejor, en donde apoyaba mi mano había un pequeño zurco, a lo largo, con varias velas apagadas a cierta distancia.- ¿Qué es...?

-No, no, ven aquí...- me levantó a prisa del suelo y me jaló con él hacia el lado opuesto de donde la nieve se veía afectada con algo parecido. ¿Acaso había algo en la nieve? ¿Había sido Andrew?

-¿Qué está pasando?- pregunté, intentando ver hacia atrás pero me fue imposible.- ¡Andrew!- le grité, quería que se detuviera y me explicara todo pero siguió jalándome hacia dentro del departamento y de allí, hacia el elevador.- Maldición, Andy, ¿Qué estás planeando?

-¿Qué estoy planeando?- preguntó una vez más, presionando el botón del último piso del edificio. La asotea.- Si te lo dijera, se arruinaría todo...

-¿Arruinarse todo?- pregunté una vez más y Andrew me sonrió, sus helados dedos acariciando los míos. Uno de sus brazos me rodeó y se dedicó a quitar la nieve que tenía en mi espalda.

-¿Por qué eres tan impaciente?- preguntó en un susurro, sus labios queriendo acercarse a los míos. Quise retroceder una vez más pero su mano en mi cintura me impidió hacerlo e hizo que me acercara más a prisa a él.

-Porque te esperé demasiado.- contesté, un poco enfadada, mi mirada viajaba de sus ojos a sus labios, una y otra vez. Él no podía ser tan real, él era tan perfecto y no podía estar aquí, eso era lo que yo sentía.

-Lo sé, y lo siento...- acarició su nariz con la mía y se inclinó para besarme suavemente en los labios.- Para que quede en claro, Chloe fue una chica muy especial en mi vida, pero Leo es su hijo y no es nada más que mi "sobrino". Nunca podría reemplazarte con otra mujer o, simplemente, nunca podría reemplazarte.- susurró suavemente y apreté mis labios, intentando asentir sin besarlo siquiera.

-No son suficientes detalles, ¿Lo sabes?- le discutí, y él asintió cuando las puertas del elevador se abrieron. Andrew entrelazó sus dedos con los míos y me jaló fuera del elevador, cubriéndome los ojos. Me moví a un lado y a otro pero él no me soltó.

-Te daré más detalles cuando me dejes hablar completamente. Sin interrupciones y enojos, ¿Sí?- me pidió y asentí, mientras él me llevaba a ciegas. ¿Acaso me haría saltar? No, él no era un demente pero...

-¿Qué hacemos aquí?- pregunté, acariciando sus manos que estaban sobre mis ojos. Me hizo detener y las quitó entonces, pero sin separar nuestros manos, entrelazó nuestros dedos sobre mi vientre.

-Quería demostrarte cuanto te amo...- viajé mi vista hacia abajo y mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas.- ...Y no sabía que era lo más correcto porque tú pareces no entenderlo...- no, él no había hecho esto.- ...Pensé que congelarme preparándote algo tan especial te haría feliz y te demostraría que no me importa correr riesgos por ti.

-Andrew...- balbuceé. Ya no pude contener las lágrimas y éstas corrieron por mis mejillas una tras otras.

Allí abajo, en la nieve, había un inmenso dibujo, de esos que él hacía muy bien. Él, yo... Nosotros, en caricatura, mi dibujo con un bebé en brazos y Andrew rodeándome la cintura, con sus labios presionados en los míos. Había velas encendidas en las lineas que nos dibujaban y, aunque la mayoría estaban apagadas, otras permanecían haciéndome más sencilla la vista. Había una frase sobre ello, una pregunta más bien.

«¿Podemos ser una familia feliz por siempre?»

Estuve sin habla por un largo rato, un rato que me hizo perder la sensibilidad de mis pies, de mis labios y mi nariz por el frío. Mi vientre y dedos aun permanecían en el calor de Andrew y ese era mi recordatorio más importante. Andrew estaba conmigo. Andrew había regresado conmigo.

Andrew me amaba. Me amaba como yo lo hacía. Había cometidos errores, él me lo había advertido de antes y yo... Lo perdonaba. Porque lo amaba, porque lo necesitaba. Porque Andrew era muy importante para mí.

-Tengo... Otra pregunta para ti más que esa.- me susurró al oído suavemente y me estremecí por su cálido aliento. Moví mi cabeza, porque las palabras no salían de mi garganta y Andrew lo entendió bien.- Bueno, yo... Samantha, tú... ¿Quieres casarte conmigo?

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