Capítulo 40

10.8K 566 38
                                    

Andrew

Que dulce aroma a miel. Pero me sentía como basura recostado en su cama mientras ella estaba sola, e incómoda en un hospital. De seguro había pasado la noche incómoda, durmiendo en una de esas duras sillas de plástico. No es que yo hubiera podido dormir, no pensando en ella y sus problemas.

O más bien. No logré dormir por nuestros problemas. ¿Qué podría obsequiarle o preparar para una chica que le demostrara cuanto la amaba? Ya había preparado algo, pero eso no había servido más que como nuestra despedida, a pesar de que no fue la razón por la que lo preparé.

-Amigo, ¿Qué me recomiendas?- pregunté a Tobby quien había saltado sobre la cama, cerca de mi rostro. Lo acaricié y comenzó a ronronear.

Creí que él no me querría pues Ronnie me había contado que éste gatito odiaba a Debra, no quería a Dianne ni a Tate, y a cierto vecino que aun no conocía, pero que era muy apegado a Samantha y que deseaba con ansias conocer. Vería que tan agradable era y si necesitaba una sesión de golpes para sacarle su amabilidad.

-Dime, tú la conociste más tiempo, me ayudaste antes ¿Qué podríamos darle?- pregunté y me sentí estúpido porque lo único que él quería era que lo acariciara.

Saltó entonces al suelo y pisó la tarjeta de cumpleaños que yo le había hecho a Samantha, solo para luego señalar a la ventana. O al menos eso creí. Afuera, había nieve, mucha nieve. No quería saber como podría estar bien mi hijo y Sam, pero sabía que lo estaría gracias a Ronnie. Oh, dios. Ya sabía que le gustaría.

-Tobby, eres un genio...- presioné un beso en la cabeza de ese gatito y me levanté de la cama de un salto, observando hacia la cuna. Al conejito que le había obsequiado a mi bebé.

En cuanto me senté a la cama a hacer algunos bocetos, luego de haber tomado mi cuaderno de mi bolso, mi teléfono sonó sorprendiéndome por completo porque, ¿Quién llama a otra persona a las cinco de la mañana?

-¿Hola?- respondí sosteniéndo el teléfono entre mi hombro y mi oído para seguir planificando.

-Señor Nicholson, soy Finn...- logré oír y casi doy un nuevo brinco al oírlo, ¿Este día podría ponerse mejor?

-No sabe lo feliz que soy en oírlo, Finn.- contesté con el corazón en la boca.

-¿Recuerda la mujer de la que me habló hace meses? ¿En el aeropuerto?- preguntó y lo recordaba, en definitiva. Lo había conocido en el aeropuerto, cuando llegué a Chicago y la única razón por la que le hablé, fue por "esa mujer".

-Claro que la recuerdo, la recuerdo todo el tiempo.- hice un nuevo boceto y respiró profundamente.

-Pues, cambié de idea. Quiero conocerla, quiero viajar hoy mismo a Brooklyn.- exigió aunque sonaba más a súplica y pronto una sonrisa creció en mi rostro.

-Le enviaré un pasaje de avión, solo tiene que retirarlo y un taxi con la dirección a recogerlo.- acordé, tomando notas en la orilla de la hoja.

-Gracias señor Nicholson, ¿Cómo está ella?- preguntó y me sonreí inmensamente ante su pregunta, a pesar de que no era la reacción que tenía normalmente al pensar en nosotros.

-En el hospital, mañana le darán el alta. Ya hay un nuevo integrante en la familia que aun no tenemos, pero que quizás logre recomponer. De todas formas, él estará feliz de conocerlo.

-¿Y cómo se llama?- preguntó una vez más aunque, él, al igual que yo lo había hecho, de seguro lo sospechaba.

-Tristan Kevin Nicholson.- y con orgullo agregué.- Y es mi hijo.

Honey Girl [TERMINADO]Where stories live. Discover now