{4 meses después}
Hola, me llamo Caleb. Tengo 15 años y llevo enamorado de un chico muy especial desde hace bastante tiempo.
Pero ahora es totalmente diferente.
Hace unos meses, cuando pasó lo de Sara, no hablábamos casi nada y siempre estaba muy cerrado conmigo pero ahora somos mejores amigos y hablamos todos los días.
La verdad es que estoy súper feliz porque ya noto que le voy viendo más como un amigo que como nada más, o eso intento hacerme creer, porque Eva dice que no y que solo me estoy mintiendo a mí mismo.
Todos los días nos vemos en el recreo y por la noche tenemos conversaciones geniales. Ha pasado de ser el novio que siempre había soñado a ser mi mejor amigo, puede estar bien o mal, dependiendo de cómo lo veas.
Unos días después de la cena le pedí perdón a Sara y ya somos amigos de nuevo. Con Andrea no he vuelto hablar desde nuestro encuentro en el baño, y tampoco tengo noticias de Iñigo desde que me habló por WhatsApp esa noche.
Han pasado solamente cuatro meses, pero mi vida ahora es mucho más completa y me centro más en pasármelo bien con mis amigos.
Por la mañana me levanto a las 07:00 a.m como siempre para ir al colegio. Me visto con el uniforme, desayuno, me peino y me pongo las lentillas, esa es mi rutina diaria.
Al salir de casa, siempre pienso en que hoy será un buen día. Creo que hay que ser positivo frente a la vida. Aunque muchos días no es así y tenemos que afrontar la realidad de la mejor manera que podemos.
A la entrada del colegio me encuentro con Jaime, me encanta que esto ocurra, hace que empiece la mañana de la mejor manera posible. No hablamos mucho mientras recorremos las escaleras que suben el edificio, estamos demasiado cansados a esta hora.
En la segunda clase del día nos toca con la tutora, la cual nos cuenta que va a haber un viaje de fin de curso a Valencia. En cuanto nos lo dicen, a Eva y a mí nos saltan las alarmas.
–¡¿Con quién me pongo?! –nos decimos uno al otro a la vez.
Todo sería más fácil si dejaran ponernos chicos con chicas, porque así podría ponerme con ella, pero como el instituto tan antiguo no nos van a dejar. Hay más posibilidades de que pase algo entre un tío y yo que con Eva, pero de eso ellos no se dan cuenta.
Al principio pienso en ponerme con Óscar, Pedro y Alejandro pero no sé si podría sobrevivir ahí. En los últimos meses se han vuelto muy pesados y incluso a veces resultan hasta irritantes. No sé si podría aguantar con ellos unos días en la misma habitación.
La única opción que me queda Jaime. Pero no creo que me diga que me ponga con él porque a lo mejor se cree que pidiéndomelo me voy a creer que va a pasar algo en la habitación o algo por el estilo.
Si él no quiere, no pasará nada; pero claro, si quiere algo, claro que pasará. Yo no voy a intentar nada, esa época de mi vida ya pasó...
Si tiene algo en mente, que me lo pida él.
Por la tarde, estoy hablando con Jaime por mensajes cuando sale el tema del viaje a Valencia, y me llevo una grata sorpresa.
Después de hablar con él un rato, decirle que no tengo a nadie con quien ponerme y hacerme un poco el tonto, me dice que nos podríamos poner juntos, a lo que yo acepto sin pensar. No creo que pase nada entre los dos, pero por lo menos estoy con alguien que me cae genial.
Pero tenemos otro problema, ¿Con quién mas nos ponemos? Las habitaciones son de mínimo 3 personas así que vamos a tener que buscar a otro chico...
Aún así, no tardamos mucho en encontrar a alguien. Como en su clase no cuadran entre todos, se vendrá con nosotros uno que se llama Nacho. Le conozco porque íbamos a infantil juntos pero poco más. Jaime nunca me ha hablado de él pero supongo que será buen muchacho, o eso espero. Por lo pronto, parece guapo, algo es algo.
El viaje será en una semana y estoy asustado y emocionado a la vez. Muchas preguntas pasan por mi cabeza:
+¿Pasará algo entre Jaime y yo? No creo.
+¿Nacho notará que Jaime me gusta? Puede ser.
+¿Podremos ir juntos al viaje? Espero que sí.
Con el tiempo tendré respuesta a todas esas preguntas.
La semana se me pasa volando, la gente solo habla del viaje, de lo genial que va a ser y de lo bien que nos lo vamos a pasar... pero yo no estoy tan seguro. Tengo miedo de que mis sentimientos vuelvan a volverse tan fuertes como antes y volverme a enamorar de Jaime.
El día antes de salir hacia Valencia, preparo la maleta con la ropa necesaria para los tres o cuatro días que vamos a pasar allí. El autobús sale a las 05:00 a.m. para poder estar allí por la mañana, así que me acuesto pronto para poder ir descansado.
Por la mañana, me levanto súper emocionado. Siempre que hay un viaje o una excursión con el instituto me hace mucha emoción. Además esta es la primera vez que nos vamos todos juntos tanto tiempo.
En el viaje me pongo con Eva, mientras que Jaime se sienta con su mejor amiga Natalia.
Se hace bastante corto entre risas y conversaciones.
Cuando llegamos estamos en un pueblo cercano a Valencia. El hotel no esta del todo mal, es el típico de playa de toda la vida. Las habitaciones son un poco viejas, aunque tiene piscina.
Al aparcar el autobús y entrar en el hotel, empiezan a repartir toda las habitaciones.
El profesor nos llama a Jaime, a Nacho y a mí.
–Oye chicos... –dice el profesor mirando un papel que sujeta en su mano. –Resulta que han tenido un problema y nos os pueden dar 3 camas individuales así que 2 de vosotros tenéis que dormir en una cama matrimonial, ¿Os importa?
+Bueno... –digo intentando pensar que decir.
Y antes de que pudiera soltar una palabra, Jaime se me adelanta.
–Da igual, yo dormiré con Caleb –dice él sorprendiéndome. –Al fin y al cabo somos mejores amigos, ¿no?
+Sí...si, claro –respondo yo tartamudeando.
Supongo que prefiere dormir conmigo en una cama que tener que separarnos de habitación, porque a saber con quien nos tocaría.
–Bueno pues entonces no hay ningún problema, aquí tenéis las llaves de la habitación –dice el profesor entregándonos tres tarjetas. –Es la 307.
Cogemos los tres una tarjeta cada uno y subimos en el ascensor con nuestras maletas. Es un poco incómodo porque no conozco a Nacho y vamos en silencio mientras subimos.
Al llegar a nuestra habitación dejamos las maletas y vemos un poco las vistas por la terraza. Desde aquí se puede ver una gran avenida que lleva a la playa, la cual se ve al fondo. Es una pena que todas las tiendas y comercios se vean cerrados por las fechas que son, en Abril no hay mucha gente aquí.
Cuando ya estamos todos instalados, bajamos al rellano del hotel y nos vamos todos a ver un parque natural que hay a unos 20 minutos en autobús.
Por el camino, Eva y yo hablamos de Jaime mientras vemos las vistas por la ventana.
–¿Oye y tú crees que lo de aceptar dormir contigo en la misma cama supone algo? –pregunta ella mientras sigue con la vista fija en el paisaje de la ventana.
+A ver... no creo –respondo yo. –Supongo que solo lo habrá dicho para que no nos separasen y nos pusieran con otros, que sería peor. Pero bueno, si pasa algo esta noche te cuento por Whatsapp.
–Vale pero ándate con cuidado, no hagas nada de lo que puedas arrepentir después... –me aconseja ella.
+Que no...
Después de estar todo el día en el parque de animales y pasárnoslo muy bien allí, volvemos para el hotel.
Cuando llegamos lo único que me apetece después de todo el viaje y el día en el parque, es dormirme pero tenemos que ir a cenar. La verdad es que todavía no he hablado casi nada con Nacho, el muchacho de la clase de Jaime que va a dormir con nosotros.
Al acabar la cena nos vamos todos a dar una vuelta por el paseo marítimo, el cual no tiene ninguna tienda abierta pero es genial para despejar un poco la mente.
Mientras caminos, aprovecho para hablar con Eva un ratito antes de que tengamos que separarnos cada uno a nuestra habitación.
+¿Te acuerdas cuando estábamos en la cena de Navidad? –digo poniéndome a su lado y cruzándome un poco de brazos para calentarme del frío nocturno. –Pues hay algo que no te he contado.
–¿El qué? –responde ella mirando hacia el oscuro mar mientras caminamos.
+Aquella noche Andrea me propuso que volviéramos a tener algo juntos, pero le dije que no –confieso.
–¿Y por qué no me has contado esto antes? –dice ella sin darle mucha importancia al asunto.
+No le dí importancia cuando pasó, tenía cosas más importantes en las que pensar –respondo yo.
–Sí... la verdad es que fue una época complicada.
+Bastante complicada –digo recordando los meses pasados.
–Más de lo que tú crees –dice Eva agarrandose a mi brazo.
+¿A qué te refieres? –pregunto yo mirándola.
–Esa noche también pasó algo que yo no te he contado –responde ella. –Ni siquiera estaba segura de si algún día se lo iba a contar a alguien.
+¿Qué pasó? –pregunto yo con una sensación de intriga exagerada.
–Ana y yo nos besamos en los baños, por suerte nadie nos vió –dice con la voz cortada.
+¿Qué Ana y tú...? –digo yo parándome en seco.
–Si, nunca hemos vuelto a hablar del tema ni nos hemos vuelto a besar desde entonces –dice ella parándose conmigo.
Entonces nos quedamos en silencio durante un momento mirándonos uno al otro. Veo como una lágrima se cae por su mejilla y se me parte el corazon en dos. Entonces la abrazo con todas mis fuerzas.
+Eva, te quiero muchísimo –digo achuchándola más fuerte. –No pasa nada.
–Es que todo esto es nuevo para mí –dice con un hilo de voz.
+Estoy aquí para todo lo que quieres, de verdad –digo limpiándole la cara de lágrimas.
–Muchísimas gracias, Caleb –dice ella volviéndome a abrazar. –No sé qué haría sin ti.
+No tienes que darlas, tú también me ayudas siempre que lo necesito.
Entonces volvemos a caminar lentamente hasta reincorporarnos otra vez con todo el grupo.
Cuando llegamos al hotel, me despido de la gente y nos vamos todos a nuestras respectivas habitaciones. Hoy vamos a dormirnos todos enseguida, estamos muy cansados por el viaje. Supongo que mañana ya iremos a otras habitaciones y nos lo pasaremos genial haciendo el tonto.
Una vez en la habitación, nos ponemos el pijama y nos sentamos los 3 en las camas para hablar un rato.
–Oye... ¿Y qué rollo se traen Pedro y Óscar?, he oído algunos rumores –dice Nacho terminándose de poner la camiseta del pijama.
–No sé a qué te refieres –dice Jaime guardando el cepillo de dientes en la mochila.
–Me han dicho que están liados –añade Nacho mientras se tumba en la cama. –Qué asco.
+¿Qué asco? –pregunto yo que había estado atento a toda la conversación.
–Sí, que me dan asco los gays –responde Nacho sin apartar la mirada de la pantalla del móvil. –Deberían meterlos a todos en la cárcel.
+Espero que lo estés diciendo de broma –digo mirándole fijamente a la cara.
Mientras Jaime escucha la conversación atentamente desde el baño de la habitación.
–No, no estoy de broma –responde Nacho mirándome a la cara.
Poco más sirvió para hacerme entrar en cólera.
+¿¡Eres gilipollas!? –digo yo gritando. –El que está enfermo eres tu tío, ¿¡Quién eres tú para decir lo que está correcto y lo que no!?
–Caleb... –dice Jaime saliendo del baño e intentando calmarme.
–¿Que coño te pasa?, ni que tú fueras uno de ellos –dice Nacho mientras se levanta agresivamente de la cama.
Entonces yo no me acerco a él también en un intento de retarle.
–Por favor chicos, no quiero que nos echen del hotel –dice Jaime metiéndose entre los dos y separándonos.
Decido controlarme para no reventarle la puta cara y que me metan en el correccional.
+Mira tío, yo solo te digo que deberías abrir un poco tu puta mente de homófobo de mierda y dedicarte a respetar a los demás –digo cerrando la conversación y metiéndome en la cama.
Tenían que meterme al tonto de turno en mí misma habitación, vaya suerte.
A los pocos minutos, el silencio se apodera de la habitación y Jaime decide apagar las luces para dormirnos.
Después de un rato no puedo conciliar el sueño, sigo pensando en estar durmiendo justo al lado de Jaime. Yo no voy a hacer nada a no ser que el se atreva o me dé señales muy claras, aunque no creo que vaya a querer nada, al fin y al cabo él es hetero.
De repente cuando estaba empezando a adormecerme, noto algo en mi espalda, creo que es su mano.
+Estará ya dormido y me habrá tocado sin darse cuenta –pienso yo nervioso
Poco a poco noto como se va acercando hasta rodearme son su brazo. Me doy la vuelta y ahí está él con sus bonitos ojos color chocolate mirándome en la oscuridad. Acercamos las caras hasta que solo quedan unos centímetros entre nuestras bocas.
+¿Esto qué significa...? –susurro yo con un hilo de voz.
–Anda cállate –responde él acercándose.
Y por arte de magia, nos damos un beso. El primero para él, y el primero para mí con un chico. Noto como las mariposas de mi estomago empiezan a revolotear y mis nervios se desvanecen.
Es demasiado bueno para creerlo. Tanto tiempo esperándole y ahora cuando parecía que no tenía ninguna oportunidad pasa esto.
Más tarde nos damos más besos, teniendo cuidado de que Nacho no nos escuche.
Después del mejor rato de toda mi vida, el cansancio se apodera de mí y decido darme la vuelta para dormirme . Pasamos toda la noche acurrucados mientras él me hace la cucharita por detrás.
No sé si esto es de verdad o estoy soñando.
¿Será verdad todo esto?
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