RUBY STORM | ROMANOGERS

By mercurvs

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[ STEVE + NATASHA ] ELLA VOLVIÓ PARA VENGAR SU PASADO Y LUCHAR POR SU FUTURO. ©cevvans More

Ruby Storm
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11

Capítulo 3

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By mercurvs

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N/A: Sólo les quería recordar/avisar que Ruby Storm es Natasha. Y básicamente ella no sabe que es... Natasha. Así que los "malos" se dirigen a ella como Ruby y sólo responde a ese nombre excepto a su amigo que ya van a conocer y saber como él la llama. 
El papel de Ruby Storm es inspirado en BUCKY. So, no creo que aparezca en esta historia. 

Eso es todo. Que tengan un lindo día.

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Caminaba por las instalaciones de la nueva base en busca de Wolfgang Von Strucker, quien al parecer le tenía una nueva misión. Veía a hombres marchar por los pasillos posiblemente entrenando para futuras misiones.

–Qué necesitas. –Habló bruscamente mientras entraba al cuarto cruzándose de brazos.

–Natalie, pasa, pasa. –Le hizo señas con su brazo indicándole que se acerque–. Siéntate.

–No me llames así. –Espetó seria mirándolo fijamente.

–Oh, lo siento. Cierto que sólo Eddie puede llamarte así, ¿verdad? –Dijo haciendo énfasis en el nombre con cierto tono de burla– Nunca creí que te enamorarías de...

–Ve al grano. ¿Cuál es mi misión? –Preguntó interrumpiéndolo, ya harta de la situación. Sí, Von Strucker podía ser algo así como su jefe quien le asignaba sus misiones, pero eso no le impedía que le desagrade.

Él rodó los ojos y le entregó una hoja con información y una foto.

– ¿Conoces a Capitán América?

(...)

–Fue demasiado rápido. –Comenzó a explicar un agente de SHIELD. –Intentamos detenerla, pero sus habilidades... son tan irreales. Pudo con diez de nosotros en menos de tres minutos.

Steve lo escuchaba atentamente mientras trataba de analizar lo que acababa de pasar. Apenas el recibió la llamada corrió hacia la ubicación que le dijeron, sin embargo fue demasiado tarde. Ella ya se había llevado consigo el dinero más de diez mil dólares. Según el agente, ella no habría tardado más de diez minutos en lograr desactivar las alarmas para que otros entren y roben el dinero.

– ¿Cómo era? –Preguntó Barton quien había llegado sólo hace unos minutos.

–Portaba un uniforme muy similar al de nosotros, su cabello era un rojo...

– ¿Rubí? –Ironizó Steve.

–Exacto. Era corto, con rulos y rubí brillante. Además... tenía algo en la cara que no nos permitía reconocerla completamente. Como un extraño bozal.

– ¿Bozal? ¿Es en serio? –Clint rodó los ojos.

–Querrás decir un cubre bocas, ¿verdad? –Steve lo miró y el agente asintió.

–Puede retirarse. –Le informó Hill mientras miraba la pantalla de su Ipad. El chico se paró y se fue caminando lentamente por las heridas que recibió.

–Parece algo fuerte. –Comentó Steve encogiéndose de hombros.

–Es fuerte. –Confirmó Fury. Caminó hasta estar frente a ellos y los miró con su único ojo–. Nos estamos enfrentando contra una mujer que parece haber entrenado toda su vida para ser una asesina experta.

Por alguna desagradable razón, esa frase le recordó a Natasha. Ahuyentó esos pensamientos sintiéndose mal por pensar en eso. La sensación de soledad lo volvió a atacar dejándole un sabor amargo en la boca.

– ¿Cómo la detendremos? –Clint miró algunas fotos que Hill le mostraba en su IPad–. Su cabello es lindo, me recuerda a Nat... –murmuró con un toque de nostalgia en su voz.

María le entregó el aparato a Steve y él lo tomó en sus manos para comenzar a observar las fotos.

–Son muy borrosas, –comentó.

–Sí, esa chica es rápida. No pudimos conseguir una buena foto de ella para tratar de detenerla o hacer algo.– Suspiró Hill. –Es desesperante...–

–Lo mejor será que usted Capitán y usted Barton vallan a descansar. Mañana será un día agitado. –Ordenó Fury con sus manos entrelazadas en su espalda.

Steve asintió al igual que Barton y cada uno se fue por su camino.

El castaño decidió caminar hasta su departamento en vez de ir en su motocicleta preferida. Eran alrededor de las nueve de la noche cuando había llegado a su destino. Subió por las escaleras hasta su piso. Estaba a unos escasos metros de la puerta de su departamento cuando salió alguien.

–Oh, hola Steve. –Saludó la chica sonriendo.

–Hola Sharon. –Devolvió el saludo con una pequeña sonrisa forzada.

–No esperaba verte por aquí tan temprano. –Comentó moviendo su mano en signo de nerviosismo.

–Sí, yo tampoco. –Se encogió de hombros. La miró unos segundos y volvió a caminar para entrar a su departamento.

–Si algún día tienes un tiempo libre, –comenzó a hablar Sharon mientras Steve quitaba el seguro de la puerta– quizás, no se... –se encogió de hombros– podamos ir por un café. –Propuso.

Steve la miró unos momentos con el ceño fruncido. ¿Tomar un café con ella? ¿Realmente estaba listo para seguir adelante y comenzar a salir con otras personas? Pensó un poco en lo que hubiera querido ella. Recordó como Natasha solía animarlo a salir con chicas antes de lo suyo, quizás, sólo quizás debería salir con Sharon.

–Eh, claro, sí. –Habló rápidamente para no arrepentirse–. Tal vez alguno de estos días.

–Sí, genial. –Habló con entusiasmo la rubia. –Bien, te dejo. Debo ir a dejar unos papeles. –Él asintió–Nos vemos luego Steve.

–Adiós. –Se despidió y velozmente entró a su departamento.

Se apoyó unos momentos en la puerta tratando de regularizar su respiración. Se sentía raro. Fue como si al aceptar 'tomar un café' con Sharon, hubiera engañado a Natasha.

Ella ya no está, Steve.

Se dijo a si mismo cerrando los ojos. Los volvió a abrir y fue cuando se dio cuenta de la música que sonaba. Él no había dejado la radio prendida. Tomó su escudo que se encontraba a unos metros de él y comenzó a avanzar sabiendo que había alguien aparte de él en el departamento.

Vio la luz de una lámpara encendida. Él la había apagado.

Dio unos pasos más y sintió que alguien se abalanzaba a su espalda. Comenzó a intentar quitarse la persona de encima, sin embargo lo estaba agarrando del cuello lo que lo dificultaba. Caminó hacia atrás hasta chocar fuertemente con la pared, sintió como la persona calló hacia adelante, sin embargo se paró rápidamente.

–Eres tú... –murmuró Steve viendo la cabellera roja fuerte–. Ruby St... –No pudo terminar de hablar cuando ella le lanzó una patada.

Comenzaron a pelear cada vez más fuerte, Ruby era fuerte pero no tanto como Steve.

Él logró agarrarla del cuello y acorralarla contra un mueble.

–No eres lo que dicen que eres. –Se burló y la miró.

Steve la miró a los ojos y sintió como todo se congelaba. Esos ojos le resultaban tan familiares. Un sudor frío comenzó a recorrer su cuerpo, su ceño se frunció y su mente se quedó en blanco.

Ruby Storm al ver que él no reaccionaba logró zafarse de su agarre y comenzar a correr hacia la ventana del departamento para poder escapar.

El Capitán salió de su estado de confusión y empezó a correr tras la chica, quitando cualquier idea loca de su cabeza. Él sabía que eso era imposible.

Ambos corrían por los tejados del edificio. Steve corría lo más rápido que podía, sin embargo se le dificultaba, Ruby Storm tenía mucha ventaja. Al llegar al borde del techo del edificio la chica se detuvo y Steve aprovechó el momento para tirar su escudo contra ella como último recurso para detenerla, pero ella lo detuvo con su mano. Le echó una leve mirada a Steve, tiró el escudo y saltó.

Una sensación de preocupación lo invadió y se acercó para ver si ella estaba bien. La buscó con la mirada pero no la encontró. Soltó un suspiro dándose por vencido, tomó su arma y volvió a su departamento. Tenía que arreglar la ventana.

(...)

Ruby caminaba por los pasillos del lugar. Otra vez Strucker la había llamado, y sabía que no era para felicitarla. Su cabeza palpitaba un poco por el dolor.

Había algo en sus ojos que le hizo recordar algo pero ni siquiera ella sabía qué. Era una imagen borrosa de ella en una motocicleta, sujeta a alguien, y cuando él volteaba a verla, puf, se acaba el recuerdo.

Entró y notó que Strucker no estaba solo. Estaba acompañado de 'su médico' y uno de sus jefes de operaciones.

–Haz entrenado durante años, haz robado bancos importantísimos y no has podido con Capitán América. –Empezó a reprenderla Strucker mirándola seriamente. Él médico o 'científico loco' como ella lo llamaba, estaba parado callado, mirándola con algo de pena. Thomas. Lo conocía desde hace unos años, podía decirse que eran algo así como casi amigos.

–Es demasiado fuerte. –Se encogió de hombros tratando de restarle importancia.

–No pongas excusas. –Gritó–. Y sácate eso de la boca, me da escalofríos.

Ruby rodó los ojos y se sacó el cubre bocas de metal negro que siempre llevaba con ella en la hora de pelear. Se sentó en una silla y apoyó sus codos en sus rodillas.

–Había algo... –Balbuceó un poco. Insegura de seguir hablando o no.

–Habla claro. –Demandó.

–Había algo en él. –Pasó su mano por sus cabellos–. Creo... creo que lo he visto antes, pero no sé en dónde–. Subió su mirada y pudo notar como algo de miedo y pánico cruzaba la cara de Strucker.

–Lo has hecho. –Dijo bruscamente– En las fotos. Él sólo es tu misión, N... Ruby.

–Dime Natalie. Ruby suena a nombre de vieja. –Se apoyó en el respaldar de la silla.

–No. –Levantó la voz captando la atención de todos– Tú eres Ruby Storm. No Natalie.

–Sólo es una opción, Ruby es el nombre de una anciana...

–Ese es tu nombre. Ruby Storm. No Natalie. –La señaló. Miró al doctor y le hizo una seña con su cabeza–. Ve con él. Es hora de tu tratamiento.

–¿¡Qué!? –Se puso de pie para encararlo– Yo estoy bien. No necesito ese estúpido tratamiento que me quema la cabeza. –Dijo entre dientes.

–Nat... por favor. Ven conmigo, será rápido. No dolerá, lo prometo. –Dijo el doctor de aproximadamente unos cuarenta y cinco años. Él sabía que la estaban manipulando, sabía que no estaba bien, sin embargo estaba bajo amenaza y no podía hacer nada.

Ella miró a Strucker enojada. Se dio vuelta y caminó seguida por el doctor. Caminaron hasta 'el cuarto', entraron y Ruby se sentó en la silla negra especial llena de cables y conectores.

Procedieron a conectarla para realizar así el borrado de recuerdos de últimas horas. Pero ella pensaba que sólo era algo para su salud, ya que pensaba que había algo mal en ella.

El cuarto sumido en silencio fue llenado por los gritos de dolor de ella.

Volvió a no recordar absolutamente nada de él.

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