Los años pasaron la rivalidad entre Inuyasha y Sesshomaru se hizo mas fuerte, mas humanos, hanyou e incluso monjes y sacerdotisas se unieron a el para tratar de acabar con la guerra.
En una aldea escondida, una niña de diez piel blanca, ojos color chocolate, cabello negro peinado con una colita de lado, kimono rojo con detalles negros, estaba en un campo de flores recostada en el pasto, le gustaba ver la forma de las nubes, ¿Que mas podía hacer? Para ser exterminador tenias que tener la edad mínima de trece, y para entrenar como sacerdotisa aun no sabia si tenia poderes espirituales, así que solo la señora Kaede una sacerdotisa ya de edad que ayudaba a la gente de la aldea le enseñaba sobre plantas medicinales. Sus padres estaban demasiado ocupados como para pasar tiempo con ella, su padre había estado entre las tropas del general Taisho, pero lo había hecho para poder estudiar su forma de pelear y descubrir la forma de matarlos, por que aun que era algo difícil acabar con la vida de un Youkai, pero no era imposible, solo era cuestión de saber en que parte del cuerpo atacar, y el padre de Rin lo sabia, su madre era una exterminadora, ella entrenaba a los nuevos, se habían conocido durante una batalla hace años atrás, donde se gustaron y con el tiempo tuvieron a Rin. tenían su propia aldea, donde ayudaban a los que sobrevivían a los ataques de los Youkais, así que Rin se quedaba sola casi todo el día, solo en las mañanas era cuando la señora Kaede le mostraba algunas plantas medicinales y le decía para que servia, después de eso tenia el resto del día libre, así que se iba a un prado cerca de ahí a ver las flores y las nubes.
- ¡Rin! - grito un joven de trece años acercándose a donde ella estaba.
- ¿Que sucede Kohaku? - el se sentó aun lado de ella.
- Te están buscando tus padres.
- ¿Que ocurre? - el se encogió de hombros -, enseguida iré, pero dime como vas en tu entrenamiento.
- Bien, he mejorado mucho, mira hasta tu padre ya me dio una espada.
- Que bien..- su voz sonaba triste.
- ¿Que te ocurre?
- Nada. - le regalo una tierna sonrisa, eran muy amigos, llego a esa aldea dos años atrás, al parecer su hermana estaba en el ejercito de Inuyasha, y a el lo enviaron ahí cuando fueron atacados por Sesshomaru, cuando el llego Rin sintió un poco de celos ya que su padre se la pasaba mucho con el, inclusive su madre comenzó a entrenarle teniendo once años, pero Kohaku al ver que Rin no lo aceptaba se fue acercando a ella y con el tiempo se gano su confianza, era el único con el que Rin hablaba, los demás aldeanos pues la saludaban y le preguntaban que como estaba pero eso era solo por ser hija del hombre que les había salvado la vida. Ella se iba a levantar para ir a ver para que la llamaban sus padres, era algo nuevo para ella, normalmente los veía hasta la noche y aveces, ya que solían salir a ver los alrededores y otras aldeas, Kohaku la jalo de la muñeca y la jalo de nuevo hacia el suelo le tapo la boca y se agacho lo mas que pasa.
- Un Youkai. - le susurro a Rin ella no se movió entendió que tenia que quedarse quieta y sin hacer ruido, observaban atentos, el Youkai que había llegado ahí era del ejercito del general, le había llegado el aroma a humano, pero con tantas flores en el lugar era imposible descubrir donde se encontraban los humanos.
- ¿Encontraste algo? - llego otro Youkai, este negó -, el general nos esta esperando, al parecer ya encontramos la aldea. - esto ultimo lo dijo en un susurro, el otro asintió y se fueron de ahí. Kohaku y Rin esperaron un rato mas, el fue el primero en levantarse, vio para todos lados para asegurase de que no hubiera ningún youkai, al parecer no había nada, le hizo una seña a Rin para que se levantara, ella lo hizo. Corrieron rápido a la aldea, al llegar Kohaku acompañaba a Rin a su hogar.
- Kohaku, tienes que venir con los demás exterminadores. - le hablo un monje.
- ¿Que ocurre?
- Te lo explicare haya, señorita Rin.- hizo una leve reverencia -, sus padres la esperan. - ella asintió y fue corriendo, al llegar a su casa sus padres estaban ahí, su padre caminaba de un lado a otro, se veía preocupado, la madre se alistaba para pelear.
- ¿Que pasa? - su padres al ver que llego se acercaron a ella.
- Ven. - la tomo de la mano su madre y la llevo a su habitación
- ¿Que hacemos en su habitación?
- Rin, lo que tenemos que decirte es importante. - su padre se inclino para estar a su altura -, al amanecer partirás con algunos aldeanos y exterminadores, veras el general Taisho ya sabe nuestra posición, puede atacar en cualquier momento, no queremos que te pase nada.
- ¿A donde iré?
- A una aldea al norte de aquí, ahí se encuentra Inuyasha.
- No quiero separarme de ustedes.- comenzó a llorar, su madre la abrazo, su padre busco entre sus cosas, saco una espada y se acerco a Rin -, ¿Y esa espada?
- Cuando estuve en el ejercito del general Taisho te dan esta espada, con ella puedes matar cualquier Youkai, hanyou o humano, estos dos últimos son fáciles de matar el mas complicado es el Youkai, por ello este tipo de de espadas tienen una especie de conjuro. Si te llegaras a encontrar a un youkai tienes que asegurarte que esta espada atraviese su corazón, si lo haces en otro lado si lo hieres pero no lo matas y ellos se recuperan pronto. Ten, ahora es tuya, lo genial de estas espadas es que no debes tener ningún tipo de poder espiritual para poder tocarla, pero la desventaja es que pueden robártela y cambiarla por una parecida.
- ¿Que sucede si apuñalo a un youkai y no es con espadas como estas? - tomo la espada en sus manos.
- Solo logras paralizarlos unos segundos, no los suficiente para salir huyendo, prométeme que pase lo que pase te cuidaras. - mas lagrimas salieron de sus pequeños ojos, su padre las limpio delicadamente -, perdónanos por no estar contigo como debimos haberlo hecho.- la abrazo y Rin correspondió, era la primera vez que su padre la abrazaba de esa forma, sintió como si fuera la ultima vez que los vería, eso hizo que llorara mas, su madre se acerco a ellos y los abrazaron, Rin no dejaba de llorar, aun que casi no los veía los quería y mucho, ellos se sentían culpables, ya que muy pocas veces vieron a Rin sonreír, días la veían, días no y se arrepentían de no haber pasado tiempo con ella, dias atrás ella le había pedido que la dejaran ver el entrenamiento de los exterminadores, ellos le dijeron que no, que ella aun era muy pequeña para pelear y hoy hasta una espada le entregaron para que se cuidara sola prácticamente, ella lo sabia, pues muchos se preocupaban solo por sus vidas.
Un ruido en la parte de afuera los hizo separase, el padre de Rin se asomo y era el general Taisho y su hijo Sesshomaru quienes llegaron un todo un ejercito, pues en esa aldea había muchos ex soldados de el.
- Son ellos, no pensé que vendrían tan pronto.
- ¿Que haremos? - pregunto su pareja acercándose a el.
- Pelear.- miro de reojo a Rin, suspiro con tristeza al vela cabizbaja -, Rin ven escóndete aquí. - la escondió entre la madrera -, pase lo que pase no hagas ningún ruido ¿entendido? - ella asintió -, te queremos mi niña.
Inu No Taisho y su hijo Sesshomaru entraron a la choza, Ryu (Padre de Rin) y Nanami (Madre de Rin) se pusieron frente a ellos, Rin podía ver todo perfectamente.
- Que sorpresa Ryu, pensé que en esta aldea se en esta aldea se encontraba mi hijo Inuyasha. - le gustaba llamarle hijo a Inuyasha para crear cierta confucion en ellos y pensaran que Inuyasha era un traidor, aveces funcionaba pero eso era con las personas que no le conocían bien.
- No el no se encuentra aquí.
- ¿Donde esta? Si me lo dices puedo perdonarte la vida a ti y a tu mujer. - Sesshomaru solo observaba, percibía el aroma de las dos personas frente a ellos, pero también sentía un aroma mas fresco pero por mas que veía disimuladamente por todos lados no había nadie mas.
- No se en donde esta, y si lo supiera no lo diría. - su voz sonaba firme.
- Mmm yo quería hacer esto por la buenas.- saco su garras y le dio un zarpazo en el rosto, Nanami saco su espada para atacarle pero youkais entraron y la sujetaron -. ¿Tenias una hija no? - camino por el lugar.
- Murió hace años. - dijo Ryu con una mano en el rostro ya que sangraba.
- Que lastima. - mostró de nuevo sus garras, pero esta vez se acerco a Nanami, comenzó a enterrarlas en el estomago de ella, Nanami soltó un grito desgarrador, podía sentir el veneno que entraba a su cuerpo, Rin se tapo la boca con sus manos, para evitar gritar -, ¡¿Donde esta Inuyasha?! - le pregunto a ella.
- No... lo se.. - su voz era agitada a causa del dolor, Inu clavo mas profundo sus garras, ella volvió a gritar, Ryu quiso acercarse a ayudarla, pero youkais lo detuvieron, Sesshomaru seguía viendo todo, movía la cabeza de un lado a otro tratando de encontrar de donde venia ese cierto olor, pero con el olor a sangre de los otros dos humanos era mas difícil.
- Preguntare por ultima ves ¡¿DONDE ESTA INUYASHA?! - ella negó, Inu saco sus garras y las puso sobre su cuello y miro a Ryu, pero antes de que el pudiera hablar Nanami se movió hacia adelante clavándose ella misma las garras de Inu, comenzó a sangrar y y pocos segundos murió, la dejaron caer al suelo, Rin cerro los ojos con fuerza para no gritar.
Afuera también las cosas estaban mal, los youkais comenzaron a atacarlos matándolos, unos que alcanzaban a escapar corrían al bosque, los exterminadores peleaban pero no eran suficientes para acabarlos, ademas de que no todos tenían una espada especial.
En la choza de Rin Inu No Taisho se encontraba ahora torturando a Ryu para que hablara, pero el no hablaba, no traicionaría a Inuyasha quien le había ayudado hace años. Inu termino matándolo sin tener ninguna pista de donde se entraba Inuyasha, salio del lugar molesto, los youkais lo siguieron. Sesshomaru se quedo ahí, apesar de que esas dos personas ya habían muerto, estaba seguro de que había alguien mas ahí, comenzó a olfatear mas, el aroma provenía de un montón de leña, se acerco a el, la respiración de Rin se agito al verlo por unas rendijas que el estaba frente a ella, el se inclino un poco para poder mover la madera, su mano dejando ver sus garras sumamente filosas se iban acercando lentamente, Rin solo cerro los ojos con fuerza pensando que ese era su fin...