POV CHRISTIAN
—¡Anastasiaaa! — grito cuando llego a mi orgasmo.
Escondo mi rostro en su cuello mientras nuestras respiraciones se normalizan. Ella está encima de mi.
—Señor Grey... eso fue alucinante.— susurra Ana, aún con la respiración agitada.
—Sexo de despedida— le respondo mientras la miro.
Ella me mira con tristeza.
—No quiero ir a Aspen. Te extrañaré.— Me dice con tristeza.
—Mi amor, solo serán un par de días. Y no estarás sola, vas a estar con Ray.— Le digo y al escuchar que estará con Ray se le ilumina el rostro,— Además te debe ver una doctora para que revise como está el bebé.— Añado.
—Su hijo está bien, señor Grey. — Me responde.
le toco su vientre.
—No puedo creer que aquí este mi hijo. ¿Cuándo lo hicimos?— Le pregunto.
Ana se ruboriza. Amo cuando se sonroja.
—Ana hemos tenido sexo de distintas formas, ¿y tu te ruborizas?—
—Si, lo sé. — responde avergonzada.
—Por cierto, no quiero que cuando te vayas a Aspen te vistas con la ropa que Mía y Kate te escogieron.— Le digo cambiando de conversación.
—¿Por que no? Si mal no recuerdo usted fue quien pagó por esa ropa.— responde con tono burlón.
—Si, yo pagué por esa ropa, pero para que lo luzcas para mi. No para que otros hombres te miren. Tú eres mía.— le digo mientras acaricio su nariz.
—No sea tan ridículo señor Grey. Yo solo tengo ojos para usted—susurra y me besa. Y de nuevo a lo mismo: amarnos como solo nosotros lo hacemos.
****
—Escuchame, quiero que te portes bien. No hagas que tu madre vomite.— Susurro en el vientre de mi mujer.
—Señor Grey, todavía su hijo no tiene tres meses de gestación. Por lo tanto, seguiré con vómitos matutinos. Todo es parte del proceso— murmura Ana y acaricia mi pelo.
No me quiero separar de ella estos dos días.
—Aún así, no me gusta ver como vomitas, ni los mareos.— Susurra y me acerco a su boca para besarla.
Después de una mañana de mucho sexo con mi esposa llego el momento de la despedida.
—No quiero irme.— Me dice Ana pegando su frente a la mía.
—Yo menos... No quiero que te vayas.
—Serán un infierno estos dos días. Pero después nos encontraremos en Aspen.—
—Se me harán eternos estos dos días.— dice y se separa un poco de mi.
—Prescott y Ryan irán contigo.— Le digo, ella asiente con la cabeza.
—Bueno, señor Grey me voy para el aeropuerto.— dice mi mujer acomodando su peluca rubia.
—Te prefiero castaña y natural— le comento
Ella tiene su peluca rubia, mucho maquillaje, sus labios son rojo
Termina de vestirse, está usando; jeans ajustados, blusa blanca y un abrigo negro largo. Si la viera por la calle no la reconocería. Es perfecto el disfraz. Nadie la reconocerá en el aeropuerto. Ni en el avión. Por ultimo se pone unos anteojos oscuros
—Me gusta más Anastasia Grey que Christina Lambert.— Añado. Ella me sonríe.
—Solo quiero que esta pesadilla, se termine pronto—me dice y me rodea el cuello con los brazos.
—Pronto terminará—la abrazo y me embriago de su magnifico olor. Lo que mas me enoja es que no podré acompañarlo al aeropuerto.
—Te amo nena—no quiero separarme de ella.
—Te amo.
***
Después de despedirse de mi. Ana se fue con Ryan y Prescott al aeropuerto. Me hubiera gustado ir a dejarla pero hubiera sido sospechoso, y opté por ir a Grey House. Tendré que fingir ser un hombre destrozado. Esto es muy difícil, aunque si estoy triste. Mi esposa acaba de irse y yo ya la extraño.
—Buenos tardes, Andrea.— La saludo con tono duro.
—Buenas tardes, señor Grey... Eh... Mi más sentido pesáme.— Dice Andrea nerviosa.
—¿Qué tengo para hoy?— Pregunto haciendo caso omiso a su comentario.
—Eh... Bueno... tiene que firmar algunos papeles. He agendado sus reuniones para la proxima semana. Ya que no sabía cuando vendría.— responde con eficiencia.
—Esta bien.— Le replico y me dirijo a mi oficina.
Ya llevo más de una hora trabajando en mi empresa. La tenia muy abandonada, y me dado cuenta que este barco no funciona sin su capitán.
—Grey.— Respondo el teléfono.
—Señor Grey, la señora Lincoln está aquí y quiere verlo. Dice que es muy importante.
—¡¿QUE?!— Le grito a Andrea ¿Cómo se enteró esa perra que yo estaba en mi oficina?
—Señor, la señora Lincoln lleva varios días preguntando por usted. — Dice Andrea.
—Dígale que no estoy. — le ordeno furioso.
—Pero... — Alcanza decir, yo le cuelgo. No quiero ver a esa perra.
Me concentro en mi trabajo. Pero la puerta de mi oficina se abre. Alzo mi vista y ahí está el ser mas despreciable.
—¡¿PERO QUE MIERDA HACES AQUÍ?!— Grito ¿Que Andrea, no acató mi orden?
—Hola querido, vine a hablar contigo y te va interesar. Estoy segura.— Dice apresuradamente
—Nada de lo que tengas que decir me importa.— le respondo furioso.—¡Ahora...fuera de aquí!
—¿Ni siquiera que tu madre, la adorable Grace mató a Jack y que después mando a matar a Anastasia?
Me quedo en shock. Tenía mis sospechas, pero confirmarlo es horroroso
Miro a la zorra pareciera que la hubieran atropellado. Ni con todo el maquillaje que se puso pudo ocultar los golpes que tiene ¿Que le sucedio?
—¿Y que te hace creer que yo voy a escuchar lo que dices?— Digo enojado.
Ella camina y se sienta en el sofá.
— Querido, yo soy su confidente. Sé todo de ella. Para empezar se que ella mató a Jack para inculpar a Anastasia. Pero se enteró que habían cosas que no coincidian. Así que le pago a alguien de la policía para retener el informe de la autopsia. Sabía que no tenia mucho tiempo. Así que averiguó quienes eran las compañeras de celda de Anastasia y las contactó. Se que les ofreció abogado para sacar a la presidiarias.Y aparte les pagaría una buena cantidad de dinero.—
Me he quedado estupefacto. Según lo que Welch ha averiguado todo coincide. Tenía la mínima esperanza que ella no hubiera sido. Pero con lo que escuchó Kate y lo que acaba de confesar Elena...
Mi madre es una asesina. Estoy horrorizado
—¿Por qué me dices todo esto?— Le pregunto porque no entiendo.
—Grace me dio una paliza y me amenazo con demandarme por abuso sexual. Pero si yo caigo, quiero que ella también caiga y pague por sus crímenes. — Dice mientras me mira y se muerde el labio.
¿Que le pasa esta zorra?
—Y suponiendo que yo te crea ¿Que ganas tu?— Le pregunto.
—Que me ames.— Dice descaradamente.
—¡¿Te volviste loca?!— Le pregunto asqueado.
—No, cariño. Ya no hay nada que impida que tu y yo estemos juntos.— Dice sonriendo
—Te odio Elena y no sabes cuanto...Y aunque fueras la única mujer en este mundo, no caería en tus garras.— Le digo con odío.
—Querido... me acuerdo cuando me follabas. Eras muy apasionado. Me imagino que llevabas una vida sexual muy activa con tu esposa. Así que, cuando quieras desahogarte te estaré esperando.—susurra poniéndose de pie.
Me quedo sin palabras. Esta vieja se volvió loca. Se acerca con la intención de tocarme.
—¡No te atrevas.!— Estoy asqueado y atónito con todo lo que ha dicho
Ella se queda perpleja.
—Bien, Christian. Ya me voy. Nos vemos pronto.— Dice y se dirige a la puerta.
Después que se va Elena, llamo a Welch.
—Señor Grey ¿Cómo esta?— Responde Welch al otro lado del telefono.
—Bien, gracias. Necesito saber como va la investigación.— estoy ansioso.
—Bueno, señor Grey. Mañana llega Elizabeth Morgan de sus vacaciones. En la estación de policía ya se inició una investigación para saber quien detuvo el informe policial. Tambien ya se sabe que el incendio fue provocado. Siguen tratando de reconocer los cádaveres.— Me dice.
—No tenemos mucho tiempo. Una vez que se sepa quienes son los muertos se sabrá que ninguno de los cuerpo corresponde a mi esposa.— digo.
Después de mi conversación con Welch y decirle lo que Elena me confesó; Welch me aconsejó esperar, ya que no confía en la palabra de la zorra. Bien podría estar mintiendo.
Decido ir a mi casa. Me pregunto como lo tomarán Elliot y Mía el hecho que Grace puede ser una asesina. A mi me duele y mucho. Seguro ellos van sufrir mucho mas que yo
—Ya llegamos, señor.— dice Taylor sacandome de mis pensamientos.
Cuando salgo del auto escucho que me llaman.
—Christian...— dicen. Me volteo y me emociono ver quien es.
—Abuelo Theodore.— digo.
Nos damos un abrazo. Desde que me casé con Ana que no nos vemos.
—¿Como estas?— Me pregunta mientras subimos en el ascensor.
—Bien.—contesto.
—¿Hasta cuando mantendrás la farza de hacer pasar a Ana por muerta?— Pregunta serio.
—¡¿QUÉ?! ¿Cómo lo sabes?— pregunto sorprendido.
—Ray me dijo todo antes de irse a Aspen.— dice sonriendo.
Sonrio. Mi querido suegro, no pudo mantener cerrada la boca. El sonido del ascensor avisa que llegamos.
—¿Quieres algo de tomar?—Le pregunto.
—Una copa de vino, nieto querido.—
Mientras nos bebemos nuestras copas de vino mi abuelo dice.
—Acabo de ver a Grace, está destruida. Su amiga Elena le dio una paliza. Está llena de moretones y para su mala suerte, Carrick la abandonó.—
Me sorprendo. No pensé que mi padre la abandonara, pero lo entiendo...Soportó lo que pudo.
—Ella solo está cosechando lo que sembró.— digo después de un incomódo silencio.
—Lo sé, Christian. No voy a pedirte que la perdones, pero si te pido que la escuches.— dice con tristeza.
—Elena me dijo que Grace mató a Jack Hyde para inculpar a Ana y que después la mandó matar dentro de la cárcel.— Le digo con voz triste. Sé que Grace es su hija.
—¿Y le crees a esa momia?— Dice, su comentario me hace reir.
—Kate, dice que escuchó a Grace.
—Habla con Grace. Te lo pido por favor. Si ella te confiesa que hizo lo que esa asquerosa dice, no me opondré que quieras mandarla a la cárcel.— Me interrumpe y se le cae una lágrima. Se me forma un nudo en la garganta, lo que menos quiero es que mi abuelo sufra.
—Está bien, lo haré por ti.— concedo.
Después de hablar con mi abuelo de Grace, le confieso que seré padre. Mi abuelo se emocionó mucho. Me hizo prometerle que si es niño le ponga por nombre Theodore. Le digo que seria un honor que mi hijo lleve su nombre.
—¡Ah! Christian, antes de irme, llegó esto a mi casa es para Ray.— dice y me da un sobre.
—¿No dice quien lo manda?— pregunto curioso.
—No.
Despido a mi abuelo con la promesa de que cuando se aclare todo, Ana y yo los visitaremos en Montesano. Como algo y me dirijo a mi estudio. Ana no me ha llamado. Espero que esté bien.
Me entra la curiosidad saber quien le escribe cartas a mi suegro. Tal vez una enamorada. Me pregunto como reaccionaría Ana al saber que su padre tenga una pretendiente. Sonrío seguro de que le haría la vida imposible.
¿Y si la leo? Ray no tendría porque enterarse. Si es una declaración de amor me serviría para informar a Ana.
La leeré. Me ganó la curiosidad.
Abro el sobre y empiezo a Leer.
“Para Raymond Steele:
Señor Steele, si está leyendo esta carta es por que estoy muerta.
Mi nombre es Olivia Morton, seguramente usted no sabe quien soy. Pero se lo diré: Soy la enfermera que atendió a su esposa cuando ella llegó con dolores de parto en el hospital de Portland.
Cuando salí para ir por el doctor, me encontré con una mujer rubia. Ella me dijo que quería hablar conmigo. Yo le dije que no la conocía y que iba de prisa a buscar al doctor. Ella me detuvo por el brazo. Me dijo que me convenía. Miró por todas partes y se acercó más a mi. Abrió su bolso y tenia mucho dinero. Me dijo que si le hacia un trabajo ese dinero de su bolso y mucho más sería mío.
Yo estaba pasando momentos muy difíciles. Mi marido no tenia empleo. Solo teníamos mi sueldo y no nos alcanzaba. Le pregunté su nombre y al principio no quería decirme. Le dije que si no era honesta no haría nada. Finalmente accedió.
Elena Lincoln.
Después ella me entrego un sobre de pastillas de arsénico. Me dijo que se lo diera a la señora Carla Steele. Yo me quedé sorprendida. Le dije que esa paciente iba dar a luz. Y ella me respondió que por eso lo hiciera... Que quería que el bebé y la señora Carla Steele mueran.
Yo dudé mucho. Pero la tentación de tener dinero a manos llenas me venció.
Fui donde estaba la señora Steele y le di de un vaso de agua y el arsénico. Eso haría que su sangre se le envenenara. Pero se demoró, tanto, que la bebé nacío sana. Aunque, la señora Carla Steele vivió media hora después del parto.
Un día cuando fuí a pedirle más dinero. Ella me dijo que me daría mucho más si yo le ayudaba a matar a su marido, el señor Linc Lincoln. Yo no acepté, y vi como ella sirvió el veneno en el whisky. Seguramente después el señor Lincoln lo bebió y le hizo efecto cuando se daba una ducha.
Espero de todo corazón me perdone. Aunque sé muy bien que no lo merezco. Pagué muy caro mi error. Ya me castigo la vida.
Perdón señor Steele."
Me quedo en shock al leer la carta.