La heredera de Gryffindor (Ge...

By She420

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Hija de León Gryffindor y Genevieve Ravenclaw, Angelique se ha acostumbrado a vivir fuera del foco de atenció... More

Capítulo 2:
Capítulo 3:
Capítulo 4:
Capítulo 5:
Capítulo 6:
Disculpas
Capítulo 7:
Capítulo 8:

Capítulo 1:

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By She420

Sus amigas la miraron con malos ojos en cuanto llegaron al campamento donde se ponían cómodos los hechiceros antes de la gran final. Los muchachos se limitaron a reírse un poco y ayudarla a buscar; no se trataba de una tarea fácil, pocos de sus amigos hablaban bien el inglés y podía perder la esperanza de ver la mata de rizos rubios de Jared por encima de la multitud, a duras penas su hermanito superaba el metro de estatura.

—Disculpe ¿Acaso ha visto un niño de ocho años con cabello rubio? Llevaba una camiseta de color verde —rememoró sabiendo que él apoyaba al equipo de los leprachaun.

—¿No es aquel hablando con los pelirrojos altos? —fue la respuesta obtenida de parte del hombre de semblante duro, quien la observaba con una mirada reprobatoria, como si fuese un crimen perder de vista a su hermano por un segundo. Sus padres le habían dicho que era su responsabilidad, pero tampoco debía angustiarse, si no aparecía al cabo de unos minutos, podía usar algún hechizo convocador. El estatuto de regulación de magia en menores siempre era más permisivo cuando se estaba rodeado de magos adultos.

—Muchas gracias —le sonrió al tipo de cabello castaño y mirada severa, quien suavizó sus rasgos ante los modales de la rubia.

Ella se dedicó a hacerle un par de señas a sus acompañantes, antes de dirigirse a paso rápido hacia Jared, quien efectivamente estaba charlando con unos gemelos que eran mucho más altos que él. Angelique podría haber apostado que no estaban lejos de su propia edad y, por la sonrisa divertida que adornaba ambos rostros idénticos, pudo deducir que se entretenían a causa de su hermano menor.

—En serio amigo, tú no quieres probar estos caramelos —trató de convencerlo uno de los gemelos, intercambiando su mirada del rostro desafiante de Jared, hacia el respecto envoltorio de caramelo de café que sostenía en su mano.

Parecía provenir de familia, porque tanto Angelique como Jared no sólo habían heredado el cabello rubio de su madre, sino la habilidad para meterse en líos característica de su padre. Había algo en quebrantar las reglas que se les hacía irresistible a ambos hermanos, cómplices en la mayoría de los casos, y encubridores del otro en el resto.

—Te traerán más problemas que otra cosa. Ven, creo que tenemos una rana de chocolate por algún lado —secundó el clon del primero, tratando de negociar con el niño que parecía predispuesto a comer la golosina, no sólo por el placer de ingerirla, sino de desobedecer las órdenes.

—Jar, devuélveles el caramelo a los muchachos —alcanzó a exclamar Angelique, una vez que llegó junto a su hermano menor, cuya expresión de desafío se desinfló al ver que ella le quitaba el dulce de la mano sin siquiera darle tiempo a protestar—. Te he mencionado que no debes robar, además no comas nada que te de un desconocido.

"Tweedle dee" pensó automáticamente la chica al ver a los gemelos idénticos, "entonces tú serás Tweedle dumb" decidió como apodo provisional hasta que conociera sus nombres. Lo había sacado de una película muggle y, si bien los gemelos no podían parecer más diferentes a las caricaturas físicamente, ambos tenían esa apariencia bufona que le recordaba ambos personajes.

—¿En serio le acabas de dar el sermón de "stranger danger"? —preguntó uno de los hermanos, Twedlee dee, con un tono mezclado de ofensa y burla.

—Aplica al caso ¿No?, puedo oler la solución agrandadora desde aquí —fue la respuesta de la rubia con una ceja enarcada y una sonrisa de suficiencia— Jar, aller à la tente (Jar, ve a la carpa) — murmuró la chica en un francés fluido, con la intención de que los pelirrojos no entendieran el significado de la frase, para luego entregarle una moneda a escondidas. Esa era la única forma de hacer que Jared obedeciera sin replicar.

—Esto no tiene solución agrandadora —declaró Tweedle dumb al tiempo que ambos hermanos intercambiaban  una mirada cómplice y se cruzaron de brazos sincronizadamente.

—Está bien —aceptó ella sin discutir—. Entonces prueba uno —abrió la palma de su mano, en la que aún se encontraba el caramelo confiscado de su hermano.

—¿Quién eres? ¿La policía de los dulces? —evadió el segundo gemelo, lanzándole una mirada rápida a su hermano, a lo que la chica sonrió ignorando completamente la Inquisición.

—Te reto —pronunció Angelique enarcando una ceja y viendo la contradicción en los ojos del pelirrojo. Si era como suponía que sería, no podría rechazar un desafío a pesar de que no hubiese nada en juego en realidad.

Tweedle dumb trabó miradas con la rubia observándola sin parpadear, para luego tomar el caramelo y comerlo sin apartar la vista. Angelique sonrió con triunfo, quitándose los guantes que llevaba hasta el momento y viendo como la lengua del chico comenzaba a expandirse tanto que ya no cabía en la boca del mismo.

La rubia no pudo evitar soltar una poco disimulada risa, la cual contagió al gemelo del muchacho damnificado, el cual se llevó como respuesta una mirada fulminante de parte de su hermano, quien había interpretado la burla como traición.

—Está bien, te ayudaré —masculló la chica luego de una risa ininterrumpida de quince segundos y que el estomago le comenzara a doler—. Reducto —murmuró con concentración, señalando al pelirrojo, o más bien su lengua, la cual volvió a su tamaño original a pesar de que una mirada de pánico adornaba los rostros idénticos de los chicos.

—El encantamiento reductor es un poco inestable —tradujo Tweedle dee, mientras su gemelo movía la adolorida mandíbula y le lanzaba una mirada poco amistosa a la chica—. Aún más para la magia sin varita.

—En mi familia no hacemos magia con varita —explicó Angelique volviendo a colocarse sus guantes de cuero de dragón, si bien sus manos sufrían de un calor constante, sabía que debía ponérselos cuando había posibilidades de emociones intensas. No quería que algo volara y lastimara a alguien, o terminar provocando un incendio—. Por cierto, soy  Angelique —evitó mencionar su apellido cuando extendió la mano presentándose, sabía la expresión que provocaría y la obvia pregunta qué harían al igual que cada vez que lo nombraba "¿acaso tú eres la hija de León Gryffindor?".

—Soy Fred Weasley, y él es mi hermano George  —señaló el gemelo que no había sido víctima de  la poción agrandadora, al tiempo que su clon seguía observando a la chica con cara de pocos amigos. Por primera vez el gesto de ambos se contrarió, Fred parecía asombrado por la facilidad con la que Angelique había hecho caer a su hermano en la trampa, mientras que George no se mostraba tan positivo con respecto al suceso.

—Estos dulces son asombrosos —murmuró la rubia, tomando el envoltorio de uno y observándolo detenidamente—. Hay un par de chismosas con las que no me molestaría usarlos ¿Dónde los compraron? —preguntó esta vez mientras las comisuras de su boca tiraban por demostrar una sonrisa maliciosa.

—Son nuestros —declaró George con un dejo de orgullo y autosatisfacción—. Los creamos en el verano —al parecer el cumplido le había devuelto el habla y provocado que dejara de lado el rencor hacia la chica.

—Increíble —admitió ella mirando fugazmente a ambos hermanos—. Me agradan muchachos, si quieren, luego del partido, pasen por nuestro campamento, vine con algunos amigos. Déjenme invitarlos con unas cervezas de manteca para firmar el tratado de paz— ofreció señalando en dirección a donde sus amigos se habían encargado de erguir una tienda de campaña de tres pisos, demasiado ostentosa e innecesaria, pero ella ya estaba acostumbrada a la presunción de parte de las chicas de Beauxbaton.

Fred abrió la boca con la intención de comenzar a hablar, pero en ese momento, un fuerte sonido similar al de una trompeta lo interrumpió, anunciando que el partido iniciaría a la brevedad. Angelique oyó gritos en francés a su espalda, y al voltear notó que sus amigos la miraban con exasperación e impaciencia. Se veían irritados no sólo por haber tenido que realizar el viaje por medio de un traslador en lugar de aparecerse, ya que tanto su hermano como la hermanita de Fleur no se encontraban autorizados; sino por el hecho de que Jared se aburría fácilmente y ello desembocaba en bromas que solo Angelique encontraba graciosas (aunque siendo sinceros, muy pocas personas tienen el humor necesario para encontrar divertida una bomba fétida o pirotecnia en interiores).

—Lo lamento, debo irme —se disculpó con sinceridad, había encontrado a los gemelos interesantes y mas entretenidos que la mayoría de sus acompañantes en el viaje—. Nos vemos luego. Uh, por cierto, tomaré un par de estos. Son geniales —le quitó dos dulces de la mano a George, depositando en su lugar un par de galleons como forma de pago.

Guardó los caramelos en el bolsillo de su pantalón de jean, para luego salir corriendo en dirección hacia donde su hermano la esperaba con una expresión impaciente en el rostro. Descartó con un gesto de mano la reprimenda que su amiga Marie comenzó a soltarle, para luego subir a Jared a su espalda y cargarlo a caballito hacia la cancha de Quiddich, con la secreta intención de que esta vez su hermano no se escabullera.

Mientras tanto, a su espalda, ambos hermanos quedaron aturdidos por lo sucedido. Miraban en la dirección que había salido Angelique como si no pudieran creer lo que acababa de pasar.

—¿Esa chica hizo que tú... —comenzó Fred con inseguridad, como si quisiera constatar que a su hermano lo había engañado una chica por pura diversión.

—Cállate Freddie, el partido está por comenzar —lo interrumpió George, lanzándole uno de los galleons que la rubia les había pagado por sus dulces—. Jodidamente increíble —agregó en un murmullo un tanto ofendido al tiempo que ambos gemelos caminaban rumbo al estadio para presenciar el mundial de Quiddich.

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