Capítulo 1:

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Sus amigas la miraron con malos ojos en cuanto llegaron al campamento donde se ponían cómodos los hechiceros antes de la gran final. Los muchachos se limitaron a reírse un poco y ayudarla a buscar; no se trataba de una tarea fácil, pocos de sus amigos hablaban bien el inglés y podía perder la esperanza de ver la mata de rizos rubios de Jared por encima de la multitud, a duras penas su hermanito superaba el metro de estatura.

—Disculpe ¿Acaso ha visto un niño de ocho años con cabello rubio? Llevaba una camiseta de color verde —rememoró sabiendo que él apoyaba al equipo de los leprachaun.

—¿No es aquel hablando con los pelirrojos altos? —fue la respuesta obtenida de parte del hombre de semblante duro, quien la observaba con una mirada reprobatoria, como si fuese un crimen perder de vista a su hermano por un segundo. Sus padres le habían dicho que era su responsabilidad, pero tampoco debía angustiarse, si no aparecía al cabo de unos minutos, podía usar algún hechizo convocador. El estatuto de regulación de magia en menores siempre era más permisivo cuando se estaba rodeado de magos adultos.

—Muchas gracias —le sonrió al tipo de cabello castaño y mirada severa, quien suavizó sus rasgos ante los modales de la rubia.

Ella se dedicó a hacerle un par de señas a sus acompañantes, antes de dirigirse a paso rápido hacia Jared, quien efectivamente estaba charlando con unos gemelos que eran mucho más altos que él. Angelique podría haber apostado que no estaban lejos de su propia edad y, por la sonrisa divertida que adornaba ambos rostros idénticos, pudo deducir que se entretenían a causa de su hermano menor.

—En serio amigo, tú no quieres probar estos caramelos —trató de convencerlo uno de los gemelos, intercambiando su mirada del rostro desafiante de Jared, hacia el respecto envoltorio de caramelo de café que sostenía en su mano.

Parecía provenir de familia, porque tanto Angelique como Jared no sólo habían heredado el cabello rubio de su madre, sino la habilidad para meterse en líos característica de su padre. Había algo en quebrantar las reglas que se les hacía irresistible a ambos hermanos, cómplices en la mayoría de los casos, y encubridores del otro en el resto.

—Te traerán más problemas que otra cosa. Ven, creo que tenemos una rana de chocolate por algún lado —secundó el clon del primero, tratando de negociar con el niño que parecía predispuesto a comer la golosina, no sólo por el placer de ingerirla, sino de desobedecer las órdenes.

—Jar, devuélveles el caramelo a los muchachos —alcanzó a exclamar Angelique, una vez que llegó junto a su hermano menor, cuya expresión de desafío se desinfló al ver que ella le quitaba el dulce de la mano sin siquiera darle tiempo a protestar—. Te he mencionado que no debes robar, además no comas nada que te de un desconocido.

"Tweedle dee" pensó automáticamente la chica al ver a los gemelos idénticos, "entonces tú serás Tweedle dumb" decidió como apodo provisional hasta que conociera sus nombres. Lo había sacado de una película muggle y, si bien los gemelos no podían parecer más diferentes a las caricaturas físicamente, ambos tenían esa apariencia bufona que le recordaba ambos personajes.

—¿En serio le acabas de dar el sermón de "stranger danger"? —preguntó uno de los hermanos, Twedlee dee, con un tono mezclado de ofensa y burla.

—Aplica al caso ¿No?, puedo oler la solución agrandadora desde aquí —fue la respuesta de la rubia con una ceja enarcada y una sonrisa de suficiencia— Jar, aller à la tente (Jar, ve a la carpa) — murmuró la chica en un francés fluido, con la intención de que los pelirrojos no entendieran el significado de la frase, para luego entregarle una moneda a escondidas. Esa era la única forma de hacer que Jared obedeciera sin replicar.

La heredera de Gryffindor (Gemelos Weasley)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora