Capítulo 8:

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La clase de Defensa contra las artes oscuras estaba siendo bastante perturbadora y, si Angelique estaba en lo correcto respecto al estatuto de magia, también un poco ilegal. Todo el mundo estaba cansado, era viernes por la tarde y Fred, a su lado, no dejaba de usar la varita para cualquier cosa menos la que el nuevo profesor -Alastor Moody- mandaba. Lo único que logró sacar a la clase de su sopor fue la directiva del maestro.

—Comenzaremos con maldiciones imperdonables —ante aquella directiva el grupo completo volvió la mirada hacia el profesor con extrañeza. Todos sabían que Ojoloco Moody no estaba por completo en sus cabales, pero una maldición imperdonable era un completamente nuevo nivel de locura.

Fred se enderezó en su asiento y le lanzó una mirada significativa a la chica, que no supo decir si el profesor tenía demasiado sentido del humor o muy poca cordura. Quiso descartar el gesto de alerta de su amigo, que la miraba con la intención de medir su reacción ante las indicaciones de la clase. Probablemente luego de su encuentro cercano con mortifagos, lo ultimo que se le antojaba eran algunas de sus armas mortales. El pelirrojo tenía razón respecto a su amiga.

—Les repartiremos una rana por mesa, comenzarán con el maleficio Imperius, luego quiero ver como la torturan con la maldición Cruciatus y finalmente usarán el maleficio asesino —Moody trabó su mirada en Angelique, desafiandola a contradecirlo, para luego entregarle el animal a su compañero de mesa.

—Profesor... yo... no puedo realizar maldiciones imperdonables —quizás sonó egoísta, pero aquella tarea le revolvía el estómago y, por primera vez, tenía una excusa real para evitar tener que realizarla.

—Usa una varita —sentenció Moody, posando su ojo giratorio en ella y haciéndola sentir extrañamente incómoda.

—Las varitas explotan cuando las uso —sonrió, tratando de parecer amable. No solía usar aquel recurso, pero temía las consecuencias con aquel hombre tan inestable.

—Entonces observaras como Weasley las rea... —aparentemente una idea se cruzó por su mente, ya que la oración quedó inconclusa—. Tu puedes absorber magia con tus manos ¿verdad? —temía responder, sobre todo cuando una sonrisa aún más perturbadora tomó lugar en su rostro al mirar a Angelique.

Un escalofrío recorrió su espalda.

—No respondas a eso —oyó a Fred susurrarle por lo bajo mientras la codeaba.

Sí, solía decirse que los hechiceros que realizaban magia de manos eran inmunes a los ataques, que podían canalizarlos como energía y absorberlos. Pero Angelique nunca había sido capaz de comprobarlo por su cuenta y una maldición imperdonable no parecía una buena forma de experimentarlo.

—Señorita Gryffindor y señor Weasley, pasen al frente —Fred dejó de jugar con la varita entre sus dedos y su acostumbrada sonrisa ladina desapareció, siendo reemplazada por un ceño fruncido.

En el pupitre trasero, George había comenzado a ignorar la conversación que Lee Jordan estaba entablando con él, en cambio, manteniendo una discusión silenciosa con su gemelo mediante miradas.

—Sacate los guantes —ordenó el profesor de forma hosca hacia Angelique, quien no dudó en obedecer ante el rumbo que la situación estaba tomando—, y tu, lánzale una maldición Imperius —se refirió a Fred, quien ante la molestia frunció el ceño y la nariz, provocando que sus pecas se amontonaran y esto le diera una nueva apariencia.

—Eh... ¿No? —respondió rascando su nuca con la varita, para luego soltar una risa desganada con el motivo -según adivinó Angelique- de liberar un poco de tensión.

—Estoy bastante segura de que lo que usted está pidiendo es al menos un poco ilegal —Angelique se cruzó de brazos. Ahora que se veía apoyada por su amigo, sentía que podía decir lo que en verdad pensaba.

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⏰ Last updated: Apr 16, 2017 ⏰

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La heredera de Gryffindor (Gemelos Weasley)Where stories live. Discover now