–Jum, No sé qué hacer, tengo dos opciones, llevarme el cargamento hasta el lugar de acuerdo o utilizarlas para mi beneficio, ya que me pueden ayudar mucho, serian alrededor de 1 mes en comida– Estaba pensando detenidamente–
–Jum, mejor miro primero que dice la carta, quizás tenga información valiosa– La carta decía así:
"Hola Jhon, estoy feliz que todo este tiempo las cosas hayan salido bien, nunca pensé que mudarnos hasta aquí nos fuera tan productivo, estoy feliz que Mike y tu estén conmigo, son los mejores hermanos que alguien pudiera pedir, no estoy muy de acuerdo con el trabajo que vas a hacer, ya sabes que es muy peligroso, esa zona está muy llena de infectados, me es difícil dormir de pensar que algo les puede pasar, tengo miedo, no quiero que te vayas, son la única familia que me queda, como sabes nuestros papás murieron por nuestras bobadas, los metimos en problemas y ellos sufrieron, si te vas, me sentiría culpable que algo te pasara, pero ha sido decisión de los superiores que fueras con Mike, no los juzgo, necesitamos comida, pero si pudiera rogaría que ellos no te hubieran elegido, ya es tarde, en el momento que leas esta carta ya estarás recolectando la comida, con amor y cariño.
Melissa"
–Es devastador– Pensé –no entiendo que fue lo que paso–
Lo único que pasaba por mi cabeza era frustración, tristeza, miedo. Me di cuenta que no podía dejar así, mi decisión fue clara, iría a dejar la comida, por memoria a la vida de Jhon y Mike.
Con una pala que había en el lugar, empecé a cavar, por lo menos una tumba digna se merecía él...
Ya pasada una hora había terminado el hueco, llevé el cuerpo hasta la tumba y volví a colocar la tierra y en honor a él, la pistola que tenía la puse de lapida.
–Nos veremos algún día– Pensé
Después de un momento, ya con los ánimos equilibrados, me di a la tarea de registrar el lugar. El sol de la tarde iluminaba el espejo, con una claridad increíble, pero con poca luz, ya el sol se escondía y me quedaban 2 horas para que oscureciera.
Encontré varias cosas, entre ellas una carta de un superviviente, la ojee un momento, la carta decía que todo lo que tenía estaba en el armario.
Cuando abrí la puerta una nube ocre salió, gracias a las clases de biología sabía que eran esporas, algo nada conveniente.
–Uh– Solté un sonido llevándome la mano a la cara, aguanté la respiración y saqué las cosas que tenían, algunas latas de comida y unos cartuchos de escopeta más, por más felicidad en el hallazgo en mi cabeza me inundaba la tristeza, un grupo de personas que me habían acogido se fueron sin explicación de causa y ya dos personas habían muerto en frente mío.
–Bueno, despéjate– Pensé –La tristeza es algo que no debo tener ahora, no es buena, tengo que tener en cuenta que en este mundo perderé muchas veces muchas personas.
Exactamente en el momento de tranquilidad sucedió algo terrible.
Solo se pudieron escuchar unos ruidos de metales cayendo, se había desplomado una parte entera de la gasolinera.
Estaba perdido.
Según la carta ese lugar estaba infestado, no duraría mucho con suerte, de inmediato se vislumbraron las hongosas crestas, eran incontables.
–Corre– fue lo único que pensé, pero en el momento llego uno por detrás. –Creo que este es mi fin–
Corrí, debajo de las piernas de algunos infectados logré pasar por un tramo que estaba despejado, de la misma emoción y adrenalina, golpeaba en las cabezas de los infectados, no eran golpes contundente pero lo hacía, mi corazón tenía una mezcla de susto y desesperación, logre llegar a donde estaba el carro, cogí las llaves y arranque la camioneta, en un segundo todo fue silencio, nada en el momento me distraía, hasta que un ruido rompió la tranquilidad, el vidrio no resistiría otro golpe así, afortunadamente mi papá me había enseñado a manejar cuando tenía 12, algo que la ley no consienta mucho ¿Pero eso importaba?
Arranqué la camioneta y pasé encima de todos los infectados que había, luego avance hacia la carretera, ya mucho más tranquilo después de los 200 metros.
–Wooo– Grité de emoción, había logrado salir de aquel infierno, llegué a la curva en donde todo lo malo había sucedido un día atrás, miré mi mapa para tratar de encontrar donde era, la dirección daba a unos 200 kilómetros antes de mi destino, lo cual fue bueno.
Me dispuse a partir, había recorrido alrededor de 50 kilómetros cuando miré la marca de la gasolina, no duraría mucho esto prendido, lo bueno es que esta camioneta tenía gas, lo que me permitiría llegar hasta el lugar.
En un momento pare para poder ver el paisaje, ya que es una de las cosas que más me gusta hacer, además también para comer un rato, tenía mucha hambre.
Volví a la camioneta y seguí. Todo el camino fue aburrido, nada raro ocurría, después de un rato vi un tipo de establecimiento grande, tenía pintado el mismo logo que tenía el collar de Jhon, había llegado.
Encontré a las luciérnagas, además era es de noche, tenía sueño.
Apenas logré ver unas casetas cuadradas altas, y guardias adentro, además seguramente hoy en día tampoco les guste mucho ver a un extraño llevando la camioneta de ellos, la situación estaba muy fea y la desesperación y el miedo eran evidentes.
No podía seguir derecho, y mucho menos fingir que era de allá, a la final llegue a las casetas.
–Su chapa de identificación por favor– Dijo el soldado de pelo negro, con un fusil de asalto en sus manos.
Me puse pálido del susto, sabrían que mentía, pero aun así acerque tímidamente la chapa de Jhon, el temor se apoderaba de mi cada segundo más, fueron los segundo más largo de mi vida, y lo peor, como si la mala suerte me siguiera, se dieron cuenta.
–Tenemos un farsante, repito tenemos un farsante– Gritó el oficial, alertando a todas las unidades aledañas– Baje de la camioneta con las manos en la nuca, muévase lento, aproxímese al frente de la camioneta– continuo
Me levanté lentamente de mi asiento, en seguida me rodearon 10 personas, todas armadas, las luces del coche iban lamentablemente bien con la escena.
– ¡Manos a la nuca!–Dijo un guardia, a lo que yo obedecí.
Se acercaron unos soldados y me pusieron unas esposas y un costal en la cabeza.
Ahora era su rehén.
Luego un claro olor a Cloroformo entró en mi nariz y pronto mis fuerzas me dejaron y mis parpados cayeron.
Mi levante en una habitación oscura, todavía mareado y claramente desubicado, en la parte de al frente había una puerta, y solo una débil y tenebrosa luz encima de mí, una figura negra vislumbraba entre la mala luz, luego se dirigió a un interruptor y se prendió una luz más decente.
– ¿Quién eres?– me preguntó la figura, que ya se notaba quien era, un hombre, de unos 35 años.
–Yo,.... solo soy.... un superviviente– Respondí fatigado, con sueño, confundido.
– ¿Ah sí? ¿Eres un superviviente que mató a 2 de mis mejores hombres?– Respondió el hombre extraño.
–No... A...a Mike lo mordieron..... Y a...Jhon.. Los cazadores– Respondí– Ni si... ni si quiera soy capaz de matar a alguien– Terminé.
– ¿Cómo quieres que te crea?–
–Esa decisión ya no es mía señor, eso es elección suya– Conteste más lucido.
–Veo que respetas a la autoridad, Joven–
–Sí Señor, claro que sí– Respondí más lúcido.
–Llámame Matthew– Respondió.
–Sí señor, como usted diga–
–Como nuestra confianza no está plena en ti, te dejaremos a cargo de una de nuestras personas, si quieres unirte a las Luciérnagas esta es tu prueba– Me dijo ya con un tono más tranquilo pero igual de imponente.
–Me parece una buena elección, Señor–
–La que te cuidara será Melissa– Dijo Matthew.
En el momento entró ella, con el pelo mono, medianamente rizado, de una buena estatura, con su cara bien perfilada y unos ojos verdes y azules al tiempo, con una sonrisa inigualable, única.
– ¡Hola!–Dijo levantando la mano hasta abajo del hombro– ¿Así que tú eres de quien tengo que cuidar?–
– Ehm –Despejé un momento mi mente de lo que estaba viendo, ya que debía responder– Sí, soy yo, ¿Me esperabas?–
– ¿Es lo más inteligente que puedes decir David?– Me preguntaba a mí mismo
–Si.. ehm , Matthew, entonces ya me lo llevo, ¿verdad? –
–Claro que sí–
–Sígueme, si quieres dormir hoy– Dijo ella con una voz única, no tengo muchas palabras para describirla.
Estábamos en un tipo de ciudadela, por lo visto también fue una zona de cuarentena, quien sabe.
Llegamos a unos tipos de apartamentos, en donde solo había un cuarto, una pequeña cocina y una sala, perfecta para una persona.
–Ponte cómodo, ya en un momento alistamos tus cosas– Me dijo ella.
–Sí, claro como tú digas– Le contesté.
–Jaja veo que eres una persona muy emotiva–
–Jaja, eso dicen algunos–
(Sí, estoy nervioso)
En el momento ella preparó una comida, un pescado con una salsa espesa, que parecía miel.
–Bueno, te veo hambriento–
–Sí, tienes razón–
Nos sentamos a comer en la pequeña sala que tenía ella. Empezamos a hablar, a preguntarnos cosas sobre nosotros mismos, a conocernos mejor.
– ¿Y a ti que color te gusta?– Pregunté con inquietud.
–A mí me gusta el azul y un poco el verde, ¿y a ti?– Contesto ella, con el mismo tono dulce jamás saturador.
–A mí me gusta el rojo y el negro, pero pues... ehm, si me gustan esos colores Melissa– Claramente estaba nervioso, en definición, si, estaba enamorado y a pesar que ella tuviera 17 años, eso era lo que sentía y nadie me lo podía arrebatar, no ahora.
–Ah, que interesante, ¿Sabes? no me digas Melissa, ya nos conocemos, mejor llámame por el nombre que yo escogí, Ashley– Me contestó.
–Ah, listo, ¿Entonces se te puede decir Ash?– Claramente lo dije en un tono gracioso, en broma.
–Jaja no, Ashley o Ashy si prefieres–
–Gracias Ashy–
P.O.V Ashley
Es... una persona diferente y respetuosa, en este mundo es difícil encontrar a alguien así y pueda que sienta algo pero solo el tiempo lo podrá aumentar o desaparecer, por ahora seré amable.
––––––––
(Alrededor de 3 semanas después)
–Quisiera contarte algo– Le dije a Ashley
–Dime–
–Ahm... no sé cómo decírtelo–
–Solamente dímelo y ya–
–Tus... ehm... tus hermanos mu... murieron–
–¡¿Qué?!–
–Sí, solo puedo decir que fueron buenas personas–
En el momento, obviamente, Ashley llora amargamente, yo me acerco a ella y la abrazo como para que sepa que estoy a su lado.
–Tranquila, aquí estoy, soy tu amigo y... aquí estoy–
–Gracias Dave, sino que nunca pensé que ellos fueran a morir–
–Tranquila– Le dije a ella mientras terminaba de llorar en mi chaqueta.
–Gracias, te quiero mucho y es valioso encontrar a alguien como tú, mi amigo–
–Yo también te quiero y tú también lo eres mi amiga–
–––––––––
(2 Meses despues)
P.O.V Dave
Ya han pasado unas semanas (creó no tengo preocupación alguna, ella ya sabe lo de sus hermanos, ya no tengo preocupación de los chicos, si se fueron fue lo mejor para ellos) Ashley está cansada de vivir aquí, así que decidimos una cosas, nos iríamos, no seguiríamos más con las Luciérnagas.
–¿Estás listo Dave?– Me pregunta mientras se arregla la mochila
–Sí, todo listo, arco, flechas, escopeta, pistola, daga, botiquín, comida, mapa, Todo Listo– Le respondo entusiasta pero suave para que nadie supiera.
(No queremos que se enteren)
Bajamos por las escaleras con el más mínimo ruido, logramos burlas unos guardias armados que estaban en la reja, cruzamos hacia una casa aledaña y salimos por una ventana.
Estamos oficialmente, afuera.
Según el mapa a unos kilómetros de acá hay un lugar en donde se acostumbraban a hacer ferias, así vamos a ir allá, ya que estamos cansados.
No nos tardamos mucho en llegar, es un lugar hermoso, la naturaleza esta adentro de todo, y le da un aspecto digno del mundo en el que vivimos, pero espectacular.
Encontramos un generador de energía a base de diésel y por suerte esta lleno, lo prendimos y todo empezó a funcionar.
Fuimos y jugamos un rato en el carrusel, era raro, vernos a dos jóvenes jugando pero ya no habían reglas solo éramos los dos, nos montamos en otras atracciones, nos acercamos a una cabina, que funcionaba, en las fotos cada vez nos acercábamos más, a la final termino ella en mis piernas, algo que no nos incomodó, ya teníamos mucha confianza, en un momento todo se detuvo, nuestra concentración cambia a nosotros.
Nos empezamos a ver de cerca, nuestros ojos estaban alineados, nuestras narices ya se habían pasado, era un momento inquietante, bonito, puro, solo cerramos nuestros ojos y nos acercamos...
Pero algo que desde hacía rato me perseguía apareció, antes que nuestros labios pudieran juntarse, se oyen unos chasquidos al final del lugar, sabíamos que no era bueno, nos olvidamos por un momento de nosotros y buscamos algo que hacer
–¿Qué hacemos?– Pregunta Ashy con una seria preocupación
–Corramos a la puerta, creo que tengo una idea, pero tendremos que separarnos por un momento– Le contesto rápidamente
–¿Por qué?– Dijo con cierto grado de tristeza
–Tranquila, volveré, más bien ayúdame con una antorcha–
Con un pedazo de camiseta, un poco de gasolina y un palo cree una fogata casera, Ashley cierra la puerta tras mi como le había dicho, me había dado cuenta que los tanques de diésel estaban llenos pero amarrados con unas cuerdas, que están unidas en un solo punto, al lado de la puerta, en una mano cojo la antorcha, los chasqueadores se reúnen alrededor mío, tengo miedo pero no puedo demostrarlo, no cerca de ella, muevo de un lugar a otro la antorcha, para que no se acercaran lo suficiente, cogí con la derecha la daga que tenía guardada, como habíamos dicho, golpee con el pie la puerta y contamos hasta cinco, en el cinco corte las cuerdas con la navaja, Ashley disparo a los tanques para que cayera gasolina sobre ellos y tire la antorcha, salimos corriendo antes del estallido.
–Creo que corrimos con suerte, no crees?– Pregunta Ashley entusiasmada–
–Sí, eso fue muy bueno– respondí
Pero durante el camino fue silencio completo, fue un poco incómodo, los dos estábamos asombrados por lo que casi pasó en la cabina fotográfica.
Llegamos a un pequeño lugar, donde parecía vendían algo, llegamos ahí, sabíamos que solo sería bueno para dormir.
–Tengo frio– Me dijo ella con una voz suave, no mandona
La acerque a mi pecho para que pudiera dormir mejor y le puse mi chaqueta, que por cierto era de las luciérnagas, para que ella no tuviera frio, yo quede con una camiseta, y descanse con el calor que generaba su cuerpo, yo no tenía sueño, en un momento me dijo:
–Oye, me prometes que jamás te iras?– Me pregunto con una voz dormida pero dulce
–Jamás, aquí estaré siempre– Conteste
–Ah, qué bueno– Dijo–Que bonito saberlo–
Le di un beso en la frente, a lo que ella contesto acurrucándose a mi lado.
Hoy fue mi día, ya puedo dormir tranquilo.
Reparto:
Jake T Austin como Dave
Sabrina Carpenter como Melissa/Ashley