The Secret; Hereje [2] | Damo...

By KarlaLightwood

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Ahora que Abby ha despertado, se intensificarán sus emociones, pensamientos y más. Todo ha cambiado pa... More

The Secret; Hereje [2].
Book Trailer.
Epílogo
Capítulo 02. - Temporada II.
Capítulo 03. - Temporada II.
Capítulo 04. - Temporada II.
Capítulo 05. - Temporada II.
Capítulo 06. - Temporada II.
Capítulo 07. - Temporada II.
Capítulo 08. - Temporada II.
Capítulo 09. - Temporada II.
Capítulo 10. - Temporada II.
Capítulo 11. - Temporada II.
Capítulo 12. - Temporada II.
Capítulo 13. - Temporada II.
Capítulo 14. - Temporada II.
Capítulo 15. - Temporada II.
Capítulo 16. - Temporada II.
¡Extra!
Capítulo 17. - Temporada II.
Capítulo 18. - Temporada II.
Capítulo 19. - Temporada II.
Capítulo 20. - Temporada II.
Capítulo 21. - Temporada II.
Capítulo 22. - Temporada II.
Capítulo 23. - Temporada II.
Capítulo 24. - Temporada II.
Capítulo 25. - Temporada II.
Prólogo.
Agradecimientos. ♥

01.

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By KarlaLightwood


Noche de chicas


*NARRA ABBIGAÍL*

—¡Damon! –grité ofuscada, como si un gran peso se cargara sobre mi pecho.

Últimamente las pesadillas no me dejaban conciliar el sueño como quisiera, y era algo que no podía controlar.

Sin volver a cerrar los ojos, suspiré profundamente observando el blanquesino techo de la habitación, recordando la última maravillosa noche que estuve con él.

Era innegable que no aceptaría lo que era de un día a otro, eso necesitaba tiempo; pero, desde aquel día ya no era humana, ya ni siquiera podría decir cómo me sentía porque no lo sabía. Estaba confundida.

Atrás había quedado mi vida mundana, ya no solo controlaba magia, sino que también yo lo era. Mi vida había cambiado desde que mamá decidió venir a vivir a Mystic Falls; donde conocí lo que son realmente las leyendas, no son tal como lo escriben en los libros, pero siguen siendo igual de peligrosas. Lobos, vampiros, brujas... quién diría que terminaría siendo uno de ellos, bueno, dos de ellos o algo así.

Negué con la cabeza, y me acomodé.

Me seguían invadiendo las preguntas que posiblemente no tenían respuestas, pues aun no entendía completamente lo que era. ¿Soy un mounstro?, me llegué a preguntar.

No asesino personas por diversión, es mi instinto. Daño a quienes me importan sin intención de querer, no sabía cómo controlar mis impulsos, olía sangre por todos lados volviéndome completamente inestable, mis emociones estaban a flor de piel y cuando me molestaba algo o alguien me impulsaba a querer arrancarle la cabeza. Así no era.

Volví a suspirar pesadamente, mientras un rayo de sol se asomaba por la ventana. Estaba amaneciendo y aun seguíamos sin noticias de Damon. No entendía por qué, pero me sentía perdida sin él, ya que se había convertido en mi apoyo emocional, en mi contención, en mi más que amigo.

Por otro lado, no podía correr a contarles a mis padres que ahora ya no pertenecía a los humanos, que estaba muerta. No lo entenderían. Más aún, si el Aquelarre se enterara y con fundamentos querrían asesinarme, ya que para ellos es un desequilibrio natural.

Interrumpí mis pensamientos sacudiendo mi cabeza por milésima vez. Puse los pies fuera de la cama con intenciones de continuar la búsqueda.

Tomé una ducha caliente para reincorporarme, me vestí por inercia y bajé esperanzada de buenas nuevas.

Al entrar al comedor estaban desayunando como cada mañana, con la gran diferencia que todas esas miradas se dirigían a mí. Era incómodo. Tomé asiento al lado de Caroline, quien susurró un "buenos días" y una tierna sonrisa, le respondí devolviéndole la sonrisa un tanto forzada.

Ya se sabe, no me sentía bien. Estaba más que preocupada.

—¿Hay noticias de Damon? —fue lo primero que pregunté.

Quería noticias, sino, en uno de mis arrebatos como novata era capaz de ir yo misma a buscar a Niklaus o a su querido amigo Marcel.

—No... —respondió Stefan bajando la mirada— pero ahora íbamos de salida con Elijah.

—Interrogaremos a algunas brujas y secuaces de Klaus —acotó el honorable.

Asentí.

—Bien —me esforzaba por responder sin quebrarme.

—Abby...

No quería que me vieran triste, debía mostrar fortaleza para ir por Damon, pero no podía quedarme sin hacer nada en ese momento.

—Permiso, iré a tomar un poco de aire —sin más que decir, me levanté de la mesa sin desayunar. No tenía mente para pensar en comer.

Era irrelevante continuar encerrada, cuando lo único que necesitaba era distraerme buscando a Damon. Lo necesitaba.

Por lo mismo, decidí que era buena idea caminar a la ciudad a paso lento, pues no tenía intenciones de conducir con las preocupaciones invadiéndome, solo necesitaba un poco de aire y pensar.

No pasaban demasiados vehículos por la carretera, éramos la naturaleza y yo. Antes de salir, Bonnie ofreció venir conmigo, pero me negué, necesitaba mi espacio, no quería amargar a nadie, ni mucho menos arrancar cabezas que me importaban, además... tenían otras cosas más importantes por hacer.

Todos intentamos ayudar en algo, pero... creo que en esos momentos no me tomaban en cuenta, quizás no querían involucrarme para no hacerme sentir mal. Pues, deberían. Es Damon... al "hombre" que me entregué por primera vez. No es cualquier persona. Sin él no estaría aquí, me salvó la vida y debe saberlo.

Decidida apuré el paso, pues aun no sabía utilizar las nuevas habilidades que mi cuerpo debía manejar. En pocos minutos logré llegar a la ciudad, con indicaciones de algunas personas me dirigí a una Tarotista de la calle, dicen que es la mejor de la ciudad y a estas alturas, todo tipo de información era favorable. Toda posibilidad que exista, sirve.

Me acerqué a la mujer con cierto excepticismo, pues a algunas personas les gusta lucrar con las ilusiones del resto. Me senté en una silla frente a ella, posó su mirada sobre mí, acercó sus brazos sobre una pequeña mesa que nos separaba y tomó mis manos sin bajar la mirada.

—Tienes una energía muy fuerte —comenzó a decir la mujer con seguridad, aunque claro, cualquiera podía decir eso.

—Disculpe... —la interrumpí, recordando el verdadero motivo por el cual había decidido acercarme a ella. Le quité mis manos de las suyas y continué; —Vine por otra cosa —la incomodidad en mí era predecible.

—Lo sé, Samantha —mi boca cayó literalmente al piso. Aquella mujer sabía mi verdadero nombre, ¿cómo? No pude evitar mi expresión de asombro. —No te asustes, cariño. Soy igual que tú. Por aquí no hacen más que hablar de ti, ya que eres la esperanza para nuestro aquelarre y la bruja más poderosa de todos los tiempos.

¿Lo era? La verdad es que no me sentía así. Si hubiese sido la bruja más poderosa Damon estaría con nosotros y Niklaus muerto.

—Pero... ¿cómo supo que era yo? —mi confusión era mucho más grande de lo que esperaba.

—Tenemos una conexión de sangre —me sonrió de una manera particular. Esta anciana no me generaba demasiada confianza.

—Yo..., yo, me tengo que ir —me levanté con velocidad y salí del lugar sin esperar que ella me detuviera.

La situación se había vuelto incómoda y peligrosa, sin mencionar que ya debería saber que soy un hereje.

Una de las desconfianzas que mantenía sobre lo que esa mujer decía, era que si nuestra conexión de sangre hubiese sido realidad, yo también lo sentiría, pero no fue así. Otra opción que me queda para entender cómo lo sabía era Niklaus. Elijah ya había mencionado que su hermano menor, controlaba toda la ciudad, incluyendo lobos, vampiros y brujas, por lo que era mejor alejarse momentáneamente.

Apreté los labios, carajo, tenía sed. Esto me pasa por no haber bebido nada. La gente que circulaba por mí alrededor me perturbaba, me sofocaba. Sentir el dulce aroma de su sangre me hacía enloquecer, mis venas comenzaban a notarse poco a poco. Sacudí la cabeza para sacar estos pensamientos, nadie debía salir dañado por culpa mía.

Para mi suerte, al frente había un bar llamado Rousseau's. Damon siempre decía que beber alcohol calmaba la sed, por eso él lo hacía con frecuencia, bueno, por gusto también. Aparte me servía para olvidar un poco mis problemas y el hecho de extrañarle.

Entré, y lo primero que hice fue acercarme a la barra a pedir un Bourbon, el preferido de Damon. Me atendió una chica rubia, quien al parecer era nueva en el trabajo.

Al tercer vaso de Bourbon, sentí que alguien se sentó a mi lado.

—Uno —pide lo mismo que yo. Me observó fijamente. —Deberías estar en casa, Abby —su mirada era desafiante.

—¿Para qué?, si aún no hay pistas del paradero de Damon —le sonreí irónicamente.

—Touché —sonríe al beber un trago de su vaso. —¿Andas en busca de él, verdad?

—¿Tú que crees, Rebekah? —la miré fijamente. —No es fácil olvidarse de una persona, morir y revivir como vampiro... saber que la persona que quieres y te salvó no está a tu lado porque se siente culpable y apagó su humanidad.

—Sé perfectamente cómo se siente —bajó la mirada.

—Mira... lo siento ¿sí? —bebí un sorbo largo de mi trago. —Es sólo que quiero saber más, ni siquiera conocemos a nuestros enemigos. No sé quiénes son, ni qué quieren.

—Yo te puedo ayudar con eso —hice una mueca de disgusto. —Para empezar, Marcel, el mejor amigo de Niklaus, es mi ex —suspiró.

—¿Ex?

—Fue el protegido de Klaus desde pequeño, el "padre" de Marcel lo maltrataba peor que un esclavo, fue cuando mi pequeño hermano decidió cuidar de él hasta que fue un adulto en 1835. Desde ahí comenzamos a tener una atracción física con Marcel, pero nuestra "relación" terminó por culpa de Niklaus, a pesar de haberse declarado ante él, le prohibió buscarme y tener una relación conmigo. Como castigo, Klaus decidió apuñalarme con una de las dagas untadas con las cenizas de un roble blanco. Como ves, no es la primera vez que me neutraliza —sonrió toscamente. —Por ahora tenemos algo en común. La destrucción definitiva de menor Mikaelson aunque me cueste la vida.

—¿Estás completamente segura de eso?, las dos sabemos que él es...

—Mi hermano, lo sé. Pero no siempre familia es poder.

Bueno, el conversar con Rebekah me sentó bien, fue en el momento justo, cuando más necesitaba el apoyo de alguien. No quería arrastrar al agujero a los chicos, suficiente problemas tenían como para preocuparse por uno más.

—Está todo dicho, entonces...

Terminamos de beber, y preferimos marcharnos a la casona en el lujoso auto de la rubia. Aceleró, pero no logramos avanzar tanto, ya que frente a nosotros aparecieron más de treinta ¿vampiros? Interrumpiendo la pasada con un chico moreno como líder.

Rebekah me miró con complicidad, y a juzgar por las características del líder, podría jugar que significaba problemas.

Era mi segunda noche como vampiro y ya debíamos enfrentarnos a enemigos. Confiaba plenamente en Rebekah y en sus habilidades al ser un vampiro Original, pero también debía aprender a defenderme sola. Si no era como bruja, debía ser como vampiro, ahora... puedo usar ambas habilidades, pero... ¿Damon?, ¿no estaba con ellos?...


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