CAPITULO 1
Marel, ese es mi nombre. No es un nombre muy común que digamos, pero a mi me encanta! La idea fue de mi padre, un loco del surf, que me quiso poner ese nombre por su significado, "mujer que viene del mar".
Esta es la primera vez que paso tanto tiempo fuera de casa, sin mis padres, sin mis amigos y sin poder surfear en mi playa. La historia viene de hace tiempo. Cuando mi padre tenia 10 años, se quedo huérfano y lo acogieron sus tíos que vivían en una preciosa casa cerca de Kaena Point, Oahu que está situada en la islas Hawai. Tuvo que despedirse de su soleada California para irse a vivir al "paraíso" como el lo llamaba. Su tío se pasaba el día surfeando y así es como mi padre encontró su vocación y también yó unos años después. Pero cuando cumplí los 12 años, mis abuelos (así llamaba a mis tioabuelos) tuvieron que mudarse a Londres, ya que mi abuela necesitaba tratamiento debido a sus problemas de salud.
Desde pequeña he vivido en el agua. Me regalaron mi primera tabla cuando tenía 7 años, pero para entonces ya me había pasado media vida dentro del agua. Hasta ahora he sido la mas feliz del mundo, vivía a escasamente 10 metros de una de las mejores playas para surfear del mundo, me pasaba el día metida en el agua surfeando con mis amigos, mis padres y mi hermano Jay de 21 años.
Todo iba bien hasta que un día una amiga mía y yo decidimos presentarnos a una competición de surf. Yo sabia que era bastante buena, surfeaba las mejores olas del mundo y tenia los mejores profesores que podía haber pedido, pero no sabia que lo sería para tanto. En cuanto acabo mi tiempo decenas de personas se abalanzaron sobre mi intentando hablar conmigo y diciendo que querían patrocinarme.
Esa noche no paro de sonar el teléfono. La mañana siguiente mi padre me dijo que me habían hecho una oferta muy buena que le gustaría que yo aceptase. Era una beca de estudio en Londres para que estudiase el año de bachillerato que me quedaba mientras surfeaba en las mejores playas del Reino Unido. Desde el primer momento me encantó la idea, principalmente para poder ver a mis abuelos.
Y aquí estoy ahora, a miles de kilómetros de mi familia, mis amigos, mis olas... Mi abuela a empeorado y dicen que le quedan dos meses de vida. Como no quiere pasarlas en un hospital, a pedido al abuelo que la lleve de vuelta a casa y como él no puede negarle nada, se la acaba de llevar.
Llevo aquí hora y media, desde que vi a mis abuelos entrar por la puerta de embarque directos a casa. No soy capaz de moverme, no quiero volver a esa ruidosa y enorme cuidad que es Londres. Quiero coger mi tabla y surfear en mi querida isla... pero no puedo. Prometí a mi padre que me quedaría aquí para todo el año y eso haré, de todos modos, mi vida no puede cambiar mucho en un año ¿no?.