En Edición La rosa (1º Serie...

By AsuraPhoenix

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Capitulos editados del 1 al 4 Nota del autor: Escribí esta historia hace años, pensando en realizar una trilo... More

Partes en edición
Capítulo 01
Capítulo 02
Capítulo 03
Capítulo 04
Capítulo 05
Capítulo 06
Capítulo 07
Capítulo 08
Capítulo 09
Capítulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
CAPITULO 21
CAPITULO 22
Epilogo

Capitulo 16

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By AsuraPhoenix

- ¡¿Casarte?! –Dijo una sorprendida Isis. – ¿de verdad? ¿Con iglesia y todo? -su rostro una mezcla de horro y diversión.

-Sí, el regente dijo que, si no me caso con el duque, él escogería a otro. - se hundió más en la butaca. – ¡¿Es que estos hombres no pueden meterse en sus propias vidas que tienen que venir a meterse en la mía?!

-Quizás, si tuvieras la sensatez de comportarte como corresponde ningún hombre tendría que meterse en tu vida. –Dijo su abuela, mirándola desde arriba cuando entraba a la estancia, la recorrió con una mirada cargada de reproche, lo que la hizo sentirse como una niña, automáticamente se sentó como correspondía, espalda recta barbilla arriba.

– ¿Ya tienen la fecha de la boda? Debemos escoger el vestido, enviar las invitaciones, y ¡oh! - exclamo caminando de un lado a otro. – ¿dónde se casarán? ¿En la catedral o en alguna de las capillas de las casas, quizás algo pequeño aquí? No es la idea hacer un matrimonio pequeño entre duques, pero teniendo en cuenta los rumores sería lo mejor... lo compensaremos después con una gran fiesta, quizás al finalizar la temporada para mostrar la alegría matrimonial... además faltan poco mas tres meses para que se acabe la temporada, serviría demostrar que tu cuerpo no ha cambiado por ningún... accidente. – sorbio por la nariz.

-No pienso casarme. – Dijo Ginny más por rebeldía, ya que era consciente de que tenía que casarse, pero maldita sea, todos le estaban dando órdenes. –Así que no hagas planes... -Se interrumpió al ver la mirada asesina que le envió su abuela.

- ¡Ginebra Elena Phoenix White! Pero que estupideces dices. –Su abuela alzo un dedo en su dirección continúo. - ¡te casaras! Claro que lo harás, debes pensar en tu reputación, en la reputación de tu familia. –La furia brillaba en sus ojos. – te casaras te guste o no, con quien lo hagas no me importa a estas alturas. –Y diciendo eso marcho hecha una furia.

Ginny se quedo congelada en su lugar, jamás la habían llamado por su nombre completo, pestañeo de manera confundida mirando la puerta por donde su abuela había salido como un huracán.

-Que carácter que tiene tu abuela. - comento su amiga.

- Es la primera vez que me llama por mi nombre completo. – Dijo Ginny que se volvió a hundir en la butaca. - No sé qué hacer, si no me caso con él, me obligarán a casarme con otro. Y conociendo a su alteza buscara uno que me desagrade solo para vengarse de mi por no obedecerle, pero casarme...

- Estas siendo idiota, según lo que veo solo tienes dos opciones, o te casas con Blackmoon o te casas con quien te elijan... y te digo, tu abuela da más miedo que el regente. – Dijo Elizabeth, entrando en ese momento. – Sé que en el fondo estas feliz por este matrimonio, podrás negárselo a tu abuela, al rey e incluso a tus mascotas, pero te conozco y sé que te ilusiona casarte con él.

Ginny e Lizzie se sorprendieron al ver a Elizabeth entrar como si nada, luego de unos segundos de mirarla como si fuera una ilusión, corrieron hacia ella.

- ¿Qué estas haciendo aquí? – Pregunto Elizabeth.

-Deberías estar descansando. – La regaño Ginny.

-Estoy bien. – Dijo poniendo los ojos en blanco mientras aceptaba sumisamente que sus amigas le hicieran un chequeo físico. – no se quien es peor, si ustedes o ese marques... - dijo de manera despectiva y sacudió la cabeza como para alejar lo que sea que recordó. – como decía. -miro de manera significativa a Ginebra. – no te niegues a esta oportunidad, mereces ser feliz y tener una vida normal, ya es hora de descansar. – sonrió con tristeza cuando Ginny se alejó de ella dando la espalda.

-Lo que yo merezco no es precisamente un matrimonio feliz. –Dijo Ginny con la mirada perdida en algún punto. – No puedo obligarlo a cargar conmigo. –se volvió para enfrentar a sus amigas, su cuerpo temblaba con las manos firmemente cerradas a los costados de su cuerpo. - ustedes me conocen, soy un alma maldita por decirlo suave, mi mente, alma, corazón he incluso mi cuerpo están mutilados... el merece a alguien que tenga la capacidad de amarlo... y eso hace mucho que no lo tengo...

- ¡Oh, no digas sandeces por el amor de Dios! - Dijo Lizzie exasperada. – tu eres una de las personas con más capacidad de entregar amor que conozco.

-Ella tiene razón. – Confirmo Isis asintiendo efusivamente, sus risos bailando alrededor de su rostro. – Solo tienes miedo cariño... y esta bien tenerlo, o que no esta bien es esconderse y no enfrentar tus temores.

Al ver que Ginny esquivaba su mirada sus amigas suspiraron exasperadas.

– Pero si quieres creer eso allá tú, piensa entonces en otro problema. Ginny las miro con curiosidad y temor. - si te obligan a casarte con otro ¿será capaz de desnudarte? – La miro seria. – ¿Te atreverías a exponerte de esa manera a tu marido elegido?

La mirada de Ginny vago de una a otra de sus amigas, ellas tenían razón, jamás sería capaz de mostrarse ante otra persona, Blackmoon había sido la excepción y solo lo había hecho para alejarlo cosa que no resulto.
Quizás debería irse del Inglaterra, podría seguir con su vida en Paris, Rusia o cualquier otro sitio, Italia siempre le había gustado... ¿Y a tus hermanas también es gustara? Dijo su yo interno. Está bien, quizás irse no era una buena idea... ¡Es una pésima idea en realidad!, si bueno quizás si es una pésima idea, ¿entonces qué hago? Cásate, lo deseas, sabes que te mueres por Blackmoon... Estúpida conciencia. Refunfuño Ginny.

- ¿Entonces que harás? – Pregunto Lizzie.

- ¡Maldita sea! – Exclamo se revolviéndose el cuidado peinado con las manos en señal de exasperación. - ¿Cuantas malditas conciencia tengo? -miro a sus amigas con una expresión de odio. - Pues no queda más, me casare. – Dijo apesadumbrada, aunque por dentro no pudo evitar saltar de felicidad.

***

- ¡Esa condenada mujer es terca como una mula! –Dijo Blackmoon caminando de un lado a otro.

Tomas y Cromwell lo miraban divertido, ya llevaban una hora viéndolo pasearse por el despacho de un lado a otro despotricando sobre las mujeres tercas.

-Creo que todas sus amigas lo son. – Dijo Cromwell recordando a la exasperante y deliciosa compañera de la duquesa.

-No se. – dijo Tomas pensativo. – Lady Isidora es bastante adorable.

Sus amigos lo miraron exasperado antes de que Cromwell volviera a beber y Blackmoon retomara su recorrido de extremo a extremo por el despacho.

-Si sigues así terminaras haciendo un surco en la alfombra lo cual sería una lástima porque es una alfombra Aubusson. – Dijo Tomas. – Y con la guerra aun en curso es difícil pedir mas desde Italia...

-Además guardo unos muy gratos recuerdos de ella. – Dijo Cromwell con cariño.

Blackmoon los fulmino con la mirada, lanzando un gruñido se sentó hundiéndose en el mullido sofá.

-Ethan. –Dijo Cromwell acaparando toda la atención de este, jamás lo llamada por su nombre a menos que fuera a darle un consejo serio. – Ella jamás se casará con nadie, tú eres el único que tiene una mínima esperanza así que yo que tu voy a su casa la agarras en brazos la montas en tu caballo y te la llevas a Gretna Green... o amigo, la vas a perder.

Un escalofrió le recorrió todo el cuerpo al pensar en perderla, no es que estuviera enamorado ¿verdad?, claro que no, solo la deseaba, si eso era deseo él sabía que tenía que casarse en algún punto, y que mejor que con ella, era interesante y hermosa, podrían hacer una buena pareja, con solo pensar en ella se volvía loco, imaginarla tendida desnuda en su cama, dispuesta... Su amigo tenía razón, iría donde Ginny y la convencería de casarse con él, cuando quería podía ser muy persuasivo.

Miro a sus amigos mientras una sonrisa lobuna se dibujaba en su rostro.

-Creo que tienes razón Cromw... -Un golpe en la puerta lo interrumpió a media frase. - Adelante.

***

- ¡no puedo hacerlo! - Dijo Ginny con pánico, deteniéndose de golpe en la puerta de su casa.

Ginny se voltio a ver a sus amigas que la miraban divertida, acababa de cambiarse ropa para ir a ver al duque, dispuesta aceptar su nada romántica proposición de matrimonio, pero el miedo la consumía a cada paso que daba haciéndola entrar en pánico.

-Oh por favor. – Dijo Isis exasperada. – Que no te entre pánico ahora.

Al ver que Ginny no se movía, la cogió del brazo y la arrastro al carruaje que esperaba fuera, obligándola a entrar cerró la puerta y le dio la orden al cochero de partir, viendo cómo se alejaba el carruaje con una sonrisa de suficiencia en el rostro, regreso a la casa.

-Bien ahora vayamos por la Marquesa y contémosle que debemos preparar una boda rápida. – Dijo Isis, empujando a Elizabeth hacia el interior.

El carruaje se detuvo abruptamente, el remesón hizo que volviera la realidad, miro hacia afuera por la ventanilla, quizás debería haber venido de manera más oculta, era media tarde y solo su doncella la acompañaba, podría aumentar el rumor, suspiro, claro que no, según su doncella el rumor ahora indicaba que Blackmoon la había rechazado negando su relación. Miro a su doncella y luego hacia afuera, había llegado a la mansión del duque, podía irse lo sabía, pero había cosas más importantes en juego que su pánico. Respirando hondo se armó de valor y salió del carruaje con su doncella detrás de ella, subió los escalones de la entrada principal y no pudo evitar reír, así debían sentirse los condenados a muerte cuando caminaban al patíbulo. Antes de que llegara a la puerta esta se abrió, un lacayo con cara de pocos amigos la recibió mirándola de pies a cabeza.

-Buenas tardes señori...

-Lady Ginny. – Dijo con su mejor "expresión ducal" – Deseo ver al duque inmediatamente. – dijo pasando al interior frente a un sorprendido lacayo.

-Lo... lo siento excelencia. – Dijo el lacayo. – Pero su excelencia no está... - el lacayo trago de manera audible al ver a expresión de Ginny. – Creo que iré a pre....

-No se moleste, yo misma lo encontrare. – dijo Ginny caminando hacia la escalera, si mal no recordaba el despacho se encontraba en el primer piso.

-Pero excelencia. –Dijo el lacayo desesperado. – No creo que sea correcto...

Al ver que ella no le hacía caso suspiro, lo mejor sería que se adelantara y le avisara a su señor. Rápidamente llego al despacho golpeo la puerta y entro.

***

- Milord. –Dijo el lacayo. – Tiene una visita, le eh dicho que usted no recibía, pero...

- ¡Oh, por favor! – Exclamo la voz femenina. – Muévase de ahí. – Volvió a decir y el lacayo mirando preocupado se movió dejando paso a una muy sensual Duquesa. – Tenemos que hablar Blackmoon.

Fue en ese instante, justo en el momento en que ella entro y sus ojos se encontraron que lo supo, no solo la deseaba, en algún momento desde aquella vez en medio de la calle hasta este instante se había enamorado de ella, al mismo tiempo de comprender sus sentimientos supo que mataría y moriría por ella, se juró así mismo que la cuidaría y la protegería siempre.

-Milady que placer verla aquí. – Dijo Blackmoon poniéndose de pie. - precisamente les comentaba a mis amigos. – los señalo con la mano. -De nuestro inminente matrimonio.

Ginny no pudo evitar el estremecimiento que le causo esa palabra. Tomando aire camino hacia él y estiro la mano derecha.
-Pues bien pídemelo de manera correcta y con anillo. – dijo arrogante, intentando esconder la ansiedad que sentía.

Estaba soñando, era la única explicación que encontraba para tan extraña situación, miro a sus amigos para ver sus reacciones y casi suelta una carcajada, los dos miraban a Ginny con la boca abierta, estaba claro que la situación era totalmente verdadera.

-Bueno.... ¿Lo harás o no? –dijo ella dejando entrever lo insegura que se sentía.

- ¿eh?... sí claro, espera... -se encamino hacia su escritorio y se detuvo, se volvió a mirarla para ver si aún seguía allí. – espérame por favor. – Dijo más nerviosos de lo normal, le pidió que tomara asiento y salió del estudio como una exhalación.

Treinta minutos después volvió, entro a su estudio se encamino a la caja fuerte y saco una pequeña cajita, luego de cerrar la caja fuerte se acercó a ella y le tendió la mano.

-Me haría el honor de acompañarme excelencia. – dijo de manera galante, ella le sonrió tímida y apoyo su delicada mano sobre la suya. – por aquí. – dijo instándola a acompañarlo, sus amigos lo siguieron a un gesto de él.

Recorrieron los pasillos en silencio doblando de derecha a izquierda un par de veces hasta llegar a una puerta doble de cristal, con una sonrisa la abrió dejando ver el invernadero, el dulce olor a las rosas inundando todo, entraron todos juntos y sonrió aún más a escuchar la exclamación maravillada de Ginny ante el espectáculo. Oculto entre las hojas cientos de lámparas brillaban dando un toque mágico a la estancia y justo en el centro en el piso habían esparcidos ciento de pétalos de rosa de diferentes colores, obligándola a pararse sobre ellas, se paró delante de ella y después de respira hondo se arrodillo tomo su mano y la miro a su bello rostro.

-Milady. –dijo suavemente, pero con voz firme. – No soy el mejor hombre y aunque sea un duque tampoco soy la mejor persona, soy obstinado, orgulloso y extremadamente caprichoso, no puedo asegurar que nuestra vida juntos sea perfecta siempre pero si prometo que intentare mejorar eso a cambio de tu mano, no te puedo ofrecer riquezas ni título pues tú ya tienes ambos, pero lo que sí puedo ofrecerte es mi apellido, no para que lo luzcas si no para que sepas que siempre te cuidare y te protegeré de todo mal, te ofrezco mi vida para vivirla juntos y te prometo que siempre te respetare, solo te pido que me aceptes a pesar de todos mis defectos, que intentare mejorar cada día, por eso milady te pido que aceptes ser mi esposa y me saques de esta oscuridad que me consume cada día que no estas para iluminarla. – termino abriendo la pequeña caja la cual contenía un impresionante anillo de oro blanco un gran rubí rojo rodeada de pequeños diamantes coronaba la alianza. – ¿Lady Ginebra Phoenix, Duquesa de Rivers, espía le rose, ¿quieres casarte conmigo?

Ella lo miró fijamente unos instantes mordiéndose el labio, respiro profundamente y cerró los ojos unos segundos, luego fijo su plateada mirada en él, sus ojos expresaban miedo, felicidad, duda y esperanza, cada emoción paso como un rayo, atravesando con fuerza hasta llegar a su corazón, mientras ella lo miraba se juró asimismo que haría que ella comprendiese lo amada que era, exorcizar sus demonios y hacer que ella lo amara seria su misión de vida. Y a pesar de su resolución sintió miedo, temor a que ella jamás lo amara.

-Sí, acepto volverme su esposa milord. – Dijo suavemente y sonrió de manera tímida, cuando el puso el anillo en su dedo.

-Estupendo porque me muero de ganas de hacer esto. – y antes de que ella le preguntara que era, se levantó, la tomo por la cintura pegándola a su cuerpo y bajo la cabeza hasta capturar sus labios en un beso profundo, enredo su lengua con la de ella en un baile sensual que encendió todos sus sentidos, ella alzo los brazos hasta enredarlos alrededor de su cuello y enterró sus dedos en su cabello tirando de él para atraerlo aún más... hasta que un repentino ataque de tos los atrajo devuelta a la realidad.

Blackmoon frunció el ceño de manera amenazadora y fulmino a sus amigos con la mirada, mientras Ginny respirando agitadamente oculto su rostro en su pecho claramente avergonzada.

-Lamentamos la interrupción. – dijo Cromwell claramente divertido. – Estábamos de camino al estudio cuando nos encontramos con estas encantadoras damas, que exigían ver a Lady Ginny. –Dijo apuntando detrás de él.

-Oh Dios. –Dijo Ginny al ver a sus amigas y a su abuela detrás de Cromwell mirándola con diferentes grados de sorpresa en el rostro. –Volvió a hundir el rostro en su pecho.

-Ginebra Phoenix. – Dijo su abuela con una fuerte voz nasal cuando por fin pudo hablar. – ¿Se puede saber que significa este... este... -agito las manos efusivamente tratando de abarcar dicha situación? -espectáculo que estás dando?

Black abrazo aún más fuerte a Ginny cuando la sintió estremecerse luego comenzó a preocuparse cuando empezó a temblar sin control entre sus brazos, suavemente la separo de su cuerpo, no creía que fuera de buen augurio que su futura esposa llorara de esa manera, cuando por fin pudo ver su rostro frunció el ceño confundido.

- ¿Te estas riendo? – Pregunto Black confundido, quizás se había vuelto loca. Ella lo miro divertida haciendo grandes esfuerzos por dejar de reír, aunque sin éxito.

- ¡Ginebra este no es momento para reírte! – Dijo la marquesa.

-Es... que... tu... pluma abuela. – Logro decir antes de volver a estallar a carcajadas.

Todos miraron a la marquesa, en efecto la pluma que adornaba su cabeza estaba partida en dos haciendo que la punta colgara de manera precaria sobre su ceja izquierda, la imagen era realmente delirante, la marquesa en su mejor expresión indignamente digna con la mitad de la pluma colgando. Tardo quince minutos en dejar de reírse y solo después de que la pluma desapareciera del sombrero de la marquesa.

-Lo siento abuela. – Dijo ya más calmada. – te informo de que con el duque nos casaremos ya puedes comenzar a planear una boda rápida.

Su abuela aun la miraba furibunda hasta cuando ella le dio la noticia.

-Oh que estupendo. – aplaudió su abuela y tomando a Isis y a Lizzie de los brazos salió del invernadero hablando sobre flores invitaciones y el menú.

-Bueno ahora ya es un hecho. – Dijo Ginny.

-Si, ahora por fin serás mía. – Dijo el susurrando en su oído y haciéndola estremecerse de deseo.

– Necesitamos una licencia especial...

-Yo me encargo de eso. – La cortó Black. – No deseo que te preocupes por nada más aparte de verte más hermosa ese día.

-Está bien. – dijo ella sonrojada. - ¿Vamos? –Dijo haciendo un gesto hacia la salida, y así cogidos de la mano siguieron a los demás.

Y ese fue el último momento de paz de que tuvo, al día siguiente cuando la noticia del matrimonio se hizo público su hogar se vio asediado por comerciante de todo tipo, periodista y gente de la alta sociedad que venía a felicitarla, paso las dos semanas antes de la boda entre listas de menús, invitaciones y metros de telas, lo bueno es que Ethan, como le había pedido que lo llamara, había estado ayudándola en todo momento, en el único instante que se separaban era cuando venía la modista y él se tenía que marchar, refunfuñado la mayoría de las veces.

-Cuando nos casemos la veré con menos ropa no sé porque debo irme. – Decía él a lo que las mujeres respondían.

-Porque todo regalo debe ser envuelto y desenvuelto antes de disfrutarlo.

Por fin llego el día de la boda, Ginny fue literalmente arrancada de las sábanas, bañada, peinada, vestida, alimentada, y subida a un carruaje blanco lleno de flores, tirado por un par de hermosos caballos árabes blancos, y dejada en la puerta de la iglesia, donde el rey había exigido que se casaran.

Las grandes puertas se abrieron la música comenzó a sonar y su hermano menor le ofreció el brazo, los nervios la consumieron en un instante.

Fue solo cuando la boda había acabado, cuando la fiesta había terminado que pensó en todo lo que sucedió en estas dos semanas.

-Ahora soy una mujer casada...

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