En Edición La rosa (1º Serie Red de Espias)

Capítulo 03

De pie frente al espejo, se encontra Ginny  terminando de arreglar los últimos detalles, vestida con unos pantalones de color gris, unas botas negras hasta la rodilla, camisa blanca, chaleco color gris y un elaborado pañuelo, parecía un verdadero caballero. Se fijo en su rostro, el maquillaje había quedado bien, aún se veía quizás un poco femenino, pero era el rostro esperado para un joven recién salido del colegio, lo único malo de este disfraz era las esponjas que debía colocarse dentro de la boca para engrosar su rostro, no era incómodo para hablar e incluso podía beber a pequeños sorbos, pero seguía molestando un poco ya que causaban irritación si los usaba por mucho tiempo, con un suspiro se acomodó la peluca.

- Bien creo que eso es todo. – dijo mirándose al espejo. – si mi abuela me viera seguro que le da un ataque, oh me falta la chaqueta. - después de colocársela con ayuda de su doncella Lizzie, que también era su amiga y fiel compañera, se dispuso a salir por la ventana. – esto es lo único que no me gusta de esto. – dijo mirando hacia el piso, ato una cuerda a la baranda del balcón y tiro para ver la resistencia.

- La verdad Ginny es que un día terminaras con una pierna rota y sin ninguna explicación creíble. –dijo su doncella. – y la marquesa viuda te quebrara la otra.

- Tienes que calmarte Lizzie, con ese pesimismo solo me darás mala suerte, además hasta el momento jamás me han encontrado. – comento como si nada.

- Si, pero solo porque en Francia estabas con tu tía, que tiene 80 años ceguera y sordera y que se dormía a las 4 de la tarde frente a la chimenea encendida incluso en verano. – suspiro exasperado. – un gato habría sido mejor guardián que ella. – hizo un mohín con la boca, totalmente resignada a que sus reclamos pasaran al olvido. – en fin, rogare para que no sea ahora de que te atrapen. – dijo Lizzie. – por cierto ¿ya sabes algo de Isis? Debería haber llegado ayer pero no ha dado señales de vida. –comento con un gestó e preocupación.

-No, aún nada, si no recibo noticias de ella al finalizar la semana mandare a alguien a buscarla, es mi mano derecha junto contigo la necesito aquí en esta nueva misión. –dijo suavemente.

Ambas mujeres suspiraron al mismo tiempo, preocupadas por su amiga y compañera.

- Bueno será mejor que me vaya. - dijo Ginny poniéndose seria. - acuéstate en mi cama en caso de que mi abuela entre y por nada en el mundo dejes que ella te vea, ahora que estamos en Londres tenemos que ser aún más precavidas. - paso una pierna por sobre la baranda de seguridad y se detuvo. – por cierto, contrata guardias, quiero esta casa vigilada todo el tiempo y a mis hermanas también, jamás deben salir solas, quiero saber que hacen a cada momento del día, con quien hablan y diles a las cocineras y demás que revisen bien la comida, no quiero repetir ese molesto episodio de carne envenenada de Paris.

- Solo tu podrías decir que fue un "molesto episodio" como si nada, pero te recuerdo que estuviste al borde de la muerte, sino fuera por esa gitana amiga tuya... - hizo un gesto como de corte sobre el cuello. – estarías descendiendo balcones en el cielo, de todas formas, queda claro... ahora vete. –dijo Lizzie.

Ginny le regalo una sonrisa traviesa.

-No sería la primera vez que me encuentro en una situación de vida o muerte. – soy como un gato ya sabes. -dijo dándose un golpecito en el pecho como para reafirmar su posición. – tengo nueve vidas.

Lizzie inclino la cabeza hacia un costado apoyando una delicada mano en su mejilla.

- En ese caso solo te quedan nueve vidas. – comento después de contar las veces que estuvo a punto de morir. – cuídate, ahora vete y vuelve pronto... ¡Espera! Te acompañare hasta los establos para distraer a los mozos.

Ginny asintió y comenzó a bajar, con Lizzie a la siga, se dirigieron a los establos, tratando de no despertar a los mozos de cuadra, ensillo a Campeón su caballo pura sangre negro y lo saco suavemente de los establos tirando de las riendas.