¿Puedo llamarte amor?

By wonderlandg00

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¿Puedo llamarte amor? es la historia sobre un amor que fue y que ya no es. Muestra la otra perspectiva de las... More

...
Prólogo.
Adios Martín
Un nuevo sentimiento
¿Me estoy enamorando?
Gonzalo o yo
Gonzalo
Te quiero inmenso
Como enamorarse y no salir lastimado
¿Eres mio?
El amor duele
Juntos otra vez
Cayendo al vacio
Insuficiente
Misión: No me dejes
Por primera vez.
Mi amor por siempre
Dependiente.
Sola
Agustina y el soma
No quiero perderte
Cambios ligeros
San Valentin y muchas lágrimas.
Adiós (Mi) Gonza
Otra vez sola
Fragilidad
Tuya
Por siempre
Sobreviviente
¿Puedo llamarte amor?
De mi para mi.
Detente.

Mi amor obsesivo.

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By wonderlandg00

En una oportunidad leí en un libro una frase que hasta el día de hoy la tengo muy presente: «Él para mi era lo que Dios para los católicos».
Así tal cual era mi situación con Gonzalo. Nunca entendí (inclusive hoy en día) el porqué Gonzalo era mi prioridad y el porque yo siempre lo tenía como la mejor de las personas, aun teniendo tan presente las cosas que había pasado con él. Siempre lo tuve muy en alto, con una perspectiva falsa de quien realmente era. Hoy en día siento que nunca estuve enamorada de él, solo estaba enamorada de la imagen que había creado de él en mi cabeza, y no era para menos, en mi mente Gonzalo era un príncipe azul, cuando en realidad era mi verdugo.

Cada vez que recuerdo las semanas que  siguieron luego de la fiesta, aparece en mi un sentimiento de melancolía rociado con unas gotitas de odio... No quisiera contar tan detalladamente todas las situaciones de los días de septiembre, octubre y noviembre porque se me iría la vida, fueron demasiadas cosas las que pasaron, buenas y malas... pero tengo muy presente que si me ahorrase el contar alguna de esas vivencias la historia perdería su sentido; por lo que he seleccionado una que siento que es fundamental en la historia... 

En una oportunidad con Gonzalo fuimos al cine, Rose y Pato nos acompañaron. El día transcurrió tranquilo hasta la mitad de la película. Me gustaria decir el nombre de la película o al menos saber de que trató pero estoy totalmente desconcertada. Aquel día, Gonzalo se comporto conmigo como siempre, afectuoso pero manteniendo distancia para no quedar como la pareja de enamorados empalagosos. Mientras "veíamos" la película recibí una llamada de un compañero de clases y me aparte del grupo para poder hablar con él. La llamada, para ser del todo sincera, no se alargo pero para Gonzalo, los segundos que pasé hablando con ese compañero fueron eternos. Cuando volví a mi asiento noté que él no estaba. Pregunté a Rose sobre su paradero y esta me comentó qué Gonzalo había salido de la sala justo cuando yo me aparte a hablar por teléfono. Salí de la sala y me dispuse a buscarlo por todo él lugar. Lo encontré en una heladería rodeado de chicas. Me miró con desprecio cuando notó mi presencia. Me tomó de la mano y me saco de ahí. 

-¿Que te pasa? ¿Por que te comportas así?- le dije a Gonzalo que me llevaba de tirones lejos del grupo de chicas. 

-Estoy normal, no entiendo a que te refieres.- Dijo mientras me soltaba la mano y me dejaba frente a una fuente. 

-¿Estabas aburrido? digo, como saliste del cine

-Si estaba aburrido, tu me aburres. Tu y tus celos enfermizos

-¿Celos enfermizos? ¿de que hablas Gonzalo? Yo no he dicho ni hecho nada

-Claro Agustina, si no fue por celos ¿por que me seguiste?

-Me preocupé cuando no te vi, es todo

-¿Si?- rió descaradamente -¿Y el que te llamo qué? ¿Te pedía explicaciones de porque sales con TU novio?

-Menos mal soy yo la de los celos enferm...

Gonzalo había levantado su mano y me había cruzado la cara de una cachetada. Estuve un par de minutos atónita frente a la situación, él me miraba fijamente sin mediar palabra, sin sentir algo de arrepentimiento, solo me miraba. Me coloqué la mano en la mejilla y dejé salir unas lagrimas. 

-¿Te callarás?- dijo Gonzalo quien se sentía digno luego de su gran logro.

Me di media vuelta y me retiré. Las lagrimas corrían por mi rostro. La gente me miraba, sobre todo los que habían visto semejante espectáculo. Gonzalo corrió detrás de mi, me tomó por los hombros y me sacudió con tanta fuerza que dejé caer todo lo que conmigo cargaba: mi celular, mi bolso, etc... 

-No seas estúpida Agustina, no llores carajo - en los ojos de Gonzalo se veía el odio que le producía, no tenían siquiera el brillo que los vestía de costumbre al mirarme.

Rose y Pato, que habían salido también del cine, llegaron hasta mi y con fuerza separaron a Gonzalo, quién solo se digno a decir "Ve a casa" se dio una vuelta y se fue. Obedecí... Fui a casa, tal como mi amo ordenó. 

Al llegar a mi casa lloré como ya era costumbré, con angustia, dolor... Tomé mis navajas, las llevé hasta mi pierna e hice 5 grandes cortes. La sangre salia sin cesar y yo no sentía dolor, no sentía nada. Con mis uñas abrí mucho mas las heridas, las hice profundas. Me coloqué delante del espejo de mi habitación y me comencé a dar cachetadas, justo como Gonzalo lo había hecho. Lo hice muchas veces, hasta que mi mejilla enrojeció. Mi desequilibrio mental se abría paso... 

Al día siguiente mi mejilla más que roja estaba morada. Las cortadas estaban inflamadas y yo daba asco. Las ojeras me llegaban hasta los pies y era inevitable notar que había llorado. Para explicarle a mi mamá el morado en mi cara, fingí una caída en el baño. Gonzalo no me escribió, no me llamó, no se disculpo siquiera y yo no podía dejar nada asi. Tomé un taxi y fui a su casa... Me recibió su madre, quien al mirar mi rostro inflamado y morado se mostró preocupada. 

-Mi niña! ¿que te ha pasado? ¿estas bien?- Fueron sus palabras al saludarme y dejarme entrar a su casa.

Le conté sobre la supuesta caída en el baño y esta, al igual que mi mamá, me creyó.  Me invitó un jugo y conversamos sobre Gonzalo. Le conté a su mamá lo mucho que lo quería, aunque eso no era necesario, ella lo notaba. 

-¿Que tal les fue ayer en el cine?- su voz siempre era calmada y esto me producía confianza.

Cuando me dignaba a contar lo que realmente había pasado en el cine, Gonzalo Ordoñez apareció en la habitación. Me miraba sorprendido...

-¿Que haces tu aquí?- dijo distante

-Vine a contarle a tu mamá sobre el regalo que me diste ayer, amor, ¿no le contaste?- dije con una sonrisa hipócrita.

-Agustina...- Gonzalo parecía suplicarme con la mirada que no dijese nada

Reí y mire a su mamá, añadiendo:

-Bueno, dudo que usted quiera saber de nuestras intimidades- Su mamá rió y se despidió. Gonzalo solo me miraba. Se sentó a mi lado y me colocó crema en los golpes (cuanto descaro). Pero así era el, me golpeaba en cuerpo y alma y luego me curaba las heridas. 

-No pensé que había sido tanto el golpe. No se que me paso bebé, perdóname por favor. Realmente perdí el control - Solo le faltó arrodillarse mientras pedía disculpas.

-Hagamos el amor.- dije sin dar ningún rodeo.

-¿Que?- Gonzalo se mostraba confundido. Sinceramente yo era una caja de sorpresas

-¿No escuchaste? dije que quiero que hagamos el amor.

Y así fue. Terminamos haciendo el amor, como yo le había pedido. Estuvimos un rato largo encerrados en su habitación, mientras el me hacia suya. Al terminar Gonzalo estaba agotado, acostó su cabeza en mi abdomen y se durmió. Con la misma brutalidad con la que él  me habia golpeado lo quité de encima de mi, me coloqué la camisa y pedí que buscara la forma de irme. Gonzalo me miraba intentando descifrar mis enigmas, saber que ocurría, que pasaba por mi mente, pero nunca lo logró.Mientras intentaba encontrar mi pantalón deje que Gonzalo viera las cicatrices, tal como lo había planeado. 

-¿Que es eso? ¿te has hecho daño otra vez?- preguntó mientras se vestía

-Así es- dije orgullosa

-Estas enferma. Eres un maldita enferma que no se quiere a si misma y necesita que los demás le digan que la quieren solo para sentirse bien un segundo- Prácticamente me gritó estas palabras. Me hizo trizas. Ningún golpe, ningún corte, nada remplaza el dolor de esas palabras, de la sinceridad... Esta vez fui yo quien me atreví a  golpearlo, con la misma fuerza con la que yo me había golpeado la noche anterior. Lo tomé por la camisa y lo traje hacia mi

-Tu no tienes idea de lo que yo soy capaz de hacer Gonzalo

-Termina de matarte de una vez Agustina. Sin drama, con determinación. 

-Si lo hiciese tu serias el primero en llorar por mi Gonzalo, porqué lo aceptes o no, soy todo en tu vida

Gonzalo aparto la mirada, me tomó del cabello con furia y me beso. Lo empuje hasta la cama, me coloqué encima de él y me desnude. Gonzalo admiro mi cuerpo, observando cada uno de los detalles. Él sonreía de un modo perverso que me excitaba, pero yo no mostré emoción alguna. Aquel día volví a hacer el amor  con Gonzalo pero esta vez de una forma brutal, fuerte, rustico, no tuvo comparación con las otras veces en las que los momentos tiernos que habíamos pasado.. Ese día no hicimos el amor, solo cogimos. Ya no podíamos hacer el amor porque no había amor entre nosotros, solo necesidad de placer mutuo y  una obsesión que iba creciendo cada vez mas. 




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