Como enamorarse y no salir lastimado

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De algo estaba completamente segura, estaba enamorada. Capaz les parezca algo apresurado, pues sólo tenía 4 meses de conocerlo y ya me atrevía a admitir que estaba enamorada; pero yo me conozco mejor que nadie. Lo único en lo que pensaba diariamente era en él, en mi Gonza; me dedique a hablar con el solamente, inclusive comencé a disminuir las conversaciones con mis amigas, porque me parecía mejor hablar con él (¿mejor dije?). Solo esperaba los fines de semana con ansias para verlo, porque 20 minutos me eran suficiente. Comencé a escribir su nombre en mi cuaderno, en cada esquina, en cada parte estaba una gran letra G, siempre quería recordarlo, siempre quería que mi niño estuviera conmigo. Uno de mis mayores defectos es que me apego mucho a las personas, incluso más rápido que de lo normal, y me entrego muchísimo, doy a manos sueltas y no espero recibir nada a cambio, porque nunca nadie lo ha hecho por mi.

He leído en varios libros que cuando nos enamoramos una parte de nuestro cerebro deja de funcionar de forma correcta, e imagino que esta parte vendría siendo la del razonamiento; porque así es, cuando nos enamoramos no razonamos, no pensamos, no analizamos nada de lo que pasa a nuestro alrededor, solo nos importa amar y que nos amen. ¿Pero qué sucede cuando amas sin medida y la otra persona no devuelve siquiera un poco de ese amor que tu das? Duele. Duele que sean tan injustos con uno, que es quien entrega todo para ellos y por ellos. Gonzalo era un amor (ya lo he dicho mucho), pero también era una persona que parecía no importarle del todo las cosas. Les explico... Habían días en los que Agustina era lo único existente para el, como habían otros donde parecía que no me conocía. Todos esos tratos confusos me llevaban diariamente a lastimarme. Sufría mucho. Era feliz esos segundos donde era mi Gonzalo otra vez, aquel que me dedicaba mensajes lindos y tardes junto a él, pero cuanto me dolia cuando era ese ser despiadado que disfrutaba verme sufrir por él. Capaz les parezca raro que, previo a esto les comentaba lo divino del beso, lo perfecto de nuestra relación y todas esas pavadas; pero la realidad de todo esto es que así era nuestra relación, un día todo color rosa y al siguiente un cuento de terror.

No es para nadie un secreto que nos habíamos conocido mediante la red social más utilizada en la ultima década: Twitter, y por ende, era ahí a donde recurría por repuestas hacia dichos comportamientos. Cuando discutíamos, Gonzalo corría a mencionar a otras chicas (cosa que él sabía que me colocaban peor), les decía que eran bellas, que las quería ver y un montón más de cosas que se qué hacia para enojarme. Había una chica en especial, Virginia, con la cual cada segundo estaba mencionándose; se mandaban besos, buenos deseos y se invitaban mutuamente a escribirse por mensaje (pedazo de zorra aléjate de mi hombre/niño). Todo esto comenzó a ocurrir a las 3 semanas del encuentro en el pca, donde nos habíamos besado. Claramente, no fue el único beso, en esas 3 semanas habían pasado muchas cosas, y nos habíamos seguido besando, inclusive en el colegio, frente a TODO el mundo, ya no había pudor. Para mis compañeros y sus compañeros era mi novio (ojalá), pero la realidad es que yo estaba jugando el papel de amigos con derechos que no me empezaba a gustar.

Recuerdo una ocasión en la que pasamos sin hablar 3 días y medio. Entre a su perfil pues debía siempre saber que colocaba, que hacia, donde estaba y con quien (no había detalles que se le escapaba de colocar ahí); en esa oportunidad revise lo que llamamos "biografía", un espacio donde te dan 200 caracteres y tu, debes escribir algo de tu vida (o lo que te de la gana), había escrito en ese espacio una pequeñita letra v junto a un corazón. Mis ojos se abrieron como platos. ¿Qué significaba esa v? No lo se. Comencé a impacientarme, porque eso si tenía yo, carecía de paciencia y tenía una imaginación que rebalsaba los límites, mil y un opciones pasaban por mi cabeza, esa v era de Virginia, no me cabía la menor duda

Y no me equivoque, la letra v pertenecía a Virginia. Como toda buena celopata, revise también el perfil de Virginia (si vamos a hacer esto, vamos a hacerlo bien) y en su biografía relucía flamante una linda y preciosa letra g. Brindemos con un poco de cianuro por mi novio que no era mi novio, y su novia que tampoco era su novia.

Me coloque a llorar como por dos horas completas (yo debería ser actriz, porque se me va bien el drama). Justo luego de haber visto eso, corrí hacia el contacto de Gonzalo y presione la opción "bloquear". Si iba a comportarme como toda una orgullosa, iba a ser la mejor orgullosa (y dramática exagerada) de todas.

¿Puedo llamarte amor?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora