Lo que siento por ti.

By ItsAnlogar

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Emma Johnson, una adolescente con tan sólo dieciséis años, que después de pasar toda una vida trasladándose d... More

Sinopsis
1. Último día en Denver.
2. Una agradable sorpresa.
3. Llegada a Houston.
4. Persona desconocida.
5. Visita inesperada.
6. Almuerzo improvisado.
7. ¿Te gusta?
8. De vuelta a clases.
9. El reencuentro.
10. Tarde de películas [Parte 1]
11. Tarde de películas [Parte 2]
12. Presentaciones.
13. Anuncio del baile.
14. Sé que te gusta.
15. Jueves de amigos.
16. Ilusiones.
17. Confusiones.
18. Anécdotas del pasado.
19. Informes, helados y sorpresas.
20. Una cita.
21. Mesajes de texto.
22. Secretos amorosos.
23. Momentos interrumpidos.
24. Pequeño incidente.
25. ¿Qué dices si te robo un beso?
26. Quédate, siempre puedes hacerlo.
27. El primero y el último, cariño.
28. Es sólo exceso de maquillaje.
29. ¡Está enamorada!
30. ¿Qué dices?
31. Somos otra historia.
32. ¿Confías en él?
34. Entrenamiento.
35. Bésame.
36. ¿Lo sientes?
37. Buenos días, amor.
38. Una sugerencia.
39. ¿Qué sucede con él?
40. Entonces...
41. Promesas por cumplir.
42. Lexter.
43. Tenemos que hablar.
44. La fiesta.
45. ¿Qué haces aquí?
46. No juegues conmigo.
47. Nuevo labial.
48. Déjame hacerte feliz.
49. ¡Qué gran sorpresa!
50. Necesito respuestas.
51. ¿Quieres la verdad?
52. El sol, la luna y la verdad.
53. Besos húmedos.
54. Sensaciones.
55. Sólo hazlo...
56. El plan perfecto.
57. Tengo una idea.
58. Quizás esta noche.

33. Lo que somos.

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By ItsAnlogar

Habían pasado al menos media hora desde que entramos en la autopista, él no había dicho palabra alguna desde entonces. Mi curiosidad estaba en el punto más elevado, y cada minuto se me hacía eterno. Para mí, era casi imposible ubicarme, a pesar de que ya serían un mes desde mi estadía aquí, aún no podía ubicarme, sólo a cada algunas millas leía los carteles en los que decían los nombres de las carreteras, las salidas y hasta los puntos cardinales. Llegué a la conclusión de que nos acercabamos en la dirección sur, es decir, era lo que indicaba y también no podía ser más obvio si en cada cierto lugar habían letreron exageradamente de un tamaño visible indicándonos por dónde ir.

Después de avanzar y haber pasado South Houston, estábamos en la avenida Gulf Fwy y nos dirigimos en dirección recta hasta que doblamos a mano derecha en la salida 8B, entonces todo estaba claro.

Estábamos cerca del mar, muy cerca porque llegaba a escuchar los sonidos que emitían las olas y fue entonces que desde el momento en que había entrado al auto, dirigí mi vista hacia él.

Louis estaba concentrado en la tarea de conducir, de manera tranquila y despreocupada. Su cabello se encontraba relativamente desordenado y me contuve con la urgente sensación que tenía de pasar mis dedos para arreglarlo de alguna manera. Bajé mi vista lo suficiente, para apreciar su perfil y me detuve en cuanto me concentré en sus labios. La manera en la que siempre me sorprende con sus besos era una perfecta manera de poder olvidarme de todo lo que me rodea a mi alrededor, son en esos momentos en los que sólo somos él y yo.

Louis se percató de mis miradas y volteó para mirarme a los ojos.

Sonreí y sentí cómo mi corazón palpitaba continuamente y como el rubor subía a mis mejillas por haber sido muy obvia desde el principio, me devolvió el gesto y bajé mi vista a mis dedos entrelazados.

Dirigí mi vista por la ventana, en un momento en el que sabía que tendría que enfrentar tarde o temprano su mirada. Me sorprendí por el haber estado cerca de un semáforo, lo que daba a entender que estábamos en una zona urbana. Se detuvo en el semáforo rojo y sentí su mirada en mí.

─No me molesta que estuvieses viéndome ─susurró─. No cuando sé que yo haría lo mismo, es decir, eres preciosa, ¿por qué no darme algunos minutos para apreciarte?

Sonreí tímida y lo miré a los ojos. Atrajo su mano derecha y entrelazo sus dedos con mi mano izquierda. Su caricia de alguna manera, en la cual no sabía exactamente qué, había despertado algo en mí, pero siendo sincera no lo sabía.

─Eres demasiado hermosa... lo sabes, ¿no es cierto?

Sonrió y dejó un escaso beso en mi mano para luego seguir conduciendo.

Seguíamos en silencio hasta que llegamos a un estacionamiento y luego aparcamos. Me di un tiempo en mirar a nuestro alrededor. No habían muchos autos, hasta donde observé sólo eran dos pares de éstos y una motocicleta aparcada un poco lejos de donde había estacionado Louis.

Bajó en un movimiento rápido y luego rodeó su carro para abrir la puerta a mi lado. Hizo una elegante reverencia, para que yo bajara dándome una de sus mano y así sujetarla mientras bajaba.

Sonreí ante su gesto, para luego agarrar mi pequeño bolso y bajar un poco mi vestido ya que éste estaba más arriba de lo usual.

─Espera un momento ─se dirigió a la parte trasera del auto─, sólo necesito sacar algunas cosas e iremos.

Cerré la puerta para hacer tiempo y él llegó a mi lado con una especie de cobija. Funcí el ceño y el sonrío. Lo miré y negó con la cabeza.

─No, preciosa ─dijo─, no dormiremos aquí. Sólo estaremos frente al mar ─llevó la cobija a su otra mano y con la otra libre, me ofreció la mano─. Ven, valdrá la pena.

Todo vale la pena, si es a tu lado. Pensé.

Yo no había pensado en quedar a dormir fuera de mi hogar, era algo que no haría a pesar que ya había dormido con él por una noche. Ésa noche.

Mis recuerdos viajaron sin previo aviso y todos mis pensamientos se concentraron en esa noche. Posiblemente la noche en la que había tenido más intimidad con un hombre. La única noche en la que he dormido con él o alguna persona que no comparta la misma sangre. La noche en la que nos besamos sin medir nuestros actos, la noche en la que casi me dejo llevar... en la que no seguí por lo cobarde que era, por no estar preparada, por no saber lo que quería y por no saber sí en verdad lo quería con él.

─No nos falta mucho, en unos instantes llegaremos ─la voz de Louis me saca de mis cavilaciones y siento el pequeño apretón de mano que da en nuestras manos entrelazadas.

Caminamos en lo que parece un par de minutos para llegar a la orilla del mar.

Suelta de mi mano para extender la cobija que traía en brazos a un punto alejado de donde llega el agua del mar.

Me toma de la mano y me ayuda para que me siente, estaba claramente consciente de que llevaba puesto un vestido, por lo que crucé de mis piernas y acomodé del dobladillo de éste para que no pudiera mostrar nada imprudente.

Al cabo de unos segundos, él se sienta a mi lado con sus brazos sujetandos sus rodillas ahora dobladas.

Nos sentamos a apreciar el mar. Eso era lo que estábamos haciendo. El sonido de las olas, el tintineo de las aguas chocar con las rocas, el silencio que había después de sólo el sonido del mar. De pronto, todo esto se hizo perfecto para mí. La noche era y es todo lo más cercano a perfecto.

Cerré mis ojos para que mis pensamientos volasen y que pensaran lo que quisiesen, y fue entonces que me eché. Desdoblé mis rodillas y me acosté en la pequeña cobija extendida bajo la arena, que para mi sorpresa, al estar tan cerca del mar, no estaba húmeda.

Por un momento, sólo por un momento, pensé que estaba sola. Entonces, Louis se unió conmigo y se echó a mi costado.

─¿Puedes sentirlo? ─preguntó.

Con el ceño fruncido respondo con otra pregunta: ─¿Sentir el qué?

─Esa paz... La tranquilidad en la que nos encontramos ─soltó un suspiro a medida que dejó de hablar.

─S-Sí ─noto lo nerviosa que me encuentro por cómo me costó sólo responder con monosílabos.

─Éso es lo que siento, cada vez que estoy contigo ─su voz sale ronca, pero dulce al mismo tiempo─. Tú irradias paz. Lo eres todo para mí.

Esas palabras, hace que todo lo que era perfecto hubiese sido aún más.

─Louis... ─fue todo lo que alcance a decir. Me siento tan estúpida por no haber dicho algo similar.

Se sienta de pronto, haciendo que yo haga el mismo acto. Eleva una de sus manos hasta alcanzar mis mejillas y deja una suave caricia en ella. Cierro mis ojos ante el contacto y disfruto de su inesperada, pero muy bien recibida caricia.

Puedo percibir su respiración y eso hace que mi nerviosismo regrese. Soy vagamente consciente de la cercanía en la que estamos, de lo muy cerca que nuestros labios pueden estar ahora mismo, pero aún así, me limito a seguir con mis ojos cerrados. Trago saliva con dificultad porque quiero pensar que en lo próximo que ocurrirá es lo que yo quiero.

Su pulgar acaricia las comisuras de mis labios y sonrió ante la íntima sensación. Entonces, me encuentro desesperada por que nuestros labios se unan, por la abrazadora sensación de tener sus labios sobre los míos.

Y sin previo aviso, me encargo de ser yo misma la que separe esa distancia entre nosotros, mis labios tocan torpemente los suyos, debido a que en ningún momento quise abrir mis ojos. El beso es lento hasta que Louis abre paso y enciende la chispa de calor que sólo él sabe encender en mí.

Nuestra respiración está un poco alterada pero no del todo. Se aleja solo un poco y apoya su frente con la mía. Abro mis ojos por una fracción de segundos, cuando lo veo.

Sus ojos están cerrados, pero puedo percatarme de la pequeña sonrisa formada en sus labios.

Él abre sus ojos y su sonrisa se ensancha más. Deja un pequeño beso en la esquina de mi boca para luego dejar otro debajo de mi oreja y después un poco más debajo sobre ésta.

Su mirada busca la mía y cuando la encuentra, puedo entender que de alguna manera, me está pidiendo permiso para seguir con su sección de besos.

Le regalo una sonrisa, esperando que sea suficiente y entonces sigue con su tarea. Empieza a dejar besos por mi cuello y sigue así dejando un camino hasta llegar a mi hombro.

Mi vestido es de manga larga y puede que por esa misma razón, en estos momentos no tenga suficiente frío, pero a pesar de eso, pienso en la estúpida suposición de que es sólo Louis quién irradia calor. O simplemente son sus besos, inclusive todo de él.

Sus labios se unen nuevamente a los míos y me dejo caer en la cobija tendida en la arena. Él sigue mis pasos, cosa que no quisiera detener. Apoya su codo derecho a un lado de mi cabeza mientras que con la otra, la deposita en mi cintura. Sus rodillas están a cada lado de mis caderas y soy vagamente consciente de la posición en la que nos encontramos.

Me doy unos segundos, esperando a que mi nerviosismo llegue y arruine todo el momento. De tal forma cómo pasó hace algunos días atrás. No quería estropear el momento y yo no tenía por qué hacerlo, no quería en lo absoluto.

Pero nunca llegó.

Su mano ubicada en mi cintura viaja hasta por el extremo de mis piernas, pasa por mis muslos y llega hasta el extremo en dónde llega el dobladillo de mi vestido. Su mano sube la tela que separa su piel de la mía, alejándola. No deja en ningún momento el contacto de sus labios contra mi piel.

─L-Louis... ─gimo por la acalorada sensación que pasa por mi espina dorsal haciendo que mis caderas se eleven.

Sus manos bajan hasta mi rodilla y la dobla un tanto quedando mi pierna ligeramente flexionada. Sus caderas chocan con las mías, a pesar del acto, no siento peso alguno de su parte pero entonces, lo siento. Siento el bulto hecho entre su entrepierna dejándome saber lo muy excitado que se encuentra y me tenso casi al instante.

Su caderas hacen el mismo impulso que el anterior y lo siento aún más. Sus labios encuentran los míos y este beso es mucho más apasionante, más urgente, más... excitante.

Nuestros labios se mueven sincronizadamente, y me siento embriagada por todas las sensaciones que estoy viviendo ahora mismo.

Gimo cuando Louis muerde mi labio inferior y luego pasa su lengua por la zona afectada. Sus caderas se mueven impresionadamente a un ritmo calmado y su mano no deja de acariciar mi muslo desnudo.

Quiero que esté todo lo más cerca posible de mí, quiero que me toqué de todas las formas en las qué él sabe cómo hacerlo, quiero que él me bese de la forma que siempre lo hace, lo quiero todo de él. Y lo quiero ahora.

─P-Preciosa... ─habla con voz ronca─. Q-Quiero... quiero hablar contigo sobre algo muy importante.

Sus palabras me ponen en alerta y hace que todo en lo que piense sea en las probabilidades de dejar pasar el tema de conversación y concentrarnos en lo que estábamos haciendo.

Se aleja y se sienta a un costado. Noto lo nervioso que está y hago lo mismo. Cuando estoy sentada, estiro el dobladillo de mi vestido ya que éste se encontraba mucho más alto de la mitad de mis muslos. Siento el ardor en mis mejillas y me pregunto si él llegaría a notarlo a pesar de que sólo la luz de la luna es la única iluminación en estos momentos.

─Habla... ─dije en tono suave. Acomodé un mechón suelto y lo dejo detrás de mi oreja para que no moleste al menos por un buen rato.

─Es sobre... nosotros ─su mirada encuentra la mía, y no digo nada esperando a que él termine con lo que vaya a decirme─. Sobre lo que somos...

¿Lo que somos?

Frunci el ceño y Louis sonrió nervioso.

─Probablemente sea normal para nosotros, es decir, pasar tiempo, basándonos y todo eso... Pero quiero que sepas que para mí, esto no es un juego ─sujeta mi mano y me mira fijamente a los ojos─. Quiero que sepas que lo nuestro es algo muy especial y significas mucho para mí... Yo... yo nunca jugaría con tus sentimientos ─besa el dorso de mi mano y luego vuelve su vista hacia mi─. Yo quiero que...

Entonces no me contengo y me abalanzó hacia él. Beso sus labios desesperadamente y me siento a horcajanadas entre sus piernas. Los dos estamos sentados así que sólo necesito doblar de mis rodillas para no quedar en una incómoda posición.

Louis rápidamente me corresponde al beso y luego deposita su manos en mis caderas, acercandolas a él. Siento el bulto debajo, pero lo ignoro casi por completo. Ignoro también, el hecho de que estoy con vestido y que debido a mi posición actual, ahora mismo, mi ropa interior esté en contacto con su pantalón.

Respira profundo y se aleja lo suficiente y hago lo mismo para poder respirar de manera adecuada.

─Quiero que seamos novios, quiero que seas mi novia ─sus ojos viajan de mis labios a mis ojos─. ¿Me permites hacerte la mujer más feliz de ésta generación y me permitirías, por favor, ser la persona más feliz y afortunada de tenerte a mi lado? ¿Te gustaría estar conmigo?

Mis manos se ubican en su cuero cabelludo y vuelvo a besarlo, otra vez. Nunca me había sentido de esta forma, nunca había sentido ser la mujer más feliz del mundo, porque eso sentía ahora mismo. Mis emociones eran muchas, pero no tenía tiempo para pensarlo.

Louis quería ser mi pareja. Y eso era lo que más quería en la tierra.

Lo atraje más a mí y lo besé con todo el cariño que pude.

Nos alejamos por un momento y él jugueteo con el dobladillo de mi vestido mientras buscaba mi atención.

─N-No h-has respondido... ─dejó saber.

Sonreí porque estaba nervioso. Louis Morgan estaba realmentemente nervioso y eso era a causa mía.

Debo admitir que me aterraba el pensar que nunca llegaría este día. Pensé que él sólo sería uno de esos chicos que comparten algunos días, unos cuantos besos y luego dejaban a las chicas solo porque se había acabado la diversión.

─Sí. Por supuesto que sí quiero estar contigo ─besé sus labios y luego hice lo mismo unas cuantas veces hasta que habló él.

─Joder, pensé que dirías que no ─soltó un largo suspiro y luego apretó su agarre en mis caderas y me atrajo hacia si mismo.

─¿Por qué? ─jugué con las ondulaciones formadas en su cabello.

─No lo sé ─susurró y después besó mi cuello─. Pero me vuelves loco.

─Son mis besos ─bromeé.

Por su parte, soltó una risotada diciendo: ─Oh, créeme, no sólo son tus besos.

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