Hoy desperté con unas ganas inmensas de salir.
Victoria no estaba, y no estaba bajo el cuidado de nadie.
Libre soy, libre soy. No puedo ocultarlo mááás. Libre soy, libre soy. Se fue Victoria al fin.
No es la mejor canción, pero Emma la canta todo el puto día.
Bueno, desayuné y me di una ducha rápida.
Me vestí con una polera sin mangas de estados unidos amarrada, mis converse con caña azules y un short de jeans roto.
Me ondulé el cabello, me maquillé, hice mi cama y lavé los platos que usé en el desayuno.
Estaba a punto de salir al centro comercial hasta que tocan la puerta.
Ogh, ¿Quién viene a arruinarme el día? Recién son las 12:30 y ya me vienen a molestar.
-¡Ya voy!- Grité enojada.
Abro la puerta, y es cuando me doy cuenta que son Meg y Chad.
Ahora me arrepiento de las cosas que dije antes.
-¡Kim!- Dijo Meg con entusiasmo.
-¡Pitufina!- Dijo de la misma forma Chad.
-¡Meg! ¡Gay!- Respondí imitándolos. Después me confundí.- ¿Qué hacen aquí?
-Tu mamá nos llamó para que te cuidemos hoy.- Explicó Meg entrando a la casa y mirando al rededor.
Esperen. ¿Cómo supo mi mamá que Victoria no me estaba cuidando si yo no le dije nada y si Victoria no tiene teléfono? Siempre he sospechado que es algún tipo de alien que está pendiente de mí.
-¿MI mamá?- Dije remarcando "Mi".
-Sí. Tu mamá.- Dijo Chad obvio.
-Qué raro.- Dije encogiéndome de hombros.
-Lo mismo dije yo.- Dijo Meg imitándome.
Los tres nos sentamos en el sillón y Chad prendió la televisión.
-¡A ver una película!- Gritó Chad.
~•~
Bueno, es el día más aburrido que he pasado con Meg y Chad hasta ahora.
Estamos pegados viendo la película de Los Simpson, que la he visto mil veces y ahora se volvió aburrida.
Quiero hablar con Meg sobre lo que pasa entre ella y Alex. Es algo realmente interesante. Por lo menos para mí.
Pero no puedo hablar de eso porque Chad está aquí y... No lo sé. La sobreprotección...
-Bien, no me extrañen, chicas. Voy al baño. Kim, ¿Donde está...?
-Arriba, tercera puerta a la derecha.
Chad asintió con risa y subió las escaleras.
Una vez que se escuchó el sonido de la puerta del baño cerrándose, miré a Meg y la comencé a molestar.
-Así que... Tú y Alex Meller, ¿No?- Dije pícara y moviendo las cejas de arriba a abajo.
Vi que Meg se tensó.
-¿Qué...?- Dijo con una voz aguda.
-Vamos, Meg. Es obvio que se gustan. He visto como tú lo miras a él y como él te mira a ti. Eso no puede significar nada.- Dije con risa.
-No pasa nada entre nosotros.- Suspiró.- Es un idiota.
Y reí.
Meg y su mala manera de mentir...
-Pero no hablemos de mí, hablemos de ti.- Siguió Meg.- Así que... Tú y Luke Brown...- Dijo Meg pícara y moviendo las cejas de arriba a abajo al igual que yo antes.- ¿Por qué siempre te gustan chicos mayores que tú?
Reí.
-No lo sé. Será porque todos los de mi edad son horribles. Y sí. Yo y Luke Brown.
-Él estaba en detención, me senté junto a él y ahí supe que él era tu novio. Obvio que lo amenacé. Le dije que te hacía algo, no viviría al día siguiente.
Y reí.
-Pensé que... No lo sé... Querías robármelo o algo así.- Dije nerviosa.
-¿Qué? ¿Por qué? Tú sabes que yo jamás haría eso.- Dijo poniendo una mano en su pecho haciéndose la ofendida. La miré seria.- ¿Te lo he hecho?
-Tres veces, antes de que te fueras al internado.- Dije seria.
-Bueno, eso fue hace cinco años o más. Dejemos eso en el pasado. Al igual lo que pasó en detención. Jamás pasaría algo entre Luke y yo. Es lindo y todo pero... No es de mi gusto.
-Claro que no es de tu gusto, porque te gusta Alex, ¿No?- Dije pícara.
-¡Ya basta, Kim!- Dijo enojada.
Y reí.
~•~
Cuando Chad llegó del baño, Meg me contó todo lo que hizo en el internado, al igual que yo le conté todo lo que pasó aquí.
-Oye y... ¿Quieres ir al parque?- Me preguntó Meg.
-Obvio.- Respondí.- Chad, ¿Vienes?
Chad buscó su abrigo que había colgado cuando llegó y asintió.
~•~
-Y llegamos...- Dijo Chad que al llegar se fue enseguida.
-Idiota.- Dijimos Meg y yo al unísono.
Y reímos.
No pude evitar escuchar la voz chillona que tanto odio. Sally. Sally Thompson está aquí.
La miré fijamente con odio.
Sentí que Meg me observaba sin entender nada.
-Emmm... ¿Kim?- Dijo.- ¿A quién miras?
-A ella.- Dije apuntando a la zorra.
De verdad parecía zorra. Estaba vestida con un vestido negro muy corto ajustado con unos tacones como de 40 centímetros. Díganme, ¿Quién mierda viene así al parque? Sólo una zorra, que es Sally.
De hecho no tengo idea de lo que está haciendo ella aquí. Se supone que ella está de viaje con Nick.
Pero, ña.
-¿Quién es ella?- Dijo confundida.
-Es Sally Thompson. Mi enemiga.
-Ah, como Annabeth.- Dijo por lo bajo.
¿Escuché Annabeth? ¿Annabeth no era la novia de Alex?
Ña, ella sabe.
-¿Qué?- Dije confusa.
-Nada.- Respondió con rapidez.- ¿Y porqué la odias tanto?
-Bueno, ella es muy puta. Y ella me robó a mi novio que a los dos días él terminó con ella por lo insoportable que es. Luego ella para sacarle celos, estuvo con Chad, que lo botó también a los dos días.
-Oh, no. Ahora sí que la mato. ¿Pero como Chad se puedo meter con ella?
-Para él no fue nada. Fueron sólo besos, pero obvio que ella lo exageró.- Expliqué y Meg bufó.
Yo seguía mirando a Sally con los brazos cruzados mientras Meg miraba hacia otra parte y dijo casi gritando:
-¡Oh, no! ¡Me muero! ¡Qué hermoso!
Y corrió hacia un chico que estaba parado en medio del parque.
Fui donde ella y vi que estaba acariciando a un perro, muy horrible. Es obvio que le dijo hermoso al chico ¿No?
-Meg, me asustaste. ¿Por qué corriste?- Le dije a mi prima.
-Mira, ¡¿No es hermoso?!- Dijo acariciando al horri/perro.
Ahí es cuando miré al chico realmente era hermoso. Ojos celestes muy potentes, cabello castaño oscuro y se parece un poco a Luke.
Solo un poco.
Casi nada.
Quizás por eso es tan hermoso.
-Si, es muy hermoso.- Dije mirándolo.
Él me miró e hicimos un poco de contacto visual. Hasta que se escuchó un grito a lo lejos:
-¡Matt!- Se escuchó.
Vi y era Alex.
Alex, El arruina momentos.
Alex vino corriendo hacía nosotros y le dijo al chico:
-Matt, literalmente te busqué por todas partes.- Dijo exhausto. Luego giró hacia mi prima.- ¿Meg?
-¿Alex?- Respondió Meg levantándose del piso.
Uuh... a los dos se les iluminaron los ojos... No entiendo por qué no aceptan que se aman.
-¿Se conocen?- Preguntaron al unísono Alex y Meg.
Uuh... Y se conectan...
-Yo, vine corriendo hacía aquí para ver al hermoso.- Explicó Meg refiriéndose al horri/perro.
-¿Qué?- Respondió Alex molesto. Supongo que pensó que le decía hermoso al chico.
-Lo encontré hermoso.- Repitió.- ¿Y tú? ¿Lo conoces?
-Sí, es mi primo.- Respondió Alex obvio.
Meg y yo abrimos los ojos como platos y dijimos al unísono:
-¿Son primos?
-Sí.- Respondieron al unísono los dos chicos.
Ahí es cuando miré de nuevo al dueño del horri/perro y me di cuanta que él me estaba mirando también.
Alex le dijo algo a Meg y nos dejaron solos a mí y al chico.
-Así que... Me encontraste hermoso, ¿No?- Dijo moviendo ambas cejas de arriba a abajo.
Levanté una ceja, crucé los brazos y me quedé observándolo.
¿Porqué todos los putos hombres son iguales a Jake?
-¿Qué pasa? ¿No me vas a hablar?- Habló de nuevo.
Negué con la cabeza, me di media vuelta y me comencé a ir.
Quiero saber lo que están haciendo Meg y Alex.
Pero el dueño del horri/perro me detuvo:
-Vamos, bonita. ¿Enserio me vas a dejar hablando solo? Por lo menos dime tu nombre.
-Tú mismo estás insistiéndome, lo que hace que hables solo. Y es Kim.- Respondí a todas sus preguntas rápidamente.- ¿Y quién eres tú? No quiero pensar que eres un tipo psicópata y violador.
Y rió.
-Soy el primo de Alex, ¿No oíste?
-No me basta. ¿Quién eres?- Dije cruzándome de brazos.
-Soy Matt.- Respingo secamente.
-Matt, qué.- Dije de la misma forma.
Suspiró.
-Matt Baker. Tengo 17 años. Soy hijo único. Vivo el Los Ángeles. Soy primo de Alex Meller. Estudio en St. Matthew's School. Tengo mi propio auto. Vivo solo. Y tengo un perro.- Dijo encogiéndose de hombros y apuntando al horri/perro.
Esperen. ¿Dijo que vivía sólo? ¿¡A LOS 17 AÑOS!? Y también dijo que tenía un auto. Y que iba en St. Matthew's School, la segunda escuela más cara de todo el país. Esa escuela y la mía son rivales, se odian. No me pregunten porqué pero se odian. Odio a todas las personas que van a esa escuela, y ellos nos odian a nosotros. Ogh, como odio St. Matthew's School.
Ellos piensan que como son la segunda escuela más cara del país, son los dueños del mundo. No saben nada sobre nada.
Bueno, yo tampoco, pero no estamos hablando de mí ahora.
-Ahora entiendo por qué eres... Así. Vas en Matthew's, ¿No? Todos son iguales.- Dije sin importancia.
Me miró con cara de no entender nada. Luego entrecerró los ojos y reaccionó:
-¿¡Eres una McAllister!? Pf, eso explica tanto. Todos ustedes son unos pobres que no pueden pagar nada. Alex y yo siempre nos burlamos de la gente así.
-Alex es un McAllister, idiota.- Dije en tono de burla.- ¿Lo ves? Fue justo ahí donde se notó que eres un Matthew's.
Ambos entrecerramos los ojos y nos quedamos mirándonos con odio.
Odié a este tipo.
-Kim.- Me llamó Meg. Al parecer había llegado de su "Cita" con Alex. Bueno, no fue una cita pero déjenme imaginar.
No le hice caso.
-Kim, si no vienes vendrá Chad y no creo que te guste la idea.- Entonces miré al chico Matthew's que odio como si nos hubiésemos "Enamorado".
-Me tengo que ir, Matt. Un gusto en conocerte.- Dije fingiendo dulzura y con una sonrisa más falsa que Sally.
-El gusto fue mío.- Me imitó.
Después de eso me fui con Meg y Alex se quedó con Matt ahí atrás.
Meg me estaba hablando pero no la escuché, ya que di vuelta y le saqué el dedo de al medio a Matt.
Él hizo lo mismo pero más disimuladamente ya que estaba hablando con Alex y nosotros no queremos que ellos sepan que nos odiamos.
Me di media vuelta y Meg me preguntó pícara:
-¿Y qué pasó con ese chico?
-¡¿Qué?! ¡Nada!- Dije con asco. Meg me miro con cara de sin entender nada y decidí arreglar la situación.- Nada, ¿Qué podría pasar? Tengo novio y no quiero olvidar eso.
-Sí, que bueno que lo recuerdes.- Respondió.
Fuimos por Chad y nos fuimos a mi casa.
~•~
-Bueno, aunque casi no estuvimos juntos, fueron los mejores niñeros que tuve.- Dije despidiéndome.
-Niñera.- Corrigió Meg.- Porque Chad ni siquiera apareció cuando nos fuimos.
Y los tres reímos.
-Bueno, pórtate bien y sueña con los angelitos.- Dijo Meg mirándome seria. Y ambas estallamos a carcajadas.- ¿A quién engaño? Tú eres igual a mí.
-Todavía no puedo creer lo que hiciste en el internado.- Dije.
-Yo tampoco.- Rió Chad.
-Lo que hace el aburrimiento, ¿No?- Y los tres reímos.- Bueno, adiós.
Nos despedimos y con eso se fueron.
Cerré la puerta, subí a mi habitación, me quedé en ropa interior y me puse una polera larga de Chad que dejó aquí una vez que vino.
Con eso bajé, me tiré en el sillón, prendí la televisión y pensé:
Aunque no me estuvimos juntos en todo el día, definitivamente son mis dos niñeros favoritos.