Life Within

By KoalaHun94

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«Luhan es él dijo del presidente surcoreano; para su mayor aprendizaje universitario viaja a Europa por un la... More

Reencuentro II
Desconocido
Dos mundos
Realidades
Epílogo.

Reencuentro

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By KoalaHun94


Capítulo 1

Parte 1.

-Señor Xiao tiene una cita con su hijo.-dijo su secretario.

-¿Ya está viniendo?.

-Si, está esperándolo en un aeropuerto a pocas calles de acá. Enseguida lo traemos.

-No, quisiera caminar un poco.

-Lo sentimos señor, pero en estos momentos no puede. Vendrán a aprobar unos contratos y debe estar presente-se acomodó las gafas- Permítame traerlo.

-Ya, ya-gesticuló algo fastidiado-Tráelo rápido-suspiró-Sano y salvo.

-Como usted diga señor.

Dio una última reverencia saliendo de aquella habitación.

Es increíble como un padre no puede resistir un minuto sin su hijo; el amor hacia su primogénito es mágico y maravilloso. El señor Xiao se encontraría en pocos minutos con su hermoso y único hijo, Luhan; a quien no veía por más de diez años.

Siempre quiso lo mejor para su pequeño. Desde que su madre se fue, trató de que no sufriera y darle una vida tranquila, alejándolo así de los problemas hasta que el creyera ya estaba listo.

Espero segundos, minutos y horas hasta que llegara; empezada a desesperarse, al menos ese tiempo fue recompensado al llegar por la puerta. Luhan había llegado y así el corazón de su padre empezó a desbordar alegría. Vio a su hijo alto y guapo, era igual pero a la vez tan diferente que hace diez años solía ser.

-¡Luhan!, ¿eres tú?-corrió a abrazar a su hijo.

-Si-sonrió el mencionado- ¿o esperabas a alguien más?

Ambos se seguían abrazando, el señor Xiao desbordaba felicidad puesto que su hijo había llegado.

Luego de una cálida bienvenida, decidieron ir a la terrada y luego de ordenar un poco de té, se sentaron a seguir platicando acerca de la vida en el extranjero.

-Por lo visto no te fue tan mal. –tomó un sorbo de su taza.

-No, aunque fue difícil estar fuera de Corea por mucho tiempo.

-A veces quería dejar todo e irme a verte. Sentía te necesitaba.

El Señor Xiao comenzó a llorar, anunciando la melancolía de esos años por no estar con su retoño. Luhan corrió al lado de su padre y se sentó a su costado, limpiándole las lágrimas que corrían por su áspera mejilla.

-Ey ey. ¿Qué pasa?, se supone ya estoy de vuelta. –le cogió de la mano –Te prometo ahora estaremos juntos.

-Gracias pequeño.

Después de contarle a su hijo que lo eligieron tres veces para ser presidente de Corea, le contó el gran aprecio y nuevas leyes que habían establecido con la ayuda de la democracia en el pueblo. La gente lo consideraba el mejor presidente de Corea, el más amoroso y dedicado de toda la historia surcoreana; a pesar de ser Chino manejaba muy bien el país y eso era digno de admirar.

Siguieron con la plática, compartiendo anécdotas y una que otra risilla bebiendo te en la terraza. Un par de horas pasaron para que el presidente sea llevado por su secretario puesto que tenía asuntos pendientes en su apretada agenda, pero no sin antes de hacer prometer a su hijo que se quedaría aunque sea por esa noche.

Se cerraron las puertas y Luhan decide dar un recorrido por toda la casa, recordando aquellos momentos inolvidables que tuvo allí; recordó cuando lo llevaron a pescar, fue la última vez que pudo ver a sus padres felices juntos a él, digno de una familia. Pero no todos los momentos eran hermosos. El último recuerdo que tuvo con su madre era la vez en la que ella llegó irrumpiendo la oficina de su padre con un extraño papel, tomando a su hijo fuertemente de su mano. "No tienes suficiente tiempo para nosotros, Luhan y yo necesitamos eso, una vida así no me funciona. ¡Firma los papeles!". Para un niño apenas de diez años fue duro cuando sus padres llegaron a los tribunales discutiendo la custodia del pequeño, saliendo victorioso el Señor Xiao con el acuerdo de ser visitado por su madre cuando ella quisiera.

Con el motivo de no recordar esos malos momentos fue hasta la cocina a buscar un poco de jugo de naranja, sabía que lo encontraría en la nevera ya que era el favorito de ambos. Cogió un vaso y lo llenó tomándolo de un solo trago. Conocía la casa perfectamente por lo que cogió sus maletas y las subió a la que fue su habitación, las depositó a un costado cerca de su cama y se desplomó encima de esta.

A su mente seguían llegando recuerdos infinitos, uno de ellos involucraba cuando todos pintaron su habitación decorandola de la mejor manera que un niño podía imaginar, después del trabajo hecho todos terminaron manchados de pintura con una hermosa obra de arte frente a ellos.

Sacó su portátil del bolso, tecleó algunas cosas y en pocos minutos ya se encontraba hablando vía Skype con su amigo de la infancia, BaekHyun. No lo había visto en persona desde que viajó a Europa, pero nunca cortaban comunicación alguna y ahora él había vuelto a Corea así que podrían salir y divertirse como antes, pero sería mañana ya que había prometido a su padre que se quedaría al menos ese día en casa.

-¿Y cómo te fue con las clases de diseño?.

-Fue duro ya que mi padre quería estudiara administración, pero gracias a hablarlo un poco pude estudiar ambas carreras paralelo. Pero vaya que terminaba el día agotadísimo.

-Se nota- rió- Mínimo y conseguiste el número de alguna chica guapa.-soltó una carcajada al otro lado del monitor.

-¿Alguna?¡Casi toda mi clase quería conmigo!-anunció el muchacho de cabellos negros.

-¡NO!, estás en bromas ¿cierto?.

-Al parecer no, inclusive mi profesora de lengua trató de tener un romance conmigo.

- Por algo es, "profesora de lengua". ¿Cómo se llamaba?

Enfatizó la última frase haciendo comillas en esta última. Y le creía, su amigo siempre había tenido el rostro tan delicado y esto solo hacía que no pasara desapercibido en ningún lugar, sacando suspiros de algunas chicas y chicos que estudiaban con ambos. Baek y Luhan eran los más bellos en todo lugar al que iban, algunos los pintaban de chicos muy delicados pero eso poco les importaba, ellos estaban felices de la suerte que les habían mandado.

-Supongo-rió.- su nombre era Taeyeon, aunque no fue nada serio más bien fue para cursar invicto ya que tú sabes cómo hay esas mujeres locas que se desahogan y luego terminan desaprobando.

-Si se bien a lo que te refieres, aunque sigo sin entender por qué te fuiste a estudiar allá durante el periodo escolar y universitario.

-No había mucho que elegir, pasé por malos momentos y bien lo sabes, lo bueno es que volví y ahora no podrás librarte de mí ¡O cerrarme el Skype en medio de una conversación tan importante.!

Ambos rieron.

-¡Si, desde mañana empieza nuestra locura.!

-Yeah, yo yo yo man!.

Y allí desató la locura de ambos chicos que gritaban con la emoción acumulada por el retorno del muchacho.

Luego de un plácido momento hablando e invadidos por el cansancio, dieron por terminada la conversación que ambos guardaban. Apagó el portátil y la guardó en su bolso, donde también echó un poco de ropa como acostumbraba hacer siempre por precaución.

Se levantó de la cama buscando entre sus maletas un pantalón y una camiseta holgada para poder descansar, se cambió rápidamente. Inconscientemente miró por la ventana, donde pudo percatarse que un hombre alto miraba hacia esa dirección. La luz de la luna no le daba completamente al rostro, pero si llegaba a iluminar esa perfecta sonrisa ladeada para luego irse lentamente y perdiéndose en el oscuro de la noche. Cerró las cortinas y se tiró en su cama, "eso fue algo raro, ¿será un acosador?" pensó pero luego se golpeó la cabeza por pensar tal estupidez. Acobijándose lo mejor que pudo se hundió en un profundo sueño.

A la mañana siguiente fue despertado por una linda señorita.

-Buenos días joven Xiao-le dedicó una leve reverencia al somnoliento chico que se encontraba frente a e ella.-Su padre lo está esperando en el comedor.

-¿Qué hora es?-dijo al momento en que se frotaba los ojos con suma delicadeza.

-Exactamente son las ocho y su padre tiene muchos pendientes hoy, así que le agradecería si se cambiara lo más rápido y baje pronto.-dijo saliendo por la puerta.

"Que delicada" dijo entre sus adentros causándole mucha risa. Le pareció poco delicado el trato de aquella señorita, pero lo entendió ya que su padre es un hombre muy ocupado y deben de mantenerle los horarios lo más perfecto posible.

Dio un brinquito a su cama con rumbo al cuarto de baño dentro de su recámara. Se aseó y se vistió poniéndose una camisa blanca, unas converse rojas con un pantalón negro ceñido que amoldaba sus delgadas y perfectas piernas.

Bajó al comedor. Pudo presenciar al gran presidente de Corea sentado y frente a él pequeños platos, tazas, comida en bandejas y tantas cosas de las que se extrañaba. Su padre al verlo bajar se levantó saludando a su pequeño, Luhan.

-Buenos días padre.

-Buenos días Lu. ¿Qué tal dormiste? -ambos se acomodaron en sus respectos asientos, esperando a que les trajeran la comida para luego repartirla en sus platos.
-Genial, como hace diez años.

-Me alegro mucho. Lamento levantarte tan temprano.

-No te preocupes, si no me levantabas era capaz de levantarme la próxima semana.

Ambos rieron al unísono.

-Cierto, eres muy dormilón.

Así continuó el desayuno, Luhan compartió su deseo de vivir solo y luego de tanta insistencia su padre aceptó. Era hora del postre, comieron buñuelos, su hijo acababa de venir por lo que mandó a traer su favorito. Tanto padre e hijo compartían los mismos gustos, inclusive cuando era su cumpleaños era como si se estuvieran regalando algo para ellos mismos.

Luhan trataba de que el desayuno lo más cómodo y parecido hace diez años atrás, que su padre se diera cuenta de que él no había cambiado que seguía siendo el mismo niño de antes solo que más maduro y alto.

El desayuno iba de lo mejor hasta que aquella señorita que lo despertó, llamó a su padre con asunto urgente acerca de unos ataques norcoreanos. El Señor Xiao se disculpó con su hijo y siguió a la señorita. Estaba nuevamente solo, aún no había terminado su desayuno pero tampoco quiso comer, así que se levantó de la mesa llevando su plato a la cocina y ayudando a la señora de limpieza.

Subió hasta su cuarto cogiendo su bolso y su celular. Escribió una notita y bajó a dejarla en la puerta de la nevera como en los viejos tiempos, pero como sabía que por falta de tiempo no la vería le envió un mensaje al secretario de su padre con la esperanza de que le anuncie a donde iría.

Prometido, se quedó una noche pero ya tenía que salir. Hace pocas semanas, antes de retornar a Seul, decidió buscar casas o departamentos que estuvieran a su gusto. Él amaba y era partícipe de lo vintage-contemporáneo, por lo que buscaba casas en las que él podía encontrar comodidad; para su buena suerte encontró una hermosa a las afueras de Seul "al menos y podré salir del estrés de la ciudad" pensó.

Cogió un taxi dándole la dirección del lugar y subiéndose. En el trayecto iba recordando esa despampanante sonrisa alineada y fina. "¿Será alguien de la universidad?. No, nadie se tomaría la molestia de seguirme, ¿o si?" pensó. Muchas preguntas atormentaban al muchacho, preguntas que no conseguía tener respuestas; una voz lo hizo salir del trance y al ver por la ventanilla se percató habían llegado. Agradeció a aquel señor dándole cinco dólares porque no tenía dinero propio del país, "quédese con el cambio" y se bajó del auto.

Revisó bien la dirección en su móvil, estaba en el lugar correcto. Llamó al dueño y le dijo que estaba fuera de ésta, a los segundos un hermoso hombre a su misma altura le dedicó una sonrisa.

-¿Joven Xiao?. Buenos días, pase por favor.

-Buenos días, muchas gracias.

-¿Le apetece comenzar con el recorrido?

-Por su puesto.

-¡Que despistado!-estrechó su mano- mi nombre es Jongdae.
Dieron un recorrido por la casa, por cada habitación haciendo que Luhan se quedara más sorprendido por cada pieza y boquiabierto con el final: una piscina que daba vista al mar. ¡Preciosa!

-Espero haya traído los papeles suficientes. ¡La compro!

Anunció satisfecho el pelinegro.

Luego de un momento de papeleo y la entrega de llaves, Jongdae se despide dejando a solas a Luhan quien se había convertido en el nuevo propietario. Sacó el móvil de su bolsillo derecho, dejándole su dirección en un mensaje. Cual niño dio un segundo recorrido, esta vez para inspeccionar más a fondo. Los marcos eran de madera y las puertas daban un aspecto gastado, en embargo no lo estaban; las paredes brillaban de un color perla y el piso daba un aspecto de ser de madera, se podía sentir la brisa húmeda pero a la vez cálida que le obsequiaba el mar. Esa casa fue lo mejor que pudo haber comprado, el muchacho irradiaba alegría por su nueva compra.

Afuera.

¡Al fin llegó!. Casi corriendo salió por la puerta, guardando las llaves en su bolsillo. Frente a su casa se encontraba estacionado un auto rojo deportivo, del cual bajaba una figura familiar. Un hombre a su tamaño de cabellos castaños perfectamente despeinados, dentro de una camisa jean y pantalones cortos caminaba frente a él. Aquel chico de sonrisa rectangular no había cambiado nada, seguía siendo el mismo crio hermoso y la pantalla no hacía injusticia a su favor; se conservaba tan lindo como antes.

-¡Luhan!- corrió a su costado y lo tumbó de un solo abrazo.

-Hombre pero si no has cambiado, ahora. ¡Quítate de mí!

Ambos rieron y se levantaron del piso.

-Era broma. –sonrió-¿Tan pronto llegaste? Pensé demorarías un poco.

-¿Y perder el tiempo?¡Jamás!, debes enterarte de muchas cosas e ir a muchos lugares que han cambiado a parte ¡Tienes casa nueva!; debemos de comprar todo lo que sea posible para que...

Baekhyun era el más emocionado, sonreía y daba muchas ideas; por otro lado Luhan solo se encargaba de mirarlo enternecidamente, su amigo estaba frente a él y le agradaba que volvieran juntos.

-¡XIAO!¿Me estás escuchando?
-¿Qué? Sí, claro.

-Te pregunté si podíamos ir a un club por la noche. Estará genial, ¿te animas?-le palmeo su espalda.

-Claro, te dije haríamos cosas juntos.

Y tras decir esto entraron al auto. El deportivo de Baek había sido regalo de su hermano Jongin cuando este cumplió veinte años. Ahora ambos tenían veintidós años y el castaño podía lucirlo ante todos.

Contaron anécdotas y cantaron al ritmo de la consola del deportivo, se prometieron comprar muchas cosas para la casa de Luhan y al finalizar otro día harían una fiesta, aunque el pelinegro no estaba tan seguro acerca de ese último; fue un chico muy recatado y nunca trató de hacer tanto escándalo, su padre era el presidente y debía de ser mirado como el mejor hijo aunque no fuera así del todo. Baek seguía narrando historias algo conmovido y divertido, le contó que estaba saliendo con un chico menor que el, al principio le daba clases particulares de matemática pero poco a poco esa ayuda y amistad se volvió en algo más a lo que ellos no podían oprimir; ahora iban un año juntos a pesar de que la familia de ChanYeol no se llevara bien con Baekhyun. El momento en que el chico alto les presentó al castaño a su familia sus padres no lo entendieron, odiaron a Baek por meterle ideas en su cabeza y alejándolo de él, felizmente Jongin pudo hablar con la hermana de Yeol (quien apoyaba a la relación) para que dejase que se continuaran viendo, ahora los padres de él no están tan contentos por la orientación sexual de su hijo; sin embargo les importa su felicidad es por eso permiten se sigan viendo.

-Menudo rollo. ¿Y ahora andas bien con su familia?

-No del todo, su padre no soporta tanto verme puede cruzar palabras conmigo pero termina alejándose. Es algo duro.

-Lo siento mucho.

-Déjalo, no pasa nada-sonrió débilmente- además, estoy feliz con ChanYeol. Espero y no te haya molestado que no lo comente en nuestras charlas, no sabía cómo te lo tomarías.

-Te entiendo, no te preocupes. Ahora, ¿me dices a dónde vamos?

-Al restaurante de la hermana de ChanYeol.

- ¡¿ESTÁS LOCO?!¿Y si su padre está allí?
-Es mi cuñada, además me adora y por su padre no te preocupes, es un hombre muy inusual.

-Estás loco.

-Pero así eres mi amigo.

Era cierto, casi veinte años como amigos. ¡Eran hermanos! O al menos no de sangre. El Señor Xiao con el Señor Byun eran amigos desde siempre, cuando el Señor Xiao se divorció de la madre de Luhan, este fue un gran soporte y le ayudó a seguir adelante; a pesar de que el padre de Baek sea solo un ayudante del presidente, se dedica más a los negocios internacionales de Corea con otros países. Desde allí Baek y Luhan tenían ese lazo amical.

Pasaban las avenidas y al fin llegaron a la cafetería de la señorita Yora Park, quien estaba en la puerta principal; era una chica hermosa, de cabellos largos recogidos en una coleta y vestida de color crema, adorable; tenía una bella sonrisa que adornaba su rostro y deslumbraba junto a sus hermosos ojos.

Salimos del auto deportivo y caminamos a por la chica.

___

Nota: Esta es la primera parte del capítulo 1, serán 5 capítulos super extensos divididos en dos partes. Es el primer HunHan escribo, espero me apoyen con sus votos, si es que les llegase a gustar. Mañana estoy subiendo la segunda parte. Si les gustó la primera parte me gustaría me den su apoyo para saber les está gustando. ^^ 




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