a coat in the winter; camren

By milanolivar

8.9M 409K 303K

TODAS LAS HISTORIAS ESTÁN SUJETAS A COPYRIGHT Y HABRÁ DENUNCIA SI SE ADAPTA O PLAGIA. ¿Qué es capaz de hacer... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Último Capítulo
Epílogo
ACITW EN FÍSICO

Capítulo 27

134K 6.1K 4K
By milanolivar

Lauren's POV

En la barra de la cafetería, Normani miraba el reloj, Camila le daba un sorbo a su café y yo jugaba con el vaso de zumo entre mis manos.

-Estás muy callada hoy. –Dije yo al ver a Normani en silencio, y ella se encogió de hombros.

-Mucho trabajo, estoy agotada. –Suspiró cerrando los ojos, y Camila miró sus manos, haciendo una mueca. –Es decir, no quiero compararme contigo, Camila, esto no es nada.

-No, cada uno tiene por lo que quejarse. –Dijo Camila en voz baja mirando a Normani . –Ya no trabajo, no me cogen en ningún sitio. –Apretó los labios con una sonrisa, encogiéndose de hombros.

-Yo estoy buscando a una persona que me archive los casos y tenga manejo en idiomas. –Miré a Normani parpadeando, y Camila tomó un sorbo de su café tranquilamente.

-¿En serio? ¿Por qué no coges a Camila? –La latina soltó una risa, y negó humedeciéndose los labios.

-Porque yo por poco no llegué a graduarme. No tengo formación, Lauren. –Normani y yo miramos a Camila, que seguía bebiendo de su café.

-Ya lo sé, pero eres responsable y... Ordenada, y sabes bien lo que tienes que hacer. Además, sabes español. –Normani asintió, poniendo una mano en su hombro.

-Camila, has criado a tu hija tú sola y por lo que me contó Lauren no fue nada fácil, yo creo que no hay mejor formación que esa. –Camila hizo una mueca soltando un suspiro, negando.

-No sé... No quiero defraudarte, Normani.

-No me defraudarás, eres una persona muy responsable y lo único que tienes que hacer es... Guardar los casos en el ordenador. Todo el mundo sabe utilizar el ordenador. –Mani apretó la mano de Camila, mirándola. –Por favor.

-Pero yo no he estudiado derecho, Mani. Si ni siquiera sabía qué hacer con lo de Maia hasta que llegaste tú.

-Mira, ven a probar un día, si lo haces bien te contratamos. –Camila se quedó en silencio, algo insegura, y apreté su muslo.

-Venga... Sólo por probar no vas a perder nada. –Me encogí de hombros sonriendo.

-Está bien.

*

La mañana sin Camila era aburrida, paseé con Dash por la playa, volví a casa y vi aquellos programas de deportes que estaban en antena el día entero en los canales de Portland. Casi rozando el medio día, recibí un mensaje de Camila.

"No puedo ir a recoger a Maia. ¿Vas tú, por fi? Te quiero."

Claro que quería ir a recoger a Maia, y allí estaba, en la puerta del colegio esperando a que Maia saliese de clase, mientras Dinah revisaba el móvil una y otra vez.

-Tienes una entrevista el miércoles, y el martes una sesión de fotos. –Me giré para mirarla frunciendo el ceño.

-¿Una sesión de fotos para qué?

-Un calendario benéfico. Pero tranquila, no es en bikini ni nada de eso, es para niños. –Agitó la mano quitándole importancia, y cuando volví a mirar al frente Maia salía detrás de las vallas corriendo hacia mí. Me agaché y la abracé, dándole un beso en la frente.

-¿Te lo has pasado bien? –Ella asintió con una sonrisa, dándome un tierno besito en la mejilla, quedándose abrazada por el cuello a mí.

-¿No está mamá contigo? –Era extraño, porque en otras ocasiones decía 'dónde está mi mamá', pero ahora simplemente decía mamá.

-No, está trabajando hoy. –Le quité la mochila con cuidado, sacándola por sus bracitos y la cogí con dos dedos. -¿Quieres comer conmigo hoy?

-¡Sí! –La cogí de la mano sonriendo, comenzando a caminar con ella hacia mi casa. -¿Qué vamos a comer?

-Mmh... Lo que tú quieras, hoy es un día libre. –Ella apretó mi mano y la vi pensar mordiéndose el dedo, y luego me señaló.

-Quiero pulpos. –Fruncí el ceño y la cogí en brazos, porque así iríamos más rápido hasta el coche.

-¿Pulpos? ¿Cómo que pulpos? –Reí un poco mientras llegábamos al coche, y ella apoyaba la cabeza en mi hombro.

-Pulpos de salchicha. –Tendría que preguntarle a Camila cómo se hacía eso, porque yo no tenía ni idea.

Llegamos al coche y la senté en su sillita, que había personalizado ella misma con pegatinas de purpurina, brillantina o lo que fuera aquello de dibujos animados.

-Tendremos que llamar a mamá para que nos explique cómo va eso. –Respondí tras ponerle el cinturón y asegurarme de que estaba bien apretado. Pulsé el botón de encendido de la radio, que se tornó a un color verde comenzando a sonar la música.

-Cause the players gonna play, play, play. And the haters gonna hate, hate, hate. Baby I'm just gonna shake, shake, shake. Shake it off. –Cuando levanté la cabeza, Maia estaba cantando la canción, moviéndose en la sillita y levantando las piernas.

-¿Te sabes la canción? –Dije riendo, mirando al frente mientras conducía.

-¡La ponían en la tele! –Dio una palmada, y me quedé estupefacta porque una niña tan pequeña se supiese aquella canción.

-But I keep cruising, can't stop, won't stop grooving. It's like I got this music in my mind, saying it's gonna be alright! –Canté yo también con Maia, que se reía y movía las piernas al escucharme cantar, emocionada e incorporada en el asiento con las manos en los reposa brazos.

Cuando llegamos, apagué la radio y ella hizo un puchero mirándome por el retrovisor.

-¿Ya nos vamos? –Salí del coche para quitarle el cinturón, la bajé al suelo y cogí la mochila.

-Claro, vamos a comer. –La cogí de la mano y entramos en casa, ella directamente desapareció corriendo, y yo me fui a la cocina cogiendo el móvil para llamar a Camila.

-¿Sí? –Sonó ella tras el teléfono.

-Camz, oye... Maia me ha pedido que haga pulpos, ¿eso qué es? –Dije abriendo la nevera con el móvil en la oreja.

-Oh, sólo son salchichas. Las cortas por cada lado, y es como si le hicieses unas patitas, y cuando se fríen pues se levantan y parece un pulpo. –Me rasqué la frente, buscaría fotos en google para saber cómo se hacía aquello.

-¿Cómo te está yendo? –Pregunté sacando un paquete de salchichas y patatas, poniéndolos encima de la mesa.

-Pues la verdad es que mejor de lo que pensaba, creo que Normani está contenta y los demás también. Te dejo, voy a comer, te quiero mucho. –Sonreí agachando la cabeza, pasándome una mano por la cara.

-Te quiero, Camz. Y no tardes mucho en venir. –Escuché su risa por el altavoz, y me mordí el labio inferior.

-No lo haré, te lo prometo. Te quiero, hasta luego Laur. –Colgamos casi a la vez, y dejé el móvil en la mesa.

Maia venía por el pasillo mirándome con un puchero.

-¿Y el abuelo y la abuela? –Preguntó con una voz dulce, mientras yo abría el paquete de salchichas.

-Han vuelto a Miami, cariño.

-¿No están? –Volvió a preguntar mientras yo las sacaba y cogía un cuchillo.

-No, volvieron a casa, Mai. –Se hizo el silencio, y cuando giré para mirarla, Maia estaba llorando como nunca la había visto. Ni siquiera hizo ruido, pero empezó a llorar con el corazón encogido. Tenía la cara completamente roja, como si se hubiese encendido, y rápido lo dejé todo para ir a por ella y cogerla en brazos. –Eh, eh, cariño, no llores, van a volver. –Pero no dejaba de llorar, y se abrazaba a mí. Podía notar cómo su pecho subía y bajaba rápidamente contra el mío, y sus manitas apretaban mi nuca. –Vamos a ver al abuelo, ¿vale?

Pero Maia no se separó de mi cuello, así que me senté en la mesa de la cocina con el portátil frente a mí, y lo abrí, llamando a mi padre por Skype. Unos segundos después él apareció tras la pantalla.

-Hey, ¿qué ocurre? –Preguntó él, y mi madre se veía por detrás en el salón.

-Es que... Maia os echaba de menos y se ha puesto a llorar sin parar. –Le acaricié la mejilla y la aparté un poco de mí. –Mira, Mai, son los abuelos. –Ella se giró un poco y al ver a mi padre allí, tocó la pantalla con la mano.

-¿Abuelo? –Mi padre sonrió, saludándola con la mano.

-Hola Maia. –Se movió por el salón hasta sentarse al lado de mi madre. –Mira, es Maia. Nos echaba de menos.

-¿Por qué os vais? No quiero que os vais. –Aún le costaba un poco hablar a Maia, pero lo hacía bien.

-Mira, mientras yo te hago el almuerzo tú hablas con los abuelos, ¿vale? –Le quité las lágrimas de los ojos dándole un beso en la frente y ella asintió.

-Abuelo, he hecho un dibujo en el cole mira... -Y Maia abrió su pequeña mochila para sacar la libreta y yo me puse a hacerle aquellas magníficas salchichas que seguro no rozarían las de su madre.

Tras media hora hablando con sus abuelos, ellos se tuvieron que ir, y Maia tenía que almorzar, y viendo la tele se comió aquellas salchichas mojándolas en kétchup al igual que las patatas.

-Gracias mami. –Me dijo tras ponerle el plato delante, y lo dijo tan normal que comenzó a comer al instante, pero yo me quedé congelada. Y tras eso, se quedó dormida en el sofá.

Eran ya las cuatro de la tarde, y yo comenzaba a prepararme una ligera ensalada en la cocina cuando llamaron a la puerta.

Era Camila, y nunca la había visto así. Tenía el pelo recogido con una coleta baja, algunos mechones caían desaliñados, y dejaban ver sus pendientes de perla blancos. Además, llevaba una americana azul, unos vaqueros negros ajustados y unos tacones que sinceramente me dejaron KO.

-¿Lauren? – Ella acarició mis mejillas antes de darme un beso en los labios, que respondí gustosamente.

-Vaya uhm... Espero que te cojan si vas a ir todos los días así a trabajar. –Dije cerrando la puerta con cuidado, y ella me abrazó de golpe.

-Me han cogido. –Posé un suave beso en su cabeza, y ella se separó de mí tirando de mis manos. –Si no hubiera sido por ti... -Ella soltó una suave risa, poniéndose de puntillas para besarme suavemente.

Y no quise terminar aquél beso, no quise separarme de ella, así que sujetando sus manos por las muñecas la pegué contra la encimera de la cocina.

-Lauren, Maia está ahí.. –Susurró separándose de mis labios, y apoyé las manos en la encimera.

-Pues vamos arriba. –Susurré yo encogiéndome de hombros.

*

-Oh dios mío, Lauren... -Escuché sus gemidos en mi oído, mientras sus caderas y las mías se movían rápidamente, chocando entre ellas. Mi boca quería abarcar la suya, quería besarla, raspar su lengua con mis dientes, lamerla, y a la vez quería morder su cuello, dejar suaves besos en este, pero en cambio estaba en sus pechos, mordiéndolos, besándolos, jugando con ellos mientras mis caderas cada vez se movían más y más rápido, y sus gemidos eran más altos. Sus manos subieron mi cabeza hasta llegar a su boca, y la besé, abriendo los labios para hacerlo con profundidad y de forma húmeda.

Camila hundía las uñas en mi espalda hasta llegar a mi trasero, y comencé a ir más rápido, entreabriendo los labios con los ojos cerrados, sin poder aguantar más. Camila llegó unos segundos antes que yo, hasta que colapsé con un gemido en su boca, dejándome caer encima de ella a pesar de que no quería apoyarme en ella.

-Deberías tener más cuidado... -Decía Camila con la respiración agitada, mientras me acariciaba el pelo. –O un día te partirás la cadera...

-No soy tan vieja. –Me levanté riéndome, tumbándome a su lado. –Además, no me canso nunca.

-Pero eso es porque eres futbolista, no vale. –Pasé un brazo por detrás de su cabeza y ella se abrazó a mi cuerpo, dejando un beso en mi pecho. –Es raro.

-¿Qué es raro? –Pregunté yo, girándome para mirarla a ella.

-Que no me acostumbro a que estemos casadas, ¿sabes? Es muy raro. –Solté una suave carcajada, dándole un beso en la frente.

-Sí, es bastante raro. –Acaricié los dedos de sus manos lentamente, enlazando la mía con la de ella.

-Pero está bien así, ¿sabes? Está bien que no tengamos aún la idea de que estamos casadas. –Dejó un simple beso en mi hombro, y pegué mi frente a la de ella cerrando los ojos.

-Todo es genial así.


Continue Reading

You'll Also Like

357K 10.9K 42
¿Te has imaginado casada con alguien que nunca soportaste en la vida? Camila también nunca lo había imaginado, sino todo lo contrario. Se suponía qu...
148K 12.4K 33
|𝐀𝐑𝐓𝐈𝐒𝐓𝐒 𝐋𝐎𝐕𝐄| «El amor es el arte de crear por la sensación misma, sin esperar nada a cambio,más allá del placer mismo del acto creativo...
3.8M 518K 49
Kim TaeHyung le pide a Jeon JungKook que sea su novio. Aunque el pelinegro está catalogado como la peor pareja del Instituto, decide no rendirse. ...
1M 52.2K 75
No habían grandes razones ni motivos para odiarla de la forma que lo hacía, nunca le había hecho algo pero Lauren Jauregui tenía algo que la hacía pe...