- Alicia lo has hecho muy bien- mama me limpia el sudor de la frente y me besa en la mejilla.
Estoy como si me hubiesen partido en dos. Observo a la mujer que no ha hecho nada en todo el proceso. Sólo ha mirado el cuerpecito del bebé y se ha marchado.
Me incorporo al ver que entra alguien en la habitación, pero sólo es James y Anna. Sinceramente, quiero ver a Peter.
-¿ Que tal estas?- pregunta, nervioso.
- Bien...
Estiro mis dedos y los encojo, haciendo que mi palma aparezca una flor rosa. Al
fin y al cabo no tenía poderes por estar embarazada. Eso era muy preocupante, dado a que con ellos podía salvar todos los reinos de los seguidores del padre de Rak.
- ¿Que ocurre?- pregunto.
- Em... Peter se puso nervioso, y se fue- explica Anna.
- Intente detenerlo, pero cuando le persegui hasta el bosque, desapareció.
Me levantó, sin percatarme del dolor de mi entrepierna, y en general de todo, y voy hacia donde creo que el ha ido.
Le encuentro sentado en una roca, mirando hacia el pequeño lago, rodeado de árboles.
- ¿Por que se supone que te has ido?- pregunto, furiosa.
Me mira, asustado por mi repentina presencia. Mira al suelo, avergonzado.
- No pretendía marcharme- contesta-. Sólo, que tenía miedo. Tu padre y yo estuvimos hablando.
- Ay madre... ¿Que te dijo?- pregunto.
- Eso es irrelevante, pero me hizo darme cuenta que no podía ser un buen padre.
- Eres estupido- me tranquilizo un poco -. ¿Después de nueve meses te das cuenta de eso? Yo también me lo plantee, pero da igual, aprenderemos, nos equivocaremos y puede que el bebé termine odiandonos a muerte- bromeo.
- A ti se te va a dar bien, estas acostumbrada con tu hermana.
- Tu eres como el hermano mayor de tu familia.
Le abrazo. Menos mal que me he cambiado el camisón lleno de sangre, habría parecido un poco raro.
- ¿Que es?- pregunta, palpandome la tripa, aún un poco hinchada.
- Tendrás que esperar...- río, poniéndome la mano en la tripa, dolorida.
Me subo a su espalda, y me conduce al castillo, donde mi madre me grita con euforia.
-¡ Es sin duda decepcionante como te has ido de repente, sin avisar, recién parido!- la ignoro, y voy a la pequeña cuna que hay al lado de la cama en la que ha ocurrido todo.
Miro a la cosita pequeña, envuelta en una manta marrón. Succiona, lo que parece su manita. Cojo al bebé y lo mezo entre mis brazo.
Mi madre me mira con ternura y se acerca. Tiene una pequeña mata de pelo rubio oscuro, unos labios finos, y una nariz pequeña.
- Oh señor, ya me he enamorado- murmuro.
Peter se acerca, un poco conmocionado, y le tiendo a la pequeña Christina de Roca.