a coat in the winter; camren

By milanolivar

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TODAS LAS HISTORIAS ESTÁN SUJETAS A COPYRIGHT Y HABRÁ DENUNCIA SI SE ADAPTA O PLAGIA. ¿Qué es capaz de hacer... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Último Capítulo
Epílogo
ACITW EN FÍSICO

Capítulo 12

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By milanolivar

Lauren's POV

Estaba tan dolida, tan tan dolida, que ni siquiera podía mirar a Camila a la cara, simplemente leía algunas cartas que me había dado Dinah sobre el equipo de Nueva York. Se fue, porque yo no respondía a nada más de lo que Camila decía, porque no merecía mi tiempo. "Siento lo que dije", me decía, pero yo no quería escucharla. Y así, en casa, pasaron las horas. Dash estaba tumbado en el suelo a mi lado, mientras yo estaba en el sofá mirando al techo con las noticias de fondo. Hablaban de mí, y de cómo los New York Giants volvían a estar interesados en mí.

-¿Crees que deberíamos irnos, Dash? -Bajé una mano para acariciarle la cabeza lentamente, y él no se movió. -¿Crees que deberíamos dejar de molestar a esa familia? -Murmuré antes de soltar un pequeño suspiro, cerrando los ojos. Camila había dicho que lo sentía, pero no lo retiraba.

Mi móvil empezó a vibrar encima de la mesa, y alargué la mano descolgando casi sin mirar.

-¿Sí? -Respondí pasándome una mano por la cara.

-¿Quién eres? Vaya... -Se escuchó una risa. -¡Se escucha en alto!

-¿Maia? -Fruncí el ceño incorporándome, mirando a los lados.

-Sí, -se rio bajito- ¿quién eres tú?

-Soy Lauren, ¿qué haces con el móvil de tu madre? -Maia comenzó a reírse y hacer ruidos.

-¡¡Lauren!! ¿Dónde estás? Te echo mucho de menos...

-Estoy ocupada, Maia, yo...

-Maia, ¿a quién estás llamando? -La voz de Camila sonó de fondo algo agitada. -No puedes molestar a la gente, cariño.

-Pero mami...

-No. -Y colgaron. No sabía que era yo, porque si supiese que era yo probablemente actuaría de otra forma.

Volví a tumbarme en el sofá suspirando, porque estaba agotada de sentirme así. De sentir como si me taladrasen la cabeza y el pecho a la vez.

-Las echo de menos, ¿sabes? -Reí un poco, negando, porque no podía ser. Era como si Camila no quisiese que me acercase a ellas, y sí, entendía que no iba a ser nunca su madre, ni nada parecido, ni siquiera un familiar, pero me hundía oírlo.

* * *

Dash tiraba de mí mientras lo paseaba, y era incluso más fuerte que yo. Es más, creía que él me paseaba a mí en vez de yo a él. Era demasiado bueno, lo saqué de la protectora siendo un cachorro, ni siquiera se fiaba de mí, no me dejaba tocarlo, y ahora casi ni se separa de mi lado.

-No te vayas, ¿eh? -No había ninguna zona libre, pero tenía que sacar dinero del cajero, así que até a Dash al poste de una señal de stop y él se quedó allí, mirándome mientras yo sacaba dinero.

Me acerqué al cajero e introduje la contraseña y la clave de la tarjeta, observando el saldo en cuenta. Lo que de verdad me daba pena es tener todo ese dinero ahí y que Camila y Maia estuviesen pasando frío. Saqué el dinero y lo guardé en la cartera, girándome para volver a coger a Dash, pero para mi sorpresa, Maia estaba abrazada al cuello de Dash dándole un beso en la cabeza.

-¿Maia? -Guardé mi cartera en el bolsillo y me acerqué a ella, antes, mirando a los lados. -Maia, ¿qué haces aquí?

-¡Lauren! -Se abalanzó a mi cuello, y yo no sabía si responderle al abrazo o no. -¿Dónde estabas? -Su voz era tan inocente y dulce, que casi se me derretía el corazón al oírla.

-Maia, ¿qué haces? -Camila apareció casi corriendo, y al verme paró de golpe. Yo me levanté y le quité la correa a Dash. -Hey. -Dijo ella, escuetamente.

-Hola. ¿De dónde vienes? -Miré una carpeta que tenía en la mano, y ella negó.

-Buscar trabajo. ¿Y tú? -Agaché la cabeza negando, porque era muy irónico y paradójico que le dijese que iba a sacar dinero.

-Pasear a Dash. -Lo señalé, que buscaba a Maia para olisquearla, y ella lo abrazaba con fuerza. -Pero ya me iba, tranquila. Y no deberías buscar trabajo ahora.

-¿Por qué no? -Ella se cruzó de brazos, y sí, otra vez estaba a la defensiva con aquella postura.

-Porque tu mano aún se resiente de la operación y no puedes forzarla, o no habrá valido para nada. -Camila agachó la cabeza y yo tiré de Dash, que ni siquiera se movía al tirar de la correa.

-¿Quieres venir a tomar un café? -Me lo pensé incluso, pero no, no podía hacerlo.

-No, no puedo tomar café. -Perfecta excusa, Jauregui. Perfecta.

-Puedes tomar otra cosa, no sólo tomar café. -Maia estaba a punto de subirse encima de Dash, abrazándolo con fuerza. Creo que el amor que tenía Dash por Maia no lo tenía ni conmigo, desgraciado. -Lauren... Necesito hablar contigo de lo que ha pasado. Necesito aclarar todo esto, te echo de menos. -Se acercó a mí, hablándome en susurros para que Maia no escuchase. Cerré los ojos al escuchar las palabras de Camila, negando y eso casi me dolió más a mí que a ella.

-No. -Respondí, alejándome un poco, apretando la correa de Dash en la mano. -Si quieres os acompaño a casa, pero no, no puedo. -Retiré la mirada de los ojos de Camila, y el silencio parecía haber invadido la calle entera.

-Está bien. -Accedió.

Íbamos por la acera sin decir nada, y Maia andaba al lado de Dash dando saltitos, pero yo no podía ni siquiera levantar la cabeza del suelo. Al llegar a la puerta de su casa, Maia soltó al perro y se abrazó a mis piernas.

-Mami, ¿puede quedarse a dormir Lauren esta noche? -Le preguntó la pequeña a Camila, y yo negué sin que ella contestase.

-No puedo. -La peor parte de todo esto, era que me daba pena tocar a Maia por aquellas palabras que me dedicó Camila. Nunca sabría lo que es eso.

-Está bien... Cariño, ve a tu habitación. -Señaló las escaleras Camila y Maia salió corriendo para desaparecer por el pasillo. -Gracias por acompañarme.

-De nada. -Dije con la mirada fija en el suelo, sin querer siquiera mirarla a los ojos, porque no podía hacerlo. Camila dio unos pasos hacia mí, plantándose justo frente a mí, y una de sus manos cogió mis dedos. Ni siquiera reaccioné.

-Lauren.. -Susurró acercando su cara a la mía, pero yo no respondí. Sentí su aliento chocar contra mis labios, y me besó de forma tímida, tierna, que en cualquier otra situación hubiese respondido, pero al ver que yo no me movía, paró.

-No puedo. -Respondí apartándome un poco, cogiendo la correa de Dash. -No puedo estar contigo. No así. -Negué dándome la vuelta, saliendo del pequeño jardín.

-¿Me vas a culpar siempre por una frase por la que ya te pedí perdón, porque no llevaba razón? -Alzó la voz y me paré en seco, dándome la vuelta.

-No te culpo por la frase. Necesito alejarme de ti, para que Maia no se confunda, para que tú no vuelvas a enfadarte porque quiero cuidarla, para que todo vuelva a la normalidad. Soy nada para ella, y para ti también.

* * *

Camila's POV

Sí, había hecho el idiota de una forma tan profunda que aquella frase había destruido todas las esperanzas que tenía de estar con ella, porque de verdad la necesitaba. Empecé a sentir cosas que ni yo misma sabía, y la echaba de menos. Que se apartase de mí de aquella forma cuando quise besarla, terminó de destrozarme.

Aquella tarde, Maia estaba jugando con las pinturas en la cocina después de haberme rogado desde que llegó del colegio así que al final la consentí. Escuchaba cómo se reía pintando, y cuando llegué a la cocina estaba con la cara con manchas azules, verdes y rojas, las manos llenas de pintura y el jersey que se había vuelto multicolor. No me podía imaginar lo mucho que le hubiese gustado a Lauren ver a Maia así, y ponerse a pintar con ella, y a mí se me derretía el corazón sólo con pensarlo. Así que, si ella no quería perdonarme, iba a hacerlo, iba a tenerla de vuelta conmigo y con Maia. Claro que quería que estuviese con ella, y quería que volviese a cuidar de Maia y... ¿Por qué no? Me gustaba casi parecer una familia.

Así que me decidí y encendí la cámara del móvil, grabando y entrando en la cocina.

-Dios mío, mira cómo te has puesto. -Dije con el móvil en la mano, llevándome la otra a la frente. Maia se reía, sentada de rodillas en la silla.

-¡Mira! -Puso las manos en el folio poniendo estas y luego moviéndolas. -¿Te gusta? -Alzó las manitas mirándome, moviendo los dedos.

-Es muy bonito, claro que me gusta. -Le acaricié el pelo con la mano, y ella levantó la mirada hacia mí.

-¿Le gustará a Lauren? -Me senté a su lado, y le limpié la mejilla con el dedo.

-Claro, le encantará. ¿Echas de menos a Lauren? -Maia asintió mientras dibujaba un círculo con un dedo, e hizo un puchero.
-¿Ya no me quiere?

-Claro, claro que te quiere. ¿Te gustaría tener a Lauren aquí contigo? -Ella asintió con una sonrisa frotando sus manos para mezclar las pinturas, decía que eso le hacía cosquillas en las manos.

-¡Sí! Quiero que me lleve en su coche al cole. -Sus manos, manchadas por completo de pintura, se posaron en mis mejillas y abrí los labios, enfocándome con la cámara. Maia se reía sin control, y yo la miré sin cerrar la boca.

-¡Me has manchado! -Maia se puso de pie en la silla y la sujeté por las piernas, sentándola en mi regazo dándole un beso en la cabeza. -Mira, esto es un vídeo para Lauren, ¿le quieres decir algo?

-Mmmh... -Se miró las manos y jugueteó con ellas, tocándome la mejilla con un dedo. -Quiero abrazar a su perrito. Y que... -Se quedó un momento pensativa. -Quiero dormir con Lauren.

-¿Quieres dormir con Lauren? -Fruncí el ceño, y Maia asintió cogiendo un papel de la mesa, para casi prácticamente pegárselo a las manos.

-Sí, como duermo contigo. Y así nunca nunca tendré frío. -Me miró arrugando un poco la nariz. -¿Puedes dormir tú también con Lauren y conmigo? ¡Quiero! -Alzó los brazos, a la vez que yo las cejas mirándola con una suave risa.

-Podría si Lauren me dejase, cariño. -Metí un mechón de pelo tras su oreja, sonriendo algo tierna por lo que decía Maia.

-Yo quiero que duermas con nosotras. -Hizo un puchero, apoyando la cabeza en mi pecho.

-Y yo también quiero, créeme.

Pulsé enviar, y tan rápido como levanté el dedo de la pantalla, el vídeo iba a llegarle a Lauren.

* * *

Lauren no respondió, pero yo no iba a parar en mis intentos de enternecer aquél corazón que intentaba parecer de hierro, pero en realidad no.

-¿Qué estás haciendo? -Dije viendo a Maia en el salón, grabándola de nuevo, y solté una suave risa.

-Me preparo para el baño. -La pequeña se estaba quitando la ropa mirando la tele, sin siquiera mirarme a mí.

-¿Te gusta Bob Esponja? -Asintió quedándose sentada encima de la mesa del salón en ropa interior, y yo no podía dejar de reírme. -¿O te gusta más Dora? -Ni siquiera me contestó porque su mirada estaba fija en la tele, y me acerqué a ella, poniendo un paquete frente a ella. -¿Qué es esto?

-¿¡Qué es!? -Maia apartó la mirada de la tele y cogió el paquete envuelto, abriéndolo casi a tirones echándose en el suelo. Cuando vio la caja, me miró con la boca abierta, y luego a la caja, y luego a mí.

-¿Te gusta? -No dejaba de grabarla, porque sencillamente, era lo más adorable del mundo.

-¡Es arena de colores! -Se echó encima de la caja, dándole un beso que provocaban mi risa. Maia tenía una obsesión por querer llevarse la arena de la playa cuando íbamos, y siempre lloraba cuando le decía que no.

-¿Sabes quién te lo ha comprado? Ha sido Lauren. ¿Te gusta? -Maia asintió haciendo pucheros, y comenzó a llorar abrazándose a mis piernas. -Aw, mi vida... -La cogí en brazos para darle un beso en la frente. -No llores, es un regalo. -Cada vez que recibía juguetes nuevos, Maia lloraba abrazándolos. Y aquello se lo había comprado Lauren antes de que pasase todo eso, pero yo le dije que no, que viniese a recogerlo a casa pero... Nunca vino. Así que decidí dárselo, y demostrarle a Lauren que me estaba tragando mi orgullo.

Le envié el vídeo, pero de nuevo, Lauren no respondió.

* * *

Al día siguiente, Maia no se podía quedar dormida y rodaba por la cama, le dejé mi móvil para que se entre tuviese y como tenía la cámara abierta de aquellas veces que le había mandado los vídeos a Lauren, comenzó a grabar sin que yo lo supiese.

-Mai. -Le di un beso en la mejilla para que me hiciese caso, y ella soltó suaves risas al sentir mis besos. -¿Quieres a Lauren?

-Sí. Mucho. -Respondió, y suspiré abrazándola un poco contra mí.

-¿Te gustaría que Lauren fuese como una... Segunda mami? Que estuviese ahí siempre, pudieses dormir con ella, te llevase al cole, te ayudase a tomar la cena... -Le peiné un poco el pelo, cerrando los ojos esperando su respuesta.

-Sí. Me gusta el coche de Lauren. -Sonrió, y solté una carcajada al escuchar su respuesta. -¿Y seríais como el papi de Nick y su mami? -Maia no dejaba de toquetear el móvil, y asentí.

-Ajá. Como Ed y Dinah. -Eché su pelo hacia atrás con la mano.

-¿Y tendré hermanitos? -Abrí los ojos de par en par al escuchar a Maia, quedándome en silencio.

-¿Quién te ha dicho a ti eso, eh? -Comencé a darle besos por las mejillas y ella rio, manoseando el móvil entre sus manos dándole a botones sin sentido, provocando que el vídeo se enviase a Lauren.

Y esa vez, sí que respondió, pero no en un mensaje.

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