a coat in the winter; camren

By milanolivar

8.9M 409K 303K

TODAS LAS HISTORIAS ESTÁN SUJETAS A COPYRIGHT Y HABRÁ DENUNCIA SI SE ADAPTA O PLAGIA. ¿Qué es capaz de hacer... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Último Capítulo
Epílogo
ACITW EN FÍSICO

Capítulo 9

176K 7.4K 8.4K
By milanolivar

Lauren's POV

-¿Qué quieres? –Dinah abrió la puerta de su casa y yo rodé los ojos con un suspiro.

-Buenas tardes guapa. Venía a hacerte una visita. –Ella frunció el ceño abriendo algo más la puerta para que entrase.

-¿Cómo que guapa? ¿Y cómo que visita si no pasas por mi casa nada más que para Navidad, desgraciada? –Me llevé un golpe en la cabeza con los nudillos por parte de Dinah y me froté la frente con los ojos apretados.

-Pero si te veo casi todos los días. –Ella gruñó suspirando, poniéndose las manos en la cintura.

-¡Tía Lauren! –Un niño de la misma edad que Maia salió corriendo por las escaleras y lo cogí en brazos, dándole un beso en la frente.

-Hola, Nick. –Lo dejé en el suelo, porque era mucho más alto que Maia y pesaba más a pesar de tener los mismos años.

-¿Te quedarás a comer? –Negué frunciendo el ceño, revolviéndole el pelo.

-Vamos, tengo que hablar con tu madre. –Le puse una mano en la espalda y el pequeño salió de la cocina donde estábamos saliendo al jardín delantero de la casa.

-¿Qué quieres? –Preguntó Dinah echándose un vaso de té con hielo, sorbiendo por la pajita.

-Te necesito. –Dinah soltó una risa irónica.

-¿Y cuándo no? –Rodé los ojos sacudiendo la cabeza.

-Eres mi representante, así que te necesito siempre. –Sonreí para hacerle un poco la pelota, apoyando las dos manos en la mesa de la cocina. –Necesito un favor enorme.

-A ver, qué quieres... -Suspiró cerrando los ojos. Tenía el pelo rubio, algo despeinado como siempre, los ojos negro intenso y piel tostada.

-Necesito matricular a una niña en el colegio al que va Nick. –Dinah levantó los ojos y negó, guardando la jarra de té en la nevera.

-No, ah, ah. ¿A quién vas a matricular si no tienes hijos? –Resoplé frustrada, frotándome la cara con las manos.

-Joder, Dinah, necesito eso. Es... La hija de una amiga. –Dinah entreabrió los labios, asintiendo lentamente.

-Una amiga. –Repitió ella sin apartar la mirada de mí.

-Una amiga. –Respondí yo, intentando que captase aquella indirecta.

-¿Qué me das a cambio de tirarte a una milf? –Rodé los ojos negando, pasándome las manos por la cara.

-Oye, no, no, no es sobre eso. Bueno sí, su madre me pone y me gusta mucho, estoy completamente enganchada a esa chica. Pero no lo hago por ella, quiero a su hija. –Dinah levantó la cabeza del vaso, asintiendo lentamente.

-¿Esa fue la chica por la que le dijiste que no a Nueva York? –Asentí con la cabeza gacha, cruzándome de brazos. Iba a echarme la bronca del siglo. -¿Vas a sentar la cabeza?

-Sí, bueno, quiero decir... Quiero estar con ella siempre, en todo lo que pueda. –Respondí encogiéndome un poco de hombros. La mirada de Dinah se fijó en la mía, asintiendo un poco.

-Está bien, le buscaré plaza en el colegio. –Di una palmada levantando los brazos.

-¡Sí! –Me senté en la silla de la cocina cogiendo algunas uvas del frutero que había encima, llevándome una a la boca.

-¿Y cómo es en la cama? ¿Cuántos años tiene? –Metí otra en mi boca comiendo, poniendo los pies encima de la mesa.

-No lo sé, aún no me he acostado con ella. Y tiene veintitrés. –Me encogí de hombros viendo a Dinah dar la vuelta por la isla de la cocina hasta llegar a mí.

-¿Qué aún no te has acostado con ella? Dios mío, Lauren, vas en serio con esto. –Me dio un manotazo en los pies para que los quitase de la mesa, y los retiré.

-Me vas a lesionar tú antes que una jugadora. –Dinah se apoyó en la encimera, mirándome con los labios entreabiertos.

-Es una madre adolescente. –Me dijo ella, y asentí alzando las cejas mientras miraba la uva en mi mano, haciendo una mueca.

-Por desgracia, sí. Su vida no ha sido muy... Fácil que digamos. –Me comí otra uva, sacudiéndome las manos cuando estas se terminaron.

-Tienes que presentármela si va a ser tu futura novia. –Me reí un poco y alcé los hombros, pasándome la lengua por el labio inferior. El novio de Dinah entró por la puerta y me miró sonriendo.

-Hombre, Ed Tandy ha llegado. ¿Todo bien? –Era bastante guapo, y lo decía yo. A decir verdad, era el único chico que había tratado bien a Dinah y el único que me había caído bien.

-Genial. –Respondió él dándole un beso a Dinah, poniendo las manos en su cintura. -¿De qué hablabais?

-La nueva novia de Lauren. ¿Es guapa, por cierto? –Saqué el móvil y le enseñé una foto de Camila. Dinah abrió los ojos ampliando la foto con los dedos. –Dios, es preciosa.

-Su hija es... -Cogí el móvil y puse una foto de Maia. Tenía el pelo recogido en un pequeño moño, el pelo al trasluz se veía algo rubio por delante y tenía los ojos azules. Llevaba un jersey gris remangado hasta los codos, y sostenía entre sus manos un helado de fresa que lamía.

-¿Van a los partidos? –Preguntó ella, y Ed se sentó a mi lado en la mesa cogiendo una uva, como antes hice yo.

-Sí, pero como tú nunca vienes... -Rodé los ojos guardando el móvil.

-¡Perdóname por estar planeando tu futuro, imbécil! –Me llevé otro golpe en la cabeza que froté con la mano, soltando un quejido.

-Me vas a dejar tonta.

* * *

Camila's POV

Aquél sábado por la mañana era uno de esos días en los que no apetecía para nada salir de la cama, y mucho menos si tu hija dormía pegada a ti para darte aún más calor. Llevaba un par de días durmiendo hasta tarde con Maia desde que la retiré del colegio, aunque los profesores no habían llamado ni dicho nada, pero tendría que ir a hablar para quitar su matrícula. Se recuperó en unos días de aquél resfriado, aunque seguía con la voz tomada y algo de frío, lo que era normal porque en Portland se pasaba el día lloviendo.

-Mai... -Dije en voz baja, dándole un beso en la mejilla, acariciando su tripa con una mano. –Despierta... -Decía en la voz más tenue y suave posible, provocando que abriese los ojos un poco y me mirase, volviéndose a dormir un poco. No iba a insistir más, pero tampoco iba a moverme de allí, y justo cuando iba a cerrar los ojos, llamaron al móvil. Era un FaceTime con Lauren, así que descolgué observando su rostro aparecer en la pantalla.

Tenía puesta una chaqueta de chándal con los hombros y el cuello rojo, y del pecho hacia abajo era negra.

-Hey... ¿Aún dormías? –Reí un poco cerrando los ojos, alejando el móvil de mi cara para que viese que Maia dormía a mi lado. –Oh... Lo siento.

-No importa, intenté despertarla pero... -Lauren sonrió, y me coloqué de lado para estar algo más cómoda, con Maia pegada a mí.

-Es adorable. Sois adorables... -Dijo Lauren, y por lo que pude observar estaba en su habitación de hotel. –Os echaba de menos, sólo eso.

-Nosotras también a ti. –Respondí mordiéndome el labio inferior. Nos quedamos en silencio un momento, y noté cómo Maia volvía a revolverse contra mí, dándose la vuelta para abrazarse a mi cuello. Lauren se acercó algo más a la cámara, y yo miré a Maia que apretaba los ojos. –Mai.. –Ella arrugó la nariz, y le di un beso en esta que se frotó con los puños al separarme. A veces me parecía que seguía siendo un bebé de seis meses. Abrió los ojos para mirarme y le sonreí, dándole un beso en la mejilla.

-Mami... -Se abrazó a mi cuello y miré a Lauren, que casi se le caía la baba con Maia.

-Mira con quién estoy hablando. –Dije señalando el móvil con la cabeza. Ella se dio la vuelta y al ver a Lauren soltó una risa, tapándose la boca con las manos.

-Lauuuren. –Dijo tocando la pantalla con los dedos, que aparté un poco para que no colgase la llamada. -¿Está detrás de la pantalla? –Maia se alzó un poco para ver detrás del móvil, y escuché la risa de Lauren en el móvil.

-Estoy en Alabama, Maia. Un poco lejos. –Maia volvió a tumbarse, pero decidí incorporarme hasta sentarme en la cama y la pequeña se puso entre mis piernas. -¿Has dormido bien?

-Yo quería que estuvieses aquí, Lauren. –Sus manos jugaban con el edredón, bostezando un poco.

-No puedo dormir con vosotras, peque. –Al decir eso, me miró, y se mordió el labio levemente. -¿Vais a ver el partido hoy?

-Sí, mientras almorzamos, ¿verdad Mai? –Agaché la cabeza para mirarla, y asintió poniéndose las manos en la boca. -¿Qué le tienes que decir a Lauren? –Se quedó pensando un momento, tirando de las sábanas de la cama.

-Suerte Lauren... Jalapeño. –Lauren estalló en risas, y también lo hice yo poniendo una mano en el pecho de Maia.

-Lauren Jauregui. –Dije dándole un beso en la mejilla, provocando una sonrisa en la cara de Maia.

-Jalapeño es infinitamente mejor. –Asintió Lauren, riendo levemente.

-Vamos, patito, lávate los dientes. –Maia se echó hacia adelante casi pegándose a la pantalla del móvil.

-Hasta luego Lauren, te quiero mucho. –Le dio un beso sonoro a la pantalla y saltó de la cama con cuidado.

-Yo también, Maia. –Respondió Lauren, y nos quedamos un momento en silencio. -¿Qué tal la mano? –Preguntó Lauren, y bajé la mirada a esta que seguía con la férula.

-Bien, intento no moverla mucho. Quería darte las gracias por lo del colegio, ha sido un gran detalle. –Lauren negó, sentándose con las manos entre sus piernas.

-Lo que importa es que nadie volverá a hacerle daño. –El silencio volvió de nuevo entre nosotras, hasta que Lauren volvió a hablar. –Te echo de menos. –Se encogió de hombros, y fue algo adorable, porque ni siquiera me lo esperaba.

-Y yo a ti. –Apoyé la espalda en la pared, ladeando la cabeza. -¿Cuándo vuelves?

-Por el cambio de horario... Por la noche. –Suspiró, y desvió la mirada por la habitación.

-Pues, si quieres puedes pasarte por casa y no sé, cenar quizás. –Me encogí de hombros mordisqueándome el labio inferior.

-Claro, claro que quiero. Este partido... Quiero mucho a Maia, de verdad, pero quiero marcar por ti. ¿Vale?

-Me ofendes preguntándome eso... -Reí, algo sonrojada por Lauren. Ella sonrió ampliamente y volvió a mirar hacia un lado.

–Tengo que irme, deséame suerte. Te veo luego.

-Suerte, Lauren. –Se despidió y cortó la conexión, quedándose la pantalla en negro.

Maia caminaba por el pasillo riéndose, intentando que no la viese porque andaba muy rápido.

-Eh, ¿qué has hecho ya? –Dije levantándome de la cama riendo, acercándome a ella que estaba justo en las escaleras.

-Me puse la camiseta de Lauren. –Se tapó la boca con las manos y comenzó a saltar de escalón en escalón hasta llegar abajo.

-¿Quieres almorzar algo de pizza hoy? –Obviamente no podía utilizar la otra mano, así que lo de cocinar iba a ser un poco imposible.

-¡Síiiiiiiiiiiiiiii! –Maia se sentó en la mesa del salón y sacó su estuche repleto de colores, comenzando a pintar en un cuaderno.

La pizza estaba en el horno, y, al igual que Maia, me puse la camiseta que me regaló Lauren. Lo encontraba especial, no sabía por qué. Había llevado aquella camiseta, así que ponérmela era como llevar un pedacito de ella conmigo.

El partido comenzó, y en Alabama comenzaba a hacerse de noche, aunque aquí eran escasamente las 3 de la tarde.

-Mira mami, es Lauren. –Señalaba la pantalla mientras mordía un trozo y lo estiraba, a decir verdad era bastante raro verla comer algo que no fuesen salchichas o garbanzos con verduras. Las cosas iban bien, todo era perfecto en aquél momento. No podía despilfarrar, pero sí que podía vivir con mi hija, y eso hacía. Acaricié su pelo suavemente con la mano, y ella se quedaba de pie mirando la tele. -¿Cuándo ganan?

-Cuando la pelota entre en la red. –Señalé la pantalla, y se volvió a sentar, aunque no paraba quieta un segundo.

-Esa pelota es como la mía. –Lauren llevaba el balón, y yo asentí, limpiándole los labios del aceite que tenía.

-Claro que es como la tuya. ¿Sabes? Lauren va a hacer que vayas a un colegio más chulo que al que ibas. ¿Qué te parece? –Maia se dio la vuelta, hinchando un poco los mofletes.

-¿Habrá niños malos allí? –Negué recogiéndole un poco el pelo con una gomilla para que no se le pusiese en la cara.

-No, ninguno. –Ella sonrió, y justo en ese momento el sonido de la voz se hizo algo más alto para cantar el gol de Lauren. -¡Mira, Mai, es Lauren!

-¿Ha ganado? –Preguntó abriendo los ojos acercándose a la tele cuando apareció Lauren, y como siempre, se dio un beso en la muñeca antes de salir corriendo de nuevo.

-De alguna manera, sí.

* * *

Era un poco tarde, y Maia estaba tumbada en el sofá quedándose dormida mientras veía la tele. La realidad es que sólo eran las diez y media, pero se dormía con mucha facilidad, y aún más después de haberse dado un baño. Iba a llevarla a la cama, cuando llamaron a la puerta y obviamente no podía ser otra que Lauren. Llevaba una chaqueta de cuero, las manos en los bolsillos y tenía un rasguño en el ojo izquierdo.

-Hey. –Dijo Lauren con una sonrisa, dándome un beso en la mejilla.

-Te echaba de menos. –Dije en voz baja, abrazándola con el brazo libre sintiendo sus manos en mi cintura.

-Y yo a ti, te repites. –Me dijo al oído, dándome un beso en la mejilla. -¿Por qué hablas tan bajito?

-Está dormida en el sofá. –Cerré la puerta cuando Lauren entró, y se acercó al sofá sin decir nada. Levantó la cabeza señalando las escaleras. -¿Puedo llevarla? –Su tono era aún más bajo, que casi ni la escuché, y asentí para que la acostase.

Lauren cogió a Maia en brazos, y la pequeña ni se inmutó, sólo se aferró al cuello de Lauren que subía por las escaleras con ella hasta llegar a su habitación. La tumbó en la cama, y observé la escena desde la puerta, apoyándome en esta.

-Buenas noches. –Le susurró, dándole un beso en la frente antes de girarse hacia mí y salir conmigo del cuarto.

-Eso ha sido adorable. –Comenté en voz baja, sintiendo sus labios presionar los míos y sus manos sujetar mi cara, dándome un beso lento y tranquilizador. Sus labios se separaron de los míos, y uno de sus dedos metió un mechón de pelo tras mi oreja.

-Eres preciosa. –Me dijo Lauren en un susurro, besándome de nuevo de aquella manera tan lenta y profunda que tenía de hacerlo. Me separé de nuevo, poniendo una mano en su abdomen.

-¿Quieres ir al salón o...? –Lauren entrecerró los ojos, ladeando la cabeza.

-¿O...? –Esperó mi respuesta enredando su mano con mi mano libre.

-O a mi habitación. Sólo para... Hablar, ya sabes. –Me encogí de hombros, y tiré de su mano porque en realidad, quería ir a mi habitación con Lauren.

Cerré la puerta cuando estuvimos dentro, y sus manos se pusieron sobre mi cintura cuando estuvimos de espaldas.

-¿Puedo besarte el cuello? –Su voz sonaba ronca en mi oído, y apreté los dedos contra la puerta.

-¿Vas a preguntar para todo? –Susurré antes de sentir los labios de Lauren besando lentamente el lóbulo de mi oreja, y no me hizo falta nada más. Su lengua fue lenta acariciando la piel de mi oreja, bajando con besos por el mentón hasta llegar al cuello. Retiró un poco de pelo con la mano y sus labios besaron mi cuello como si fuese mi boca, porque podía sentir la humedad de su lengua recorrerme, mordiendo un poco.

Me dio la vuelta por la cintura, y metí la mano por uno de sus hombros para quitarle la chaqueta de cuero, quedándose con una camiseta negra ajustada al cuerpo. Tiré de ella un poco hasta quedar sentada con ella medio encima en la cama, que abría los labios para atrapar mi boca y hundir su lengua en mí, provocando un jadeo leve en su boca. Mis manos se apretaron en su espalda, mientras su boca bajaba hasta llegar a mis clavículas, que besó lentamente.

-Lauren, para, para... -Solté su espalda jadeando, y tragué saliva. Ella me miró algo confusa, y alcé la mano vendada. –Me duele al apretar... -Susurré, y Lauren cogió mi mano, dándole un beso a las yemas de mis dedos.

-Lo siento, lo siento. –Colocó esa mano en su mejilla, antes de inclinarse y besarme más lento y suave, y dar un leve toque con los labios en mi nariz.

-¿Quieres dormir conmigo? –Pregunté, y cómo no, Lauren no se negó. Mientras se desnudaba, me hubiese encantado que siguiera, pero mi mano dolía al apretar, y eso no podía controlarlo.

Se tumbó a mi lado, y una de sus manos pasó por mi cintura, pegándome un poco más a ella.

-Lauren. –Bajó la mirada hacia mí y frunció el ceño. –Sé que no me has contado toda tu historia. –Ella soltó una risa encogiéndose de hombros.

-Me parece irrelevante. –Respondió ella, mirando al techo con un suspiro.

-No, a mí no me lo parece. Necesito conocerte de verdad para... Para tener una relación contigo.-Ella suspiró cerrando los ojos, arrugando la nariz.

-Bueno, en el instituto era la única lesbiana así que, imagínate. De pequeña jugaba al fútbol y no estaba bien visto, y desde entonces, desde los ocho años más o menos la gente empezó a meterse conmigo por cómo vestía, porque jugaba al fútbol... Y cuando salí del armario creí que la cosa se calmaría, pero fue incluso a peor. Un chico me pidió ir al baile de graduación, y cuando se enteró de que me gustaban las chicas me acusó de querer utilizarlo y dejarlo como un idiota delante de todo el mundo. Me dieron una paliza, estuve como un mes en el hospital, pero nadie hizo nada ni dijo nada. Ni siquiera mis padres. Me metían papeles en la maleta insultándome, en el pasillo me lo gritaban casi al oído, y cuando me hartaba y les reventaba la cara, la culpable siempre era yo, porque nadie se daba cuenta nunca de los insultos. Yo no era una de esas raritas que se esconden, y casi no hablan. Tenía carácter, y por eso todo se volvía aún peor. La cosa empeoró cuando me enamoré de una de las animadoras, y en fin, te puedes imaginar cómo acabó la cosa. Se lo dijo al novio, y entonces el instituto me parecía un infierno. Ya no eran insultos, eran agresiones todos los días. Me estampaban contra las taquillas, unas chicas incluso me quemaron el pelo, y entonces fue cuando Los Ángeles me propuso irme allí con el equipo. No era un capricho, no era porque fuese 'mi sueño' mayormente. Sí, me gustaba el fútbol, pero jugaba para divertirme y olvidar todo eso, no para acabar siendo profesional. Así que me fui, y todo me fue bien. –Lauren se encogió de hombros, pero yo no podía dejar de mirarla con los labios entreabiertos. –Lo tuyo es mucho peor, no intento compararlo. –Rio en bajo, acariciando mi brazo.

-Lo siento mucho... -Apoyé la cabeza en su pecho, cerrando los ojos.

-Eres la persona que le está dando un punto fijo a mi vida, así que eres la que menos tiene que disculparse.

a

Continue Reading

You'll Also Like

24.7K 3.2K 20
"Si John hubiera sido gay tendría que haber existido alguna pista, yo tendría que haberme dado cuenta". Esto contesta Paul Mccartney a Howard Stern...
70.7K 3.3K 27
Ariana grande, Selena gomez y Camila cabello son mejores amigas las cuales por motivos graves y personales se han unído para hacer una banda de asalt...
1.2M 44.8K 38
La gente siempre dice que el corazón nunca escucha a la razón, que es imposible escoger de quien o no enamorarte, que eso está fuera de tus manos per...
409K 20.4K 22
Lauren Jauregui, una tímida estudiante de ultimo grado de preparatoria que acude a una fiesta con un par de amigos de la cual se retira momentáneamen...