Welcome to the hell

By guerrerilla

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Después de la muerte de su padre Lilith está completamente destrozada y lo único que quieres es venganza, per... More

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By guerrerilla

Notaba el bisturí cortar su piel, notaba manos dentro de su cuerpo tocando sus órganos, la fría camilla y las inteligibles voces sonando como una mosca revoloteando a su alrededor.

Se despertó intentando captar todo el aire que podía, empepada en sudor. Una mano la agarró del hombro, su miedo despertó, no estaba soñando, había vuelto a aquella sala, había vuelto a la húmeda oscuridad. Pero no se iba a rendir, ella nunca se rendía.

Agarró la mano sobre su hombro y haciendo presión en el hombro del agresor consiguió tumbarlo, se puso encima de él y llevó sus manos rapidamente al cuello. Pero tenía los guantes puestos, notaba la tela en sus manos, así que simplemente apretó para dejar a su oponente sin aire, para ahogarle.

Su vista empezó a aclararse y su mente a despertar, mirando a su alrededor se dió cuenta de que estaba en su cama, estaba en su cuarto, a salvo en casa. Bajó la mirada hacia a su agresor que no era otro que Deimon, Lilith ponía toda su fuerza en aquel agarre, apretando su traquea, pero él solo la miraba con una ceja levantada y una sonrisa divertida. Lilith aflojó lentamente el agarre, mientras se tranquilizaba a si misma.

-Buenos días a ti también.- Le contestó Deimon con una sonrisa.

-Lo siento- Dijo Lilith con un suspiro, casi inaudible y se quitó de encima de Deimon.

-¿Pesadillas?

-¿qué?- preguntó Lilith levantándose de la cama, aún algo confusa.

-¿era una pesadilla?

-Sí, nada a lo que no esté acostumbrada.- Lilith se miró en el espejo, se alisó un poco su corto pelo rubio y se dió cuenta de que aún llevaba puesta la misma ropa del día anterior. Por lo menos Deimon no la había desnudado ni nada por el estilo. Se fijó luego en el suelo de su habitación, no había marca alguna del pacto. Se giró hacia Deimon que aún estaba tumbado en la cama, mirándola con aquellos sangrientos ojos.-¿has limpiado tú los dibujos del suelo?

Deimon rió y se levantó de la cama.

-¿Limpiar? no, no, no, una vez firmado el pacto la marca se borra.- Miró fijamente a los verdes ojos de la chica, algo en ella se le escapaba, algo no era capaz de captar del todo. Anoche cuando pudo rozar su alma, cuando la tocó, fue como si algo no encajara del todo. Pero ella era humana.

-Mejor, porque no tenía ganas de ponerme a limpiar. Voy a darme un baño, quédate aquí y no salgas y si alguien llama no respondas, como si no estuviese aquí ¿entiendes?- Lilith le miraba con ojos firmes y seguros.

-Como quieras.

Lilith atravesó una puerta que estaba oculta entre el papel pintado de la pared y entró al cuarto de baño. La muchacha estaba concentrada en sus pensamientos mientras se quitaba la ropa, se volvió a mirar al espejo y entonces vió la marca que tenía en su pecho izquierdo, justo donde su corazón palpitaba, visible sobre el sujetador.

Salió del cuarto de baño y encaró a Deimon totalmente enfadada.

-¿qué demonios es esto Deimon?

-¿a qué te refieres?- dijo el demonio deleitandose con la vista de la muchacha semi-desnuda.

-Esta marca ¿qué es esta marca?

-Es el sello del contrato- empezó a decir cansado- Indica que tu alma me pertenece, que ningún demonio podrá tocarte.- Deimon agarró por la barbilla a la chica y acercó su cara a la suya, mirándola fijamente a los ojos, quería hacerla sentir débil, frágil, con miedo- Que eres mía para toda la eternidad.

La muchacha lejos de sentirse intimidada por el demonio empezó a reir.

-Y que puedo darte ordenes que tienes que cumplir por muy extrañas que sean.- El demonio la miró entre enfadado y sorprendido, Lilith no parecía ceder ante su mirada- Eso ponía en el libro y si no me equivoco tu también debes de tener una marca en tu cuerpo, la misma que yo.- Deimon alejó su cara de la de la chica, totalmente serio, jamás había conocido a un humano como ella, desafiante, segura, sin miedo.- Esto se pone divertido, muy divertido- concluyó la chica entrando en el baño de nuevo.

Al cabo de un rato Lilith salió del baño totalmente limpia y con ropa diferente, ahora llevaba pantalones y camiseta, pero seguía vistiendo de luto en honor a su padre. Deimon leía un libro cualquiera que la chica tenía en su mesita de noche, ni siquiera había leído el título, solo le estaba echando una ojeada.

Miró como la chica aunque totalmente cambiada seguía llevando los guantes, estaban totalmente húmedos, como si se hubiese duchado con ellos puestos. Se acercó a su cómoda y sacó otro par de guantes, también negros, con dibujos en el dorso que Deimon no alcanzó a ver bien. La chica se quitó los mojados guantes con cuidado y se puso los limpios, suspiró aliviada al terminar. Pero Deimon si alcanzó a ver las manos de la chica, eran manos normales pero tan pálidas que se podía ver perfectamente cada vena, parecía que hacia años que no les había dado la luz dle sol.

-Vale, tenemos que hacer algo con tu aspecto.-Deimon dejó de mirar las manos de Lilith y levantó una ceja ante el comentario de la chica.

-¿mi aspecto? ¿qué hay de malo en mi aspecto?- Lilith rió, el demonio parecía dolido.

-Veras, tus ojos son rojos, demasiado llamativos y tus dientes son... demasiado afilados.-Deimon la miraba aún con la ceja levantada.- No me mires así, la gente te verá conmigo y pareces tener un cartel en tu cabeza que ponga "Demonio"- Deimon suspiró.

-¿y que quieres que haga?

-solo cambia esas dos cosas, lo demás está bien ¿puedes hacerlo?

-Si me lo pides no hay nada que no pueda hacer- y con un suspiro aún más grande sus ojos se oscurecieron hasta obtener un color azul y sus afilados y puntiagudos dientes se transformaron en dientes humanos.

-Mucho mejor- dijo la chica complacida mientras sacaba unos papeles de su escritorio y empezaba a escribir en ellos- Bien, a partir de ahora eres, para el resto del mundo, mi guardaespaldas. Te he contratado porque me sentía insegura y no puedes alejarte de mi lado.- Lilith le dió los papeles a Deimon que los miraba sin entender- es un contraro escrito diciendo que eres mi guardaespaldas, por si te preguntan- Deimon podía haber hecho eso el mismo, sin costarle trabajo alguno, podía usar su influencia para hacer que la gente piense o haga lo que él quiera.- ¿Entiendes?- siguio diciendo Lilith- Ahora no puedes dejarme sola

Deimon escuchó como la voz de la chica flaqueaba es esa última frase, quizás si tenía un punto débil, la soledad. El demonio sonrió complacido.

Lilith salió de su cuarto y recorrió los pasillos hasta el comedor principal, aunque no era capaz de escucharle ni de sentirle, sabía que Deimon iba justo detrás de ella y aunque no quería asumirlo, se sentía segura.

El desayuno fue tranquilo, los sirvientes miraban de reojo a Deimon que estaba de pie al lado de Lilith mientras esta tomaba café. Él no quería comer nada, no podía, no sentía apetito ni sed ni sueño ni dolor. Lilith explicó a cada uno de los sirvientes quien era Deimon y estos asintieron y siguieron con sus quehaceres. La mañana parecía tranquila y Lilith leía tranquilamente el periódico, buscando algo extraño, algo fuera de lo común, lo cierto es que no tenía ni idea de donde empezar a investigar la muerte de su padre. El sonido de una puerta abriéndose rapidamente alertó a la chica y Deimón se colocó delante de ella, pero después suspiró y se alejó cuando una sirvienta apareció con aire totalmente preocupado.

-Señorita- dijo practicamente lanzándose a ella. Dirigió una mirada acusatoria a Deimon y se volvió a concentrar en Lilith- Es cierto entonces, tiene usted un guarda- espaldas.

-Anna, deja de ser tan melodramática, esto es mi propia elección.

-Pero señorita, no entiendo porque usted tiene que contar con la protección de un hombre, nosotros en la casa la protegeremos.- Echó un vistazo rápido a Deimon y se acercó más a Lilith para susurrarle al oido- ¿qué pasa si este hombre decide hacerle algo...malo?

-¿a qué te refieres Anna?- La sirvienta se acercó más y habló más bajo

-Este hombre podría aprovechar el tiempo a solar con usted y...- Anna se tomó un momento y Lilith empezaba a cansarse- Podría atentar contra su virginidad.

Deimon resistió las ganas de echarse a reir y siguió con un semblante serio, Lilith se sonrojó levemente y le devolvió una mirada llena de odio a Anna. La sirvienta retrocedió ante la mirada de la chica.

-Confio en este hombre y no hay más que hablar.

-Pero señorita, solo le acaba de conocer, debería deshacerse de él.

-¡Anna! ¿te atreves a cuestionar mis decisiones?- Deimon estaba disfruando de aquella escena como si fuese navidad, la sirvienta totalmente asustada y Lilith llena de furia.

-No señorita, perdóneme.

Lilith salió del comedor dejando a la criada mirándola seriamente, Deimon la siguió. Lilith entró en el despacho de su padre y se sentó en la silla del despacho cuyo forro estaba totalmente roto por lo ocurrido en la tarde de ayer y empezó a pensar por donde empezar, a quien interrogar, que buscar.

-Tengo curiosidad- dijo Deimon al cabo de un rato rompiendo el hilo de pensamientos de la muchacha.

-¿Sobre?

-Dijiste que matarías a los que asesinaron a tus padres con tus propias manos.- Deimon se acercó a Lilith que le miraba desafiante, como siempre.- Pero mirándote no eres nada, me refiero, a que cualquier persona sería capaz de tumbarte al cabo de unos segundos.- Lilith le sonrió como si eso hubiese sido un cumplido y el demonio se revolvió ante la siniestra sonrisa de la chica.

-No tengo miedo al infierno, demonio. Pienso que el infierno solo puede quemarte cuando nunca el fuego te ha quemado, pero yo puedo asegurarte que he ardido en fuego durante muchos años.- Deimon se sentó en el escritorio de cara a la chica y le hizó un gesto con la cabeza para que prosiguiera, durante todos los años que había estado en el mundo humano jamás se había preocupado en las deprimentes y decadente historias de las personas con las que hacia un trato, no le interesaban los estupidos sentimientos de los estupidos humanos. Pero esta chica, le llamaba la atención, había algo en ella que jamás había conocido en cualquier otro humano, le atraía, quería conocer más. Necesitaba saber más. Lilith suspiró y empezó su historia.

-El señor Clark no era realmente mi padre, él me adoptó cuanto tenía siete años.- en sus labios se dibujó una sonrisa triste que se desvaneció completamente al cabo de un instante.- soy un experimento genético, querían crear un arma invencible, pero algo falló y yo fuí el resultado. Mi naciemineto fue programado y en el mismo segundo en el que nací me encerraron, no recuerdo donde era, solo sé que era oscuro, pasé toda mi vida en esa oscuridad, no era capaz de ver, pero cada día me abrían en canal y tocaban mis órganos, me inyectaban líquidos que hacían que mis venas ardiesen por dentro, jamás usaron anestesia. Al cabo de unos años, cuando ya tenía una psicomotricidad más desarrollada, creo que tenía cinco años, fuí capaz de liberarme de mis ataduras. Una noche conseguí salir de la jaula donde me encerraban cuando se cansaban de experimentar conmigo y me moví entre la oscuridad para salir de allí, pero alguien fue capaz de verme en aquella oscuridad y alertó a los guardias. Consumida por la ira me lanzé hacía esa persona, ni siquiera pude ver su rostro, pero no me importó, le asesiné, cayó a mis pies muerto. Al principio estaba confusa, no sabía que había hecho, me preguntaba porque esa persona había dejado de respirar, porque ya no gritaba más y entonces comprendí que si quería salir de allí debía de hacer lo mismo con todos los que se cruzaran en mi camino.- Deimon tenía el semblante totalmente serio y Lilith tenía la mirada perdida en algún punto de su pasado- Avanzaba lentamente por las instalaciones de aquella sala dejando un rastró de muerte a mi alrededor, al final pude ver la salida, y la atravesé triunfante, pero la luz del sol me cegó y caí al suelo. Poco tiempo después desperté, de nuevo en una jaula, me trasladaban de lugar a uno que me fuese imposible escapar.

Deimon estaba totalmente callado, quería preguntarle miles de cosas pero tenía miedo de que si abría la boca Lilith dejase de hablar.
 Lilith seguía hablando como si él no estuviese ahí.

-Después fue peor, me mantenían todo el día atada con cadenas, aún las puedo sentir cuando duermo. Jamás se acercaban a más de diez pasos de mi y me tenían constantemente vigilada, habían dejado de investigar mis órganos, pero cada día una aguja se clavaba en mi cuello inyectandome fuego. Al cabo de unos meses escuché pelea, algo iba mal en el laboratorio, había disparos y gente gritando, los guardias que me custodiaban salieron por la puerta, pero nunca volvieron, varias horas después un hombre entó en la sala, se inclinó y me dijo que todo iba a salir bien. Yo quería hacerle daño, pero no tenía fuerza, ahora raramente me daban de comer y casi no tenía fuerza para moverme. El hombre me liberó de mis cadenas y me sacó de allí, me dió de comer y me cuidó hasta que recobré las fuerzas.

"Puedes matarme ahora, si es lo que deseas"

-El hombre me abrazo fuertemente, esperando a que yo realmente le asesinara, pero por primera vez en mi vida alguien me había abrazado y me sentía querida, me sentía a gusto, durante años había odiado a las personas que me hicieron esto y cada día que pasaba juré que me vengaría de cada uno de ellos y les haría sufrir como ellos me hicieron sufrir a mi. Pero no a él, él me había salvado.- Lilith pareció volver a la realidad y miró a Deimon que la miraba completamente serio- El resto de la historia puedes imaginártela.

-Aún así hay cosas que no entiendo, tenías solo cinco años ¿como pudiste asesinar a tantas personas?

-Te lo he dicho, soy un experimento genético, un arma. Les asesinó lo mismo que ellos estaban creando.- Lilith suspiró ante la mirada confusa de Deimon- ven conmigo.

Deimon siguió a Lilith hasta un pequeño jardín oculto dentro de la casa, había miles de flores de colores creando una alfombra de cesped y varios árboles alrededor. Lilith se acecó a uno de los árboles, era alto y su tronco era enorme, Con cuidado se quitó el guante de su mano derecha y puso la mano en el tronco del árbol. Varios segundos más tarde el árbol estaba muerto, su hojas habían caido estrepitosamente y empezaban a hacerse polvo junto con el árbol, al cabo de un minuto solo había polvo.

-Esto es lo que soy.- Concluyó Lilith

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