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Notaba el bisturí cortar su piel, notaba manos dentro de su cuerpo tocando sus órganos, la fría camilla y las inteligibles voces sonando como una mosca revoloteando a su alrededor.

Se despertó intentando captar todo el aire que podía, empepada en sudor. Una mano la agarró del hombro, su miedo despertó, no estaba soñando, había vuelto a aquella sala, había vuelto a la húmeda oscuridad. Pero no se iba a rendir, ella nunca se rendía.

Agarró la mano sobre su hombro y haciendo presión en el hombro del agresor consiguió tumbarlo, se puso encima de él y llevó sus manos rapidamente al cuello. Pero tenía los guantes puestos, notaba la tela en sus manos, así que simplemente apretó para dejar a su oponente sin aire, para ahogarle.

Su vista empezó a aclararse y su mente a despertar, mirando a su alrededor se dió cuenta de que estaba en su cama, estaba en su cuarto, a salvo en casa. Bajó la mirada hacia a su agresor que no era otro que Deimon, Lilith ponía toda su fuerza en aquel agarre, apretando su traquea, pero él solo la miraba con una ceja levantada y una sonrisa divertida. Lilith aflojó lentamente el agarre, mientras se tranquilizaba a si misma.

-Buenos días a ti también.- Le contestó Deimon con una sonrisa.

-Lo siento- Dijo Lilith con un suspiro, casi inaudible y se quitó de encima de Deimon.

-¿Pesadillas?

-¿qué?- preguntó Lilith levantándose de la cama, aún algo confusa.

-¿era una pesadilla?

-Sí, nada a lo que no esté acostumbrada.- Lilith se miró en el espejo, se alisó un poco su corto pelo rubio y se dió cuenta de que aún llevaba puesta la misma ropa del día anterior. Por lo menos Deimon no la había desnudado ni nada por el estilo. Se fijó luego en el suelo de su habitación, no había marca alguna del pacto. Se giró hacia Deimon que aún estaba tumbado en la cama, mirándola con aquellos sangrientos ojos.-¿has limpiado tú los dibujos del suelo?

Deimon rió y se levantó de la cama.

-¿Limpiar? no, no, no, una vez firmado el pacto la marca se borra.- Miró fijamente a los verdes ojos de la chica, algo en ella se le escapaba, algo no era capaz de captar del todo. Anoche cuando pudo rozar su alma, cuando la tocó, fue como si algo no encajara del todo. Pero ella era humana.

-Mejor, porque no tenía ganas de ponerme a limpiar. Voy a darme un baño, quédate aquí y no salgas y si alguien llama no respondas, como si no estuviese aquí ¿entiendes?- Lilith le miraba con ojos firmes y seguros.

-Como quieras.

Lilith atravesó una puerta que estaba oculta entre el papel pintado de la pared y entró al cuarto de baño. La muchacha estaba concentrada en sus pensamientos mientras se quitaba la ropa, se volvió a mirar al espejo y entonces vió la marca que tenía en su pecho izquierdo, justo donde su corazón palpitaba, visible sobre el sujetador.

Salió del cuarto de baño y encaró a Deimon totalmente enfadada.

-¿qué demonios es esto Deimon?

-¿a qué te refieres?- dijo el demonio deleitandose con la vista de la muchacha semi-desnuda.

-Esta marca ¿qué es esta marca?

-Es el sello del contrato- empezó a decir cansado- Indica que tu alma me pertenece, que ningún demonio podrá tocarte.- Deimon agarró por la barbilla a la chica y acercó su cara a la suya, mirándola fijamente a los ojos, quería hacerla sentir débil, frágil, con miedo- Que eres mía para toda la eternidad.

La muchacha lejos de sentirse intimidada por el demonio empezó a reir.

-Y que puedo darte ordenes que tienes que cumplir por muy extrañas que sean.- El demonio la miró entre enfadado y sorprendido, Lilith no parecía ceder ante su mirada- Eso ponía en el libro y si no me equivoco tu también debes de tener una marca en tu cuerpo, la misma que yo.- Deimon alejó su cara de la de la chica, totalmente serio, jamás había conocido a un humano como ella, desafiante, segura, sin miedo.- Esto se pone divertido, muy divertido- concluyó la chica entrando en el baño de nuevo.

Welcome to the hellWhere stories live. Discover now