Welcome to the hell

By guerrerilla

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Después de la muerte de su padre Lilith está completamente destrozada y lo único que quieres es venganza, per... More

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Welcome to the hell

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By guerrerilla

Este capítulo me ha salido realmente largo y puede que al principio sea algo aburrido, pero por favor, dadle una oportunidad, he puesto mucho empeño en escribirlo y espero que lo disfruteis, los demás capítulos no serán tan largos (creo)

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Una lágrima se derramó por su mejilla, estaba delante de la tumba de su padre, la única persona que la había amado de verdad. Él se había ido, después de tantos años juntos, había crecido a su lado, se había vuelto una persona decente por él, todo lo que jamás ella había amado se había ido para siempre y lo único que hizo fue derramar una lágrima.

Aún recordaba cuando entró en la habitación de su padre y le vió tirado en el suelo...sin luz en los ojos, con una expresión fría repleta de dolor.

Sus sentimientos murieron en ese mismo instante, no era capaz de sentir nada, ni física ni mentalmente, nada. Los criados y el mayordomo acudieron corriendo, al parecer había empezado a gritar, pero ni siquiera sintió eso. Su criada particular la sacó de la habitación y empezó a zarandearla, le gritaba algo, pero ella no escuchaba nada, no veía nada, no sentía nada. Junto con su padre, ella también había muerto, al menos su alma.

Su criada la alimentaba y la vestía, no la dejaba sola un momento. Un médico acudió a tratarla "estado de shock" fue lo único que dijo, fue lo único que ella pudo entender. Todo se movía demasiado rápido a su alrededor, formando nubes borrosas, no supo cuantos días, horas o minutos pasaron, ella aún seguía en aquella habitación con su padre, viendo la fría muerte en los ojos de este.

-...Ya que murió de causas naturales...- Aquella frase hizo que su burbuja de dolor explotara, haciendo caso a lo que ocurría a su alrededor. Estaba en el despacho del abogado de su padre y su criada y él discutian sobre el testamento.

-No.

-¿no?- preguntó el abogado.

-Lilith cariño, has hablado- su criada se dirigió a ella y la abrazó, pero ahora no tenía momentos para sentimentalismos, había pasado demasiado tiempo en su burbuja y se había perdido demasiado. se deshizo del abrazo de su criada tan pronto se levanto.

-Mi padre no murió de causas naturales- La mirada de la chica era fría e intensa, el abogado aclaró su garganta y volvió a mirar los papeles, empezaba a sudar ante la mirada de la chica.

-Es lo que pone en los papeles señorita Clark, un infarto al parecer, no es de extrañar, su padre era ya mu may- Lilith le miró llena de furia y el abogado fue incapaz de terminar la frase.

-Jamás se le ocurra terminar esa frase, mi padre no era mayor y no tenía problemas de corazón- El abogado empezó a limpiarse el sudor de la frente. Era una chica menuda y de estatura medía, frágil a simple vista, pero era capaz de despertar el miedo en la persona que la rodeaban.

-Señorita Clark, yo solo leo lo que la policia me ha transmitido y el testamento de su padre.

Una hora más tarde Lilith y su criada salieron de la consulta del abogado.

-Señorita, no sabe lo feliz que soy al ver que ha recobrado su...energía.- Lilith simplemente asintió con la cabeza, nunca fue una chica de muchas palabras- Y más feliz aún me hace saber que usted ha heredado todo al completo, incluso su padre fue tan considerado que le escribió una carta por si algo le pasaba. Quizás sabía que al final su corazón fallaría.

Ambas mujeres se metieron en el asiento trasero del lujoso coche, Lilith soltó un suspiro, Anna nunca había sido muy inteligente y eso a veces hacía que Lilith perdiera la poca paciencia que tenía. Su padre no había muerto de causas naturales, no le había fallado el corazón, había sido asesinado, ella lo sabía.

-Mark, llevame al cementerio por favor.

-Señorita, no debería de ir ahí- empezó a decir Anna (la criada)- Usted acaba de recuperarse, no me gustaría verla triste de nuevo.

Lilith le mandó una mirada fria y la criada suspiró, después de tantos años juntas es algo a lo que ya estaba acostumbrada, Anna apenas tenía treinta y siente años, pero había dedicado toda su vida a cuidar de la pequeña Lilith.

Cuando llegaron a su destino Lilith le dedicó una mirada a su criada.

-Iré sola, volved a casa.

-Pero señorita ¿cómo va a volver a cassa? está muy lejos.

-Iros- fue lo único que dijo y el chofer arrancó sin dejar a Anna decir nada más.

Lilith avanzó por el cementerio, recorriendo las tumbas, algunas torcidas y abandonadas y otras tan limpias que parecían espejos. La chica abanzó sabiendo perfectamente a donde ir, a pesar de ser la primera vez que venía a ver la tumba.

Cuando la lágrima se derramó ella la limpió con su mano, notando el roze de sus suaves guantes negros. En la lápida podía leerse "August Clark, amado padre y científico. Nunca te olvidaremos. D.E.P" A cualquier persona le hubiese resultado ridículo lo de "científico" pero a ella no, su padre amaba su trabajo tanto como la amaba a ella y es lo que hubiese querido.

Notaba la carta quemarle en la palma de la mano, ella se sentó en el sulo y apoyó la espalda en la lápida de su padre, Llevaba un vestido negro, largo, de manga larga. También le habían puesto tacones negros y una gabardina negra. Supuso que Anna no sabía muy bien como debía vestirla. Sacó la carta del bolsillo de su gabardina. El papel era que su padre siempre utilizaba para escribir las notas de sus experimentos y olía a su laboratorio, una sonrisa triste atravesó el rostro de la muchacha muy fugazmente.

La carta no contaba con encabezamiento ni parecía ser larga, solo había un par de lineas en el centro de la carta.

"Lilith, quiero pedirte que corras, huye, coge todo el dinero y vete, jamás regrese y olvídate de todo lo que pasamos juntos, corta toda relación conmigo. Solo coge lo esencial y vete lejos, tan lejos como puedas y por favor no regreses." Lilith no sabía como raccionar, casi todo el aire se le había escapado de los pulmones. "Sé que no puedes hacer eso... irte y olvidarte de mi, los sentimientos acabaran contigo como acabaron conmigo, pero yo no me arrepiento de haberte amado. Lo volvería a hacer de nuevo si nos volviesemos a encontrar. Sé como eres, jamás huyes y siempre das la cara, tienes tanto valor que a veces asustaba. De todas formas, da igual que te pida que corrás, esta carta ya habrá sido leida por los mismos que me asesinaron, estoy seguro que tú también lo has sospechado, siempre fuiste muy lista. Voy a poner en esta carta todo lo que necesitas para poder sobrevivir. No está bien que te pida que hagas esto, pero igualmente pronto te haran lo mismo a ti, incluso peor de lo que me hicieron a mi y esto te ayudará a sobrevivir, aunque solo sea un poco más de tiempo."

Lo único que había después eran una serie de numeros.

"15:14; 2:35; 45:80; 31:10; 9:2"       "10:40"

"sé que sabrás lo que has de hacer con esto. Te quiero"

Lilith se levantó del suelo, sacudiendo la gabardina y saliendo a toda prisa del cementerio, completamente intrigada. Su padre siempre le daba acertijos y ella los resolvía casi sin problemas, pero sabía que de este acertijo dependía su vida.

Paró un taxi que le condujo todo el camino hasta casa desde el cementerio, una media hora de camino, tiempo suficiente para pensar.

Eran una serie de numero, pero estaban puestos en parejas... eso le recordaba a algo...algo que vagamente había visto o escuchado... Algo hizo click en su cabeza y la chica se dio cuenta, lo versos de la biblia. Pero no podía ser la biblia, su padre no era creyente, una vez le preguntó y el se estuvo riendo durante más de media hora, nunca llegó a entender del todo que le hacía tanta gracia. Aunque no fuese de la biblia, esos números hacían referencia a un libro, era un mensaje cifrazo. El primer número era la página y el segundo la palabra. ¿pero qué libro? En la casa tenían una biblioteca de dos plantas con más de dos mil libros, no podía revisar uno por uno, le llevaría años. Debería ser uno que fuese importante para ella o para su padre.

Pero seguía siendo difícil, su padre amaba cientos de libros, y le había leido muchos, tanto de química como infantiles pasando por los clásicos.

Los clásicos ¡eso era! El taxi paró en frente de su casa y ella, después de pagar al taxista, salió corriendo hacia la casa. Hizo caso omiso a las preguntas de sus criados, referentes a la cena o a lo que había hecho. Anna corría detrás de ella, o al menos lo intentaba, la chica era mucho más rápida y Anna tenía que parar cada dos por tres a recuperar el aliento.

Lilith sin perder un segundo entró en la biblioteca y empezó a buscar por la letra "S". Subió unas escaleras y empezó a buscar impulsando la escalera de un lado a otro.

-Señorita- empezó a decir Anna, jadeando por el ejercicio- ¿qué es todo este alboroto? ¿Por qué tanta prisa?

-Calla Anna, no me distraigas, esto es realmente importante.

-Pero señorita...

-¡Largo!- Lilith amaba a Anna, pero odiaba que la distrajeran cuando estaba concentrada, se sintió mal por haberle gritado- Lo siento Anna, estoy muy sensible, digalé a los cocineros que preparen cualquier cosa caliente y después te puedes retirar, gracias.

Anna le dedicó una calida sonrisa, la conocía desde hace tiempo y sabía los cambios de humor que tenía la chica, pero sobre todo sabía que la señorita no era una mala persona.

Su padre le había dado un acertijo, como tantas otras veces, ¿y cuál era el mejor detective del mundo? Sherlock Holmes. Tanto ella como su padre amaban las historias de Sir Arthur Conan Doyle.

"papá ¿algún día podré ser tan lista como Sherlock?"

"claro que sí, cuando crezcas serás incluso mejor que él"

"Tú eres casi tan listo como Sherlock papá"

"Eso quiere decir que tú eres mi pequeña John watson"

El corazón de la chica se apretaba y se hacía una bola al recordar el pasado, Había conseguido reducir bastante la lista, pero aún así quedaban cabos sueltos. Leyó uno a uno los títulos, dudaba entre dos títulos. "La despedida de Sherlock holmes" o "El archivo de Sherlock Holmes" Cogió los dos libros y se puso a pensar, no es que no pudiera revisar los dos, pero si cogía el que no era sentiría como si hubiese perdido, como si hubiese defraudado a su padre.

La chica se quedó mirando los libros fijamente, como si ellos pudiesen decirle algo. Su padre le daba esto como último recurso, algo necesario para ella, algo necesario para sobrevivir. Su padre se había ido, pero nunca había sido un hombre de despedidas, finalmente se decidió por "El archivo de Sherlock Holmes"

El mayordomo entró en la biblioteca rompiendo el silencio.

-Señorita, su cena.

-Gracias, puedes retirarte- El mayordomo hizo una reverencia y salió de la sala.

Lilith bajó con ambos libros en las manos, por si acaso se había equivocado. Se quitó la gabardina, que no se había dado cuenta que llevaba hasta ahora, se remangó las mangas del vestido y empezó a buscar página por página y palabra por palabra mientras daba pequeños bocados a su comida.

Cada vez que encontraba una palabra la anotaba en el una hoja, el resultado final fue este:

En. La. Silla. Del. Despacho y la otra palabra era Arriba.

Aquella frase tenía sentido pero por su propia curiosidad consulto el otro libro.

Mi. Pequeña. Detective. No. Mueras. y la última del todo era Demonios.

Sonrió mientras salía de la biblioteca a toda prisa, había quemado la carta y lo escrito en las notas, no quería dejar ninguna pista. abrió las puertas del despacho de su padre de par en par y entró con paso seguro, intentando no derrumbarse por el olor tan característico de su padre que aún permanecía en la habitación. Se giró y cerró las puertas tras de sí. Corrió hacía la silla con el largo vestido negro metiendose entre sus piernas. Llegó al primer cajón y lo abrió sabiendo lo que iba a encontrar, una pistola y una navaja, la pistola era claramente inutil ahora. Cogió la navaja y rajó la silla de terciopelo rojo en la que su padre se sentaba a pensar cuando uno de sus experimentos no salía como el quería.

-Lo siento- dijo casi con un suspiro.

Algo cayó al suelo haciendo un sonido amortiguado gracias a la alfombra. Era una llave, la llave más rara que jamás había visto, era intrincada y al final tenía la figura de una cara con cuernos retorcidos y mirada enloquecida.

Tenía una llave ¿pero qué abría la llave? "Arriba" esa era la última palabra de su padre, levantó la cabeza pero no veía nada, solo una intrincada lampara de araña, pero quizás había algo más, algo que ella no veía por su estatura. Apretó un boton que había en la mesa y llamó a los sirviente.

-Por favor, necesito que me traigan una escalera urgente.

-Ahora mismo señorita.

Dos sirvientes entraron con una escalera al cabo de diez minutos, miraron de manera acusatoria la silla del despacho practicamente asesinada. Pero no dijeron nada, nunca lo hacian.

-Necesita algo más señorita.

-No, pueden retirarse, gracias.- Los dos sirvientes salieron de la habitación después de una reverencia.

Lilith subió a la escalera y observó desde alriba del todo, mirando la parte de encima de los armarios o de la pequeña biblioteca, nada, se dió la vuelta para mirar en la lampara de araña y casi se cae del susto, había una caja en uno de los sitios donde debería haber una bombilla, la caja tenía la misma cara que en la llave, ojos locos y cuernos retorcidos.

Con la caja en la mano bajó rapidamente y la abrió sin pensarselo un segundo. Dento de la caja había una nota y un libro.

"HAZLO" eso era lo único que decía la nota, nada más, pero la letra era claramente la de su padre.

Cogió el libro, pero no tenía título, ni editorial, nada, parecía haber sido escrito a mano, hace muchos años. Apoyó su cuerpo en la mesa y leyó por encima el contenido, no era largo, quizad unas quince ojas como mucho, al principio había unas indicaciones y después unas series de oraciones.

Casi tuvo que contener la risa cuando se dio cuenta de que el libro era para invocar un demonio, su padre le estaba tomando el pelo, él no creía en esas cosas, es imposible que algo como esto fuera cierto. Pero las ganas de reir se le acabaron tan pronto como se fijó en sus delicados guantes negros, con una estrella de cinco puntas tejidas en la palma de las manos. Ella mismo era algo imposible y que no debería existir, un engendro, se lo habían dicho muchas veces.

Aunque todo aquello parecía una locura decidió hacerlo, empezó a leer las indicaciones, a buscar todo lo necesario que ponía en el libro y daba vueltas para arriba y para abajo buscándolo todo. Pintando cosas en el suelo de habitación y colocando cada cosa en su sitio. La luna empezó a salir, más llena que nunca, entrando de lleno en su habitación. Antes que nada fue hacia el botón del telefonillo que comunicaba con los sirvientes y lo apreto.

-Estoy en mi habitación, podeis iros todos ya a descansar, gracias por todo. Y pase lo que pase no entreis en mi cuarto ¿entendeis? No. Entreis. En. Mi. Cuarto.

Hubo silencio en la otra linea durante un par de segundos.

-Sí señorita, como ordene, buenas noches.

-Igualmente.

Cortó la comunicación y cerró todas las puertas y ventanas con llave desde dentro, pasase lo que pasase, si algo salía mal, no quería que los pobres trabajadores de la casa sufrieran las consecuencias.

Suspiró repetidas veces, intentando concentrarse y darse cuenta de la tremenda estupidez que esto era.

Con un cuchillo se hizó un corte en el brazo y dejó que la sangre goteara en una copa, uno de los objetos que formaban parte del dibujo del suelo, que era muy parecido al dibujo de sus guantes. en voz alta empezó a recitar las horaciones del libro, las habitaciones de los criados estaban demasiado lejos como para que ninguno de ellos escuchara algo.

Después de varios minutos, la muchacha terminó de recitar todas las oraciones, pero no pasaba nada. Quiso reir por sentirse tan tonta, pero entonces se dió cuenta de que no era capaz de ver.

Al principio se asustó, pero esa oscuridad no era por sus ojos, la habitación estaba sumergida en la más profunda oscuridad. Aquella oscuridad no la asustaba, no le daba miedo, durante cuatro años lo único que conoció fue esta oscuridad. De vez en cuando era capaz de ver un reflejo, como si la luz de la luna intentara atravesar la oscuridad. Sopló y la oscuridad pareció moverse.

-Oh, así que niebla oscura, interesante.- El graznido de un cuervo sonó en alguna parte de su habitación, pero la niebla era tan densa que no podía ver ni sus propias manos.- Todo lo que he hecho ha sido solo por un poco de niebla oscura, já!- rió y el graznido volvió a sonar, ella sabía que algo se movía en aquella niebla, densa y pegajosa, que parecía meterse en sus pulmones, pero no estaba asustada. - Yo misma podía haber conseguido hacer un truco tan barato.

-¿truco?- Una voz tan oscura y densa como la niebla resonó por toda su habitación.- ¿es eso lo que te parece? ¿un truco?

-Incluso barato, me atrevería a decir, hoy en día puedes comprar una maquina que hace estó por tí en cualquier lugar.

Dos centelleantes luces rojas se pusieron a la altura de los ojos de la chica, le llevó un momento darse cuenta de que no eran luces, eran ojos, de un rojo vivo y sangriento. Los ojos desaparecieron tan rápido como habían aparecido.

-Interasante- La voz se hizo notar más y una risa malévola resonó en las paredes.- La mayoría de la gente ya estaría casi loca, gritando y suplicando por salir de la oscuridad.

-¿es eso todo lo que tienes? ¿oscuridad?- El silencio se hizo patente en la sala- Entonce pierdes el tiempo intentando asustarme, yo nací en la oscuridad.

Una larga fila de dientes afilados y puntiagudos apareció en la niebla. A Lilith le recordó al gato Chesire, el gato de alicia en el país de las maravillas, la misma siniestra sonrisa.

-No es lo que me esperaba de una chica de tan alto nivel social, juagando con libros prohibidos.- La sonrisa volvió a desaparecer - La querida y adorada hija de papá, enfadada porque su querido papi no ha querido comprarle un coche nuevo y entonces ha decidido cometer la estupidez de invocar al demonio más fuerte.

Lilith rió, rió y rió.

-Si el demonio más poderoso solo es capaz de convocar una simple niebla oscura, creo que todo esto ha sido una completa perdida de tiempo.- Los ojos rojos y la sonrisa de volvieron a aparecer en la niebla, pero la sonrisa se había ido, ahora parecía enfadado.

-Podría matarte niña humana, de la peor de las maneras, no sabes lo que es el infierno.

-Podrías, pero no puedes. He leido el libro o manual o lo que sea, de cabo a rabo, no puedes salir del dibujo a menos que yo haga un trato contigo y para deshacerme de ti sería tan fácil como borrar algo del dibujo.

Un gran gruñido atraveso la sala y los huesos de la chica, pero fue seguido de risas. Los afilados dientes volvían a sonreir.

-Eres inteligente, humana y pareces valiente.- Lilith sonrió, extrañamente complacida, siempre le gustó que le dijeran que era inteligente, quería llegar a ser tan inteligente como su padre, aunque aquello se lo dijera un demomio.- Así que quieres hacer un trato. Habla pues.

La niebla empezó a desaparecer de alrededor de Lilith, pero seguía concentrada dentro del dibujo, sin formar forma alguna.

-Han asesinado a mi padre.

-Oh, así que lo que quieres es venganza. Algo totalmente típico humano.- La voz de la niebla parecía algo decepcionada.- Supongo que me darás un nombre y me pedirás que lo asesine.

-No, solo sé que mi padre ha sido asesinado, ni siquiera sé por quien.

-No entiendo que es lo que quieres que haga entonces.- La voz cada vez retumbaba menos en las paredes y se concentraba más en la niebla.

-Solo quiero que me mantengas con vida, que me protegas hasta que lleve a cabo mi venganza con mis propias manos.

-Oh, eres realmente interesante humana.- La niebla empezó a formarse en un cuerpo, pero aún muy difuminado- Supongo que sabes cual es el precio a pagar.

-Mi alma.- a Lilith no le importaba entrgars su alma, estaba segura que había muerto, junto a su padre

-¿No tienes miedo? vas a sufrir un verdadero infierno solo por muerto.

-Ese muerto era mi padre- le contestó Lilith completamente furiosa.- La niebla rió y termino de formarse.

Un muchacho apreció, vestido con un traje negro, ojos rojo sangre y cabello oscuro, era alto y delgado, pero fuerte, sonrió mostrando sus afilados dientes y la miró fijamente.

-Acepto el trato, te mantendré con vida hasta que cumplas tu venganza, una vez que se lleve a cabo tu alma será mia.- Se quedó mirando fijamente a Lilith, y esta empezó a dar vuelta al rededor del circulo, mirando al chico que se había formado, no parecía mucho mayor que ella y tenía una belleza peligrosa. Como la de un tigre que caza. La belleza en la muerte.

-Acepto el trato- repitió Lilith, la sonrisa del chico se hizó aún mayor y sus ojos rojos refulgieron cuando puso un pie fuera del dibujo, se relamía a cada paso que daba, como si saboreara la libertad. Lilith estaba quieta, mirando como el demonio se acercaba a ella.

-Esto va a dolerte un poco Lilith, pero es parte del trato. Por cierto, curioso nombre.

-¿cómo sabes mi nombre?

-Es algo natural que sale cuando haces un trato, prueba a decir el mio.-Lilith rebuscó en su cabeza y fue como si el nombre la encontrara a ella.

-Daimon- soltó la chica.

-Exacto- El demonio agarró a la chica y la apretó contra él. Lilith intentó zafarse.- No- dijo el demonio con una voz solemne.- Es parte del contrato, procura no gritar, odio cuando lo hacen.

El demonio tenía bien sujeta a la chica, levantó la mano derecha y Lilith pudo ver las afiladas uñas negras que se acercaban a su cuerpo.

-Como ya he dicho, va a dolerte.

El demonió atravesó la piel de la muchacha con las uñas y esta pudo sentir como sus uñas arañaban su corazón, no grito, practicamente no le dio tiempo ni a reaccionar, sentia el dolor en su interior, pero no era nada que no hubiese sentido antes. Un leve suspiro se escapó de la boca de la chica y el demonio puso sus labios cerca de la oreja de Lilith.

-Contrato sellado- Termino de decir el demonio y Lilith cayó desmayada en sus brazos.- Esto va a ser realmente divertido.

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