Conviviendo con la Mentira ©...

By LadyGual

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[Historia GANADORA en los PREMIOS WATTY 2013 en español, en la categoría erótica, no adolescente, chick lit... More

Capítulo Uno: ¿Por qué a mí?
Capítulo Dos: Preparativos de Boda
Capitulo Tres: Caos desatado.
Capitulo Cuatro: Sorpresa y Trato.
Capitulo Cinco: Sucesos Confusos
Capítulo Seis: ¿Actriz? Creo que no...
Capítulo Siete: Principio del deseo.
Capítulo Ocho: ¿Película y Hormonas? Mala combinación...
Capítulo Nueve: Malas Noticias
Capítulo Diez: Pesadilla.
Capítulo Once: ¿Líos y confesión? Menudo día...
Capítulo Doce: La bomba decidió estallar.
Capítulo Trece: ¿Alex es gay?
Capítulo Catorce: La prueba y, Elisa, ¿qué planeas?
Capítulo Quince: Beso con sabor a tarta de queso
Capítulo Dieciséis: ¡Sorpresa, somos nosotros!
Capítulo Diecisiete: Vaya noche. I
Capítulo Dieciocho: Vaya noche. II
Capítulo Diecinueve: La felicidad dura una navidad.
Capítulo Veinte: Chantaje.
Capítulo Veintiuno: El jodido vengador.
Capítulo Veintidós: Comienza la guerra, ¿en la discoteca?
Capítulo Veintitrés: La llamada. ¡Te lo dije!
Capítulo Veinticuatro: Verdades que escuecen.
Capítulo Veinticinco: Familia, Daniel es Ren...
Capítulo Veintiséis: Adiós a las vacaciones.
Capítulo Veintisiete: ¡Comienza un nuevo trimestre! ¿Las cosas pueden ir peor?
Capítulo Veintiocho: Tentaciones. ¡Maldito Daniel!
Capítulo Veintinueve: Ex novia psicópata.
Capítulo Treinta: Hondo, muy hondo...
Capítulo Treinta y uno: Sentimientos confusos, ¿por qué ahora?
Capítulo Treinta y tres: Acontecimientos.
Capítulo Treinta y cuatro: Plan de ataque.
Capítulo Treinta y cinco: El juego...
Capítulo Treinta y seis: ...ha...
Capítulo Treinta y siete: ...terminado.
Capítulo Treinta y ocho: Tras la tormenta
Capítulo Treinta y nueve: Buenos amigos.
Capítulo Cuarenta: A pesar de todo, le quiero.
Capítulo Cuarenta y uno: La mentira de Alex
Capítulo Cuarenta y dos: Se acabó la tortura... ¿o no?
Capítulo Cuarenta y tres: Haciendo lo correcto.
Capítulo cuarenta y cuatro: Un nuevo plan y una propuesta.
Capítulo Cuarenta y cinco: Re-enamorar. Parte I
Capítulo Cuarenta y seis: Re-enamorar. Parte II.
Capítulo Cuarenta y siete: Un accidente inesperado.
Capítulo Cuarenta y ocho: El nuevo Alex
Capítulo Cuarenta y nueve: Confesión, preocupación.
Capítulo Cincuenta: Mi historia no ha hecho más que comenzar.
¡Los premios Watty! Y últimas noticias

Capítulo Treinta y dos: Oscuros secretos.

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By LadyGual


Capítulo Treinta y dos: Oscuros secretos.

 

A las ocho y media de la mañana de un DOMINGO estaba despierta, vestida y mirándome al espejo de mi cuarto de baño. Puede parecer que exagero pero… si me vierais ahora mismo creeríais que soy un zombi que ha vuelto a la vida. Si… mi pelo estaba extrañamente encrespado y, aunque lo intentaba alisar, no podía. Sería la humedad, me dije. Por otro lado, mis ojos estaban apagados y, debajo de ellos, podía apreciar dos medios círculos violetas que estropeaban cualquier rostro. Por no hablar de mi cuerpo… al que había metido en un vestido con vuelo de color zafiro. Unas medias recorrían mis NO delgadas piernas —recordemos que he engordado y, un día dije que me pondría a dieta, pero lo he dejado—, y unas botas negras terminaban de vestirme. Uff, desistí con mi pelo y lo recogí en un moño alto. Ala, ¡no podía hacer nada más!

Bajé de inmediato para desayunar ligero—recuerdo que he quedado con Ariadna a las nueve para desayunar—, con el abrigo más gordo que encontré debajo del brazo, cuando vi a Rosa con una bandeja repleta de alimentos. Suspiré, eso significaba solo una cosa, alguien estaba a punto de desayunar, y esperaba sinceramente que fuera Lidia o mi padre. ¡Que no sea Daniel! No tengo el cuerpo hecho para nada hoy, y menos para verle…

Rebobinemos de nuevo, ayer por la noche, Rubén se me confesó y me besó como si todo estuviera bien con eso. ¡Pero no! Nada que ver. Dios, después de eso estaba tan confundida que no sé como es que llegué a la casa. Solo recuerdo que le dije que me lo pensaría y luego… nada. Es como si mis recuerdos se estancaran en ese preciso momento. Pero es que… ¿¿por qué tuvo que presentarse así Rubén?? Tan guapo, amable, cariñoso… ¡¡Ni hablar de compararle con Daniel!! Rubén ganaba por partida doble, aunque… aunque… ¡¿por qué no lograba sacar al estúpido de mi cabeza?! Por más que lo pienso —y testigo de mis pensamientos ha sido la noche de insomnio que me he pegado—, no llego a entenderme… O sí, he llegado a la conclusión de que ahora mismo no puedo decir nada de lo que quiero. Simplemente dejaré que el tiempo pase y ya esta, si veo que aun quiero al imbécil, prepotente, egoísta, influenciable, etc, de Daniel, pues me ahorcaría en el árbol más cercano de esta gran mansión.

Respiro hondo para alejar tales pensamientos y acabo de descender las escaleras. Veo en un rincón al mayordomo sonriendo, paso de él y entro en el gran comedor. Allí está, como me temía, Daniel comiéndose dos tostadas de jamón y queso. A su lado, Rosa me mira sonriente y me saluda con la mano. Le correspondo mientras me siento en la mesa. Ella se acerca y le pido que me traiga un zumo de naranja.

   —¿Solo eso? —pregunta preocupada Rosa. Asiento intentando sonar lo mejor que puedo. No quiero parecer más desdichada de lo que ya soy delante de Daniel.

   —Si, Rosa, es que he quedado con alguien para desayunar. —miro de reojo al hombre que devora las tostadas y noto, irritada, que me observa sin pestañear. Algo furioso a juzgar por su expresión de concentración. Lo ignoro lo mejor que puedo —aunque sé que lo hago fatal—, y me concentro en Rosa. Quien se aleja refunfuñando algo…

Bien, los siguientes minutos fueron horribles. Daniel callado y meditabundo, yo nerviosa y deprimida a la vez… No quería intercambiar palabras con él porque no se lo merece, por lo que solo me tomo mi zumo lo más rápido que puedo y salgo pitando de allí. Con la sensación de ser mirada todo el tiempo…

*~*~*~*~*

Bien, como sabéis he quedado con Ariadna para desayunar e interrogarle sobre Elisa. Aunque ya me sospecho lo que le pudo hacer la arpía… Tan mala es que no me extraña que intentara matarla o algo así.

La limusina me deja justo en la cafetería del viernes y me bajo rápidamente. Atravieso la escasa acera y entro en la cafetería. El calor me invade de inmediato y me quito el abrigo. Observo la estancia y compruebo que Ariadna esta sentada en una mesita para dos mirando el menú. Alza los ojos y me ve, me saluda y voy junto a ella.

   —Buenos días, Miriam. —me saluda amistosamente. Nos damos dos besos y me siento en la otra silla.

   —Buenos días… Veo que estás contenta. —observo poniendo mi abrigo en el respaldar de la silla.

   —Si, es que me sé a la perfección gran parte del guión. —me sonríe sin mucha expresión.

   —Me alegro. —digo sinceramente. Entonces, el camarero nos atiende y pedimos un capuchino y un croissant de mermelada de fresas. Repentinamente, me acuerdo de lo que Rubén me hizo ayer y me sonrojo violentamente. ¡Me lamió la comisura del labio solo para probar la fresa que tenía! Dios, qué bochorno… Luego sonrío porque, de verdad, que fue inesperado y algo lindo… Entonces observo que Ariadna me mira más que extrañada.

   —Has cambiado de expresión varias veces en un espacio corto de tiempo. Me asombras, Miriam. ¿Qué ha ocurrido? —pregunta apoyando su barbilla en sus manos delgadas y blancas. Carraspeo incómoda.

   —Una mejor pregunta sería: ¿qué no me ha pasado? —sugerí riéndome de medio lado. Ella asintió, comprendiéndome.

   —Veo que tu vida es ajetreada…

En cuanto dice esto, el camarero viene con los pedidos y los deposita con cuidado en la mesa. Pego un sorbo a mi capuchino y luego suspiro.

   —Y tanto… —la miro a los ojos y ella me mira intensamente —. Podemos confiarnos secretos, ¿verdad? —ella, ante tan repentina pregunta, se lo piensa un segundo. Luego asiente.

   —Si. Claro. ¿Qué ocurre? —con el tenedor, pincha un poco de su croissant.

   —El principal problema que tengo ahora mismo tiene nombre y apellidos. Y se llama Elisa. —aclaro y ella agranda los ojos. Luego frunce el ceño, algo que no es normal en ella.

   —¿Te ha hecho algo esa energúmena? —pregunta exaltada. La tranquilizo un poco y continuo…

   —Si y no. Resulta que… ¿conoces a Ren…? —le conté toda la verdad, a excepción de lo de mi padre y que sabía la verdadera identidad de Ren. Cuando acabé, ella estaba más pálida de lo normal. Sus ojos miraban a la nada y me asusté —. ¿Te sientes mal, quieres ir al baño? —ofrecí levantándome, ella negó con la cabeza y me instó a que me sentara.

   —No, tranquila. —hizo una pausa para mirarme como si me viera por primera vez. Aguanté su mirada violeta hasta que acabó. Suspiró mientras giraba su cabeza de un lado a otro. Es como si lo que le he contado le afectara más de lo normal —. Miriam, siento muchísimo lo que os está pasando a Ren y a ti. No sabes cuanto. —logré vislumbrar sus manos fuertemente apretadas contra sus muslos. Aparentaba normalidad cuando en realidad estaba furiosa y eso me desconcertaba.

   —Ariadna, ¿qué te pasa? —pregunté susurrando. Ella me miró de nuevo y por su expresión, supe que guardaba algo que no quería que yo conociera.

   —El mundo es un pañuelo, eso es todo. —sorbió un poco de su capuchino y luego siguió —. No sé cómo reaccionar, esto me ha pillado por sorpresa. —reconoció sin titubear —.Es tan raro que nos haya pasado a las dos… —mi cara debió ser una interrogación enorme porque ella prosiguió a contarme lo que sucedía —. Verás, no sé si me creerás. Pero cuando te dije que Elisa me había hecho algo… es algo así como lo que ahora te está haciendo a ti. Aunque no tan grave, claro. —aclaró apoyando sus manos sobre la mesa e inclinándose más a mí. Así obtenía un aspecto más confidencial. Sus enormes ojos violetas chispearon al contarme esto —; Empezaré por el principio…

*~*~*~*~*

“Yo era una mujer que acababa de entrar en el mundo del espectáculo, y era un poco más ingenua que ahora. Contaba con 16 años y me habían dado mi primer trabajo en esa empresa de actores y cantantes. Sería un personaje secundario aunque relevante para la historia. Además de ir al instituto, iba por las tardes a esa empresa y ensayaba con mis compañeros. De vez en cuando, rodábamos en los parques o en la playa. Pero casi todos los días tenía que ensayar allí. En cualquier caso, me lo pasaba genial con mi trabajo y en el instituto. ¡Eran los mejores tiempos! Además, había un chico que me enamoró por completo…”

“Conocí a Ren, el actor estrella más joven de la temporada. Allí donde iba, con solo 16 años, lo respetaban. Lograba hacer los papeles de acción más arriesgados de películas y series, así como interpretaba sus papeles de la manera más brillante del mundo. Siendo sincera, lo envidiaba demasiado porque yo no lograba canalizar las emociones y transmitirlas al público igual que él. Ese fue el principal motor, la principal fuerza por la cual me impulsé a conversar con Ren. Su secretismo fuera de la empresa era tal que todas las chicas de mi edad —y más mayores—, no podían resistirse por sus huesos. Siempre iba acompañado por el director, que en ese entonces era Fran, el padre del actual director. En fin, siempre estaba con Fran y su hijo Alex, es por eso que nadie sabía quién era Ren fuera del plató.”

“Una vez, concretamente cuando estaba rodando la última escena del capítulo quince de mi serie, me lo encontré en la sala de espera del director. Me habían llamado para un asunto que ahora no importa y a él, por lo visto, también. El caso es que estábamos solos los dos, mirando a todo excepto a nuestro acompañante. Esa fue la primera vez que lo tenía tan cerca y podía hablar con él. Así que la aproveché, me presenté y luego él me saludó algo serio. No sé como, pero una cosa llevó a la otra y comenzamos a charlar amenamente. Después de ese encuentro no paramos de vernos más a menudo hasta que supe que ese chico me gustaba mucho. Por aquel entonces, gustar para mí era algo muy importante, así que no paraba de buscarlo por todas partes y él, se percató de eso. Al final me confesó que a él también le gustaba y… comenzamos a salir en secreto.”

“Fueron años deliciosos, tanto por mi trabajo en Talented Actors, como por el ámbito amoroso. Duramos dos años y tres meses, y cuando llevábamos casi un año, me confesó quién era en realidad. Era el hijo de una mujer rica llamada Lidia Saldivar. Esa mujer era una dama envidiable, con esfuerzo y sacrificio, logró alzar su imperio de cosméticos y alcanzar el éxito y la fama. Allí fue cuando Ren, o sea, Daniel, me dijo que era infeliz con su madre y que la odiaba. Y ese fue el motivo por el cual decidió ocultar su apariencia hasta en su propia casa.”

*~*~*~*~*

La corté porque me pareció bien decirle lo más obvio, que conocía esa historia a la perfección. Durante toda la narración, me había quedado helada. Es decir, esta mujer que tengo delante, esta perfecta criatura, había tenido un noviazgo más que duradero con Daniel. ¡¡¿Cuándo me lo pensaban decir?!! Aunque, ahora que lo pienso, no he hablado de ella a Daniel. Bueno, en cualquier caso, Ariadna era alguien que seguramente sufrió los abusos de Elisa… Esperaría a que ella misma me lo contara, pero antes debía decirle que conocía perfectamente a Daniel Saldivar.

   —Ariadna, perdón por interrumpir pero… Sé quien es Daniel. Vivo con él. —ella se quedó asombrada, pero inmediatamente lo disimuló.

   —¿Me lo explicas mejor? —ya se parecía más a ella misma.

   —Mi padre se casó con Lidia Saldivar y ahora vivo con ellos. Daniel y Lidia. —reconocí un poco avergonzada. Ella carraspeó un poco apesadumbrada. Me miró y luego sonrió de medio lado.

   —Chica, lo tienes difícil entonces… Vamos, conoces a Daniel tanto como yo, ¿verdad? —asentí un poco celosa de ella. Había sido la primera en conocer el mundo de Daniel y lo que sentía con respecto a su madre… ¡Miriam! ¿En qué piensas? Vamos, es un idiota, ¿a quién le importa con cuantas mujeres estuvo? Aunque si duró tanto con Ariadna, significa que ha tenido pocas mujeres… ahora tiene veinte años, así que…

   —Para mi desgracia, si, lo conozco mejor que nadie. Pero a veces no le comprendo. Ariadna, ¿podrías contarme qué es lo que os hizo a Daniel y a ti? ¿Y por qué cortasteis? Sé que quizá te incomode, pero debo saberlo. —le imploro y ella me sonríe. Sus mejillas se han teñido un poco de rosa y ahora parece menor de lo que es.

   —A eso iba. Como te iba diciendo. Fuimos felices el tiempo que duró. Luego, a los dos años y tres meses, apareció Elisa en nuestras vidas, otro gran talento de esa empresa. Aunque, claro, ya había debutado muy joven, con solo trece años ya se había hecho camino a los escenarios, pero desconozco cuales fueron sus primeros movimientos... Es un secreto que nadie sabe y Elisa no habla de ello nunca. En fin, te digo que apareció para atormentarnos pues la cosa entre Daniel y yo no iba del todo bien. Él estaba pasando por una situación difícil con su madre, ya era insostenible hablar con él para que hiciera las paces con ella. Así que se mostraba huraño con todo el mundo, ¡hasta con su primo! Ese mismo año, Alex se hizo director. Mantenía y mantengo una buena relación con él, aunque con Daniel… casi ni lo veo. Solo me lo encontré en la fiesta de navidad de hace unas semanas. Lo que te estaba diciendo, lo nuestro no iba bien, y yo no podía estar con un hombre que no sabía lo que quería, así que decidimos darnos un tiempo. En ese tiempo en el que no nos vimos, Elisa se aprovechó y fue a correr a por la fama de Ren. Por supuesto que me amenazó para que no volviera con Daniel, pero era una tontería pues ya había decidido no seguir con él. El caso es que me amenazó con contarle a todo el mundo la verdadera identidad de Ren y eso fue lo único que pudo decir para que no me metiera entre los dos.

   —¿Daniel sabe esto? —pregunté tratando de no atragantarme con el nudo que se me había formado en la garganta.

   —No. Pero por lo que veo, ya sabe quien es esa arpía. —afirmó sin pizca de sarcasmo. Esta mujer lo decía todo en serio. No había medias tintas. Suspiré.

   —Siento mucho oír esto. —ella negó rápidamente.

   —¡Ni hablar! Soy yo la que debe sentirse mal por vosotros. Verás, Elisa quería hacer daño a Daniel porque lo quería para ella. A mí no me iba a tocar ni un pelo, en cambio, a ti si te ha amenazado más seriamente. Esas fotos que dices, ¿cómo de comprometedoras son? —chasqueé la lengua, incómoda ante esa pregunta.

   —Pues, fotos en las que Daniel y yo intimamos. Y luego hay otra totalmente falsa, en la que salgo yo y Alex, el director y primo de Daniel. —recuerdo amargamente —. Por supuesto que yo solo quiero a Daniel, y jamás jugaría a dos bandas. ¡Es horroroso! Pero esa víbora ha logrado manipular alguna imagen hasta obtener ese resultado. —cierro los ojos y trato de no llorar. De pronto, siento una mano encima de la mía y miro a Ariadna, quien me observa detenidamente con sus ojos sinceros y afectuosos.

   —Te ayudaré, lo prometo. No sabía nada de esto, de haberlo hecho, te aseguro que me hubiera puesto en contacto con Daniel y hablaríamos largo y tendido sobre el asunto. Por cierto, ¿qué sabe Alex? —Alex… ese era otro asunto que debía solucionar pronto.

   —Lo sabe todo. Me dijo que tenía un plan para descubrir a Elisa. Quiero verlo mañana y aclarar esto de una vez por todas. ¿Has visto la prensa o la televisión? En menos de una semana, Elisa anunciará su estúpido compromiso con Daniel y debo evitar esa catástrofe… —aseguro inquieta. Ella me acaricia la mano.

   —No sabía nada porque yo nunca veo televisión. Estoy tan liada que solo trabajo o voy a canto. —explicó ella como si eso fuera normal. La miro sin creerla, pero finalmente asiento.

   —Ya veo… Ariadna, tengo que contarte algo más. —ese era el momento en el que debía intervenir Pablo… —. Pablo, el chico de canto, hablé con él ayer. —apartó la mano de la mía y se cruzó de brazos. Vaya reacción más extraña.

   —¿Para qué hablaste con él? —inquirió a la defensiva.

   —Pues, tiene mucho que ver con Elisa, por lo que me contó. Salieron hace dos años e hizo sufrir a Pablo. —en cuanto le conté esto, fingió que no le importaba, pero sabía que algo le había importado pues se enderezó en su asiento.

   —¿Y qué con eso? —siguió con esa actitud. Me reí internamente.

   —Me ayudará porque recibió un acoso por parte de Elisa. Se ve que no pudo soportar que cortara con ella, por lo que lo persiguió mucho tiempo. Hasta que él no tomó medidas, no se alejó definitivamente de Pablo. —digo fijándome en sus reacciones. Ahora parecía preocupada.

   —¿Esa idiota siguió a Pablo? Eso quiere decir que le quería, o que no pudo soportar que la dejara. Dime una cosa, ¿por qué la dejó?

   —Porque ella se lió con un actor famoso. Según las palabras que Pablo me dijo ayer, él no era más que un estudiante y no le iba a proporcionar nada beneficioso para ella. Así pues, lo engaño y luego lo acosó para que volviera con ella y, posteriormente, enganchó a Ren. Como lo oyes. —termino de explicar mirando el reloj. Eran las diez menos cinco. Pero todavía debía saber lo que podríamos hacer con este tema.

   —Ya veo… Eso quiere decir que… nosotros tres hemos sido víctimas de la maldad de Elisa. Ella solo quiere la fama y la riqueza de los actores. Nada de amor. Lo que no concuerda es la relación que mantuvo con Pablo si él no era famoso, ni lo es ahora. ¿Qué mosca le picó? ¿Podría estar verdaderamente enamorada de él? ¿Sería un capricho pasajero? —inquirió para ella misma. Pensé por un momento la respuesta, pero no saqué nada en claro.

   —Yo solo sé que el viernes Elisa vio a Pablo y la máscara se le cayó. Por un momento, la vi estupefacta. Muy impactada. —recordé y ella se levantó bruscamente. Recogió su abrigo largo y marrón y fue al mostrador. La seguí haciendo lo mismo.

Pagamos la cuenta y salimos del cálido local. Ariadna caminó un trecho y luego paró en seco, lo que provocó que me chocara contra su espalda. Se volteó y me miró como si el mundo girase al revés. Me cogió la mano y tironeó de mí hasta que llegamos al lado de un coche mini color crema. Era muy coqueto y práctico para aparcar, pensé.

   —Vamos a hablar ahora mismo con Alejandro. No puedo estar tranquila hasta que este asunto se resuelva. Estáis sufriendo innecesariamente, y si Alejandro tiene alguna solución, pues iremos para ver de qué se trata. —aseguró ella entrando en su auto. Me indicó que la siguiera y así lo hice.

Los hechos se estaban precipitando, pero me dejé hacer porque yo también deseaba que esto terminara. Ya había pasado mucho tiempo desde que tenía este problema y expulsarlo de mi mente sería todo un logro. Así pues, no me importaba precipitarme, quería ver a esa Elisa rogando el perdón que no se merecía…

Me monté en el asiento del copiloto y marchamos rumbo a lo desconocido.

*~*~*~*~*

Durante el trayecto, opté por incluir a Pablo en esto, pero Ariadna negó rotundamente argumentando que él no sabía la verdadera identidad de Daniel y que, por lo tanto, no sería igual de cómodo hablar con Alex que estando con Pablo. Ahí tenía razón, por lo que me callé. Otra vez sería.

Ella me apremió a que lo llamara y quedara en su casa. Así lo hice, cuando él cogió el móvil, le pregunté si ahora estaba libre. Al principio se excusó diciendo que estaba liado, pero cuando le dije que me lo debía por todo lo que me había hecho, no se pudo negar. Así, habíamos quedado en su casa dentro de diez minutos.

Antes de ese período de tiempo, ya habíamos llegado y un mayordomo mucho más normal que el mío nos atendió.

Entramos en su casa y Alex nos recibió de un humor rarísimo. Hacía mucho que no lo veía, y ahora me parecía tan distinto. Mucho más maduro diría yo. Los golpes que recibió por parte de Daniel ya casi ni se notaban, y su pelo rubio —que antes estaba empinado sin remedio —, ahora descansaba lacio y caído. No sabía que iba a venir con compañía, por lo que se asombró al encontrarse con Ariadna.

   —¡Oh! ¡Ariadna! ¡Cuánto tiempo! —la abrazó y le dio dos besos. Ella trató de ser amable, pero sabía que todo el asunto que le había contado la tenía alterada. Luego, Alex se fijó en mí y se sonrojó un poco. Lo atribuí a que se sentía avergonzado por lo que me hizo. Ya lo había perdonado, así que no debía darle más importancia. Se lo diría cuando estuviéramos a solas.

   —Hola, Miriam. —me abrazó y recordé, odiándome por ello, la primera noche del año.

   —Hola Alex. Mira, venimos por ese asunto que nos concierne a todos.

   —Ya me sospechaba algo, pero que vinieras tu, Ariadna… Seguidme, vamos a mi despacho. —aconsejó caminando sin dejar de mirar a Ariadna por un segundo. A mí me esquivaba la mirada. Parecía taciturno, como si tuviera algo en mente demasiado oscuro como para que saliera a la luz.

El despacho era muy parecido al de la casa de Daniel, solo que más colorido y un poco menos grande. Pero de igual manera, era acogedor. Dos sillones se disponían en mitad del lugar uno frente al otro, de piel oscura. Una mesita en el centro de cristal le daba un toque a todo fresco, mientras que los armarios repletos de libros y otras cosas ofrecían un aspecto intelectual. Finalmente, un gran escritorio con ordenador, cuadernos y demás se situaba al final del espacio. Nos dirigimos allí, sin mucho de qué hablar. Una vez que Alex se sentó y nosotras hicimos lo mismo, conversamos…

   —Alejandro, no tenemos tiempo para formalidades. Necesitamos saber lo que has encontrado de Elisa que nos puede ser de ayuda. —Alex la miró serio y asombrado.

   —Se lo he contado todo. —explico —. Nos conocimos en clases de canto que, por cierto, me van muy bien. Y ahora, vamos al lío. —aconsejé rápidamente. Quería evitar mirarle directamente y él parecía querer lo mismo que yo. Alex suspiró y encendió el ordenador de última generación. Después de eso, juntó sus manos y aspiró ruidosamente. Puso su expresión más dura y, por fin, habló:

   —Lo que os voy a contar, es demasiado grave como para que os lo toméis tan a la ligera. —lo miramos sin comprender.

   —¿Has logrado obtener algo sucio de ella? —pregunté sin poder evitarlo.

   —Por supuesto. Contraté a un detective muy bueno que hace su trabajo a la perfección. Además, él ya está seguro de que este asunto no es solo cuestión de nosotros, sino de más personas. —el ordenador emitió su característico sonido de apertura mientras que nosotros permanecíamos en silencio. Ariadna, con su infinita paciencia, permaneció impasible ante la dura mirada de Alex—. La Elisa que se os ha mostrado durante estos años, es una falsa. Quiero decir, mi detective ha estado muy ocupado con este asunto y ya ha advertido a las autoridades sobre la situación.

   —¿Qué situación? ¿Qué ha hecho Elisa aparte de amenazarnos con fotos? —inquirí harta de su silencio. Me miró y lanzó la bomba.

   —Creemos que ha matado a un productor de cine.

Esto no me lo esperaba. Una cosa era que Elisa se mostrara mala con nosotros porque quiere fama y mantener su estatus social. Y otra muy distinta es que sea una asesina.

   —¿En qué se fundamenta tu detective? —preguntó Ariadna seria. No parecía asombrada como yo. Alex tecleó algo en el ordenador y esperó.

   —Hemos recorrido el trayecto de su carrera profesional y encontramos algo interesante. Resulta que hay algunas incoherencias en el transcurso de su vida. No sabemos a qué se debe su aparición en el mundo del espectáculo. Pero todo indica que se lanzó rápidamente al estrellato gracias a un productor de baja categoría y dudable reputación. Con quien comenzó haciendo películas baratas de porno. —agrandé los ojos y me imaginé a una Elisa menor de edad haciendo esa clase de escenas. ¿Por qué si era rica ya de por si? —Mantengo la sospecha de que ella quería ser famosa y lo conseguiría a cualquier precio. Es por eso que, cuando ya logró su objetivo de convertirse en famosa, se deshizo del tal productor para que nadie supiera los comienzos de su carrera profesional.

   —¿A qué edad comenzó a hacer esas películas? —preguntó Ariadna de nuevo.

   —A juzgar por las películas que encontramos en el estudio del productor, tendría unos catorce o quince años. —puse una mueca de horror. Tan joven y haciendo esa clase de cosas. No me extraña que sea como es ahora si ha tenido un comienzo tan lamentable.

   —¿Sus padres no saben nada de esto? —pregunto, pero sé la respuesta.

   —No, ellos murieron cuando Elisa solo tenía cinco años. Los que ahora son sus padres, en realidad son sus tíos. Unos tíos que no se preocuparon de ella lo suficiente y, como consecuencia, dejaron a esa niña sin el cariño de una familia.

   —¿La prensa no sabe nada de esto? Me resulta muy extraño. —aseguró Ariadna cruzándose de piernas. Observé la secuencia en silencio.

   —Eso se debe a que ahora mantiene una falsa identidad. Tal como lo hace Daniel. —aseguró Alex y nos quedamos de piedra —. Os lo explicaré… En realidad, el nombre completo de la que se hace pasar por Elisa es Laura Delgado Alcántara. Esta chica nació de padres humildes, los cuales murieron como ya os he explicado. Lo confirma el registro civil. El detective tiene acceso a estos papeles si es para un caso policial. Cuando encontró su nombre real, todo encajó. Los papeles confirmaban que había mantenido contacto con ese productor llamado Javier Figueroa. Apodado, el figura.

—Entonces, empezó haciendo películas porno con el figura, ¿verdad? —Alex asintió y Ariadna continuó hablando —. Y, por lo que nos has contado, lo mató y se cambió de identidad porque no quería que nadie supiera lo que había hecho de pequeña. ¿Cuándo murió el figura?

   —Hace tres años. En su chalet privado. A las afueras de la ciudad de Toledo. —aseguró señalando la pantalla del ordenador. Nos giramos para ver la foto de un periódico de hace tres años en la que un hombre de mediana edad, calvo y un poco gordo yacía sobre el suelo muerto de un balazo en la cabeza.

   —Eso quiere decir que Elisa solo tenía diecisiete años cuando pasó esto. Y ella empezó a trabajar con él a los catorce o quince. Eso significa que Elisa, a los diecisiete, ya era toda una estrella y no quería que él manchara su reputación. Por eso lo mató, pero… ¿Cómo lo hizo para que la policía no lograra identificar al asesino? —Alex negó con la cabeza.

   —Se creyó que fue un suicidio. Además, todo lo que os estoy contando, es secreto de la policía. Y, por lo que he escuchado de mi detective, no tienen pruebas suficientes para culparla por este asesinato. Os cuento lo básico, el figura tenía una vida lamentable. Su mujer acababa de dejarlo, y su hijo de solo tres años murió por una enfermedad rara. Además de que su trabajo era horrible e ilegal. Escogía a niñas de entre diez y quince años para hacer sus asquerosas películas. Elisa, es decir, Laura cayó en sus redes como una mosca atraída por la luz. En fin, no fue muy raro que pusiera fin a su vida ese desgraciado. Pero, como os he dicho, creen que fue Elisa la que lo mató. Todavía no tenemos las pruebas suficientes, pero ya las tendremos, y cuando eso pase, ten por seguro que irá a la cárcel sin preámbulos. —acabó Alex de explicar.

Ariadna estaba pensativa, y yo no podía creerme lo que estaba oyendo. De repente, este jueguecito se había convertido en algo serio. Vale que nos chantajeara con fotos, pero eso no era lo mismo que asesinar a una persona. Por otro lado, Elisa no era Elisa, sino Laura. Es evidente que, al cambiarse de nombre, tenía algo que ocultar, y ese algo era su comienzo con ese productor. Por eso, cuando ya fue más adulta y tuvo éxito, quiso deshacerse de el figura. Para que nada ni nadie pudiera asociarla con él nunca. Ahora las cosas empezaban a encajar. Pero…

   —Alex, pero eso no explica el porque ella busca a hombres ricos si ya es famosa. —él asintió.

   —Yo creo que tiene alguna enfermedad de la mente, que produce que ella tenga que estar constantemente delante de los medios, o con gente influenciable. Simplemente, es dependiente de la fama. —explicó y le creí. La verdad es que una persona no esta bien cuando hace estas barbaridades. Además, la infancia que ella pasó quizá fuera el detonante para que se comporte así ahora. El caso es que esto es mucho más grabe que cualquier fotito de pacotilla. Sinceramente, no me importaría que enseñara tales fotos, lo que si me preocupaba era que estaba con Daniel cuando era una asesina. Los pelos se me pusieron de punta.

   —Es por eso que nos espía constantemente. Quiere saberlo todo para que no caigamos en su rostro, o en su aspecto. A lo mejor cree que sabemos su pasado y por eso es así de recelosa conmigo. No lo sé, pero estoy hecha un lío. ¿Has mantenido contacto con Daniel? ¡Debe saberlo! —me apresuro a levantarme cuando la voz de Alex me detiene.

   —¡Espera! Esto no es un juego, Miriam. Si tenemos que decírselo, lo haremos en un sitio seguro. Quizá hasta tenga pinchados vuestros móviles… ¿Sabes? Creo que en tu casa hay un chivo expiatorio, De otra forma, ¿cómo sabría lo que os pasa en cada momento? Eso de las fotos en la cama… —tragué saliva, a ver como le decía que no solo había unas fotos de Daniel y mía…

   —Alex, hay algo que debo contarte. —me miró serio y suspiré —. También ha tomado una foto de nosotros dos en la cama. —enrojecí hasta la raíz del pelo, aunque sabía que ese era el menor problema al que nos exponíamos —. Por supuesto, sabes que es falsa. La ha manipulado. También ha chantajeado a Daniel con eso… y van a anunciar su compromiso en unos días así que… ¿Qué propones que hagamos? —inquirí muy preocupada.

   —Ya estoy enterado de esto. No importa, la detendremos antes de que pueda hacer algo. Mi criterio es el siguiente: Elisa no matará a Daniel pues ahora mismo está en el punto de mira de muchísima gente. Además, ahora está disfrutando de lo que tiene. Se cree superior a ti o Daniel. Por supuesto que sabe que yo soy una amenaza pues mantengo muchos contactos, entre ellos este detective. Así que yo no he aparecido estos días por la empresa más de lo necesario. —me llevo la mano al pecho.

   —Entonces… ¿le decimos esto a Daniel? De solo pensar que sigue estando con esa psicópata me mata. —resoplo y Ariadna me coge la mano y la aprieta levemente.

   —De hoy no pasa. Debe saberlo, Alex. —ella también estaba muy preocupada con este asunto. No por nada había sido su novia. Elisa… ¿cuántos secretos nos has ocultado a todos?

   —Creo saber, por la prensa, que Elisa comunicará su compromiso este jueves. Así que, para esa fecha, debemos de tener las pruebas que demuestren todas estas hipótesis. El detective Ricardo ha asegurado que hacen lo que pueden. Además, tienen vigilada a Elisa en secreto. Lo que no sabe ella es que la tenemos entre la espada y la pared. Cuando se de cuenta, será demasiado tarde, la habremos cazado.

Tiene razón. Cierro los ojos rezando para que eso sea verdad y nos libremos de la amenaza que Elisa ha supuesto y supone para todos nosotros.

De pronto, mis problemas amorosos ahora no cobran ningún sentido… Creo que esto va más allá de lo esperado…

Continuará…

Autora: Hola queridos lectores. Primero, ¿qué os ha parecido el cap de hoy? Segundo, ¡¡muchas gracias por las 1.000 visitas y comentarios!!

Tercero, tendréis el cap 33 para antes del martes. ^^

Sin más, me despido. ¡Muchos besos y gracias por el apoyo! ¡Cuidaos! =3

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