Un poco de mis sospechas parecen ser despejadas cuando nos adentramos en una zona de la ciudad que no había visto antes. Aunque no se trata de un bello paisaje. No hay árboles, no hay lagos, no hay ni la más mínima pizca de naturaleza en este sitio.
Es un área industrial.
Un área que a simple vista se nota que no ha sido habitada o utilizada en bastante tiempo. Parece uno de esos intentos fallidos de fábricas, lo que con seguridad realmente es.
Se trata de grandes fábricas abandonadas, bodegas antiguas y edificios cubiertos de grafiti, vagabundos y personas que lucen amenazadoras en las sombras de la noche. Hay muchas lámparas de alumbrado público pero solo una de cada siete está en funcionamiento, formando grandes espacios oscuros. Esto parece el medio de la nada de un mundo paralelo.
Estoy realmente fuera, en un mundo paralelo.
Recordando las palabras anteriores de Will... ¿Cómo pudo Will crecer en un sitio como este?
Es Will, un tipo que luce como un supermodelo de moda, un chico radiante, alguien que sonríe siempre amablemente y por supuesto que es todo lo contrario al tipo de personas que logro distinguir en la oscuridad que nos rodea.
Siento un frío que me envuelve y me provoca un estremecimiento a pesar de que son ya mediados de marzo. Cruzo mis brazos sobre mi pecho y muerdo el interior de mis mejillas, viendo cada detalle que la escasa iluminación me permite apreciar. Aún estoy guardando la esperanza de que el lugar a donde me lleva está mucho después de esto. Que este lugar es solo un intermedio o algo.
Ojalá.
Ninguno dice nada, la estación de radio que está comenzando a provocarme jaqueca es lo único que se escucha en el interior del Jeep. Eso y el ritmo de mi corazón latiendo con temor.
— ¿Will? —me atrevo a preguntar después de haber pensado mucho en dejar salir su nombre de los labios. Él parece distraído, completamente centrado en su labor de conducción y no ha entablado palabra alguna conmigo, solo sonidos y palabras monosílabas. De alguna manera ha intentado a toda costa entablar una conversación conmigo. Ni siquiera me mira y me temo que es debido a todo en lo que estoy metida y que no le he contado.
— ¿Qué sucede, preciosa? —la manera en que sale la pregunta de sus labios, la forma en que la palabra preciosa suena como un tipo de burla al abandonar sus labios. Probablemente es debido a mi imaginación o quizás porque Joe usó esa misma palabra para referirse a mí rato atrás. Presiono mis labios en una línea y me quedo callada, sumida en mis pensamientos. No voy a dejar ir tan fácil este sentimiento que no sé describir.
— ¿A dónde exactamente nos dirigimos? Me gustaría saberlo, por si tengo que volver a casa por mí misma o- ¿Qué tal si debo avisarle a mis padres? Y que tal s-
—Vaya, oye. Detente ¿sí? Tranquila son demasiadas preguntas. —se ríe, pero no encuentro alegría verdadera en el sonido. Ignora por completo mis cuestiones y vuelve su atención al camino, después de tratar de alcanzar mi mano, pero su intento es en vano.
—Deberías llevarme a casa. O por lo menos a la ciudad, estamos muy retirados. —insisto. Escucho como Will respinga pero no dice nada. Sube el volumen de la radio, para mitigar mis peticiones, supongo. Y continua conduciendo en lo que para mí, son círculos.
Comienzo asustarme.
Tomo la manija de la puerta y siento como todo esto vuelve a repetirse.
Recuerdo aquella noche en la que me encontré con Niall por primera vez en mucho tiempo en aquella fiesta a la que Marcie me arrastró en contra de mi voluntad. La manera en que hui y que al final resultó ser completamente inútil porque logró encontrarme. Pero esa no es la parte en la que siento que todo vuelve a repetirse; es en el momento en que yo traté de salir de su coche a toda costa. Y ahora siento lo mismo, quiero salir del coche cueste lo que cueste, sin importar que no tengo ni la menor idea de donde estoy.
Ahora, mientras tomo la manija de la puerta con cautela cuando el Jeep está en movimiento y siento la escrutadora mirada de Will quemando a través de mí, comprendo que esta vez realmente no va a suceder nada bueno. No va a tratarse de uno de esos juegos de persecución que solía protagonizar – y ganar – cuando lo hacía con Niall.
Porque justo hasta este momento, cuando mi vida probablemente está llegando a su final. Comprendo finalmente las palabras de Niall, tomo sentido a todo. Y estoy avergonzada por no haberlo visto venir antes, me siento como toda una estúpida por no creer y detenerme a indagar más al respecto.
Todo el tiempo me dediqué de huir de la persona incorrecta.
Le temí a lo equivocado.
—No lo intentes, es peligroso. Tienes que estar a salvo o yo estaré en problemas. —masculla entre dientes, escucho el clic del seguro automático y dejo ir la manija por la paz.
— ¿Por qué lo haces, Will? ¡¿Por qué demonios lo haces?! —lo admito, mi grito suena histérico. —Will, no tienes que hacerlo. —pido fallidamente con el peor intento de una voz relajada que puedo hacer cuando el Jeep finalmente se detiene. Estamos esperando a que una puerta automática de una de las grandes bodegas se abra ante nosotros para permitirnos la entrada a algo que no quiero ver. Will se mantiene mirando al frente, frunciendo el ceño y apretando su agarre al volante a tal nivel que sus nudillos de vuelven blancos de la fuerza utilizada. Trago. Esto no es bueno.
—Lo siento. Tienes una deuda, la regla principal es esta: o pagas o pagas.
—Eso es muy repetitivo, ¿no lo crees? —trato de bromear, pero mi voz termina rompiéndose en la pregunta. El chico me mira impasible por unos segundos. Adiós chico de ensueño, hola mí querida pesadilla. —Will. —ruego, probablemente por última vez mientras nos internamos en la gran bodega.
Tengo que cerrar los ojos ante la cegadora luz que nos recibe. Alguien abre la puerta del lado en el que me encuentro. Poco a poco y parpadeando abro los ojos, pero es inútil porque casi un minuto después, cuando empiezo a adaptarme a la iluminación, una venda cubre mis ojos y un poco de cinta es colocada en mi boca. Después soy empujada al piso y aterrizo dolorosamente, pero alguien me pone de pie con rapidez y movimientos bruscos para agresivamente empujarme a otro sitio mientras sujetan mis manos con algo sobre mi espalda.
Sea lo que sea que hacen aquí no es bueno. Porque; ¿Qué caso tiene cubrirme los ojos si lo más seguro es que van a asesinarme aquí mismo? ¿Y qué más da si me dejan la boca descubierta cuando nadie puede escucharme porque no hay nadie en al menos un par de kilómetros a la redonda?
Estoy consciente de que estoy respirando sonoramente a través de mis fosas nasales, también del sudor de mis manos sujetas en un par de esposas – tal vez – y de las lágrimas que abandonan sin control mis ojos. También de que estoy sollozando como una niña pequeña. Pero estoy asustada. ¿Qué más puedo hacer en esta situación?
Caminamos un largo trayecto, probablemente me tienen caminando en círculos para su diversión. Trato de imaginar el sitio en el que me encuentro por la primera impresión. Los primeros y únicos segundos en los que tuve una visión aceptable solo vi paredes blancas – lo imaginable en un lugar como este – y algunos autos muy lujosos. Imagino entonces, que todo esto tiene una decoración blanca y pulcra, probablemente exceptuando la sangre de las chicas ilusas como yo que son asesinadas aquí por deber más de lo que jamás podrán tener para pagar.
Soy guiada para bajar por un tramo corto de escaleras. Nadie habla conmigo. No hay sonidos que yo pueda reconocer con facilidad. Y, honestamente, me da pavor y me asquea saber en realidad algunos de ellos. Lo único que escucho son los pasos haciendo eco en los pasillos.
Antes de tocar el último escalón soy lanzada con brusquedad al suelo. Golpeo mi cabeza con fuerza y siento un calor extraño en la zona en que el impacto fue más fuerte. Soy consciente de la forma en que mi cuerpo sonó al chocar contra el suelo rasposo. Mi brazo y mi espalda arden de una manera horrible. Creo que hasta estoy llorando ruidosamente.
Debo lucir patética. Una chica atada y vendada en el suelo, con jeans sucios, una playera dos tallas más grande y el cabello hecho un desastre. Llorando a más no poder, con heridas que probablemente sangran ante la manera en que impactó contra el suelo y ahora, en posición fetal.
Me coloco en esa posición, tratando de disipar el dolor o intentando no ser herida una vez más.
Sollozo sin control, hasta que alguien se acerca a mí – lo sé, aunque no puedo verlo, puedo sentirlo – se pone de rodillas y toma mi cabeza entre sus manos. Lo más seguro es que me examinen con una sonrisa malvada en sus labios y esa persona se ríe.
Me estremezco.
Will.
No. Reconocería esa molesta risa que ahora tiene un tono malvado y burlón.
—Todo va a terminar pronto. Lo prometo. —dice y escucho sus pasos escaleras arriba. También oigo como murmuran un par de personas y después baja alguien más. Pero no me importa, pierdo la consciencia en cuestión de segundos. El golpe en mi cabeza es más grave de lo que podría haber imaginado.
(...)
Me estremezco y trato de ponerme de pie cuando despierto del todo. No abro los ojos para nada. Primero, pensando en que todo había sido una aterradora pesadilla. Lástima que no es así. Y en segundo lugar, porque tengo la sensación de que la venda continúa ahí.
Trato de moverme y no puedo hacer nada. Pruebo con abrir mis ojos, una luz me molesta y no sé si festejar o sentirme más peor que nunca. Creo que, de alguna manera, todos los malestares que siento se intensificaran al tener una idea completa del lugar donde me mantienen cautiva. Anteriormente, con los ojos cerrados era como si estuviera inconsciente de la mitad de todo. Ahora, mientras veo un suelo sucio y paredes blancas todo cae como un gran bloque de concreto sobre mí. Esto es más real de lo que jamás soñé.
Esto es aún peor. Y las pulcras paredes que tienen algunas manchas incrementan mi ansiedad.
Estar recluida en una silla no lo hace mucho mejor. Al menos, la cinta ha sido retirada de mi boca, pero no siento las ganas de hablar. No creo ser capaz de hacer funcionar mis cuerdas vocales en una situación como esta.
—Preciosa, estaba extrañando verte despierta. Dormida eres hermosa, pero me encanta el espectáculo que eres cuando estás consciente. —la voz de Joe se escucha detrás de mí y poco a poco puedo ver que se dirige al frente de mí por el rabillo del ojo. Camina con sus manos en su espalda y a pasos lentos, con una sonrisa molesta y triunfadora en su horrible rostro. —Lamento el maltrato, mis hombres son un tanto bruscos la mayor parte del tiempo.
Se detiene frente a mí, toma una silla y la coloca de espaldas a mí para sentarse y observarme con cuidado. Toma mi barbilla con sus dedos callosos y quiero evitar mirarlo a los ojos, pero él se encarga de que eso no suceda. Detiene sus ojos en los míos y puedo ver la maldad justo por ellos. Si los ojos son la ventana del alma, yo puedo ver el maldito agujero negro que es en vez de un alma. Y espero tanto que él reciba todo el desprecio, toda la repulsión y el odio que le tengo.
—Oh mi hermosa Maiah, ¿no vas a hablar? —inclina la cabeza. —Deja de mirarme de esa manera. Ya tuvimos una pequeña charla antes, ¿recuerdas? Antes de que huyeras. Lástima que no fuiste más lista. Yo siempre estoy dos pasos adelante. Me encargaré de pagarle muy bien a Will, es un hijo excelente.
Hijo.
Ahora comprendo porque la manera en que el preciosa me resultó tan similar y aterrador.
Mi respiración se detiene por unos segundos.
— ¿Sorprendida? —acaricia mi mejilla y yo muevo mi rostro para retirarme de su tacto, él, con su otra mano detiene mi barbilla con fuerza, presionando sus dedos tan fuerte que siento que quedará un hematoma en ese lugar. —No deberías estarlo. Somos como dos gotas de agua, aunque siempre pensé que se parecía más a su madre. Oh, esa maldita perra era hermosa. Al igual que tú. —cierro los ojos ante el significado de esas palabras. —Aun así no piensas decir algo, que descortés. Ahora me doy cuenta de que la educación de tu padre no vale una mierda. Todos ustedes son iguales. ¿Qué pasó con sus modales? ¿Acaso Julia jamás les enseñó algo? —chasquea y se pone de pie cuando un sonido en la parte superior llama su atención. —Vuelvo enseguida, preciosa. Tengo una sorpresa para ti.
Deja ir mi barbilla con brusquedad e inmediatamente yo fijo mi vista en mis muslos. Lagrimas acudiendo una vez más a mis irritados ojos. No puedo creerlo. Él debe estar jugando con mi mente. Joe está loco, no es más que un mitómano. Mi madre no pudo haberse relacionado con él nunca en su vida. Mamá ni siquiera conoció a mi padre aquí en Dublín.
Unos gruñidos y un montón de palabras altisonantes llaman mi atención, elevo la mirada y me encuentro con una imagen que hace que mi mandíbula caiga abierta y que un grito ahogado se forme en mis labios.
Niall es empujado por Will por las escaleras con violencia. El primero es mantenido con un par de esposas sosteniendo sus manos en su espalda, no tiene venda en los ojos o cinta en la boca al igual que yo. De repente es lanzado con fuerza al igual que yo al suelo, cayendo de espaldas a mí. Niall grita con molestia y maldice, Will me mira y sonríe para después propinarle una patada al rubio en el torso. Este está de espaldas hacia mí. Ni siquiera sabe que yo estoy aquí y Will sabe eso.
Me están torturando a la misma vez que lo hacen con él. La única diferencia puede recaer en el hecho de que él está sufriendo físicamente y yo psicológicamente. En el momento no sé qué tipo de dolor es peor.
El nombre de Niall se queda atorado en un grito en mi garganta cuando es atacado una vez más ante mis ojos y finalmente logra girarse en mi dirección. Nuestros ojos se encuentran y él los abre con sorpresa y pánico. Su boca cae abierta en sorpresa y más lágrimas surcan mis ojos cuando veo finalmente la manera en que luce: su labio inferior roto y con sangre fresca, hematomas cubriendo su pómulo y su ojo. Grandes ojeras, sus ojos de un azul apagado y su cabello un desastre, al igual que su ropa.
Inevitablemente y a pesar de lo golpeado que luce, del dolor que puede estar sintiendo, no puedo evitar sentirme aliviada de que él está a salvo y no muerto, como pude imaginar después de su desaparición.
Estoy desesperada por deshacerme de todos los amarres que me contienen en esta silla. Quiero correr hasta estar a su lado para asegurarme de que se encuentra realmente bien. Quiero abrazarlo y cepillar su cabello con mis dedos hasta quedarme dormida. Aprovechar el tiempo a su lado, porque estoy aprendiendo que debo aprovechar cada instante.
Como dije antes, estar al borde de la muerte te hace pensar en muchas cosas.
Niall es golpeado una vez más por Will, ahogo un grito y miro en silencio mientras es colocado en la silla en la que estuvo sentado Joe antes. Estamos frente a frente, diciéndonos un montón de cosas con la mirada. Espero que él pueda comprender mis disculpas no dichas.
—Te dije que dieras marcha atrás, ¿Por qué no me sorprende que no hayas seguido mi consejo? —dice Niall. Su voz sin rastro de emoción.
—Lo siento. Te debo un millón de disculpas. —el rubio comienza a negar silenciosamente. Sangre corre por su rostro desde su ceja izquierda.
—Ya no importa, todo está perdido. Está- está bien, creo que deberías saber que cada una de mis palabras siempre fueron honestas y pase lo que pase recuerda que siempre te quise. Siempre quise tu bienestar, pero eres tan obstinada que fue definitivamente el reto más grande de mi vida.
—Niall-
—Pero que ternura. Me encanta este momento, cuando todos se dan cuenta de la realidad y es demasiado tarde para arrepentimientos, para pensar en el "y sí..." cuando ya no tiene sentido hacerlo. —Joe dice bajando las escaleras y aplaudiendo sarcásticamente.
Niall rueda los ojos y abre la boca para decir algo, pero es golpeado una vez más por Will. Clavo mi vista en el segundo, sorprendida por sus acciones. Él luce malvado y despiadado justo ahora. Luce feliz de estar haciendo lo que hace. Es completamente diferente al chico que conocí casi un mes atrás.
—Déjala ir, ya te dije que yo pagaría su deuda. ¡No tienes por qué incluirla en esto! ¡Ella no tiene la culpa de nada! —grita Niall en mi defensa y es golpeado una vez más. Esta vez grito un "no" con todas mis fuerzas.
—Niall, ese es el problema con poner a las personas en un pedestal justo por amor. Es la peor equivocación que alguien puede cometer. ¿Por qué decidirías perdonar todos los errores de alguien? ¿Por qué querrías restarle importancia a las equivocaciones de otra persona? ¿Qué caso tiene perdonar todo si en algún momento van a dejarte cuando se den cuenta de que hay cosas mejores que tú? —Joe habla despechado, sufrido. Como si fuera su propia experiencia. Quizás lo es. Quizás ese es el origen de tanto rencor en todas sus palabras. — ¿Por qué no te atreves a decir que ella es la culpable? Ella no es ninguna paloma blanca, ella es quien me debe. Pero tú fuiste un idiota en el pasado y voy a cobrarme todo ahora. Será divertido, no te preocupes por ella. Tengo planes a futuro.
Joe está finalmente parado a un lado de mí, acariciando mi rosto y retirando las lágrimas que caen sin cesar de mis ojos.
—Ahora, mi pareja trágica favorita tiene una opción extra. Ambos sobrevivirán a cambio de algo. Un sacrificio. ¿Qué mejor manera de demostrar su amor que sacrificándose el uno por el otro? —mi respiración se detiene. ¿Qué clase de opción es esa? ¿Cómo dice que ambos sobreviviremos si tiene que haber un sacrificio?
n. de a.:
hace mucho tiempo que no escribo una nota de autor, trataré de ser breve. Sólo quedan dos capítulos más (final y epílogo) y me gustaría saber que es lo que piensan de la obra. Hasta el momento estoy bastante complacida por sus lecturas y votos, son pocos, pero soy una pequeña escritora amateur ¿qué más puedo pedir?
Las quiero, gracias por su apoyo :)