Ya había pasado un par de días desde el raro paseo escolar. Estaba sintiéndome tan cómoda en Australia que pensar que en algunos días tendría que irme hacía que se me acalambrara el estómago.
Miré el anillo que adornaba mi dedo mientras sacaba los libros para las últimas horas que tendría en ese instituto. Con Calum estábamos bien, aunque no me había dicho tal cosa como un "te quiero", pero podía sentir que lo hacía, así que esperaría hasta que ambos estuviéramos preparados.
Ariana me había contado que ella y Luke tenían un "plan de emergencia" para no perder contacto cuando nos volviéramos a Chile y lo creía. A diferencia de Calum, Luke brillaba en una bola mágica de amor. Era imposible no notarlo. Así que sabía en mi corazón que lo de ellos funcionaría. Es que hasta los imaginaba casándose. Qué bellos seres humanos traerían a la vida, ¿no?
—______ (Tn).
La voz de Calum hizo que me volteara de inmediato con mi estúpida sonrisa de enamorada en la cara. Intentaba con todas mis fuerzas no parecer tan enganchada, pero es que no podía evitarlo. ¿Cómo esconder algo que podría notarlo hasta un ciego?
Cuando pude enfrentarlo noté su cara seria. Me asustó que algo pudiera enfadarlo tanto, pero, a la vez, hacerlo parecer a punto de quebrarse.
—¿Estás bien? —pregunté inmediatamente acercándome para tocarlo, pero él retrocedió.
Lo miré extrañada y vi como sus ojos comenzaban a ponerse acuosos.
—Me mentiste.
Su confesión me descolocó. Se sentía demasiado confuso e irreal.
—¿Qué? —solté sacudiendo mi cabeza, pero él seguía sin moverse y sentía como una gran pared se interponía entre los dos—. No entiendo.
Calum cerró los ojos negando con la cabeza. Me dolía verlo así, pero ni siquiera me dejaba acercarme. ¿Cómo podía ayudarlo si no me explicaba qué pasaba? Cuando abrió sus ojos me miró con dolor y me tendió unas hojas.
Las tomé sin dudar y me apresuré a ver el contenido. Cuando comencé a leer sentí como si un balde de agua fría hubiera caído sobre mí y quise vomitar. ¿Cómo había obtenido eso? Digo, no era algo privado, pero las fechas no eran tan recientes. Debió haber tenido que realizar un arduo trabajo para conseguir esos tweets.
—¿Este fue tu plan todo el tiempo? —me preguntó casi escupiendo cada una de sus palabras.
Lo miré sorprendida por su tono y queriendo que se explicara mejor, porque, hasta ese momento, no estábamos consiguiendo aclarar las cosas.
—Sí que nos engañaste. —soltó a continuación desesperado—. Fui tan estúpido para confiar en ti cuando todo lo que hiciste fue mentir y manipular.
—Jamás te mentí ni manipulé a nadie. —me defendí rápidamente sintiéndome mareada.
—¿Ah no? —me preguntó con ironía para luego arrebatarme las hojas que hace rato me había ofrecido mirar—. ¡Estas son las pruebas de tu retorcida mentira! ¿Cómo puedes seguir teniendo cara para mentir?
Su enfado me hizo retroceder unos pasos hasta chocar con el casillero. Si su intención era asustarme, pues lo estaba consiguiendo. Ni siquiera lo podía reconocer.
—¿Qué? No, Calum. —le contradije para luego apuntar las hojas—. Esto es retorcido, investigarme lo es. Y lo que único que prueba es que me gusta 5 Seconds of summer.
—¡Me mentiste! Solo querías estar conmigo por la banda. —dijo haciendo que su última oración se sintiera tan desgarradora. Una lágrima se escapó y recorrió su rostro—. Tu amistad fue pura basura.
Lo siguiente que hizo fue estampar las hojas contra mi pecho para luego querer arrancar.
Volví a mirar las hojas. Eran muchas copias de mi twitter y mis tweets que les mandaba diariamente antes de conocerlos. No decían nada malo, solo cosas de fan. Todo lo que había era amor y apoyo hacia ellos. La última fecha era diciembre del 2014. Más de un año atrás.
—¡Sabes que nada fue mentira! —grité haciendo que se detuviera y me mirara de nuevo. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas y luchaba porque mi voz no se quebrara—. No hagas como lo que vivimos no fue real. Sabes que lo fue.
—Deja de intentar manipularme. —me amenazó apuntándome con el dedo—. Todo este tiempo fingiste. Eres una loca.
Se giró para irse, pero rápidamente lo tomé del brazo para hacerlo enfrentarme de nuevo. No iba permitir que dijera eso. ¿Por qué sería una loca? ¿Solo por ser una fan? Me sentí tremendamente ofendida y molesta. Este no era el Calum que yo conocía.
—No puedo creer lo que estás diciendo. —le dije sin soltarlo, pero él tiró de su brazo para liberarse de mí—. Por favor dime que esto es porque te tomó de sorpresa, que no lo dices en serio.
Mi voz sonaba suplicante y realmente deseaba que todo fuera un malentendido. Que lo arregláramos, pero él solo selló sus labios y esquivó mi mirada.
—Calum... hablemos. —le pedí más calmada, pero su respuesta era la misma. Rotundo silencio—. Es cierto, ¿vale? Me equivoqué. Debí decirles que los conocía, pero eso no cambia nada. No mentí, no fingí... por favor.
Mi voz se quebró al final y sentí las lágrimas picar en mis ojos. Estaba a punto de ponerme a llorar en la mitad del pasillo. Ni siquiera me había preocupado de ver si había gente a nuestro alrededor. Por primera vez miré, pero estaba vacío. ¿En qué momento todos se fueron a clases?
—No te vuelvas a acercar a mí. —me amenazó sin poder mirarme todavía—. No quiero saber de ti nunca más. Desde este momento... dejas de existir para mí.
Mis ojos no pudieron contener más y comencé a llorar. Me dolía el pecho y batallaba por no perder la compostura, pero era demasiado difícil porque estaba teniendo mi primer rompimiento. El primero que realmente estaba desgarrándome.
—¿Eso es todo lo que tienes que decir? ¡Dios, eres tan cobarde! —grité molesta.
—Lamento informarte que estuviste a nada de lograr tu plan. —me dijo volviendo a usar ese tono molesto—. Solo te faltó enamorarme.
Me dolió la manera que tuvo de admitir que no sentía lo mismo que yo, pero ese sentimiento fue reemplazado con ira.
—¿Qué? ¿Eso es lo que crees? —le pregunté molesta—. ¿Crees que vine acá a enamorar a Calum Hood? ¡Deja de creer que eres el centro del mundo!
Tomé un respiro. Estaba enfadada y mi respiración se hacía más difícil de controlar. Me apoyé en uno de los casilleros, pero a él parecía no importarle.
De un momento a otro todo estaba mal y no veía salida a eso.
—Vine acá a cumplir mi sueño, no solo el mío, sino también el de Ariana. —continué sintiendo la necesidad de tener a mi mejor amiga ahí—. Lo que más me duele es que no me conozcas lo suficiente para saber que no soy esa persona que te empeñas en creer que soy.
—Así que Ariana también nos engañó a todos. —dijo haciendo que me impresionara su poco intento de compresión—. Debo avisarle a Luke que fuimos engañados por dos niñitas mentirosas en busca de su momento de relevancia.
Y fue ahí cuando no lo soporte más. Mi mano estampada en el rostro de Calum fue una de las cosas más dolorosa que había tenido que hacer, pero no me arrepentía. Quería golpearlo una y otra vez para que sintiera el dolor que nos estaba haciendo pasar por no querer escuchar.
Él me miro y esta vez no aguantó más. Sus lágrimas salían por doquier y yo era la culpable.
—No... No te atrevas... —mi voz tiritaba al igual que todo mi cuerpo—. No vuelvas a insultarnos de esa manera, Calum. No sabes nada de nosotras.
—No te preocupes. De todos modos, no te veré nunca más, ¿no? —dijo haciendo que todo doliera más al saber que nunca podríamos arreglarlo—. Tienes razón, ______ (Tn). No te conozco.
Podía sentir mi corazón agonizando con cada una de las palabras de Calum y lo que más me dolía era la poca confianza en mí. Él se encargaba de inventar una historia en su cabeza que no me dejaba desmentir.
—Calum, por favor, no lo dejes así. —le pedí sintiendo que era mi última oportunidad de no arruinar lo que habíamos tenido. No era la idea que tenía de nuestra separación—. Sé que me equivoqué, pero cuando los conocí no consideré como una opción hacerme amiga de ustedes. Luego pasó, pero jamás mentí, jamás hablamos de eso. Por favor, debes confiar en mí.
Él me miró con desprecio mientras lloraba. Su pecho subía y bajaba desesperadamente, tal como lo hacía el mío. Los dos nos encontrábamos en medio de los pasillos desiertos mirándonos a unos metros de distancia. Llorando sin poder arreglar nada.
Esperé su respuesta. Y seguí esperando.
Después de un rato giró y comenzó a caminar a la salida. Cuando miré en su dirección noté que estaba lloviendo, lo que era raro, una señal más de que ese día nunca debió pasar.
Sin importar el clima, corrí tras de él sintiendo las gotas de lluvia comenzar a caer bruscamente sobre mi cuerpo.
—¡Calum!
—¿Qué quieres, ______ (Tn)? —habló sin girarse a verme—. Esto se acabó y no hay nada que puedas hacer. Ninguno de los dos.
—¡Calum!
Si esto iba a terminar así, necesitaba decir algo más. Tenía la esperanza de que eso lo cambiara todo. Era algo que debía saber y no me podía ir a Chile con eso en mi pecho.
Sentía las palabras juguetear en la punta de mi lengua. Querían salir, yo quería dejarlas salir. Necesitaba sincerarme. Necesitaba que lo supiera. Era el momento.
—¡Calum, te quiero!
Ahí fue cuando me sentí lista para decirlo. Debía hacerlo, aunque él no me correspondiera.
Paró de caminar y su cuerpo se tensó. En ese momento sentí que al menos podríamos conversar, quizá estaría cabreado, pero se le pasaría cuando me escuchara y me dejara explicarle que jamás le mentí.
Pero todas mis esperanzas se derrumbaron cuando lo vi salir del instituto, sin siquiera volver a mirarme. Todo se había acabado ahí. Todo.
Me detuve y lo observé mientras desaparecía. Ni siquiera la lluvia y el frío calándose por mi cuerpo me hacían despertar. Estaba en la nada, sintiendo nada y, lo peor... Jamás me dijo fresita.
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*Capítulo corregido*