Fears | niall horan

By niallsfluorescence

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"No importa cuanto le temas, el amor siempre estará ahí." Fears #1 More

Fears
c e r o
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d o s
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c u a t r o
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s e i s
s i e t e
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d i e z
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d o c e
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d i e c i s é i s
d i e c i o c h o
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v e i n t e
e p í l o g o
n o t a
Fearless

d i e c i s i e t e

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By niallsfluorescence

Cierro con fuerza la puerta del apartamento de Zayn, en el cual irrumpí minutos atrás, buscando sobre todo a Marcie por mis jodidas respuestas. Pero ambos se negaron a hablar, siempre con la misma excusa. Se suponía que ellos dos eran mis amigos, ellos mismos reclamaban ese título siempre que me veían, ¿Por qué demonios no podían cumplir ese sencillo papel y decirme todo lo que sabían?

Escucho los reclamos de Zayn hacia Marcie, al igual que escucho como esta última me llama cuando yo estoy bajando con rapidez las escaleras del edificio. Ella quiere que me detenga antes de que cometa una equivocación. Antes de que me meta en peligro.

Pero ella no sabe que ya he tomado decisiones equivocadas con anterioridad y que por eso me encuentro aquí, ella no tiene ni la menor idea del peligro en el que yo ya me encuentro y probablemente eso es algo que ni siquiera sé yo del todo. O lo ignoro, simplemente lo ignoro y vivo dentro de un mundo en el que no sucede absolutamente nada de eso.

Gruño cuando estoy en el interior del Jeep de Will y no encuentro mi teléfono con rapidez.

También he llamado a mis padres antes de llegar a este lugar, advirtiéndoles lo que había en casa y que por ningún motivo se acercaran ahí. No sé si en realidad hicieron caso a mis suplicas sin sentido –como ellos mismos dijeron cuando no les brindé más información– y en este punto no me importa nada más que mi objetivo principal:

Descubrir que fue lo que ocurrió con Niall.

Enciendo el auto, el motor ruge y conduzco hasta la casa de Niall. Espero tener más suerte esta ocasión.

El sol está escondiéndose por las montañas que se encuentran en la lejanía y los edificios que me rodean. Estoy tamborileando mis dedos y mordiéndome el labio inferior la mayor parte del tiempo, al igual que no dejo de mirar por el espejo retrovisor por alguna señal de que alguien esté siguiéndome.

Nadie lo hace; eso es un gran alivio, pero no puedo dejar de sentirme inquieta, nerviosa y ahora más que nunca me siento observada y perseguida. Es una horrible sensación que se incrementa entre más tiempo transcurro navegando por las calles, con un rumbo fijo y al mismo tiempo con ninguno.

Yo no sé qué voy a encontrar esta vez al llegar a esa casa, no puedo hacerme idea de nada. No algo que no sea tan aterrador como en mis propios sueños.

Las grandes puertas se muestran al frente de mí en cuestión de media hora de viaje. Están cerradas y lucen amenazadoras; ¿Cómo es que un par de puertas negras y grandes de acero pueden brindarte tal sensación?

Me bajo del Jeep para introducir la contraseña de seis dígitos. Las puertas rechinan como si hubieran pasado años enteros después de que las abrieron o cerraron por última vez, me encojo ante el sonido y me apresuro a entrar al auto antes de que estas vuelvan a cerrarse de nuevo.

Esta ocasión conducir por el sendero es diferente a otras veces. Los setos están marchitándose al igual que cualquier vegetación en el sitio, hay un par de pájaros negros de los que sueles ver en los cementerios correteando por en medio del pasto casi amarillento. Está oscuro, ya que ninguna de las lámparas blancas distribuidas por el gran espacio que es el jardín está encendida y la única iluminación es la que proviene del tablero del auto, ya que no me atreví a encender las luces delanteras y delatarme. ¿Mencioné que luce fantasmagórico?

Estaciono cercano a la entrada principal y antes de bajarme por completo del auto, el móvil de Niall suena, deteniéndome en mis actos y haciendo que frunza el ceño profundamente. Lo he mantenido conmigo durante los últimos días y jamás había sonado, hasta ahora. Probablemente en el momento menos indicado.

Me inclino para alcanzarlo y contesto la llamada aún y cuando noto que es proveniente de un número privado. Y probablemente no debería hacerlo. Soy muy curiosa, no puedo negarlo. Pero, quien quiera que llame al teléfono de Niall debe saber que no está desde hace unos días.

— ¿Hola? —cuestiono al descolgar, mi voz suena temblorosa.

Enciende el auto y márchate. —escucho y mi ceño se frunce aún más. —Joder, ¡enciende el maldito auto y da marcha atrás, ve a otro lado! —quienquiera que está hablando conmigo, dándome ordenes, se escucha desesperado y un poco roto. Por el momento no puedo identificar alguna voz; solamente el sentimiento de frustración que transmite.

— ¿Qué? No, ¿Por qué debería hacerlo? —me opongo, si puedo decir ahora mismo mi mayor desventaja en cuanto a personalidad se refiere, es que soy terca. Demasiado obstinada.

Por el amor de Dios, Maiah. Hazme caso una sola vez en tu vida. —la voz casi ruega en un susurro y es hasta entonces que reconozco la voz. El teléfono abandona mis manos y cae en mis pies. Me esfuerzo por tomarlo con rapidez antes de que la llamada termine, pero es tan complicado debido al reducido espacio que me deja el volante y los pedales. Es una constante batalla golpeando el aparato más lejos de mí, aplastando mi torso y golpeando mi cabeza.

Suspiro victoriosa una vez que tengo el aparato nuevamente entre mis manos. Observo la pantalla y resisto mi impulso de golpearlo contra el parabrisas cuando sé que la llamada está terminada.

Maldición.

Es la primera vez en días que escucho su voz.

Niall.

Oh joder, gracias al cielo está vivo. Está a salvo, probablemente.

Espontáneamente, una loca pero probable idea viene a mi mente: ¿Y qué si todo el tiempo estuvo aquí en su casa y cuando vine trató de evitarme, montando toda una escena?

¿Qué si toda mi preocupación y lágrimas por este maldito chico habían sido en vano una vez más?

No lo sé. Realmente no sé qué haría si ese fuera el caso.

Probablemente sería mi puerta de salida para los sentimientos que tengo hacia él.

Tengo que descubrirlo.

Pero no puedo evitar que él insistió tanto en que diera vuelta atrás. Que me marchara.

Sonaba desesperado.

Tan roto.

Al igual que me advirtió de Will y este resultó ser mejor persona que mis propios amigos.

Ahora al recordarlo, no estoy preocupada. Estoy furiosa y le tengo algo de rencor.

Todo este tiempo me ha dado un millón de órdenes. Cientos de advertencias y ni hablar de las discusiones acerca de lo que he hecho mal. Para Niall siempre he sido objeto de control y yo sumisamente he seguido la mayor parte de las veces todas sus órdenes. Para él no soy más que una niña que al parecer no es capaz de escoger a las personas que le rodean más cercanamente y me enoja el hecho de que él jamás se ha detenido a escuchar ninguna de mis opiniones. Él es machista, controlador, obsesivo y violento. Y acabo de descubrirlo.

Y también lo amo.

Estúpida yo.

«Pero también ha tratado de protegerme la mayor parte del tiempo.» Añade una parte de mi conciencia. «No es un bruto la mayor parte del tiempo, es un hombre, está en su naturaleza ser machista y obsesivo. Jamás me puso una mano encima violentamente, al contrario. Y con seguridad tiene razón esta vez, como siempre.»

No. —No. —susurro para mí misma. No voy a hacer caso a mi conciencia porque ella misma me ha recordado que Niall gana siempre. Quiero ganar yo esta vez.

Me bajo de un salto del Jeep y corro hacia la puerta principal. Tengo un poco de dificultad al abrirla pero finalmente lo logro. En el umbral de la puerta me quedo congelada y observo alrededor.

Nada ha cambiado.

Los cojines que la vez anterior estaban en el suelo, continúan en el mismo sitio. En la cocina, todo es lo mismo. Subo las escaleras casi corriendo y entro en la habitación de Niall. La puerta estaba cerrada, así que tengo que abrirla. No me detengo a pensar en que yo la dejé abierta la última vez que estuve aquí.

El desastre es exactamente el mismo, así que la puerta pudo bien ser cerrada por el viento. Y me doy cuenta de que, si la policía no vino aquí antes a pesar de mi denuncia, no lo hará después. Camino dentro y me pongo de rodillas después de encender una lámpara que milagrosamente sobrevivió a lo que sea que sucedió aquí, me muevo por el suelo revolviendo aún más el desastre, buscando alguna pista de que Niall estuvo aquí antes. Aunque lo único que termino encontrando son más rastros de sangre, ahora seca, manchando la alfombra beige que cubre el piso de la habitación del rubio.

Vuelvo a colocarme de pie cuando he registrado cada centímetro de la habitación –en el suelo– y registro las demás cosas. No hay nada que me de algún indicio.

Camino hacia el baño, él único lugar en el que no estuve la última vez que estuve aquí. Yo estaba tan impresionada por todo el desastre y tan rota ante la realización que no podía cargarme a mí misma a más sufrimiento.

Ahora que lo pienso, solo estuve en la sala de estar, la cocina y la habitación de Niall. No pensé en las cinco habitaciones restantes ni en el garaje. Mucho menos en los cuartos de baño.

Oh.

Doy paso en el cuarto de baño de la habitación de Niall y enciendo la luz, cegándome unos instantes. Es mucho más luminosa de lo que recordaba, o tal vez ha anochecido lo suficiente y no me había dado cuenta de ello.

Esto también es un desastre; el espejo que está encima del lavamanos está roto, también con un poco de sangre entre los cristales rotos, las toallas están regadas por el suelo al igual que frascos de shampoo, colonia y cosas de baño. Incluso hay un poco de agua desbordándose poco a poco de la bañera. Me acerco, cierro la llave y tomo asiento sobre el retrete –con la tapa cerrada– mientras llevo las manos a mi cabeza, masajeando mi cuero cabelludo con desesperación.

No siento nada más que confusión. Siento que mi cabeza explotará pronto si algo de todo este lío no se resuelve pronto.

Pasan los minutos y yo continúo en la misma posición, con la mente en blanco y mi cabeza palpitando. Saco el teléfono de Niall de mi bolsillo y la hora me dice que pronto será media noche. Los minutos se han convertido en horas cuando yo no he prestado atención a la noción del tiempo y yo siento que cada segundo es más eterno que el otro cuando lo hago.

Trato de llamar al número privado del que se comunicó Niall con anterioridad pero es inútil por dos razones:

Uno; no hay nadie que responda a la llamada.

Dos; me termino el crédito al llamar más de seis veces en vano.

Aprieto el aparato con suficiente fuerza en mi mano derecha hasta que siento que la carcasa que lo cubre cruje un poco. Es eso, o alguien pisó algo en el piso de abajo. Inmediatamente me pongo de pie, apago la luz del baño y salgo hacia las otras habitaciones.

Abro cautelosamente cada una de las puertas para ver en el interior de cada habitación; no hay nada fuera de lugar de ninguna. Dejo para el final la habitación que solía ser mía, tengo sospechas.

Cuando llego a la última puerta del pasillo; la que es la mía. Noto como la madera está resquebrajada por el impacto de algo, toco el golpe con las yemas de mis dedos. Mis manos tiemblan y respiro profundamente un par de veces antes de finalmente tomar el picaporte y delatar lo que hay del otro lado.

Empujo con lentitud la puerta blanca de madera, revelando algunas prendas de ropa en el suelo primero que nada, porque ahora no me atrevo a mirar al frente y descubrir lo que hay.

Estoy a punto de cerrar nuevamente la puerta, pero el mismo crujido de antes se escucha y entro en vez de alejarme. No miro hacia arriba, en dirección a la gran cama. Estoy demasiado ocupada siendo sorprendida por el completo desastre que es bastante similar al que encontré en la habitación de Niall. Me pregunto si está así desde aquella vez.

—Vaya, hasta que te dignas a mostrarte de nuevo. Mi preciosa Violet. —una voz grave se escucha justo desde el punto en toda habitación que había esquivado los cinco minutos que he permanecido en el umbral de la puerta, examinando todo. —O, ¿Cómo prefieres que te llame Maiah? ¿Es acaso que no te agrada tu nombre? Maiah es mucho mejor que Violet, más original. Te acentúa más.

Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, me encojo y mis vellos se ponen de punta. Estoy asustada hasta la mierda y no puedo articular ni hacer movimiento alguno. Su voz es mucho más aterradora ahora que no estoy bajo los efectos de alguna de las drogas que consumía siempre en su asqueroso bar.

—Joe. —susurro.

—Así es preciosa, soy yo. —dice y escucho el crujido de la cama cuando él se pone de pie. Me niego a elevar la mirada para encontrarme con él. Suficiente con su voz aterradora, no necesito ver como luce en realidad. —Te he estado buscando desde hace mucho tiempo. No tienes ni idea.

u

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