Tuve que quedarme en un departamento prestado que por suerte el señor que me lo prestó habla inglés.
No fue hasta el día siguiente que un helicóptero de la organización llegó por mi.
Al llegar a la base, platiqué con Esteban.
–Que bueno que llegaste, creí que un soldado más moriría.
–Si pues, el avión se inclino y como pude, llegué a la parte en la que se encuentran los pilotos, ahí estaba una señora, equipada con un paracaídas, la eliminé y me puse el paracaídas, para luego caer al aire libre. Pero los demás, los pasajeros, murieron. El avión explotó– respondí con firmeza.
–No fue el único– pronunció tallandosela frente, está preocupado –¿Recuerdas que eran 3 vuelos con bastantes pasajeros? Al igual que el avión que abordabas, los demás explotaron.
–¿Y cómo explicarán esto a la sociedad?
–Ya lo hicieron. Sólo mira.
En la pared que esta la puerta, al lado de esta, hay una pantalla, Esteban oprimió un botón y la pantalla se encendió en un reportaje.
–Y bueno volviendo a la sección de noticias, ayer en la mañana y tarde, el vuelo número 140 y 93 de Brasil a Estados Unidos al igual que el 102 de Estados Unidos a Brasil, explotaron en pleno vuelo, excepto por el 93, vuelo el cual explotó al despegar. Las empresas dicen que fue una falla en el avión y que de echo todos lo tienen debido a la falta de mantenimiento, motivo por el cual todos los aeropuertos de estos dos países han cerrado.
–Es increíble ver como es el gobierno– digo con seriedad en mi tono de voz.
–Esto no es de ahora, siempre ha sido así. Y parece que la gente ya ha empezado a actuar.
–¿Por qué lo dice?
–Por esto– tecleó su computadora y en la pantalla grande se mostró otra noticia.
–El presidente de Bolivia fue asesinado, según las autoridades, 5 personas tomarón el control de una camioneta y la estrellaron contra el ayuntamiento. Luego de esto las 5 personas bajaron del vehículo y atacaron al personal con armas que tenían. Hasta llegar a donde se encontraba el presidente, asesinandolo. Se dice que solo 2 de los atacantes están presos y 3 son fugitivos– dijo la reportera de las noticias.
–Vaya...– comenté ante lo que había visto y escuchado.
Ha pasado una semana desde la charla con Esteban. Son las 00:05, estoy con la laptop de la casa, busco grabar un audio, la gente tiene que saber algo....
Me despierto de la nada, enseguida enciendo la radio para escuchar algo de música, me duché y arreglé para poder ir a desayunar, hoy toca entrenamiento de técnicas. El entrenamiento es una serie de técnicas nuevas que nos enseñan para hacer diversas cosas al volar, por ejemplo salvar gente que se encuentra en un edificio, saber hasta que altura volar para que un salvavidas caiga con paracaídas, entre otras cosas.
Alguien llama a la puerta, la abro y recibo la comida de la semana, aquí hay una persona que entrega comida para una semana.
Voy directo al entrenamiento, como es de costumbre están Emanuel, Albert, Rodrigo, Valeria, Ingrid, Jocelyne y el entrenador. Barry, todos somos del escuadrón 23.
–Ahora que todos están aquí presentes, iniciaremos con la práctica. La técnica es esquivar los altos edificios para llegar lo mas rápido posible al punto indicado– comienza a explicar Barry pero Albert lo interrumpe. El es el nuevo, el es quien sustituye a Hector, es mi compañero, pero es un idiota...
–Cosa fácil– menciona mi compañero muy relajado, haciendo que Barry se enoje.
–Eso crees Albert, pero ya veras que no... La práctica será individual, hoy no se hará en parejas. Que cada quien tome una llave y conduzca el helicóptero que le corresponda.
Gracias a Albert, tenemos que hacerlo solos, y cuando algo lo hacemos solos, quiere decir que no será tan fácil la práctica.
Cada quien subió al vehículo aéreo correspondido, no sabemos a donde nos dirigimos, seguimos a Barry, el se encuentra frente a todos nosotros en su helicóptero.
–Es aquí, hay que bajar para que les explique donde estamos– nos dice cuando hemos llegado a una gran parte fuera de la base. Cuando todos bajamos el comenzó a hablar –Nos encontramos al norte de la base, como verán, está es una zona rocosa y fría con nieve, los pilares que están en frente de nosotros fueron construidos por máquinas, claro todo fue a mi petición, yo les llamo edificios de piedra.
Ciertamente la zona en la que nos encontramos está cubierta de nieve, al igual que los pilares, quizás nos encontramos en una parte más alta que la de la base, en la base no hay nieve pero si está templado.
–El ejercicio que haremos se llama, llegar al punto indicado esquivando obstáculos. Los obstáculos son los edificios, al frente solo vemos 5, pero más allá hay demasiados, los helicópteros tienen una cuerda atada con un pequeño gancho, el cual introducirán en un aro que se encuentran en los edificios antepenúltimos, ese aro es como una persona, solo que más chica, el aro no es muy grande, es pequeño, y el gancho también lo es. Por lo que deberán calcular.
–¿Hasta dónde es el punto de llegar?- preguntó Ingrid.
–Buena pregunta, en la última fila, los edificios tienen una bandera roja, esa fila, es el punto de llegada. Yo sabré si ya llegaron o no, porque los edificios que tienen la bandera, tienen un detector de objetos. Si los helicópteros pasan, lo sabré. Valeria, tu serás la primera, luego Rodrigo, de ahí sigue Emanuel, luego Ingrid, después Albert, de ahí Jocelyne y a lo último Jonathan.
El ejercicio ha iniciado, algunos lo hacen bien, otros no tanto y uno lo hizo mal, ese uno es Albert, pobre, el es esbelto, y sin duda alguna, es un salamero.
Lo más difícil de la prueba es meter el gancho en el aro, no es un aro grande, es pequeño quizás y tiene una circunferencia de 5 centímetros.
Es mi turno, enciendo el helicóptero, y lo empiezo a elevar, una vez arriba, Barry me dice un último comentario.
–Recuerda Jonathan, no puedes elevarte a más de 15 metros, sí lo haces, el motor fallará debido al frío. Empieza... ¡Ahora!
Muevo la palanca hacia adelante, el helicóptero comienza a avanzar, hay algunos pilares altos y anchos, hay otros que son anchos pero no altos, mínimo los segundos miden 8 metros de altura, eso es lo que calculo.
Los que más me cuestan trabajo pasar son los altos y anchos, tengo que mover la palanca a derecha o izquierda para poder esquivar aquellos edificios. Los bajos y anchos los esquivo volando sobre ellos, aunque aveces a forma de juego, bajo lo más que puedo el helicóptero y los esquivo para luego ascender de altura.
Izquierda, derecha, derecha, izquierda, abajo, derecha, arriba, izquierda, arriba, arriba, abajo, izquierda, derecha, abajo, arriba.
Son los movimientos que haga con el helicóptero, estoy llegando a la antepenúltima fila, donde esta el último aro. Estoy en la parte izquierda, me muevo a la derecha lo antes posible para poder calcular el tiempo en el que meteré el gancho en el aro.
Avanzo rápido pero al llegar a un tiempo definido, estabilizo el helicóptero haciendo que la parte de adelante se haya alzado y la parte de abajo se haya bajado, el helicóptero quedó inclinado, no tanto pero tampoco mucho.
La cuerda se abalanzó, e introdujo el gancho en el aro. No desperdicie ni un segundo, en cuanto esto se hizo yo desestabilice el helicóptero e hice que avanzara hasta pasar los la fila con banderas rojas.
–Muy bien hecho Jonathan, eres uno de las 3 personas que lograron llevar el aro al punto de llegada, y el tiempo que te tomó llegar al lugar indicado fue de 9 minutos con 43 segundos. Uno de los pocos y buenos récords que he visto, felicidades.
Yo solo sonreí por sus felicitaciones, que Barry me felicite por algo, es un milagro, pues no me llevo bien con el.
–Desconectaré la radio, quiero que vuelvan, no se tarden. Mientras tanto arreglaré un problema– nos aviso Barry por medio de la radio del helicóptero.
–Que dicen, ¿Hacemos una carrera?– nos preguntó Albert.
–Deja de comportarte como niño Albert, hay que volver– lo regaño Rodrigo. Todos somos serios, excepto Albert.
–Son unos aburridos– se quejó.
–No es mala idea– comenté.
–¿No me digas que tú también quieres Jony?– me replicó Ingrid.
–¿Por qué no? Solo piensen, nunca nos hemos divertido.
–En su defensa, tiene razón– opinó Jocelyne.
–Yo digo que hay que aprovechar la situación. Vamos, ¡ánimo!– dijo Emanuel con ánimo.
–Bien, pero si pasa algo, les diré, se los dije– advirtió Rodrigo.
–¡Todos suban a los helicópteros, iniciemos la carrera!
Todos subimos y nos elevamos con los helicópteros. –Que inicie la carrera en 3... 2... Y... ¡1¡– gritó Albert por la radio.
Comenzamos a avanzar lo más rápido que se pudo, a final de cuentas todos aceptamos esto. Hasta las mujeres quienes son las mas serias del escuadrón ríen por la radio y hacen comentarios como Ni creas que me vas a ganar. O ¿Cuánto apuestas a que yo te supero?
Después de tanto esquivar, le llego a Albert, el va en primer lugar, y al parecer, el nota que estoy detrás de él.
–¡Hey Jony!, mira esto– me dijo Albert y volteó el helicóptero para que nos viéramos, cara a cara –Apuesto a que no puedes hacer esto– pero logro ver un pilar detrás de el, no está muy lejos para que el choque, solo es cuestión de segundos, por lo cual decido advertirle.
–Ya lo creó que no Albert, pero es mejor que veas lo que está detras de ti, es un edificio, regresa a la posición correcta antes de que sea tarde.
–Si claro como no
–Albert, ¡es en serio!
–De acuerdo– respondió, y cuando se giró, ya era demasiado tarde. El helicóptero chocó contra el pilar y luego explotó. Lo peor es que el edificio se empezó a derrumbar, es tan alto que me podría caer encima. Trato de mover la palanca pero se trabó.
–Mierda...– susurro sin querer. Muevo la silla para atrás y salgo a la zona de los pasajeros, abro la puerta y salto sin pensarlo. Si ha llegado mi hora, es mejor saber que morí previniendo y no lamentando en la muerte.
Para mi suerte caigo en un pilar que mide unos 8 metros, pero sin poder hacer nada, me ruedo sobre el edificio y casi caigo al suelo, pero logro sostenerme de la firme nieve –¡Ayuda!– grité, el tercer helicóptero era Valeria. Espero que vea que no he muerto. No me quedan muchas fuerzas para seguir sostenido, si no me ven, estoy seguro de que ya no habrá otra salida...