So Simp [Yandere! Uchiha Obit...

By Elsren

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[Serie So or Mine] 2 Obito, víctima de sus errores y pesadillas, termina retrocediendo en el tiempo debido a... More

I. Diferente
II. Golpear
III. Niño
IV. Linda
V. Quejas
VI. Academia
VII. Cocinar
VIII. Bento
IX. Mousses
X. Retrato
XI. Obito
XII. Regaño
XIII. No
XIV. Pregunta
XV. Tsunade
XVI. Pensamientos
XVII. Cambios
XVIII. Jin
XIX. Padre
XX. Banri
XXI. Ojos
XXII. Conversación
XXIII. Nori
XXIV. Ayumu
XXV. Burlas
XXVI. Genios
XXVII. Comida
XXVIII. Aquí
XXIX. Barrera
XXX. Cansado
XXXI. Inútil
XXXII. Dudas
XXXIII. Culpa
XXXIV. Condición
XXXV. Idioma
XXXVI. Yoshito
XXXVII. Conficto
XXXVIII. Pensamientos
XXXIX. Favor
XL.Quizás
XLI. Mente
XLII. Despertar
XLIII. Té
XLIV. Sucia
XLV. Bruja
XLVI. Doméstico
XLVII. Árbol
XLVIII. Compras
XLIX. Vestidos
L. Fiesta
LI. Codiciosa [NFSW/Lemon]
XII. Desayuno
LIII. Patético
LIV. Desconcierto
LV. Madre
LVI. ¿Enamorado?
LVII. Dangos
LVIII. Invocaciones
LIX. Preguntas
LX. Ambulantes
LXI. Paseo
LXII. Maids
LXIII. Hermanos
LXIV. Vitrinear
LXV. Piscina
LXVI. Bikini
LXVII. Gloss
LXVIII. Inquieta
LXIX. Gatos
LXX. Pronto
LXXI. asaltatumbas
LXXII. Chistes
LXXIII. Ex's
LXXIV. Uno
LXXV. Flores
LXXVI. Indecente
LXXVII. Resaca
LXXXVIII. Circo
LXXIX. Cena
LXXX. Paliza
LXXXI. Inferiores
LXXXII. Tenro
LXXXIII. Rojo carmesí
LXXXIV. Agravios
LXXXV. Demasiado~ [NFSW/lemon]
LXXXVI. ⚠️Rosas⚠️
LXXXVII. Mañana
LXXXVIII. Novios
LXXXIX. Feliz
XC. Quejas
XCI. Anko
XCII. Averiguar
XCIII. Información
XCIV. Pelota
XCV. Ratones
XCVI. Escolta
XCVII. Coqueteo
XCVIII. Físico
XCIX. Viva
C. Sueño [NFSW]
CI. Idiotas
CII. Clase
CIII. Detalles
CIV. Inseguridades
CV. Esposo
CVI. ¿Quieres....?
CVII. Estafadora
CVIII. ¿Trato?
CIX. Konoha
CXI. Embarazada
CXII. Fuente
CVIII. Academia

CX. Susto

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By Elsren

Llegar a la aldea luego de casarse fue un cambio de ritmo para Jin, después de todo, durante todo un mes completo estuvo con su adorable esposo conviviendo las veinticuatro horas del día los siete días de la semana, sin despegarse casi para nada, pero ahora se sentía un poco solitaria sin su dulce esposo a su lado, dándole besos ocasionales, halagándola y, de vez en cuando, puede o no que la manoseara un poco -Obito a veces podía ser tan atrevido, Jin solo atinaba a sonrojarse y actuar tímidamente aferrándose a su esposo-.

—Concéntrate, no quieres que el laboratorio vuelva a explotar, ¿Verdad? —siseó Orochimaru con impaciencia mirando lo distraída que estaba Jin.

Jin hizo un puchero ante el regaño de Orochimaru.

—No es mi culpa, ¡Te dije que no me movieras! ¿Por qué chocaste contra mí, eh? —exclamó Jin y lo apuntó con un pincel lleno de tinta, haciendo que una gota casi golpeara el rostro del Sannin, si no fuese porque movió su cabeza para esquivar.

—No choqué contra ti, te moví suavemente para que te corrieras porque necesitaba ese pergamino de sellado —se defendió ligeramente ofendido el hombre, él no la había empujado, la había tomado suavemente por las caderas para que apartara su gordo trasero del camino.

¿Quién iba a saber que gritaría como si le estuvieran quitando el alma y saltaría como gato hasta golpearse la cabeza con el techo? ¿Acaso no puede ser más normal? Si va a hacer un gran alboroto, ¡Que simplemente se desmaye!

—¡Pero me asustaste! —acusó Jin, ofendida por el rostro que le estaba mostrando Orochi-san— ¿Por qué apareces como fantasma detrás de la gente? ¿Eh? ¡Con lo pálido que estás, pareces fantasma!

—Discúlpame, señora, "me asusto y salto tres metros contra la gravedad como gato" —habló sarcásticamente Orochimaru ofendiéndose aún más.

Los Anbus en la habitación empezaron a ponerse tensos cuando esos dos locos maniáticos del sellado empezaron a discutir y sus manos empezaron a acercarse peligrosamente a pergaminos de sellados.

Si, ambos pueden ser genios y todo lo que quieras, ¿pero quién les manda a decir que estén tan jodidamente locos?

—Ve y avísale al Hokage sobre una posible pelea de estos dos... —habló el líder Anbu y otro asintió desapareciendo rápidamente, agradecido de no ser el líder de escuadrón y tener que quedarse con esas bombas de tiempo.

Diez minutos después, se escucharon una serie de explosiones y risas locas.

Orochimaru y Jin sonrieron salvajemente planeando poner a prueba la calidad de sus sellos y la efectividad en combate, sus ojos temblaban en la emoción excitante de descubrir los confines de la locura que podrían causar unas cuantas manchas de tinta en papel.

Antes de que los Anbus que resguardaban a esos dos locos pudieran pensar, ambos estaban enfrascados en una acalorada discusión de sellos.

Para ser honestos, más que una pelea en sí, era como un acalorado debate en donde lanzaban los efectos de sus sellos a diestras y siniestran mientras tomaban notas mentales si tenían que modificarlos o no, puede que quizás Orochimaru y Jin hayan querido jugarles una broma a los guardias Anbu -no les pagan lo suficiente a esas pobres almas para soportarlos-.

Compartiendo mirada con Orochimaru, la sonrisa de Jin se agrandó y rápidamente un gran dragón occidental de agua emergió de del pequeño pergamino que estaba usando, solo para ser envuelto en un feroz dragón oriental de viento, los cuales se enredaron en una pelea hasta que su dragón de Agua empezó a congelarse por el frio del viento y terminó explotando en una tormenta de nieve que los lanzó tanto a Orochimaru como a ella veinte metros de distancia de su lugar original.

Nota mental, no poner pelear a los dragones de viento y agua.

Los sellos de la ropa de Jin se activaron al instante y toda la fuerza que la empujaba desapareció al igual que su peso, por lo que cayó lentamente del cielo como si fuese una pluma... mientras miraba como Orochimaru no tuvo tanta suerte y continuó deslizándose por el bosque hasta chocar contra una zona rocosa.

—Auch... —Jin cerró uno de sus ojos mirando al pobre hombre.

Ella le había ofrecido ponerle los mismos sellos que ella tenía en su ropa a la suya, pero él se negó, por lo que no lo hizo.

Torpemente, Jin desactivó el sello de gravedad cero de sus botas y utilizó un rápido shunshin hasta llegar a Orochimaru, el cual se estaba limpiando los escombros de la ropa como si nada. En este punto, Jin cree que sus cuerpos son anti explosiones, están tan acostumbrados a ser explotados que han recibido una resistencia a las explosiones

—¿Estás bien...? —preguntó Jin mirando al hombre el cual se limpió un hilo de sangre de la comisura de la boca.

—Si, es solo que me mordí el labio por el impacto —respondió tranquilamente dejando que Jin utilizara su ninjutsu médico en él—. Bien, supongo que no deberíamos de poner a pelear esos sellos... —tarareó ligeramente mientras su mente empezaba a maquinar nuevamente.

—Pero tal vez si mezclarlos~ —Jin sonrió traviesamente y compartió mirada con el hombre, el cual sonrió salvajemente.

Ambos empezaron a reír y, si alguien los viera, pensarían que son demonios encarnados en cuerpos humanos.

—Por cierto, te he notado más irritable desde que volviste, ¿Estás bien? —Orochimaru la miró interrogante y Jin elevó una ceja desconcertada por la repentina pregunta.

—¿Por qué lo dices? —Jin miró confundida al hombre.

—¿La vida matrimonial ya empezó mal, mm? ¿Tendré que visitar a cierto Uchiha? —preguntó el azabache y Jin miró al hombre con más interrogantes.

—¿Qué? Para nada, Obito-kun es super dulce... es solo que Kakashi y padre siguen interrumpiendo cada momento juntos que tenemos —Jin suspiró negando con la cabeza agotada y luego de molesto—. ¡Cielos! Ya soy una mujer casada, no pueden seguir tratándome como su niña para siempre.

—Bueno, no creo que ellos piensen lo mismo —tarareó el hombre recordando a Sakumo irrumpiendo en su laboratorio—. Entonces, ¿Estás más enojona e irritable porque estás frustrada sexualmente?

Jin se sonrojó y miró con ferocidad al hombre antes de sacar sus Tessen y empezar a lanzarle agujas envenenadas que él evitó fácilmente.

Oh, entonces le di en el punto —tarareó despreocupadamente Orochimaru y sintió un repentino escalofrío recorrer su espalda.

Que extraño, ¿De qué tendría miedo él? Jin es más débil que él, más lenta...

Dos semanas después de regresar a Konoha -Orochimaru y ella habían sido castigados durante una semana y media sin laboratorio y mucho menos sellos por culpa de sus juegos-, una Jin que se quedó totalmente dormida en su cama es despertada y levantada a la fuerza por su bruto hermano -él, con toda la paciencia del mundo, había estado tratando de levantarla durante dos horas- tomándola por el brazo, solo para que le terminen vomitando en los pies.

—¡Ugh! ¡Joder, que asco! —chilla Kakashi, por culpa de las sandalias ninja las cuales son abiertas, puede sentir todo el vómito en su piel y se retuerce de asquerosidad— ¿Estás bien? —preguntó ya concentrándose en el hecho de que su hermanita le acaba de vomitar cuando ni siquiera ha desayunado nada— ¿Te sientes enferma? ¿Es por eso que te estás levantando incluso más tarde de lo habitual?

—Mmm... —Jin, con los ojos cerrados solo abre la boca y Kakashi salta tres metros -no está pintado de rojo y blanco para ser una diana de vómitos- antes de que Jin vuelva a vomitar el suelo con una cara somnolienta.

—Le... diré a Orochimaru-san que estás enferma y no podrás asistir a tus sesiones diarias de... intentar destruir el mundo o lo que sean que hagan dos raros como ustedes juntos —habló Kakashi y su rostro se puso morado al sentir la viscosidad en sus pies—. No sin antes darme una ducha.

Media hora después, Jin estaba acurrucada en su cama con las frazadas hasta la nariz. Los sirvientes ya habían limpiado el desastre que hizo en la mañana, también empezaron a prepararle una sopa ligera para que se sintiera mejor y se la traerían en cualquier minuto.

—¿Cómo te sientes? —preguntó su padre mirándola suavemente mientras se sentaba en el borde de la cama, acababa de llegar de una reunión de trabajo, pero al notar que su preciosa hijita no era quien cocinaba y los sirvientes estaban un poco preocupados, les preguntó y se enteró de que su querida hija estaba enferma.

—Estoy bien, solo... vomité —Jin se encoje de hombros y mira a su papá, el cual tiene una cara regañona.

—Uno no vomita porque sí, algo debe estar sucediendo —habló en un tono ligeramente regañón el hombre y Jin refunfuño mientras hacía un puchero.

—Pero si digo la verdad, estoy bien —Jin hizo un puchero adorable en su forma de chibi.

—¿Hay algo que quieras comer? —preguntó Banri mirando a su hija.

La prueba de fuego, si ella no tenía hambre, estaba enferma, si tenía hambre, entonces tal vez algo le cayó mal la noche anterior.

—Galletas con crema de chocolate —los ojos de Jin brillaron y prácticamente estaba babeando—. Esas galletas con galleta como de barquillo con crema de chocolate, un poco de helado también estaría bien... —Jin empezó a babear ligeramente— O wafles... o papitas...

Bien, su hija no estaba enferma.

—Permiso... trajimos la comida —habló respetuosamente un sirviente mientras pasaba para dejar la sopa, pero Jin hizo un puchero y arrugó la nariz.

—No quiero... —habló como niña pequeña en su forma chibi.

—Pero tienes que comer —habló suavemente su padre y Jin frunció el ceño en su forma chibi.

—¡Pero huele mal! —lloriqueó Jin como si fuese una pequeña niña malcriada y tanto el sirviente como su padre la miraron confundidos.

Era una sopa normal, olía a sopa y se veía agradable, ¿Qué parte de la sopa estaba mal?

—Jin... —habló en un tono más de regaño Banri, si Jin estaba enferma, debía de comer algo ligero para reponerse rápidamente, no hacer problema con la comida porque según ella "huele mal".

—¡No! —Jin les da la espalda infantilmente— ¡Y saquen esa sopa! ¡Huele mal! ¡Me va a hacer vomitar! —Jin se cubre con su manta.

—Jin, nunca has sido quisquillosa con la comida, ¿Por qué ahora? —preguntó impotente Banri y colocó su mano sobre el hombro de su hija.

—Porque no sé, solo no quiero —lloriqueó Jin y sacó sus ojos de la manta, aun cubriéndose su nariz.

—¿Escuché de Kakashi que alguien vomitó? —Sakumo asomó la cabeza por la puerta de la habitación de Jin.

—Si, así es —Banri miró con impotencia a su pequeña que ahora era una bolita de mantas—. Cielos, no sé qué le pasa a Jin, ella nunca ha sido quisquillosa con la comida, pero ahora que se encuentra mal y necesita los nutrientes de una sopa liviana, se niega.

—¿Será porque le huele mal? —preguntó Sakumo acercándose a Banri y al sirviente.

—¿Por qué? ¿Huele mal? ¿Hay algo raro en la sopa? —la expresión de Banri rápidamente se enfrió, como civiles realmente no podían diferenciar olores sutiles como venenos, pero su esposo shinobi, con el sentido del olfato mejorado, sí.

Si alguien estaba intentando envenenar a su preciosa hija...

—¿No? —Sakumo toma una cucharada y efectivamente, aunque estaba buena, no era lo suficiente ni para hacerle sombra a la comida de Jin—. Digo, después de todo, las mujeres embarazadas suelen detestar ciertos aromas un día y al siguiente amarlos.

—...

La habitación se quedó en un completo silencio y en shock.

—¿Qué...? —Banri estaba completamente congelado y en shock.

—¿No lo sabías...? —preguntó Sakumo y una interrogante apareció en su cabeza antes de que una frazada lo cubriera.

—¡¿Qué es eso de que estoy embarazada?! —chilló agudamente Jin parada encima de su cama, su rostro lleno de indignación con un gran ceño fruncido y las mejillas sonrojadas— ¡Solo vomité y no me gusta el olor a la sopa!

—¿Pero hueles a embarazada...? —Sakumo se sacó la frazada de la cara.

—... —Jin miró a Sakumo pálida y desapareció con un shunshin, cuando apareció de nuevo traía tres bolsas.

—¡Puede que tu sentido del olfato esté fallando, viejo, ahora será el momento de la verdad! —Jin se encerró en el baño.

—¿Puede que ella realmente no lo hubiera sabido...? —preguntó confundido Sakumo a Banri, el cual lo miró en blanco y luego negó mientras suspiraba.

Tres minutos después, se escucha un llanto y Jin sale del baño frotándose los ojos mientras sus mejillas están rojas, una de las varias pruebas que se hizo estaba en su mano mostrando un claro positivo en ella.

—¡Realmente estoy embarazada! —exclamó Jin entre sollozos y Banri rápidamente la abrazó suavemente, intentando consolarla— ¡Tonto Saku-padre-idiota! ¡No me avisó antes! —Jin se abrazó a su papá y se apoyó en su hombro frotando su carita roja e hinchada por el llanto contra su pecho.

—¿Qué? ¿Por qué ahora es mi culpa? —preguntó desconcertado Sakumo— ¿No debería ser del que te embarazó? Si quieres le voy a dar una paliza ahora...

—¡Si lo hubiera sabido antes, no hubiera peleado con sellos con Orochi-san! —sollozó Jin y Sakumo, que estaba dispuesto a darle una paliza a Obito, se congeló en medio de la puerta.

—¿Qué...? —ambos padres estaban congelados en shock.

Banri solo sabía de los sellos defensivos de Jin, los cuales en sí mismo eran jodidamente aterradores, pero para que se crearan sellos tan monstruosos, significa que debería haber peligros que ameriten medidas de seguridad tan aterradoras.

Por otro lado, Sakumo estaba completamente pálido al escuchar las palabras de Jin y un escalofrío recorrió su cuerpo, sus ojos miraron robóticamente a la peliazul que lloraba en los brazos de su papá.

—¿Q-qué dijiste...? —tartamudeó incómodamente tieso Sakumo.

—¡Que si lo hubiera sabido antes no me hubiera puesto a pelear con Orochi-san y no nos habríamos comido esa explosión en toda la cara! ¡Ni los cambios de temperatura! ¡Ni los experimentos de mejoramiento de sellos explosivos que tenían la capacidad de destruir la aldea! —sollozó Jin y Banri se quedó tieso.

¿Qué su hija hizo qué...?

—... —Sakumo miró a Jin aferrándose a su papi como niña pequeña—. Vamos de inmediato con Tsunade-sama.

—M-mm... —Jin asintió frotándose los ojos mientras continuaba llorando como niña pequeña, tanto Banri como Sakumo acompañaron a Jin a cada lado suyo intentando consolarla de alguna manera.

El camino se le hizo eterno a Jin, se sentía como una terrible persona.

¿Cómo podía ponerse a pelear y experimentar con sellos incompletos y altamente riesgosos cuando estaba embarazada? ¿Qué pasa si le sucede algo a su bebé por culpa de su descuido?

Jin estaba un poco aterrorizada, sí, esta era su segunda vida, pero nunca había estado embarazada y, aunque gracias a Tsunade sabía algunas cosas del embarazo, lo que más le aterrorizaba era lo fácil que era perder al bebé durante las primeras semanas y las últimas.

Y Jin había sido muy descuidada desde que llegó a la aldea luego de la luna de miel.

Cuando Tsunade miró a Sakumo y Banri con expresiones solemnes escoltando a una Jin sollozado, su primer pensamiento fue, ¿Cuantas veces tendré que sanar al Uchiha hasta que se arrepienta de haber nacido mientras dejo que los demás -y ella misma- lo torturen?

—Estoy embarazada... —fue lo primero que escuchó Tsunade antes de que pudiera preguntarles algo.

—¿Felicidades...? —Tsunade miró el estado de Jin y casi se arrepintió de haber dicho eso al ver como su preciosa y dulce engendro del demonio que se hacía pasar por su alumna humana se marchitaba aún más en su silla.

—Y Orochi-san y yo... —Jin sollozó nuevamente y Tsunade tuvo una premonición siniestra, ¿Jin y Orochi... acostándose? No, imposible, ¿Cómo podría esta mujer con agujero cerebral tan grande por Obito podría engañar a su esposo? Su cerebro se volvía automáticamente papilla cuando Obito estaba cerca, era imposible un engaño—... nos peleamos con sellos incompletos y probamos sellos con transformación elemental, haciendo que explotáramos un par de veces.

Tsunade mira a Jin con una expresión en blanco.

—¡¿Cuántas veces les he dicho que dejaran de ser tan pendejos?! —rugió Tsunade y rompió su mesa de un puñetazo, el pequeño Tenzo se llevó sabiamente a su hermano menor a otro lado.

—¡Muchas...! —sollozó Jin sintiéndose como una flor marchita.

—Tsunade, cálmate... —habló Sakumo mirando a la rubia con una expresión seria—. Jin no necesita que la regañen ahora, sabe lo que hizo mal, sabe que fue descuidada e impulsiva. No vinimos aquí para que la regañes, bastante se culpa a sí misma para recibir las críticas y juicios de otros.

—Tks... —Tsunade chasquea la lengua de mal humor y suspira— Pásame tu muñeca, te haré un chequeo rápido.

Jin obediente y desanimadamente le pasa su muñeca a la mujer.

Alégrate, parece bastante saludable... mucho... —habló Tsunade y entrecerró sus ojos ligeramente, aún era demasiado temprano para confirmar o desestimar algo.

—¿Qué sucede...? ¿Es algo malo? —preguntó Jin preocupada y con los ojos empapados en lágrimas.

—No, es solo que tiene mucha vitalidad para ser solo un embrión del tamaño de un grano de arroz —Tsunade alejó su mano de la muñeca de Jin—. Parece que tendrá un bebé con la inmensa energía de ustedes dos...

Tsunade recuerda a los dos pendejitos que corrían por toda la aldea hace ya más de diez años y se estremece.

Si, la estupidez de Obito pequeño y la energía de Jin... Tsunade teme por la aldea.

Al menos no es Hokage, no es su problema.

—No te preocupes, está todo bien... sospecho bastante que la ridícula cantidad de sellos que tienes hasta en las bragas eliminó cualquier amenaza que pudiera dañar al bebé —Tsunade miró el pijama de Jin, muy lindo, conejitos por todos lados, pero ella conocía mejor que eso a Jin.

Esta loca seguramente tenía sellos hasta en diminutos pendientes de corazón que llevaba, no dudaba que esa fuerte protección es que la salvó de cualquier daño.

—¿E-enserio...? —preguntó esperanzada e hipando, los ojos de Jin estaban rojos y llorosos.

—Sí, será mejor que te pongas esa ropa durante el primer trimestre religiosamente... o al menos una ropa que tenga esa cantidad ridícula de sellos —Tsunade miró a Jin que volvió a romper a llorar y sus ojos se suavizaron—. Todo estará bien, en menos de lo que te esperas estarás con una gran barriga de embarazada, caminando como pato y deseando romperle todos los huesos a tu marido por embarazarte.

Sakumo y Banri se estremecen.

—Eso espero... —sollozó nuevamente Jin y abrazó a Tsunade, la cual le devolvió el abrazo y masajeó su espalda mientras la calmaba.

Bueno, ya no tengo que matarlo si lo hace Jin, pensó positivamente Sakumo.

—¿Por qué Obito no te acompañó ahora, mm? Es igual de responsable que tú en esto —habló Tsunade cuando Jin se calmó.

Jin se sonrojó tímidamente mientras acariciaba su nuca y miraba hacia otro lado.

—M-me acabo de enterar hoy y de inmediato vine... —admitió Jin con las mejillas rojas.

—¿Mm? —Tsunade miró a Sakumo interrogante y él desvió la mirada, Tsunade entrecerró sus ojos— ¿Sakumo no te avisó de tu "cambio de olor"? La nariz de los Inazuka y Hatake son casi más efectivas que las pruebas de embarazo, apenas pase la primera semana de embarazo ellos ya lo sabrán, mientras que una prueba de embarazo toma al menos 10 días desde la fecundación para emitir resultados positivos, por lo que él debería haberlo sabido la primera semana de embarazo.

—¿Hu? —Jin miró a Sakumo con una interrogante sobre su cabeza.

—¿Desde cuándo está embarazada? —Tsunade, por supuesto, después del chequeo sabía que Jin tenía al menos un mes de embarazo, por lo que era ridículo que, teniendo a dos Hatakes a su lado, ella no supiera desde antes que estaba embarazada.

—Esto... si, bueno... —Sakumo se rascó la nuca avergonzado y nervioso, Tsunade entrecerró los ojos peligrosamente.

—¿Desde... cuándo... lo sabes? —preguntó peligrosamente lento Tsunade.

—¿Desde que regresó...? —soltó en un hilo de voz Sakumo y tanto padre como hija lo miraron total y completamente indignados.

—¿Kakashi también lo sabía? —preguntó casi chillando Jin.

—¿Sí? —Sakumo sonrió nerviosamente.

—¡Bastardos! —Jin estaba hecha una furia, el fuego de su indignación e ira se cernía a sus espaldas— ¡¿Lo supieron todo este tiempo y nunca me dijeron nada?! ¡¿Lo sabían y aun así me permitieron seguir experimentando con Orochimaru?!

Jin estaba tan enojada, que incluso no abrevió el nombre de Orochimaru.

—J-jin... tranquilízate... podemos hablar de esto en casa... —habló Sakumo retrocediendo en el momento en que Jin empezó a, muy seguramente, maldecir en su idioma ese que solo entendían ella, Obito y Orochimaru.

Sakumo tragó saliva cuando Jin levantó su pierna, pero suspiró aliviado cuando la vio sacarse la pantufla.

Que alivio, lo no mataría a patadas.

Bueno, ese fue su pensamiento antes de conocer el terror de un zapato en manos de una mujer enojada, incluso por más que rogaba, su esposo solo lo miraba con indiferencia mientras tomaba té con Tsunade, utilizando un velador como mesa provisional.

Los gritos de Sakumo se escucharon durante media hora hasta que Jin finalmente se calmó un poco y se puso la pantufla humeante en su delicado pie nuevamente.

—¡Hum! Agradece que ahora tengo que avisarle a Obito sobre mi embarazo, ¡De lo contrario...! —Sakumo tembló violentamente hecho una bolita de miedo en el suelo— Y también tengo que enseñarle una lección a cierto tuerto pervertido... —masculló Jin entre dientes, su rostro furioso y sus dientes apretados.

—Espero que te vaya muy bien —habló Banri tranquilamente mirando la espalda enojada de su hija— ¡Recuerda comer algo, no has desayunado!

—¡Si, papá! —exclamó Jin saliendo por la puerta y Banri suspiró satisfecho.

—El té que preparó Tsunade-sama está muy bueno... —suspiró Banri cerrando sus ojos, complacido.

—... lo preparó Dan... —habló Tsunade y Dan saludó desde la cocina.

—Con razón que Banri no se envenenó —soltó inconscientemente Sakumo, aun en el suelo por la golpiza recibida.

—...

—...

—...

—¡Aaaahhhh! —más gritos de dolor de cierto Hatake mayor.

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