Cuando Chiara abrió los ojos a la mañana siguiente se sorprendió al sentir un cuerpo abrazándola, parecía que durante la noche habían cambiado la posición, pero eso no era lo que le sorprendía realmente. Elizabeth seguía allí, no se había ido, seguía allí con ella en la cama. Y, sin poder evitarlo, una sonrisa se extendió por el rostro de la inglesa.
Se giró de manera suave para no despertar a su novia y cogió su móvil para ver la hora, las 9:34, decidió dejar dormir a la rubia algo más ya que llevaba unos días durmiendo bastante poco y bastante mal. Por lo que, con la mayor precaución que podía, se levantó de la cama para ir hacia la cocina.
Con la cara medio adormilada entró en la cocina dejando salir un bostezo mientras caminaba, encontrándose en la cocina a Naiara, la cual siempre era la que primero se levantaba de todas las integrantes de aquella casa. Naiara, al ver la cara de la menor, no pudo evitar reír de manera suave.
— Bueno días guiri.— Saludó la mayor con una sonrisa, y Chiara, aún con el bostezo, levantó su cabeza como saludo, aún sin abrir sus ojos al completo.
— Good morning... — Murmuró Chiara abriendo un armario de la cocina, bajo la atenta mirada de Naiara, pues Chiara era muy graciosa cuando estaba medio dormida.
Tal y como Naiara predijo, a Chiara se le cayó el cartón de leche al suelo (el cual por suerte no se rompió), la cuchara y las galletas. Maldijo en inglés al mismo tiempo que la mayor trataba de contener su risa, para no despertar a las demás.
— Pareces un jodido pulpo en una cacharrería.— Maldijo Ruslana entrando a la cocina, parecía aún más dormida que Chiara, lo que resultó muy gracioso para Naiara, pues era la única completamente despierta.
— Yo no soy un pulpo en una chalatería.— Murmuró la pelinegra menor cruzándose de brazos.
— Es chatarrería, no chalatería, tonta. — Se burló Ruslana, riendo al ver como Chiara le sacaba la lengua.
— Significa que haces mucho ruido.— Explicó Naiara, dándole algunas vueltas con la cuchara a su café.
— Porque eres una torpe.— Añadió la pelirroja, poniéndose la capucha de la sudadera que usaba como bata.
— Buenos días.— Saludó una sonriente Denna, entrando a la cocina y abrazando a las tres presentes, las cuales se quedaron asombradas y sorprendidas por el ánimo que tenía la rubia a esas horas de la mañana.
— Pero que energía que te traes.— Murmuró Naiara, con el ceño fruncido.
— Tú estás muy sonriente.— Siguió Ruslana, viendo como Denna alzaba ambos hombros cogiendo una taza.— Tú has follado.
— ¡Ruslana! — Exclamó Denna completamente roja, girándose para mirar a la pelirroja.
— Atrévete a negarlo, guapa.— Chiara rió ante la mirada que la rubia le dedicó a Ruslana, mientras Chiara se sentaba al lado de Naiara en la mesa, mirando con una pequeña sonrisa la conversación de sus dos amigas.
— Cierra la boca, que no son todavía ni las diez de la mañana, no estoy despierta aún.— Murmuró la rubia apartando su mirada de la de Ruslana.
— Tienes una tremenda cara de gobernada que no puedes con ella.— Vaciló la menor mirando a Denna, la cual le dedicó una mala mirada, para después rodar sus ojos.— ¿Ves? Si no me contradices es que tengo razón. Denna gobernada, Denna gobernada... — Empezó a canturrear la pelirroja, mientras Chiara sonreía tomándose su tazón de Cola cao, amaba las mañanas con ellas.
— Yo no soy una gobernada, Violeta lo es.— Terminó diciendo Denna, haciendo que Ruslana sonriese de manera triunfadora.
— Ahm... ¿Buenos días? — Fue lo primero que dijo una extrañada y sonrojada Violeta desde la puerta de la cocina.
— Vio, justo a tiempo.— Ruslana se sentó en la mesa con su taza de café en manos y miró hacia Violeta, la cual seguía sin moverse de la puerta.— Cuéntanos, ¿Quién es la gobernada en vuestra relación?
— Ruslana, déjalo.— Rió Naiara desde donde estaba sentada.
Todas las mañanas eran así, y Chiara las amaba con todo su corazón. Ruslana vacilando cada día a una persona distinta cuando se despertaba, Chiara observando todo con una sonrisa, Violeta y Denna siendo normalmente el objetivo para las burlas de Ruslana y Naiara frenando las burlas de la pelirroja, para después las cinco poder desayunar hablando de temas normales y tranquilos.
— Iré a despertar a Elizabeth.— Informó Chiara terminándose su tazón de Cola Cao y levantándose de la mesa, notando las miradas ligeramente incómodas del resto.
— Coño, milagro que siga en casa. — Ironizó Ruslana alzando ambas cejas, parecía molesta, y la verdad que lo estaba.
— Ruslana, ya. — Le cortó Naiara, viendo como la pelirroja bufaba pero no decia nada más del tema.
No era una sorpresa que las cosas que envolvían a la rubia menor se habían vuelto realmente tensas, llevaba una semana y media desaparecida, respondiendo mal lo poco que hablaban con ella y, además, Violeta les había contado lo que habló con la rubia en su última conversación con ella, y la pelirroja realmente parecía afectada por aquello.
Chiara, ignorando las miradas de todas, se fue hacia su habitación, donde encontró a la menor abrazada a la almohada, aún dormida, aunque completamente destapada. Siempre se había fijado que, cuando dormía sola, Elizabeth se movía muchísimo por las noches, sin embargo, cuando dormían juntas, la rubia apenas se movía en toda la noche.
Se acercó a la cama y se sentó en el borde, mirando hacia su novia. Una sonrisa apareció en su rostro al verla, realmente se veía tranquila, en paz, y le daba miedo romper aquello, aquel sentimiento de tranquilidad que se podía apreciar en su rostro.
— Amor...— Susurró Chiara, poniendo una mano sobre la cadera desnuda de su novia, ya que la camiseta del pijama se le había subido ligeramente.— Good morning, sweetie...
La mayor comenzó a acariciarle la cintura, subiendo y bajando con cuidado, notando como Elizabeth empezaba a moverse un poco, quedando boca arriba y la mano de Chiara sobre su abdomen, el cual siguió acariciando del mismo modo.
— Kiki...— Se quejó la rubia, aún sin abrir los ojos, acción que hizo reír a Chiara.
— I would let you sleep more, but you should talk things out as soon as possible.— Rió Chiara, aún siguiendo con sus caricias, hasta que sintió la mano de su novia sobre la suya, frenándola.
— Créeme, si quieres que sea capaz de hablar algo con alguien, no sigas con eso o no podré parar. — Susurró de manera algo tímida, con las mejillas ligeramente rojas.
— Are you horny right now? — Preguntó la pelinegra llena de burla, riendo al ver como Elizabeth se ponía una almohada sobre su rostro.
— Shut the fuck up. — Se quejó la menor, aún escuchando la risa de su novia. — Joder, es que llevamos una semana y media sin follar, claro que estoy horny, y se que ha sido por mi culpa el no haberlo hecho durante esta semana, pero soy humana, soy débil y tú me has despertado con caricias muy cerca de zonas peligrosas.
Chiara no pudo evitar soltar una carcajada al escuchar aquellas palabras saliendo de la boca de su novia, la cual estaba completamente sonrojada. La mayor, aún con esa sonrisa burlona, se acercó a ella para dejar un beso en sus labios, pero Elizabeth se lo esquivó.
— ¿Acabas de esquivarme un beso? — Preguntó Chiara sorprendida, viendo cómo Elizabeth ponía ambas manos sobre su boca.
— ¡Que no me he lavado los dientes! — Exclamó como justificación, viendo como Chiara negaba de manera suave.
Y Elizabeth tragó en seco a la vez que sonreía al ver la mirada de su novia. Ya no había rastro de esa Chiara dulce, inocente, que mezclaba el español y el inglés y que amaba la miel. Esa Chiara ya no estaba allí, ahora tan solo era una Chiara que la miraba con ganas, deseo, con provocación.
— ¿Te crees que me importa? — Cuestionó la mayo, tomando ambas muñecas de Elizabeth y estirandolas por encima de su cabeza.— Ahora lo único que quiero es a ti...
Y, sin dejarle decir nada más, Chiara unió sus labios con los de Elizabeth, en un beso nada parecido a los que se daban normalmente, si no un beso rápido, agresivo, como si se estuvieran arrancando la ropa tan solo con aquel beso.
...
— Sueño profundo tiene Elizabeth, ¿No? — Habló Denna desde el sofá del salón cuando Chiara volvió a aparecer, con un ligero tono de burla en su voz. — Llevas dos horas para despertarla.
— Joder, como aguanta la guiri. — Felicitó Ruslana pasando a su lado y dándole un par de palmaditas en el hombro.
— Tú callate, pequeña soviética. — Le calló Chiara, con las mejillas ligeramente sonrojadas.
— Pero entonces, habéis follado ¿no? — Inquirió Ruslana, recibiendo un golpe por parte de Chiara. — Joder, luego decimos que la guiri no pega, pero cuando lo hace lo hace con ganas. — Se quejó sobándose el brazo.
— Claro que han follado, mirale la cara. — Siguió Denna, riendo de manera suave.
— ¿Habéis terminado de decidir si mi novia y yo hemos tenido sexo o no? — Interrumpió Chiara, viendo la sonrisa burlona de Ruslana y como Naiara le daba un pequeño zape. — ¿Violeta?
— Se ha tenido que ir, tenía trabajo con la discografía, ya dicho que llegará algo más tarde de la hora de comer y que no le esperemos. — Explicó la rubia, y Chiara susurró un pequeño "mierda".
— Bueno, pues supongo que hablará con ella luego... — Después de suspirar, Chiara siguió explicando.— Elizabeth quiere hablar con vosotras, pero dice que no se atreve a salir con todas a la vez, que le da miedo que le odieis, ya sabéis cómo es...
— Es idiota. — Susurró Denna negando suavemente, ¿cómo iban a odiarla? Si, podrían estar algo molestas con ella... Pero nunca la odiarian.
— Así que quería que yo saliese primero para calmar un poco el ambiente. — Siguió explicando la pelinegra, mordiendo el interior de su mejilla. — No me ha dicho que diga nada más, but... — Chiara suspiró suavemente.— No lo está pasando bien. Tiene... Muchas cosas encima y lo último que necesita es ver qué sus amigas están enfadadas con ella. Solo os pido un poco de... Comprensión, no se hasta donde os querrá explicar, pero no es fácil. Necesita saber que no está sola, que nunca lo estará.
— Nunca lo estará.— Afirmó Ruslana, frunciendo el ceño, no entendía de dónde podría sacarse Elizabeth eso. — Teniéndonos a nosotras nunca lo estará.
— Piensa que la odias. — Confesó la pelinegra mirando hacia Ruslana, la cual rió suavemente, bajando su mirada y negando.
— Dile a la tonta esa que haga el favor de salir. — Dijo Ruslana riendo de manera suave.
Chiara sonrió y subió hacia su habitación, diciéndole a Elizabeth que ya podía bajar. La rubia, con algo de miedo, bajó las escaleras, encontrándose con Naiara, Ruslana y Denna sentadas en el sofá, mirándola. La rubia compartió una mirada con su novia y esta le sujetó la mano, haciéndole saber que estaba ahí con ella en todo momento.
— Yo... Lo siento. — Fue lo primero que dijo, sintiendo un apretón en su mano, sabía que eso significaba un "deja de pedir perdón" de parte de su novia, pero sentía que debía hacerlo. — Se que no he actuado bien, pero todo me ha sobrepasado y... Y... Y no quería molestaros con mis problemas...
— ¿Molestarnos? — Preguntó Naiara, frunciendo el ceño. — Cariño, tú nunca nos molestas, menos con tus problemas. Si somos tus amigas es para estar contigo tanto en lo bueno como en lo malo, no necesitas huir cada vez que te sientas mal, vamos a estar para ti sin juzgar...
— Lo sé pero... No sé... — Se justificó la menor, sin saber muy bien que decir, sintiendo sus ojos humedecerse.
— Un amigo es una persona con la que puedes pensar en voz alta. — Siguió Denna, mirando a la menor con una pequeña sonrisa. — No vamos a alejarnos de ti porque nos cuentes tus problemas, vamos a esta para ti, vamos a ser ese hombro que necesitas para poder llorar...
— Bueno, yo iba a decir que si que me dieron ganas de pegarte un puñetazo, pero bueno cada quien con lo suyo. — Elizabeth, a pesar de tener lágrimas en los ojos, rió ante las palabras de Ruslana.
— Lo siento...
— Mira que eres imbécil, eh. — Murmuró Ruslana levantándose del sofá y lanzándose a abrazar a su mejor amiga con fuerza, la cual tuvo que soltar la mano de Chiara para poder corresponder al abrazo de la misma manera.
— Lo siento mucho...
— Que dejes de pedir perdón ya, coño. — Susurró la pelirroja aún en mitad del abrazo. — Mírame, eres muy tonta si crees que por llorar conmigo me voy a alejar de ti. — Explico con claridad, sujetando los hombros de su mejor amiga. — Y eres muy tonta si pensabas que de verdad te odiaba. Así que, así en resumen, eres muy tonta.
— Lo soy. — Afirmó Elizabeth riendo, con una lágrima cayendo por su mejilla.
— Lo eres. — Rió Ruslana, volviendo a abrazar a la rubia.
Una semana y media había pasado, tan solo una semana y media, pero se habían echado de menos. Ruslana había echado de menos vacilar a Elizabeth y la rubia había echado de menos los vaciles de su mejor amiga, hablar con ella... En general le había echado de menos a ella.
— Hay... Hay algo más. — Siguió cuando Ruslana se separó de ella.
— Adiós.— Soltó Ruslana yendo hacia la puerta cuando Elizabeth terminó de contar su historia con Mikel. Las demás no tardaron en seguirla.
— ¿¡A donde vas?!
— ¡A matarlo! — Exclamó abriendo la puerta de la casa, siendo detenida por la mayor de las presentes.
— No quiero que acabes en la cárcel, tus padres me matarian. — Dijo Naiara, pues había conocido a los padres de Ruslana para que estuviesen más tranquilos al dejar a su hija irse a vivir sola con sus amigas.
— ¡Pero mira lo que le ha hecho! — Exclamó Ruslana, roja del enfado. — ¡Déjame matarlo, Naiara! ¡Tienes que dejarme matarlo, por favor te lo pido, nunca te he pedido nada! — Siguió, forcejeando con Naiara, pero Denna se unió a retenerla.— ¡Déjame, déjame!
— No seas precipitada, Ruslana. — La pelirroja bufó, sintiendo como Naiara ponía ambas manos sobre sus brazos, reteniéndola. — ¿Qué vas a hacer?
— Evangeline me dijo que tenía un plan, pero aún no me lo ha explicado... ¿Queréis que la invite un día a casa y nos ayuda? — Propuso, viendo cómo todas asentían al momento. — Genial... Le diré que se venga mañana a la mañana.
Después de unos segundos más donde tuvieron que estar pendientes de que Ruslana no saliese corriendo de la casa, al fin cada una pudo volver a lo suyo, y Elizabeth se sentó en el sofá, con Ruslana a su lado, y disfrutaron del resto de la mañana, hablando y riendo, ignorando aquella semana y media por completo.
...
— ¡Ya he llegado! — Exclamó Violeta, entrando en la casa, encontrándola extrañamente silenciosa. — ¿Hola?
Dejó una bolsa con algunas compras que había hecho en el suelo y fue hacia el salón, donde no vio a nadie. Después caminó hacia la cocina, viendo la espalda de Elizabeth, la cual limpiaba algunos platos con unos auriculares puestos, y bailando al ritmo de la música que estaba escuchando.
— I like it. — Escuchó Violeta murmurar a la rubia, haciéndole reír.
Se acercó a ella por la espalda y le quitó un auricular, asustando a la menor, la cual dejó caer una olla en el agua del lavabo, salpicando y mojando a ambas.
— Merde, quelle putain de frayeur, mon Dieu. (Joder, que puto susto, dios.) — Susurró llevando uma mano a su pecho, viendo cómo Violeta reía, a pesar de tener a camiseta algo mojada. — Idiota.
La pelirroja rió de nuevo y después ambas se quedaron mirándose durante un par de segundos. Elizabeth se quitó el otro auricular y lo dejó sobre la mesa, para después volver a mirar a Violeta con una pequeña mueca.
— ¿El resto? — Preguntó la pelirroja algo curiosa, a pesar del ambiente algo tenso e incómodo que se había formado.
— Kiki tenía una entrevista, Ruslana grabación de su single, Naiara trabajo con la discografía y Denna supongo que ya lo sabrás pero había quedado con algunos influs. — Explicó la menor, limpiándose y secándose las manos.
De nuevo, silencio. Elizabeth mordía el interior de su mejilla, mientras Violeta miraba a todos lados menos a ella. Querían hablar pero sabían que en ese contexto las palabras costaban.
— Oye, yo... — Empezaron a hablar al mismo tiempo, causando que ambas rieran.
— Perdón, empieza tú. — Se apresuró a decir la menor, viendo cómo Violeta asentía.
— Siento haberte llamado egoísta el otro día, admito que me pasé, lo siento mucho... — Murmuró Violeta, mordiendo su labio inferior algo preocupada. — Y no lo eres, por si tenías alguna duda...
— No te preocupes, me comporté como una verdadera gilipollas... — Siguió hablando la rubia, bajo la atenta mirada de Violeta.
— Si, un poquito. — Ambas rieron ante las palabras de la mayor.
— Supongo que no supe manejar ni hablar las cosas, ¿No? — Violeta negó suavemente ante sus palabras, y, sin decir nada más, la abrazó con fuerza.
Los abrazos de Violeta eran unos abrazos mágicos, siempre lo supo. Eran unos abrazos que se consolaban con el más mínimo roce, unos abrazos que te hacian sentir mejor, unos abrazos que decian todo lo que las palabras no eran capaces de expresar. Unos abrazos completamente mágicos. Unos abrazos que le hacían sentir que no estaba sola.
— No estás sola, ¿Vale? — Susurró Violeta, Denna le había contado un poco por encima lo que había pasado a Elizabeth (tan solo le dijo que había estado mal, no le contó nada a fondo). — Me tienes a mi para lo que sea, como sea y cuando sea.
— Te quiero mucho, Vio. — Susurró la menor correspondiendo aquel abrazo con fuerza, escondiendo su cara contra el hombro de la contraria.
— Yo también te quiero mucho, Lizzy. — Respondió la pelirroja en el mismo tono, para después separarse y mirarla con una pequeña sonrisa. — ¿Quieres hablar?
Y, por primera vez con alguien que no fuese Chiara, Elizabeth aceptó. Le contó cómo se había sentido, lo que había pasado, lo que le había hecho sentirse así, lo de Mikel, retuvo a Violeta de cometer un asesinato... Fue una tarde completa, bonita y divertida.
Al menos había recuperado a todas sus amigas.
Aunque en el fondo nunca las había llegado a perder.
...
Menorca
— Y estas somos mi hermana y yo en la playa. — Explicó Jasmine señalando una foto donde salían dos niñas pequeñas tiradas en la arena.
Habían pasado dos días y medio desde la charla con su hermana, desde la noche que durmieron juntas, y Cassie cada vez tenía más claro que Jasmine le gustaba. Y lo peor era que a veces veía señales de que podría llegar a ser recíproco.
— Oh, ¡mira esta! — Continuó Jasmine, riendo al señalar una donde salían ella y su hermana con Joey. — De la primera vez que fuimos a ver un partido de fútbol con Joey. ¡Fue un momento super bonito!
— Me encanta tu familia. — Sonrió de manera sincera la menor, viendo cómo Jasmine asentía, sin saber muy bien que decir pues no quería hacer sentir mal a Cassie.
La menor de las Oliver no era tonta, sabía lo que había pasado con Cassie, Elizabeth y su familia y el por qué ya no vivían con sus padres. Por ello que al principio se sintiese un poco forzada a ser amable con Cassie, pero el ser forzado no duró ni una hora, pues conectó con la menor casi al instante de conocerla.
— Mi familia ahora es la tuya, Cass. —Sonrió Jasmine, girando su cabeza hacia Cassie.
El cosquilleo que sintieron en su estómago, tanto al escuchar aquellas frase como al decirla, fue mutuo. Se quedaron quietas, mirándose, sin hacer nada, sin saber qué hacer, sin saber qué decir. Cassie, sin saber muy bien lo que hacer, tragó en seco.
Y, sin pensárselo mucho más, puso una mano sobre la mesa para apoyarse y evitar caerse y, con un movimiento rápido, juntó sus labios a los de Jasmine, la cual apenas tuvo tiempo para reaccionar.
El beso fue corto, rápido, sin movimiento ni nada, no hubo tiempo, pues según ss labios se rozaron, Cassie se separó como si fuese un rayo, como si le hubiese dado una descarga eléctrica. Completamente roja y avergonzada, se levantó de la silla, mientras Jasmine aún procesaba lo que acababa de ocurrir.
— Tengo que... Tengo que irme. — Murmuró Cassie, para después irse corriendo de allí, a buscar alguna excusa para estar con Emma y no tener que estar sola con Jasmine.
Mientras tanto, Jasmine se quedó allí, plasmada, quieta, sin aún reaccionar. Llevó una mano hacia sus labios y sonrió suavemente, no era su primer beso, se había dado más y más largos, pero este había sido el más especial de todos, sin duda.
Deseaba repetirlo, y deseaba repetirlo con ella.
...
Las hermanas mayores son unas salidas y las menores son super monas, las amo JAJAJAJ
Por cierto, Ruslana un cap más sirviendo, como siempre JAJAAJ
Si mis cálculos matemáticos los cuales posiblemente sean erróneos no fallan (que posiblemente sí) quedan aproximadamente 3-4 caps para el final de esta historia (voy a llorar)
¿Cuál creéis que será el plan de Evangeline? ¿Como creéis que avanzará la historia de Cassie y Jasmine?
Besis de fresis,
¡Nos leemos!