Un hombre fue escoltado a la sala de interrogatorios y obligado a sentarse.
Tenía una mirada de desprecio y mantenía la boca bien cerrada, como si todo y todos los que lo rodeaban estuvieran por debajo de él y sólo fueran dignos de su desdén.
Pero el fiscal que estaba sentado frente a él también parecía bastante indiferente a su entorno. El fiscal ni siquiera pareció notar la entrada del hombre. Simplemente se ocupó de sus propios asuntos y encendió un cigarrillo.
Los rayos dorados del sol de la tarde se colaban por las rendijas de las contraventanas medio cerradas de la sala de interrogatorios. Esa luz se derramó sobre los ojos castaños claros del joven fiscal. Su piel pálida era casi traslúcida bajo esa luz; apenas había color en sus mejillas. El humo blanco del cigarrillo flotaba en el aire como un velo transparente.
El joven fiscal levantó la cabeza. Su expresión era tan fría que casi parecía como si sus pestañas estuvieran cargadas de gotas de rocío helado que nunca se derretían.
El sospechoso detenido detectó olor a tabaco en el aire, junto con un aroma más frío y dulce.
La joven y hermosa fiscal dijo: "Adelante. Empiece a hablar".
El sospechoso se sintió como si hubiera caído bajo un hechizo.
Cuando esa exquisita escultura de hielo de un hombre lo interrogó, le contó todos los secretos que había ocultado a la policía durante los últimos dos días.
Para cuando el sospechoso volvió en sí...
Ya lo había confesado todo.
En ese momento, el sospechoso sintió que lo invadían los síntomas de fiebre. Miró a su alrededor y luego maldijo: "Joder. ¿Hay un omega en celo en esta habitación? ¿Quién es?"
Miró a la pequeña empleada que actualmente estaba grabando su sesión desde el asiento al lado del fiscal.
El joven fiscal admitió alegremente: "No es ella, soy yo. Soy un omega y actualmente estoy en celo".
Habló en un tono perfectamente natural.
Luego preguntó: "¿Tienes algún problema con eso?"
Después de que el sospechoso fue escoltado fuera de la sala de interrogatorios, el fiscal ordenó tajantemente: "Traigan al siguiente".
Cortó estos casos como un picador de verduras perversamente afilado.
Mientras grababa cada sesión, la empleada pensó para sí misma: Shen-xiansheng es verdaderamente un asesino alfa. Los alfa realmente pierden toda su obstinación frente a los omegas. Estos interrogatorios se están desarrollando incluso mejor que de costumbre.
Este joven fiscal se llamaba Shen Wenjun; tenía veintinueve años. Era el segundo al mando de la fiscalía donde trabajaba y su trayectoria era destacada.
Se rumoreaba que se había graduado como el mejor de su clase en la Facultad de Derecho H. Pero debido al hecho de que había nacido omega, sólo logró conseguir un empleo en un pequeño despacho de abogados después de graduarse. Con el paso de los años, debido a que manejó los casos de manera experta y produjo excelentes resultados, experimentó un ascenso meteórico en su campo.
Shen Wenjun era el único fiscal omega en su lugar de trabajo, y en el pasado también había sido el único omega en su año en la facultad de derecho. Pero nunca había intentado ocultar su condición de omega.
Y todos sus colegas eran alfas.
Aunque la Ley de Igualdad A/B/O estaba en vigor, la discriminación contra los omegas todavía prevalecía en la sociedad moderna. Mucha gente creía que los omegas eran estúpidos, frágiles y enfermizos: una especie humana inferior y poco evolucionada.
Durante su celo, Shen Wenjun tomaba supresores pero por lo demás iba a trabajar como de costumbre. Incluso con supresores, una pequeña cantidad de sus feromonas emanaría de él.
Después del trabajo, el empleado Little He preguntó preocupado: "Shen-laoshi, ¿estás realmente bien? Siento que tu tez no se ve tan bien hoy".
Realmente no se sentía tan bien ese día.
Aunque sus calores eran relativamente leves, Shen Wenjun todavía sentía los síntomas típicos: malestar, náuseas, mareos, dolor abdominal, etc. Todos los nacidos como omegas tuvieron que soportar estos dolores.
Shen Wenjun se llevó una mano a un lado de la frente. "No está tan mal. Me las arreglaré".
En realidad, no le gustaba interrogar a los sospechosos durante su celo. Una vez casi hubo un incidente. Pero era innegable que era al menos dos veces más eficiente interrogando a sospechosos durante este tiempo, especialmente a los sospechosos que eran alfa.
Todo tenía sus pros y sus contras. Ser omega no era el peor destino del mundo.
Después de un día completo de trabajo, Shen Wenjun se puso un abrigo negro con una capa de media longitud. Luego se puso un par de guantes color arroz y se aseguró de estar meticulosamente presentable (sin un pelo ni una puntada fuera de lugar) antes de partir hacia casa.
Era probable que nadie, a juzgar únicamente por su apariencia, hubiera adivinado que era un omega. Medía 182 centímetros. Sus rasgos eran excepcionalmente bellos. Su figura era decididamente masculina, con hombros anchos y piernas largas.
Algunos de sus colegas alfa entraron con él en el ascensor y descendieron hasta el estacionamiento.
Todos podían oler las feromonas de Shen Wenjun. Su aroma recordaba su personalidad: frío y limpio, no dulce, pero aún sensual a su manera.
Para cualquier alfa, estar de pie en un espacio cerrado con un omega en celo era todo un desafío.
Shen Wenjun se paró frente a las puertas, de espaldas a los alfas en el ascensor. Recientemente se había cortado el pelo y su largo y pálido cuello quedó expuesto. Debido a los efectos de sus supresores, sus glándulas de secreción de feromonas no estaban notablemente inflamadas. Pero todavía había leves rastros de enrojecimiento en la nuca.
Era como si pétalos de color rosa pálido estuvieran pegados a su piel. O como si se hubiera derramado una franja de tinta escarlata sobre un exquisito trozo de papel.
Todos estos alfas habían intentado cortejar a Shen Wenjun en el pasado, pero Shen Wenjun los había rechazado a todos con la excusa de que no deseaba tener citas en el lugar de trabajo.
Supuestamente, un alma valiente lo había perseguido con determinación inquebrantable. Al final, Shen Wenjun le había dicho rotundamente la verdad.
"Tu desempeño laboral es terrible. No tengo ningún interés en enamorarme de un alfa que es inferior a mí".
Ese tipo de rechazo era demasiado aterrador.
Después de llegar a casa, Shen Wenjun se dio una ducha y se acostó ya que la incomodidad del calor se estaba volviendo demasiado terrible para soportarla.
Justo cuando empezaba a quedarse dormido, recibió una llamada de su buen amigo Xie Han.
Shen Wenjun ya llevaba unos días de mal humor. Su voz era algo desagradable cuando respondió: "¿Sí? ¿Qué es?"
"Pequeño Jun", saludó Xie Han. "Recuerda dejar el viernes por la noche libre."
"¿Por qué necesito ser libre?" Preguntó Shen Wenjun con curiosidad.
"Porque tu trigésimo cumpleaños es el viernes".
Shen Wenjun se giró y miró un calendario, sólo entonces recordó que Xie Han tenía razón. "Oh."
"Saldré y pasaré tu cumpleaños contigo".
Shen Wenjun respondió sarcásticamente: "No hay necesidad de armar un escándalo por eso, ¿verdad? Es solo un cumpleaños y no soy un niño. No voy a llorar y gritar por una fiesta donde todos mis amigos me cantan". una canción. Eso es tan juvenil."
"Es el trigésimo, el gran 3-0", dijo Xie Han. "Incluso si no quieres una fiesta o un banquete elegante, al menos tienes que tener un pastel de cumpleaños, ¿verdad?"
Shen Wenjun asintió ante eso. "Bueno, está bien. Nos vemos entonces..."
Estaba tan cansado que se quedó dormido mientras escuchaba el sonido de la voz de su amigo.
Xie Han seguía diciendo: "Ya solicité el traslado a tu área... Creo que probablemente será aprobado. A finales de este año, debería poder empezar a trabajar donde tú estás..."
Se calló y esperó un buen rato, pero no recibió ninguna respuesta de Shen Wenjun.
Sólo se oía el sonido de una respiración lenta y uniforme.
Xie Han suspiró y murmuró: "Buenas noches, pequeño Jun".
El día siguiente.
Shen Wenjun no fue a la oficina del fiscal.
Fue profesor honorario de H Law. Todas las semanas tenía que salir a dar una conferencia.
Cuando despertó esa mañana, los síntomas del calor todavía eran bastante graves. Tuvo náuseas varias veces mientras se cepillaba los dientes y no empezó a sentirse mejor hasta que se inyectó un supresor más fuerte.
Ese día se vistió con un traje de tres piezas y su abrigo negro. Cuando se miró en el espejo, sintió que estaba pálido como un vampiro.
Shen Wenjun pensó para sí mismo: Ojalá esos mocosos de la facultad de derecho no sean demasiado idiotas hoy.
No necesitaba nada que empeorara su estado de ánimo.
Ley H.
Dormitorios para estudiantes de primer año.
Teng Rui estaba tumbado en la cama, roncando mientras dormía profundamente.
Uno de sus compañeros de cuarto lo despertó. "Rui-zi, levántate. Es hora de clase. Hoy viene un profesor especial".
Teng Rui levantó un brazo y agitó débilmente una mano mientras murmuraba adormilado: "Ustedes vayan... yo iré en un momento. Guárdenme un asiento".
Después de diez minutos, todos sus compañeros de cuarto se fueron. Teng Rui se dio cuenta de que realmente se estaba quedando sin tiempo. Salió tambaleándose de la cama, se cepilló los dientes al azar y usó una toalla para frotarse intensamente la cara. Luego se puso un par de calcetines que no habían sido lavados en dos días, una sudadera con capucha que no había sido lavada en cuatro o cinco días y un par de jeans que no habían sido lavados en sólo Dios sabe cuánto tiempo.
Salió así, con esa vestimenta descuidada.
A mitad del camino hacia la sala de conferencias, se dio cuenta de que se había olvidado de cambiarse los zapatos. Todavía llevaba pantuflas.
Ah, lo que sea. Él simplemente iría en pantuflas.
Teng Rui tenía diecinueve años. Un estudiante de primer año de universidad. Sexo primario masculino, sexo secundario alfa.
Pero todavía sabía algo sobre la vergüenza. No pudo evitar pensar que su vida social se acabaría si una chica lo viera en ese estado.
Naturalmente, lo que temía fue exactamente lo que sucedió.
Se encontró con unas chicas del departamento de música. Hace un tiempo, Teng Rui y sus amigos habían jugado con ellos un juego de misterio de asesinato.
Las chicas lo vieron y con desdén cruzaron la calle para caminar al otro lado de la calle.
El corazón de Teng Rui se hundió.
Había estado gordo en la escuela secundaria y había perdido peso con éxito en la secundaria. Con el fin de conseguir una novia en el futuro, se sumergió en sus estudios durante tres años y logró ingresar a H Law.
Fue un excelente estudiante. Era alto. Era bastante guapo. Y él era un alfa.
¿No debería haber sido fácil para él encontrar novia?
Sin embargo, ninguna chica se le acercó, por lo que tuvo que tomar la iniciativa de acercarse a ellas. Pero todavía tenía que lograr atrapar a uno solo.
¿Por qué?
Él sólo quería una novia. ¿Por qué fue tan difícil?
Mientras caminaba, Teng Rui escuchó a algunas chicas de otros departamentos charlando sobre algo.
"Siempre quise ir a conocerlo".
"Escuché que Shen-laoshi es súper guapo".
"Shen-laoshi es mi ídolo. Es tan asombroso, incluso como omega. Es mejor que muchos alfa".
"Traje el libro de Shen-laoshi conmigo. Quiero conseguir su autógrafo".
Teng Rui pensó con amargura: ¿ No son todos los omegas masculinos unos mariquitas? ¿Mejor que los alfas? Como si. Estas mujeres no tienen gusto.
Finalmente, Teng Rui llegó a la sala de conferencias.
La sala de conferencias estaba situada en un edificio de estilo europeo. Dos tramos de escaleras se curvaban a izquierda y derecha del vestíbulo principal. Enormes franjas de luz solar entraban a través de las imponentes ventanas del piso al techo.
Tan pronto como Teng Rui puso un pie en un tramo de escaleras...
De repente sintió algo fuera de lo común.
Algo olía.
Algo olía bien .
Un aroma rico y aromático llenó el aire. Era como si alguien hubiera derramado un frasco entero de perfume, pero el aroma no era demasiado dulce ni empalagoso. Era un aroma refrescante y ligeramente dulce, y parecía estar llamándolo.
Le gustó de inmediato.
Su corazón latía más rápido. Su respiración se volvió irregular. Levantó la cabeza y miró a otra persona parada en las escaleras.
Esa persona era un hombre, vestido completamente de negro.
Como un vampiro envuelto en un par de alas de murciélago.
El hombre también parecía haberse dado cuenta de que algo estaba fuera de lo común. Se volvió y miró de reojo a Teng Rui.
Shen Wenjun había detectado un olor increíblemente fuerte a feromonas alfa.
Este tipo de situación no era nada común. Inmediatamente se dio cuenta de que podría haberse topado con su compañero predestinado.
En sus treinta años de vida, a menudo había imaginado cómo sería encontrarse con su pareja predestinada. Pero nunca había imaginado que sería en un momento o lugar como este.
Apenas podía creer que estaba viendo a un chico que parecía tener unos veinte años, que parecía infantil, descuidado y tonto. Ese chico lo miraba fijamente fijamente.
Y la fuente de las feromonas que olía Shen Wenjun no era otra que este mocoso descuidado.
¡¿Cómo podría su predestinado compañero ser un mocoso ingenuo como ese?!
Shen Wenjun estaba tan furioso que mordió el cigarrillo entre los dientes.
"Joder", murmuró en voz baja.
Notas del autor:
Nunca estudié derecho. La configuración es genérica.