Cuando la muerte desapareció

By onrobu

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¿Qué harías si, durante una maratón de películas de terror con tus amigos, empiezas a escuchar ruidos en la p... More

Prólogo
PRIMERA PARTE: Una pieza clave en el juego
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
SEGUNDA PARTE: Búsqueda y huida
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
TERCERA PARTE: Las marcas que deja en la mente
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 28
Capítulo 27
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
CUARTA PARTE: La muerte
Capítulo 48 (I)
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52

Capítulo 48 (II)

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By onrobu

—Espera un segundo —pidió Isaac. Una idea empezaba a tomar forma, o varias de ellas empezaban a encajar. Más o menos. Los tres lo observaron expectante mientras acababa de situar las piezas—. Cuando Alma torturó el demonio en la nave industrial...

Naia lo interrumpió.

—¿Alma torturó a un demonio en una nave industrial? —mantenía las cejas alzadas con expectación.

—Sí —murmuró Asia. Bajó la mirada—. Fue cuando fuimos a buscar a Elia. Idara se llevó a Isaac y yo me quedé con ella. Mató a todos los demonios, pero... pero dejó a uno.

—Y ese uno mencionó por primera vez a Taiyr —continuó Isaac.

» Sabemos que es un demonio, posiblemente un demonio mayor, por lo que mencionó Nit una vez. Y sabemos que, si no todos, la mayoría de los demonios que nos hemos encontrado están a sus órdenes. Los demonios que torturaron a Elia posiblemente lo estaban.

—¿Y eso qué...?

Isaac continuó hablando, ignorando a Áleix. Aunque no tenían manera de saber a ciencia cierta si era verdad, parecía una combinación plausible de las piezas...

—También sabemos que este tal Taiyr está llevando a cabo lo que parece un golpe de estado en el infierno, derrocar al Rey Blanco... Y también sabemos gracias a la conversación que escuchasteis en el mercado que hubo una traición en las 'altas esferas'... ¿Y si... y es una hipótesis, y si lo que quieren no es el porqué las almas no pueden abandonar la tierra sino mi capacidad de controlar los fantasmas? Signifique lo que signifique.

» Los médiums saben cuidarse solitos, dijo. Menos yo. Y por eso los demonios me han escogido a mí y Alma y Nit han tenido que protegerme. A no ser... A no ser que Alma y Nit formen parte de esa traición... —Su cerebro trabajaba más deprisa que su mente.

» También dijeron que las parcas parecían preocupadas y en el mismo almacén donde Alma torturó al demonio había un cuerpo, y su espíritu. Alma se puso muy nerviosa, puede que como si no quisiera ser encontrada por ellas, que son las encargadas de llevarse las almas ¿no?

—¿Soy el único no está entendiendo nada? —Áleix examinó a ambas chicas en busca de confirmación.

—No —admitió. Y rectificó al instante cuando se le ocurrió una nueva idea que parecía encajar—. Sí.

» Cuando... —Naia se había girado hacia Áleix pero tenía los ojos perdidos, recordando—. Espiamos a Idara y a Alma cuando discutieron. Idara siguió con el tema de «el hechizo saldó la deuda», «te dije que no quería verte más» y «no quiero estar involucrada» mientras que Alma volvió a mencionar el hecho de que el hechizo no compensaba haber salvado sus vidas y que sus hermanos habían muerto por ello. Y que por tanto le debía algo a... ¿Anima? ¿Dijo Anima? —le preguntó a Áleix.

El chico asintió, pero Naia lo ignoró, continuando su línea de pensamiento.

—Idara también le echó en cara que estaba rompiendo el equilibrio... —pareció sorprendida con el recuerdo—. Y Alma contestó que no le incumbía. ¿Y si es eso? Eso suena a traición ¿no? Puede que hasta a ir en contra de las parcas y las Morias y todo.

—¿Que estaba rompiendo el equilibrio? —preguntó Isaac con el ceño fruncido.

—Sí. Y Idara volvió a sacar a Anima. Dijo que 'Anima' no tiene destino.

—Anima es alma en latín.

—¿Y lo sabes por qué...?

El médium se encogió de hombros. Lo sabía, simplemente lo sabía. Al escuchar la palabra su mente había hecho la traducción sin ser consciente de ello.

Igual que... igual que ocurría con el francés. Un idioma que no tenía que conocer, pero hablaba a la perfección.

¿Y si...?

—¿Tienes...? ¿Te llevaste el libro de Lilia de la granja? —le preguntó a Naia con una nueva posibilidad apareciendo en su mente.

—¿Por qué lo quieres? Está en alguna variación del latín antiguo, ni internet sabe qué demonios pone.

—¿Lo cogiste? —insistió.

—Sí. Lo tengo detrás... voy a por él.

Volvió unos instantes después con un pequeño tomo entre manos. Se lo tendió a Isaac con una mezcla de expectación y escepticismo.

El médium examinó la falta de decoración del volumen antes de abrirlo revelando el extraño símbolo del cual no habían encontrado pizca alguna de información.

Tras observarlo por unos segundos pasó la página.

La decepción que sintió abrió puertas a una nueva curiosidad.

—Esto no es latín.

—¿Cómo que no es latín?

—Parece latín, suena bastante como el latín, pero no lo es.

Naia lo observó con el ceño fruncido.

—Parece latín, suena como latín, pero no es latín... ¿y tú lo sabes distinguir por...?

El chico se tomó unos segundos para responder, sabía que a Naia no le sentaría muy bien saber que, de nuevo, les había ocultado información. Y sabía que él mismo se sentía culpable por ello.

En su momento, con el francés en el instituto, no había tenido importancia alguna, pero en ese nuevo contexto...

—Porque creo que hablo latín.

La confusión tiñó los rostros de Naia y Áleix, perfectamente conscientes de que ninguno de los tres había tomado esa asignatura.

—¿Y cuándo has aprendido latín? —preguntó el chico con escepticismo.

—Nunca.

—Pues me he perdido —confesó acomodándose en el sofá.

Isaac suspiró intentando descifrar cómo explicarlo.

—No sabía que hablaba francés hasta que abrí el libro de texto y lo leí como si fuera mi propia lengua. Y no sabía que hablaba latín hasta que has mencionado una palabra y mi mente la ha traducido al momento. Puede que solo sea una coincidencia, que haya la haya escuchado en algún momento o que la haya leído o algo así. Pero creo que no es el caso.

—¿Cómo es po...?

Áleix interrumpió a Naia.

—¿Qué pone aquí? —preguntó plantándole la pantalla del teléfono delante las narices.

—Háblame, Musa, de aquel varón de multiforme ingenio que, después de destruir la sacra ciudad de Troya, anduvo peregrinando larguísimo tiempo, vio las...

Le parecía tan natural como leer su lengua materna. Su mente simplemente lo entendía.

Áleix retiró el móvil teclado a toda velocidad.

—¿Y aquí? —preguntó volviéndoselo a tender.

—Entonces, ¿qué es la verdad? Un ejército móvil de metáforas, metonimias, antropomorfismos, en definitiva, una suma de relaciones humanas que...

—Alemán. Eso era alemán —susurró estupefacto. De nuevo, apartó el móvil y empezó a teclear a toda velocidad. Tardó unos segundos en encontrar lo que buscaba.

—La palabra 'china' solía significar 'el país del medio' y tenía múltiples significaos compuestos...

—Puta vida —exclamó dejándose caer hacia el sofá de nuevo. Sus cejas se alzaban y fruncían repetidamente en una expresión asombrada, sorprendida, atónita.

Asia se giró hacia él, la barbilla alzada y la determinación y la expectación escrita en los ojos.

Watashi no itteiru koto ga wakaru kai?

Wakarimashita.

» Wakarimashita —repitió estupefacto. Lo entendía. Y lo hablaba.

» Rikai dekinai no wa, doushite sore ga kanou na no ka desu.

«Lo que no entiendo es cómo es posible».

—Ni yo —murmuró Asia.

—Sí, sí, pero una trastada que lo hables todo menos lo que sea que sea el libro —masculló Naia. Lo observaba como si fuera un espécimen de otro planeta, todavía con la sorpresa marcándole las facciones.

Isaac soltó una risa desconcertada tratando de asimilar lo que acababa de ocurrir. Latín. Alemán. Chino. Japonés. Y cada vez tenía la sensación de que serían muchas más.

Se concentró intentando buscar en su memoria... Ignoró el dolor de cabeza persistente que había permanecido martilleándole las sienes desde que se había desmayado en el motel.

walearabiat aydaan.

Árabe.

Portugués.

Sueco.

Todos los idiomas que le venían a la mente.

No era capaz de reaccionar a ello. No era capaz de reaccionar en absoluto. Su mente acababa de explotar.

—Aunque me parece un descubrimiento fascinante... ¿podemos volver a lo que Idara y Alma estaban hablando en la habitación? —se encontró diciendo.

—¿E ignorar el hecho que...? —No supo que cómo seguir. ¿El hecho de que miles de estudiantes de todo el mundo matarían por ocupar su lugar? ¿De que era imposible? Un verdadero don. ¿De que...?—. Vale —acabó afirmando Naia. Tampoco sabía cómo procesarlo.

» Dijo... Idara. Dijo algo cómo... —Buscó los recuerdos en su mente—, que salvar a una niña no era algo abominable pero Alma le recriminó que no lo había hecho por la niña, y que al hacerlo... no solo habían muerto sus hermanos, sino que también personas inocentes. Que rompió el equilibrio.

—No tiene mucho sentido ¿no? —preguntó Asia—. Supuestamente el ángel dijo que Lilia no podía morir porque si no se rompería el equilibrio. ¿Pero al salvarse también se rompió?

—La conversación no acabó allí, lo que hemos mencionado antes: Idara le echó en cara que lo que ella había hecho no era nada comparado con lo que estaba haciendo Alma, pero esta defendió que era el destino. E Idara la atacó diciéndole que Anima no tenía destino —continuó Naia.

—Y de nuevo, Alma le argumentó que se lo debía por la vida de sus hermanos —finalizó Áleix—. Ya no escuchamos más.

—Lilia mencionó en su momento que ayudaba a Elia porque una bruja la había ayudado a ella. Idara. La historia que os contó el cazador debe ser cierta, debían estar hablando de ello. Salvar a la niña, salvar a Lilia. La mención del equilibrio... lo único que... en la historia parecía que salvar a Lilia era obra del ángel, mientras que de la conversación parece que fue cosa de Idara.

—Puede que de los dos —propuso Naia.

—Y luego está la contradicción del equilibrio que has mencionado —comentó Áleix señalando con la cabeza a Asia.

—Sabemos que por algún motivo el ángel decidió actuar en contra de las parcas, al menos esa vez, puede que con la ayuda de Idara. Como tal actuó contra Alma y además murieron algunos de sus hermanos.

» El ángel lo hizo para preservar el equilibrio, pero a la vez lo rompió.

» Teniendo en cuenta que las parcas se encargan de las almas, y que Lilia ha reaparecido tras años desaparecida... no parece descabellado que esté relacionado con la situación actual de las almas —sintetizó Isaac barajando las distintas piezas de información que habían reunido. Era difícil armar un rompecabezas sin saber que imagen tenían que formar, sin saber cuántas piezas contenía y cuales no formaban parte de él.

Pero parecía que tras días y días de investigación sin frutos algo empezaba a tomar forma.

—Lo que nos falta saber es quién demonios es Anima, qué papel juega en todo esto, por qué Idara le debe algo, qué demonios hizo Alma y si... y si es una de la traidora. Si nos dijo la verdad sobre la Morias y el hilo de la vida y si lo hizo la mujer que se apareció ante Asia —continuó Naia.

—Y si todo esto está relacionado con lo que está ocurriendo ahora o no. —Los tres se giraron hacia Áleix—. Podría ser coincidencia. O simplemente no tener relación.

Tras unos segundos de silencio Naia los observó con atención, un cierto brillo adornando sus ojos. Isaac tuvo la sensación de que su mirada se posaba unos segundos de más en Asia.

—Todo esto no deja de ser una historia, una gran hipótesis todavía a medio construir, o ni eso. No nos dice por qué las almas no pueden abandonar la tierra ni cómo solucionarlo.

» Mientras seguimos trabajando en ella quiero probar algo. —Los examinaba detenidamente a la espera de sus reacciones.

» Ayer mencionamos que encontrar a la muerte podría ser abandonar el plano mortal. Y en la granja leímos que los fantasmas podían quedar atrapados en la tierra ligados a un objeto o a sus huesos. —Isaac intuyó por donde iban los tiros.

» Propongo quemar tu cuerpo.

Asia palideció por momentos. Isaac notó como la mano que mantenía unida a la suya se tensaba y el aura fría que bailaba su alrededor se volvía cada vez más gélida.

Un denso vaho blanco se escapó de entre sus labios corpóreos debido al contacto de Isaac.

—¿Quemar...? ¿Quemar... mi cuerpo? —repitió en apenas un murmullo asustado.

—No creo que sea buena idea —se encontró diciendo Isaac al instante—. Es la única que ha visto a la mujer, a quién se le entregó el anillo. Si realmente funcionase y el anillo fuese realmente necesario, no lo tendría.

Naia rodó los ojos al ver como su idea era rebatida.

» Lo que sí que podríamos hacer... —continuó—. Es quemar a alguien más.


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