"Conmigo a tu lado, nunca más...

By Mori-tea

5.7K 450 1K

En los años 50 una gran ola de doppelgangers se había desatado, la gente entraba en pánico, y tenía cuidado d... More

1. Deme una, no... Deme dos.
2. A vos te esperaba.
Cosita.
4. Salir y conocerlos.
Recomendaciones. <3
5. Supermercado.
Hola.
6. El señor del bigote.
7. Shock.
8. Hospital.

3. La visita.

653 49 147
By Mori-tea

(Aviso que el capitulo será un poco largo).

Se marcaban las 5 de la tarde. El sol por afuera pegaba en las cortinas de tal forma que la sombra tatuaba el pequeño espacio en el que Francis vivia. La cocina no relucia, pero se notaban los esfuerzos del lechero por una mejor impresión.

Aunque en estos cuetro días no había logrado coincidir con Angus, sabía que estaba bien, bueno, quería pensar que estaba bien. Para sacarse aquellos pensamientos negativos, Francis acudía a intentar limpiar el lugar.

Empezando por tirar lo inútil, y pasar un poco la escoba. Dos pequeñas acciones que ya dejaban exhausto por demás al, no tan joven, lechero. Luego armar su cama, cosa que solo pudo hacer el día presente. Organizar el baño, los 3 días estuvo dedicando una parte del tiempo a aquello, y lo logro, bueno, lo suficiente para que no pareciera abandonado.

Pequeñas y simples tareas domésticas, pero que a personas como Francis, realizarlas era el reto más grande de sus vidas.

Pero impulsados por las personas correctas, valían la pena. Personas como Angus, que le irradiaba su confianza y la voluntad a una busqueda de la vida digna. Cosa que hasta entonces, no fue siquiera un cosquilleo de necesidad para Mosses, que mientras Miguel estuviera bien, él también.

-

Fijo miraba la ventana, recostado. Esto de no haber visto a Angus los últimos tres días, llenaba su corazón de miedo y su mente de preocupación, palpitaba la tensión que desde sus pies a cabeza, intentando buscar consuelo en explicaciones lógicas, o en última estancia, rebuscadas.

- Pudo haber tenido mucho trabajo... ¿O un dopple?... ¡No!, no... Él no... Él... ¿ÉL PUDO MORIR? NO...No... Él simplemente... ¿Y sí?... ¿Y si no quiso verme?... Oh... ¿Y si tiene más visitas justo hoy? No... No... Pero... Ugh...-. Francis se hablaba a si mismo, pese a que su gato amasara su mano que tocaba el piso, Francis no reaccionaba, incluso temblaba levemente.

Ser tan Introvertido y metido en sí provocaba que cualquier paso importante en sus relaciones lo llenarán de pensamiento, y por consecuente, sobrepensara después de cada mínimo acto, cómo lo que dijo, la manera que miro a la persona, los roces que tuvo, etc.

Ideas de que Angus se acercó por pena y ahora se alejaba por algo que hizo y no se dio cuenta, le carcomian más la cabeza que las ideas de su muerte a manos de un dopple. ¿Fue su paso tan lento lo que harto a Angus? ¿Si hubiera mantenido más vigente y mas frecuentemente contacto visual con el, le hubiera generado más confianza? ¿Si hablara más y con menos interjecciones, hubiera mantenido por más tiempo el interés de Angus?

Francis quedaba tieso ante no hallar respuesta alguna. Miraba al pasado y analizaba una y otra vez las escenas vividas, su lenguaje corporal en el momento, las expresiones de Ciprianni, el tono en el que se hablaban. Cuando encontraba alguna pista de que estaba todo bien, tres le hacían replantearse la idea.

Saco un gran suspiro, y cerro los ojos, manteniendo su mente en blanco el mayor tiempo posible.

Sus sospechas de que pudo haber sido agarrado por un dopple o confundido con uno tampoco eran por nada.

Los últimos días que estuvo trabajando, al atender a una casa, se topo con un dopple. El miedo lo invadió, por lo que no pudo hacer nada, su sistema simpático aún no lograba reaccionar. Fue solo cundo aquel doppleganger lo intentó atacar, que salió corriendo, no sin antes romperle una jarra de leche en la cara.

Tuvo suerte esa vez, porque el dopple lo perdió de vista y nunca más lo volvió a ver. Pero eso no significaba que estuviera fuera de peligro, y pensó, siendo que Angus por ser empresario, seguramente se encontraba y estaba en conjunto con varias personas, ¿pudo alguna ser un dopple? Le atemorizada pensar que en una de esas, uno se hizo pasar tan bien por un socio de Angus, que lo haya atacado. Pero tambien quería pensar en que el tenía sus propias medidas de seguridad y sabía defenderse.

Y no fue solo eso, justo después de haber ingresado al día siguiente de acordar el encuentro, la alarma para el D.D.D sonó, en ese momento recuerda pensar haber escuchado una voz parecida a la de Angus. Quería salir a ver qué pasaba, pero no pudo. En todo caso, deseaba que efectivamente haya sido un dopple de Angus o una distorsión de su mente al estar pensando tanto en él.

No lo sabía, ni podía estar seguro. Y ahora daría lo que fuera por una señal de Francis.

Y cómo si la vida misma se hubiera apiadado de el, un llamada llego. Fue el gato quien, irritado de su divagar, le araño suavemente la mano para que volviera a la realidad y atendiera el teléfono.

Francis grito, pero antes de fijarse en el ardor de su mano, giro alarmado hacía su teléfono, tardo unos segundos, pero respondió.

- Mmh, hola. Habla Francis.
-Francis, habla el portero. ¿Espera usted al inquilino Angus Ciprianni?

En ese momento exacto, los ojos de Francis se abrieron como nunca, produciendo un pequeño brillo, mientras la alegría y el alivio comenzaba a bañarlo, limpiando sus tristezas que hace no mucho lo ensuciaban.
- ¿Francis? ¿Estás ahí? Francis reaccionó.
- Sí, sí, lo espero, ¿ya llegó?
- Sí.
- Hágalo pasar por favor.

Después de eso, el portero colgó, y Francis se quedó mirando a su gato antes de abrazarlo - Gracias por avisarme, Miguel, no sé que haría sin vos -. El gato maullaba, acariciando su mejilla.

────┈┈┈┄┄╌╌╌╌┄┄┈┈┈────

Angus estaba estresado, los pelos se le ponían de punta, su bigote perfectamente preparado estaba a nada de desubicar un pelo. Pero la tranquilidad que sintió cuando Francis le afirmó al guardia que el venía de visita fue como una brisa de aire fresco.

Con emoción Angus entro, se paró delante de la escalera, y antes de dar un paso, paro. Cara a cara, lo único que tenía que hacer era subir. Pero algo en el fondo se lo impedía. Era subir y tocar la puerta número dos en el tercer piso, sabia que Francis estaba ahí. La reunión que desde el martes habían planeado lo paralizaba tan repentinamente.

Angus dio unos pasos atrás, y rápido fue a su apartamento. No le importo dejar la puerta abierta, después todo iba a estar en su baño. Prendió la luz y desesperado se miró al espejo. Levanto su sombrero, tirandolo a un costado, se fijó de que cada pelo estuviera donde debe de estar y no estorbara. Miro su bigote, parecía prolijo con su forma.

Sus pestañas no se veían delineadas. Al sonreír sus dientes estaban levemente amarillentos, pero gracias a un amigo, sabía que de ese color debían estar. No había nada entre ellos ni dentro de las muelas. Su rostro se veía bien.

Olfateo su camisa y muñecas, la loción anterior ya se había acabado, así que se apresuró a echarse su favorita, no solía usarla a menos que saliera con amigos o tuviera una reunión importante, hoy era por ambas. Consideraba la reunión y con Francis una muy especial, otro pequeño pasito que lo emocionaba, quizás después de esto, la escena se podría abrirse para más.

Salió de ahí, abrió su armario mientras se sacaba la chaqueta que llevaba usando todo el día, y optó por una más impecable, claro, realmente debió de haberse cambiado el atuendo completo, pero el resto estaba bien para él, así que ese cambio "sutil", sería más que suficiente.

Dejo su sombrero en el perchero, entre todo ese cambio rápido de look, 30 minutos habían pasado. Ahora sí, cerro con llave la puerta de su apartamento, y corriendo fue hacía su destino. El ruido que provocaban sus zapatos chocando a la madera vieja era increíble, algunos vecinos se asustaron, pensando que era un dopple, pero al ver que solo era Angus corriendo, se tranquilizaban y volvían a lo suyo.

Y ahí estaba, frente a la puerta número dos, sonriendo, y quieto. Nunca subía más del segundo piso, estar en el tercero era toda una experiencia para el. Respiro en grande, a la par que miraba el papel donde tenía anotada la puerta de Mosses, suspirando al ver que, en efecto, era a la que tenía en frente ahora mismo.

Arreglo su corbata y chaqueta, sacudió un poco su pantalón, y ahora sí, con el valor en la garganta, tocó la puerta.

Espero en silencio, remarcando otra vez su enorme sonrisa. Escucho el ruido de alguien acercándose, luego el destrabe de la puerta, y finalmente, como se abría. Su mirada y la de Francis chocaron, mirada que parecía sorprendida de verlo.

Francis no podía creer que después de todo, Angus haya decidido venir. A ese punto esperaba terminar plantado, cosa normal para él, pero en el fondo también estaba alegre de tenerlo presente y saber que pasaría el resto de la tarde junto a él. Extraño, porque la única compañía que le alegraba era la de su gato.

- Oh, Angus...
-Buenas tardes, querido Francis, lamento haber llegado tarde... Pasaron cosas.
- No, no pasa nada. Pasá, por favor -. Francis se hizo a un lado, dejando que pasara.

Al hacerlo, Francis miraba con miedo a Ciprianni, quien daba su primera vista por el lugar. Estaba esperando que le reprochará o algo, aunque hubiera hecho sus esfuerzos en que todo quede ordenado y limpio, la realidad es que aún estaba hecho un desastre. Tenía polvo y algunas telarañas, la pileta tenía unos cuantos cubiertos por lavar. En su ventana había unas cuantas colillas de cigarro posando en el cenicero, y provocaba un sutil olor que no pudo quitar.

Apenado bajo la cabeza. - Perdón - Dijo bajito. Angus se giro, confundido por sus palabras - ¿Perdón por qué, Francis? -- El lugar es un desastre, Angus... - Mosses se aferraba a la puerta incapaz de mirarlo a la cara. Angus reía, ahora el confundido era Francis. - ¿De qué te reís? - Levanto la mirada hacia Ciprianni, quien no cesaba la carcajada.

- ¿Cómo vas a disculparte por eso, Francis?
- Hugh... Bueno, pensé que te ibas a calentar y me ibas a reprochar lo descuidado y desorganizado que soy.
- ¿Cómo voy a hacer eso, Francis? Créeme, no estoy en una mejor situación respecto a mi casa, también tengo un desorden despampanante allá adentró. Veo que pusiste tu esfuerzo en hacer que se vea lo mejor posible, es lo importante, Francis. Vos no te preocupes por lo demás, lo que me importa ahora mismo es que estamos juntos, bueno, quiero decir, que podamos hablar fuera de solo hablarnos en la entrada, claro -. Una cosa peluda se acaricia contra el tobillo de Francis, pegándole un susto. Pero al mirar abajo, era Miguel, el gato de Francis.

En un segundo Angus paso de asustado a anonadado con la belleza de ese gato, el contraste entre el color de su pelaje y el de sus ojos lo hacía una criatura hermosa para cualquiera. Se agachó para acariciar suavemente la cabeza del felino. - ¿Y este? ¿Es tuyo, Fran? No recuerdo que me hayas hablado de el - Francis se sorprendió de aquello, pero tenía razón. Nunca le había comentado de su gato, siendo que era la parte más importante de su vida.

- Ah, sí, lo siento... Se llama Miguel.
- ¿Miguel? Mira vos, lindo nombre, che.
- Sí, ponele... Parece que le caes bien.
- ¿Sí? ¿Lo puedo cargar?
- Sí, bueno, dale.

Angus se emociono, cargando al minino en brazos, quien ronroneaba sobre su pecho, mientras lo amasaba con amor. Francis lo veía, le parecía adorable está escena, pero por algún motivo, mucho más adorable que quién la protagonizará fuera Angus junto a su gato, como si lo tomara como un segundo padre.

- Dos padres... - Se susurro a sí mismo, la idea le parecía estúpida a decir verdad. Tener dos padres sonaba loco, algo fuera de mamá y papá era realmente extraño para el. Un concepto que no había pensado hasta ahora. Aunque si dos hombres decidieran tener un hijo a el le daría igual.

¿Qué pasaría si Anastacha tuviera dos padres, y no porqué Nacha haya encontrado una nueva pareja? Por un instante se cuestionaba si es que él pudiera llegar a sentir algo por un hombre, pero ladeó la cabeza, sembrando un rotundo no y volviendo a la realidad. Él no era gay, para nada... O bueno, eso creía y quería pensar.

Miro a Francis de nuevo, estaba teniendo un rato de paz al lado de su felino. Exhaló, acercándose a ellos. - Mmh, ¿Te gustaría tomar café, Angus? - Le propuso, con tal de hacer la visita un poco más interesante. - Me parece bien - Respondió a la par de una dulce sonrisa. - Bien... -

No divagó más, fue directo a la pava, prendió la hornalla mientras la llenaba y abrió las alacenas, sacando dos tazas de café. Puso la pava a calentar, ahora buscando el café instantáneo para echarle a ambas tazas. Básicamente el proceso de preparar dos cafés, mientras escuchaba como atrás de él, Angus hablaba a su gato.

- ¿Quién es el gato más hermoso del mundo? ¿Quién es el gato más cariñoso? ¡Sos vos, Miguel! ¡Sos vos! -

Escuchar a Angus tan feliz y cariñoso le provocaba sonrisas involuntarias. Sonreía atontado. Sacudió su cabeza para volver a concentrarse y giro. - ¿Tomas con azucar o amargo? -
- Amargo -- Bueno -. Dijo girando de vuelta. Vertió el agua en ambas tazas, pero Angus justo le preguntó algo - ¿Vos tenés leche de tu trabajo? Sé que es estúpida la pregunta, perdón -Francis se quedó pensando unos segundos, no sé esperaba esa pregunta si era sincero.

- No, no consumo de dónde trabajo. En realidad, no me gusta la leche... Pero tengo un poquito de la que compro para Miguel, es de otra empresa, ¿te sirve?
- Ah, bueno... Mmh, sí, dale.

Francis abrió la heladera para sacarla y echarle un poco al café de Angus.

Limpio un poco la mesa con el repasador, e invito a Angus a sentarse en una de las sillas, el más alto acepto con gusto, sin soltar al gato, y al sentarse lo recostó sobre sus piernas, ya no le molestaba terminar lleno de pelos en su camisa blanca. Francis coloco ambas tazas, sentadose luego, quedando cara a cara con Angus.

Un silencio incómodo inundó el monoambiente, el único sonido eran los pájaros afuera y sus respiraciones. Francis miraba al costado, Angus miraba a Francis, lo de siempre. Alguno de los dos tenía que romper el hielo, y obviamente ese fue Angus.

- Contame de vos, Fran.
- ¿Eh? - Decía en un tono semi confundido.
- Que me cuentes de vos, ¿qué haces? ¿De dónde venís? ¿Qué te gusta practicar en tus tiempos libres? ¿Hace cuánto tenes a Miguel? Esas cosas.
- Mmh... Vengo de una ciudad muy lejana... De un pueblito. A veces voy a visitar a mis padres allá, pero no mucho. Mmh, no hago mucho cuando vengo a acá, solo miro la ventana mientras fumo o acaricio a Miguel. No practico nada, y... Un día lo halle en mi casa, estaba flaquito y me maulló, así que lo adopte. ¿Vos?
- Ah, bueno, bien igual, ¿es lindo tu pueblito? ¿Se conocen entre todos allá? Bueno, yo vivo acá desde que nací, mis papás no viven muy lejos en realidad, me gusta salir por la noche, y practico cricket, je, je, no mucho en realidad.
- Ya veo, bueno...

Aquella tarde se la habían pasado hablando, de algunos temas personales, de los vecinos, de su profesión, de varias cosas.

Francis estaba más suelto a medida que más hablaba, y Angus más exaltado, casi gritando. Miguel los miraba desde la cama, el gato era joven pero astuto, y notaba las auras de ambos, parecían más cercanos de lo que la gente podría creer en realidad.

Y no solo sus auras eran cercanas, ambos inconscientemente se fueron acercando, apoyados sobre la mesa. Era Angus quien principalmente rompía más y más el espacio entre los dos. Y sin darse, en una de sus repuestas, emocionado, tomo la mano de Francis, que estaba posada en la mesa.

Fue justo ahí cuando se dieron cuenta. Angus rápidamente se disculpo, retomando su lugar inicial, mientras Francis miraba su mano intentando procesar lo que había pasado. Después del roce de la primera vez cuando tomo su brazo, no habían tenido otro contacto físico tan significativo.

- ¡Perdón! ¡Perdón! No fue mi intención, lo siento, perdón... - Angus suplicaba alarmado, en un pequeño estado de pánico. - Lo siento mucho Francis, no volverá a- -
- Cálmate -. Lo interrumpió Francis antes de que terminara de hablar. - Cálmate, ya pasó... -

Su mirada volvió a disociar directo a otro punto de la habitación. Otro pequeño hielo se había formado sobre el ya roto, y esta vez Francis lo rompió.

- Angus.
- ... Si, querido, decime.
- ¿Yo te parezco molesto?
- ¿Eh?...
- ¿Sentís que soy muy aburrido?
- No... Francis, ¿que me estás dicien-?
- ¿En verdad querés ser mi amigo?
- Francis...
- ¿De verdad crees que valgo la pena?
- Sí, por supuesto, yo-.
- ¿No te desagrada ni un poco ver cómo vivo? - Su tono se volvía más seco y triste pregunta tras pregunta.
- Francis, por favor, déjame-.
- ¿Me queres por pena? - Dijo, mirando directo a los ojos de Angus.

Aquella última pregunta había roto por completo a Ciprianni, quien con una mueca de desconsuelo miro al piso. Temía que, sin querer, hubiera hecho sentir menos a Francis, o menospreciado. Que en vez de haberlo ayudado, lo hubiera empeorado. Un pequeño nudo en su garganta lo hizo quedarse en silencio.

- ...
- ...
- Perdon, Francis.
- ¿Uh?
- Perdón si alguna vez te hice pensar o sentir así. Lamento que hayas tenido que hacerte esas preguntas. Lo siento...
- ... Angus, vos no...
- Lo siento mucho, Francis..
- Angus... No lo decía por eso... Yo... Bueno...
- ¿Por qué lo decías?...
- Es que, bueno... Angus...
- Decime...
- ... Tengo miedo, Angus.
- ...¿Por qué?

Francis se abrazo a si mismo, repasando otra vez las palabras de su mente para explicarle su preocupación. Mientras Angus lo miraba, mezcla de intriga, tristeza y confusión.

- Siento que te estoy molestando, Angus.
- ¿Eh?
- Siento que voy muy lento, siento que tarde o temprano te vas a aburrir o frustrar.
- ¿Por qué voy a hacer eso?
- Porque llevamos un mes de amistad y con suerte puedo mirarte a los ojos.... Con mucho valor pude invitarte acá, un lugar mugriento que solo tiene de bueno el que éste mi gato... Y encima me pagas mucho por tan poco... Soy un desastre, Angus, y me da miedo terminar haciéndote un desastre...
- Francis...
- Yo... No quiero terminarte pasando mi peor lado...
- ...
- Perdóname por ser tan-.
- Anda a lavarte bien la jeta, Francis.
- ¿Qué? - Francis levanto su vista, Angus ahora estaba parado, con una mueca seria, medio enojada y medio segura.
- Lo que dije. No quiero volverte a oír decir eso de vos nunca más.
- Pero...
- Francis, por dios... Quiero que sepas, que aunque nuestra amistad se esté formando de a poco, está bien. Este es tu ritmo, y lo voy a respetar. Voy a estar acá, esperando, esperándote a vos, al día que puedas simplemente acudir a mi sin ningún miedo, al día que podamos decir todo lo que hemos avanzado, al día en el diremos lo mucho que cambiamos. Esperaré ese día, pero también esperaré como mucha alegría ver cómo te vas soltando más y más. Y eso es algo que quiero que hagas por vos, no por mi, a mí no me debes nada, Francis. Este lugar es hermoso, Francis, es cálido, y es bueno, pero no solo por tu gato, es bueno porque también estás vos acá. Me hace muy feliz pensar que tengo una razón para subir al tercer piso, verte a vos, y también a Miguel, pero principalmente a vos. ¿Me entendés lo que te digo? -

Francis estaba shockeado ante sus palabras, jalando suavemente la tela de su pantalón. No sabía que responder a aquello. Estaba acostumbrado a muestras de afecto de ese tipo con Angus, siempre le daba una o dos frases motivacionales, pero ahora escucharlo decir todo eso le chocaba. Ni siquiera su ex esposa le había dicho un cuarto de lo que Ciprianni en estos momentos.

-- Francis... Yo te aprecio, y me duele ver cómo constantemente pareces descontento con vos mismo... No podes ver qué en realidad sos una buena persona, y por consecuencia, no dejas a otros verlo tampoco. Estoy tan feliz de que te hayas abierto conmigo, Fran. Y nunca, pero nunca, pienses que voy a estar decepcionado de algún modo con vos -. Francis suspiro después de decir todo aquello.

- ... Gracias, Angus... - Francis contenía un pequeño nudo en la garganta. Angus lo miro sonriendo levemente, no necesitaba más, sabía que, al menos, podría quitarle algunas dudas.

Se volvió a sentar, ambos siguieron tomando su café en silencio. No había ruido que no fuera del ambiente, y sin embargo, el silencio se sintió tan cómodo para ambos. En eso, la mano de Francis, que otra vez estaba sobre la mesa, se acercó a la de Ciprianni, tomándola con timidez y dulzura.

Angus se sorprendió ante le pequeño gesto, pero sonrió, devolviendo el agarre, atreviéndose a acariciarla suavemente con su pulgar.

Era extraño, tanto para el cómo para Ciprianni. En realidad no tenían motivo alguno para hacer eso, era un acto raro para ambos, pero no se sentía mal tampoco, en realidad, les agradaba aquella sensación de estar unidos en esa forma.

Terminaron las tazas, sus manos entrelazadas no querían separarse tan pronto. Se quedaron así un rato más, hasta que finalmente Angus vio la hora en su reloj de bolsillo. Su expresión decía que era tarde, a lo que Francis lo miro levemente triste. Le hubiera gustado seguir así unos minutos más, aunque no se explicaba el porque.

- Me encantaría quedarme un rato más, pero no puedo. Lo siento, Francis.
- No pasa nada, Angus.

Ambos miraron su agarre, fue Ciprianni quien con pena lo termino, de forma suave retiraron la suya.

Se levantaron. Francis lo acompaño hasta la puerta y allí se quedaron por unos segundos.

- Bueno... Espero la hayas pasado bien, Angus.
- Más que bien.
Los dos embozaron una sonrisa.
- ¿Te importaría venir otro día? Prometo que seré más higiénico la próxima.
- Ya sabes lo que pienso de eso, y sí, encantado.
- Sí... Mmh... Nos vemos, Angus.
- Nos vemos, Fran -. Miguel salió maullando, exigiendo también un saludo por parte de Ciprianni, quien rio agachándose. - Vos también, adiós, pequeño -

Angus dió su último saludo, retiradose. Francis tomo a Miguel, cerro la puerta, echándose juntos a la cama. Volvió a mirar el techo, algo confundido de toda la escena que había vivido hoy. Haciendo un repaso de todo hasta aquel momento. Las palabras de Angus... No eran solo palabras. Y le habían tocado dónde nunca lo hicieron antes, el corazón.

Se miraba la mano, susurrando una y otra vez "Me hace muy feliz pensar que tengo una razón para subir al tercer piso, verte a vos". Ahora daría lo que fuera para poder tener otros 5 minutos donde solo fueran ellos dos y Miguel, tomados de la mano y sin nada preocupante más que el hecho de separarse.

Cerro los ojos, arropandose junto a Miguel. - Ay, Miguel... No sabes lo lindo que fue... - Miguel le Maullaba - Parece que los dos tenemos un nuevo amigo ahora - Miguel movió sus orejas y cola, señalando que sí. - No espero para verlo el lunes... -

Francis exhaló por última vez, antes de empezar a dormirse, deseando soñar con todo lo que pasó hoy.

Sensaciones y necesidades que nunca nadie le había hecho tener hasta ahora. Quizás, porque muy en el fondo, ninguno de los dos se veían a futuro como una simple amistad...

...

Hola. Lamento si este capitulo no fue realmente bueno, ay. Pero espero que lo hayan disfrutado. Ya saben, preguntas y sugerencias en los comentarios. :D

Que tenga un lindo día/tarde/noche. Palabras mal escritas/ubicadas o que no encajen, serán corregidas más tarde. :3

Nota, calentar en Argentina es estar enojado.

Continue Reading

You'll Also Like

10K 1.3K 10
Aunque la distancia nos separe o las circunstancias en las que nos encontremos, siempre estaremos conectados por nuestros corazones, por que nuestro...
14.7K 1.1K 8
(ᴍɪssᴀ ᴇs ᴜɴ ᴄʜɪᴄᴏ ᴄᴏɴ ʟɪɴᴅᴀ sᴏɴʀɪsᴀ ---------_______--------______-------_________------______ ʟᴀ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ ᴇs ᴅᴇ ᴍɪɴᴇᴄʀᴀғᴛ ᴇxᴛʀᴇᴍᴏ (Cancelada por e...
2.6K 268 13
Ranboo vive con su padre, Quackity, pero también pasa tiempo con su padre, Technoblade, cada vez que su padre no tiene trabajo o todos los domingos. ...
997K 105K 142
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...