2. A vos te esperaba.

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Unas semanas habían pasado, 3 si quieren especificar, aunque 3 es muy resumido, fueron 3 semanas y dos días exactamente. La pesadez con la que Francis cargaba aún estaba ahí presente, aferrándose con broches a su espalda, mientras seguía clavado colmillo a su nuca, y visando su victoria cuando hasta pararse de la cama le hace imposible.

Bueno, se le hacía. Esa pesadez comenzaba a aflojar, no demasiado, pero desde que Ciprianni comenzó a hacerse más cercano, los dolores de nuca parecían ser menos insoportables que otros días. Y levantarse de la cama dejaba de sentirse un reto.

Ahora podía abrir los ojos y saber que, al regresar del trabajo, alguien estaría ahí esperándolo, no solo para comprarle botellas de leche, sino también esperando por su presencia, y tener una pequeña charla antes de separar caminos, esperando hasta el día siguiente para seguir y volver a hacerlo.

Francis todavía no se sentía en confianza ni necesidad de continuar esas charlas por otro medio, por eso no llamaba nunca a Angus, además de para informarle cosas importantes, es por ello que tampoco Angus le llamaba, conocía lo nervioso que se ponía , así que solo esperaba paciente a ser llamado, y atendía alegre si del otro lado Mosses hablaba, aunque fuera solo para decirle que encontró algo suyo.

Con la amistad que se estaba formando, Angus estaba siendo muy paciente. Había notado que, efectivamente, era la primera amistad que Francis tenía en años, y quería hacer de la experiencia algo lindo para el, y así pudiera abrirse un poco más con otras personas. Ciertamente le molestaba mucho que a veces algunos vecinos se refieran a el como "ese lechero divorciado", siempre les recordaba que ese lechero tenía nombre, Francis, y que divorciado o no, no debería de ser un adjetivo con el que lo llamen.

Angus nunca fue conflictivo con ninguno de sus vecinos, pero cuando empiezan a menospreciarse o hablar inadecuadamente de ellos a sus espaldas, de inmediato el era quien saltaba a defenderlos. Siempre tuvo sus valores muy claros.

Por parte de Francis, teniendo su carácter sumiso, solo pasaba de largo aquellos comentarios, porque como siempre se decía a si mismo, al final del día era solo palabras, y las personas no tenían suficiente valor en su vida como para tomarlas en cuenta. Toda su vida siempre ha hecho lo que tuvo que hacer, sin molestar ni perturbar a nadie, y así lo seguiría haciendo.

Y haber comenzado a comunicarse con Angus no cambio mucho de eso, ya era algo fijo de él, pero cierta parte en su interior le empezaba a decir que se hiciera valer e impidiera aquellos maltratos, y que merecía algo mejor. Aunque era diminuta, incomparable al resto de su ser que simplemente le rogaba y guiaba a la plena tranquilidad y pasividad.

Angus realmente deseaba que él pudiera ponerle frenos a los comentarios, y que ser lechero y divorciado no era algo pará que lo dejen de tomar en cuenta, quería que dejara ver su potencial de persona y le cerrada la jeta a la mayoría de personas que lo subestimaban. Aunque lamentablemente no pudo pasarle eso, al menos no aún.

Lo que sí ha quedado en el, eran pequeños pedacitos de felicidad, que la gente cercana a el notaba. Su hija Anastacha fue la primera.

Siendo que suele acompañarla a la escuela para hablar con ella un rato y verla, la misma le cuestionaba si no es que empezaba a verse con alguien o algo había pasado, puesto a que caminaba menos pesado que antes y más seguro. Aunque Francis solía negarlo, pero esta vez, mientras caminaban, decidió contarle un poquito.

- Mmh, bueno, verás. He estado viendo a alguien - Afirmaba después de tanto tiempo de negación. - Oh, bueno, ¿quién? - La preadolescente miraba a su padre mientras esperaba la siguiente respuesta - Mmh... Con Angus - - ¿El alto de traje morado con bigote? - Francis simplemente asintió, mirando al frente.

"Conmigo a tu lado, nunca más te esconderas" Francis x Angus.Where stories live. Discover now