Alkán deseaba tener el control de Aysirial, y lo deseaba con todas sus fuerzas, para ello tenía que conseguir algo, algo que estaba fuera de su alcance y haría lo que fuera necesario para lograrlo, para encontrarlo.
Antes de que los liches invadieran Aysirial, los aysirilianos ya tenían que lidiar con algo malvado, las sombras. Estas sombras fueron creados por una mujer, ella era maga y practicaba la magia negra.
Su nombre era Valeska, antes de que se convirtiera en una maga malvada y cruel, fue una hermosa joven alegre y risueña y muy muy hermosa. Fue querida y deseada por muchos hombres, incluso los grandes reyes de Aysirial se peleaban por su amor.
Pero Valeska solo tenía ojos para un solo hombre, un simple y pobre campesino, y aunque sabía que no tenían el mismo estatus social no le importaba, porque estaba perdidamente enamora de él y lucharía contra su familia si fuera necesario para estar junto a él.
Ambos se amaban como nadie y su pensamiento era el de casarse y formar un bonita familia. Pero ese sueño nunca llegó a cumplirse, pues uno de los reyes que la deseaban, se obsesionó con ella más de la cuenta. La quería tener a su lado a toda costa. Primero puso a la familia de la joven en contra del muchacho campesino y de su relación, ofreciendoles riquezas a cambio de la mano de su hija.
Valeska y su amado huyeron de su ciudad natal Gyford, con el miedo de que el rey obsesionado les hiciera daño.
Pero no llegaron muy lejos, pues el rey y sus soldados los encontraron y ante la mirada de Valeska colgaron a su amado hasta llevarlo a la muerte. Valeska estaba destrozada, poco a poco su corazón se endureció, se llenó de odio hacia todos los hombres que la deseaban.
Ella quería cumplir con su venganza y para ello se convirtió en la esposa del rey, este fue manipulado por ella, se ganó su confianza y lo llevó a ser un mal rey, pues Gyford se convirtió en un reino aún más pobre, donde la nobleza desaparecía por momentos y los campesinos tendrían su mismo derecho.
Valeska ya había aprendido de la practica de magia negra y una noche organizó un ritual en el bosque, convirtió su odio, su ira y rabia en sombras malvadas, sombras que arrasarían a todos los que odiaba. El primer en caer fue su esposo el rey, las sombras lo poseieron y le hicieron sentir el sufrimiento de ser ahogado en una soga, el mismo sufrimiento por el que tuvo que pasar el joven campesino.
Valeska había cumplido con su cometido, pero aún así no se sintió mejor, porque lo único que quería era estar al lado de su amado, y la única forma de conseguirlo era con el suicidio. Cogió un frasco lleno de veneno y s elo tomó entero. Se sentó en la cama esperando el resultado fatal, pero algo extraño empezó a sentir en su barriga, podía sentir como había algo vivo dentro de ella. Se arrepentió de haberse bebido el frasco inmediatamente, pues no solo moriría ella, si no que también estaba arrastrando con ella a sus bebé. Gritó y gritó llena de furia, no quería eso para su bebé, ahora que sabía que estaba embarazada no quería morir. Pero era demasiado tarde para ella, en cambio podría hacer algo por el bebé, utilizó sus últimas fuerzas para desempeñar nuevamente su magia negra.
Hizo que su bebé creciera lo más rápido posible dentro de su barriga, los nueve meses de gestación, su barriga augmentó en segundos, cuando el bebé llegó a su último mes de embarazo, ella misma dio a luz a la pequeña. Era una preciosa niña.
Valeska estaba en sus últimas fuerzas, sabía que matarían a la pequeña por haber utilizado con ella la magia negra, por lo que no estaria segura en Aysirial, asi utilizo sus ultimas fuerzas en enviarla a la Tierra antes de despedirse de ella con lágrimas en los ojos. Iba a morir, pero lo haría con la seguridad de que su hija estaría a salvo.
Después de que Valeska muriera las sombras nunca más tuvieron un dueño al que pertenecer por lo que se volvieron incontrolables, atacaban a los aysirilianos con violencia, eran poseidos y asesinados por de la peor forma posible.
Alkán sabía del poder maligno que tenían estas sombras y quería controlarlas, lo había intentado de muchas formas. Pero solo Valeska podía hacerlo y estaba muerta. Solo quedaba una última oportunidad y era encontrar a la hija de esta. Años atrás había ordenado a Sydai encontrarla, pero en vez de traerle una niña lo único que obtuvo fue un niño, Isyan. Y aunque al principio esto le molestó, pudo sacarle provecho.
Pero el liche aún tenia en el pensamiento encontrarla y lo haría.
—Mi señor —su soldado se inclinó ante él —.— ¿Cuáles son sus ordenes?
—Encontradla.
—No podemos hacerlo.
Alkán lo miró amenazante.
—Llamaremos demasiado la atención en la Tierra.
—Entonces envía a los humanos que tenemos presos a buscarla. Y más vale que la encuentren si no quieren que sus familias mueran. También envía a un escuadrón de soldados para iniciar un ataque sobre el campamento, no deben sospechar que estamos planeando algo.
El liche se despidió con otra reverencia y se marchó para cumplir con su cometido.
Alkán se quedó sumergido en la oscuridad, indagando en sus pensamientos.
—Ella es la clave para vencer a los aysirilianos. Será interesante ver una lucha entre La Dama de la Luz y la hija de las sombras. Sí... muy interesante —terminó de hablar con una sonora carcajada.
☼
Sasha y Marcus se mantenían entrenando con sus espadas, la valqueria le llevaba la delantera, aunque el joven no se dejaba tan facilmente.
—¿Cansado? —preguntó la valquiria entre risas.
—No, por qué, tu sí?
Marcus hizo que la joven se cayera, pero él también perdió el equilibrio y ambos rodaron por la hierva. Sasha se reía a carcajadas, se estaba divirtiendo, y era algo que no iba mal en estos tiempos tan duros.
El joven se quedó embobado con la sonrisa de esta, se abalanzó hacia ella y antes de besarla, la miró con dulzura a los ojos, en ellos vio como Sasha también lo deseaba, y no dudó más, la besó con cariño.
Para Marcus — la valquiria se levantó con rapidez.
—¿Qué ocurre? Pensaba que también lo querías.
—No es eso.
Sasha le dio la espalda e iba a marcharse, pero Marcus la detuvo.
—¿Entonces?
—No quiero enamorarme.
—¿Por qué?
—Porque no y ya está.
La joven se soltó de su agarre e iba a marcharse.
—Se supone que eres una valquieria, y las valquirias no son unas cobardes.
—Sí tal vez sea eso. Tal vez tenga miedo.
— Pero miedo a qué?
—A perderte, a perderme... Mira a Anatani, perdió a Edgar, su amor no les sirvió de nada, solo para sufrir. O fijate en Sara y David, aunque ambos estén vivos no pueden estar juntos por más que lo deseen. Seguro que ahora mismo David ya es el mismo que era antes, y nunca más podrá a acercarse a Sara.
—No tiene porque ser igual para nosotros —Marcus intentó acercarse a ella, pero esta se alejó aún más de él.
—Se acerca una guerra MArcus, no podemos pensar en esto, no ahora.
Sasha dio media vuelta y se marchó hacia el campamento.
Marcus la siguió desde lejos, cuando llegaron vieron como todos corrían de un lado a otro, gritando y cogiendo armas.
Ambos se encontraron a Rojan por el camino.
—Os estaba buscando, los liches han iniciado un ataque, Marcus sigueme junto a Esmeralda los atacaremos desde el cielo. Sasha protege a Sara.
Sahsa asintió , y antes de que Marcus se marchara lo cogió del brazo.
—Ten cuidado.
—Estaré bien —le dijo mientras le guiñaba el ojo.
Ambos salieron hacia sus posciones.
Sara se mantenía al lado de los soldados luchando con todas sus fuerzas, poniendo en uso todo su poder, Anatani y Jocelyn se quedaron a salvo en una de las tiendas, los soldados heridos las necesitarían más tarde.
Los liches los atacaban por diferentes puntos del campamento, estaban rodeados, e iban a perder a demasiados hombres.
Rojan, Axel y Marcus sobrevolaban el campamento, se percataron de que aún no era la guerra, pues el número de liches era inferior a lo esperado.
—Solo nos están distrayendo, ¿pero por qué? ¿qué está planeando Alkán?
—¡Ataquemos! —gritó Marcus desde su dragón.
Rojan Y Axel asintieron, y los dragones disparon su fuego contra los liches, estos ardieron.
Sara vio como los liches se abalanzaban hacia ellos, esta sacó todo el poder de su interior que pudo. Gritó con fuerzas para liberar su rabia hacia ellos, la luz salió disparada de su cuerpo hacia ellos y se desintegraon al momento.
Fidem la protegía como podía, pues los liches descargaban en él toda su furia, era un traidor y tenía que pagar por ello.
Sasha se mantenía al lado de Sara luchando junto a los soldados con verdadera destreza, a veces dirigía su mirada hacia el dragon color esmeralda, él estaría a salvo allí arriba.
Pero se equivocaba, de pronto vio como los liches lanzaban con fuerzas lanzas hacia los dragones, estos los evitaban como podían, una de las lanzas dieron de lleno a una de las alas de Esmeralda, esta soltó un gruñido desgarrador y empezó a perder altura.
—Tranquila Esmeralda, te pondrás bien —dijo mientras intentaba tranquilizar al dragón.
Pero esta se debilitaba por momentos, la lanza había provocado en su ala una gran herida y no podía continuar volando, Marcus se vio a si mismo y a su dragón cayendo en picado, iban a estamparse contra el suelo.
—¡Marcus! —Sasha veía la escena horrorizada.
Sara al oír el grito de su amiga alzó la mirada hacia Esmeralda, levantó sus manos hacía ellos y esforzó sus energías para estabilizar al dragón, poco a poco fue disminuyendo la velocidad de la caía, y el dragón y Marcus llegaron a salvo al suelo. Sasha junto a unos soldados más corrieron hacia ellos para protegerlos de los liches.
Sara estaba completamente rodeada por ellos ya casi no le quedaban fuerzas para continuar luchando, un liche iba a clavarle la espada pero otra espada que salió de la nada lo evitó.
La joven sonrió con emoción al ver de quien se trataba.
—¿Me has hechado de menos? —dijo David con una gran sonrisa.
—Eres muy creído.
—Bienvenido de nuevo —dijo Fidem con un gesto en la mano.
—Gracias amigo.
Ambos lucharon espalda contra espalda y junto con los demás terminaron por matar a los pocos liches que quedaban.
Sara y David se abrazaron y se besaron con fuerza.
—Te he hechado de menos.
—Y yo a ti —le respondió Sara mirandolo a los ojos.
—¿Y a mí me has hechado de menos?
La joven se separó de David rapidamente al oír la voz.
—No puede ser, ¿verdad? —le preguntó a David.
Estele se sonrió com feliz sonrisa.
Sara se giró hacia Edgar que la esperaba con los brazos abiertos.
Ambos se abrazaron fuertmente, la joven sintió como se le salían las lágrimas de la emoción.
— Pero ¿cómo?
—Es una larga historia, después os lo cuento, quiero ver a Anatani.
Sara asintió sonriente.
Los tres buscaron a sus amigos, todos se encontraban alrededor de Esmeralda, observando como Anatani intentaba curar su herida.
Rojan fue quien primero lo vio, se hecho las manos a la cabeza al verlo.
—Es imposible...
Axel dirigió su mirada hacia Rojan confundido y después hacia Edgar que observaba a Anatani con dulzura en sus ojos.
—Anatani mira.
—Espera, ya está casi.
Esmeralda extendió la ala contemplnadose su ala vendada.
—Veo que sigues siendo muy buena con las curaciones.
Anatani se giró rápidamente al oír su voz, cuando lo vio no pudo evitar las lágrimas, corrió hacia él sin pensarlo y lo abrazó con fuerzas con miedo a que desapareciera en cualquier momento.
—Eres real, estas quí —dijo entre llantos.
—Estoy aquí y ahora es para siempre, te lo prometo.
Después de abrazar a Antani abrazó a los demás, que también estaban emocionados.
David cogió la mano de Sara estrechándola.
—¿Estás bien? —preguntó la joven preocupada.
—Mejor que nunca.
—Tú alma...
—Sigue aquí —dijo mientras se llevaba una mano al pecho.
Sara se abrazó a él con cariño, ahora estaba feliz, David había vuelto, Edgar había vuelto y aunque había sido un día duro, aunque nada había terminado, nadie podría desvanecer la falicidad que sentía en ese momento.
TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS.
REGISTRADA EN SAFE CREATIVE.