Elizabeth salió de la ducha con el pelo mojado y más fresca que antes, pues hacía muchísimo calor dentro de la academia. Se había duchado sola, ya que todos los demás estaban ensayando pues era miércoles, pero ella tenía tiempo libre. Bueno, Ruslana también, pero ella había ido a donde Naiara "para molestarla un rato", como dijo.
Se acercó a su armario y buscó una sudadera para salir a la terraza, encontrándose allí las pulseras que las fans le habían hecho en el aeropuerto. Puso una mano sobre su frente, de nuevo se le había olvidado dársela a Chiara. Se acercó a una cámara y saludó, y cuando notó que le estaban grabando habló.
— Hola, oye, lo siento a las chicas majísimas que me disteis esto en el aeropuerto, con todo lo que pasó se me ha olvidado.— Susurró enseñando las dos pulseras en las cámaras. — Voy a darsela ahora mismo, de nuevo mil gracias por las pulseras, os amo.
Sonrió a cámara y empezó a buscar a Chiara por toda la academia, encontrándola en clase de Manu, con Violeta y este mismo. Llamó un par de veces a la puerta y los tres la miraron, y Manu le hizo un gesto para que pasase.
— ¿Me puedo quedar? — Preguntó la rubia, viendo la sonrisa de Chiara hacerse cada vez más amplia.— No tengo clase ahora, prometo que no molesto.
— Venga, quédate.— Respondió Manu riendo, no era un secreto para ninguno de los profesores que ella y Chiara eran novias, obviamente, y les parecía muy bien, siempre y cuando siguieran trabajando como hasta ahora.— Vale, Chiara, desde el principio, va.
C: I can almost see it
That dream I'm dreaming
There's a voice inside my head saying
"You'll never reach it"
C: Every step I'm taking
Every move I make feels lost with no direction
My faith is shaken
But I, I gotta keep trying
Gotta keep my head held high
C: There's always gonna be another mountain
I'm always gonna wanna make it move
Always gonna be an uphill battle
Sometimes I'm gonna have to lose
Ain't about how fast I get there
Ain't about what's waiting on the other side
It's the climb
C: I may not know it
But these are the moments that
I'm gonna remember most, yeah
Just gotta keep going
But I, I gotta be strong
Just keep pushing on, 'cause
C: There's always gonna be another mountain
I'm always gonna wanna make it move
Always gonna be an uphill battle
Sometimes I'm gonna have to lose
Ain't about how fast I get there
Ain't about what's waiting on the other side
It's the climb
C: Keep the faith
Keep your faith
It's all about, it's all about the climb
Keep the faithKeep your faith
Whoa-ooh-oh
Ouh-oh-oh, oh-oh, oh-oh
Cuando Chiara terminó su canción abrió los ojos e hizo una mueca mirando hacia Manu, el cual hizo un movimiento con la cabeza hacia Elizabeth y Violeta, a las cuales se les caía una lágrima. Chiara sonrió suavemente y la rubia rió, limpiándose la lágrima.
— Genial, primera llorada del día.— Susurró haciendo reír a los otros tres. — Y ahora cantará Violeta y volveré a llorar, yo es que paso de la vida tío.
Chiara se alejó del micrófono para dejarle cantar a Violeta y se acercó a Elizabeth, abrazándola con fuerza mientras la menor apoyaba su cabeza en el hombro de Chiara. Violeta las miró y sonrió de manera suave, en cierto punto rezaba por irse ella, pues sabía que si Chiara se iba Elizabeth quedaría destrozada.
— Cuando quieras, Violeta.
La pelirroja apartó su mirada de ambas chicas y empezó a cantar su canción. Como predijo la menor, terminó también con ojos llorosos, ya no era solo por la canción, que también, sino por pensar que menos de una semana después tendría que estar ahí dentro sin una de las dos. Y, encima, estaba el hecho de que Denna ya no estaba, lo cual también le afectaba bastante.
— Os odio.— Murmuró Elizabeth cuando la canción de Violeta terminó, limpiándose una lágrima que se le resbalaba por la mejilla, y Chiara rió, dejando un beso sobre su mejilla.
— Ambas canciones están perfectas.— Habló Manu, mirando hacia Chiara y hacia Violeta.— No tengo nada que deciros, por mi parte está todo perfecto.
Les dejó salir antes de su clase y Violeta dijo que tenía que hablar con Ruslana, cosa que era mentira, pero así podía dejar a Chiara y Elizabeth a solas por si querían pasar algo de tiempo solas. La pareja se fue a la terraza y se sentaron allí, y la rubia miró hacia una cámara alzando ambas cejas, iba a darle la pulsera a Chiara.
— Kiki.— Chiara la miró con una pequeña sonrisa.— Que... unas chicas, en el aeropuerto, me dieron esto.— Dijo sacando ambas pulseras de su bolsillo. La peliengra abrió su boca y sonrió, tomando ambas pulseras para mirarlas.— Que bueno, no te las enseñé pues porque bueno, digamos que entre una cosa y la otra se me olvidó.
— ¡Son super bonitas! — Exclamó Chiara, aún mirando hacia las pulseras.
— He pensado en que, si quieres, puedo quedarme yo la tuya y tú la mía. — Chiara miró hacia Elizabeth con una sonrisa y asintió. — Así... si el lunes te vas, aún podré sentirte conmigo.
La mayor abrazó a Elizabeth por el cuello tratando de no llorar, ver de esa forma a Elizabeth le rompía, ya que sabía que pasase lo que pasase, la rubia el lunes que viene iba a pasarlo realmente mal. Pero, en cierto punto, por lo menos sabía que, si ella se iba, Elizabeth estaba bien protegida aquí dentro, pues todos la querían, y sabía que todos se ocuparían de animarla lo máximo que pudieran.
— Te quiero.— Soltó Chiara sin pensarlo mucho, viendo como la sonrisa de Elizabeth crecía. Al menos, había logrado hacerle sonreír.
— Yo también te quiero mucho, mi Kiki.— Susurró Elizabeth, dejando un corto beso sobre los labios de la mayor.
...
"Te quiero muchísimo, te echo mucho de menos y lo estás haciendo de puta madre, has demostrado saber quién eres y lo que quieres, y todos aquí estamos super orgullosos de ti. Vas a petarlo tía, y cuando vuelvas vas a contarnos todos los chismes que había ahí dentro, porque, por lo que se ve de fuera, no son pocos eh, pillina. Psdt: TE DIJE QUE NO ERAS HETERO!"
"Que pasa, loca! Tu hermana nos llegó con esta libreta un día y nos dijo que si no escribíamos se encargaría personalmente de matarnos, y sinceramente Cassie me da miedo, así que eso. No esperas que sea muy cursi, te echo de menos y todo eso y lo estás haciendo de puta madre. Cuando vuelvas quiero CON DETALLES todo lo que ha pasado con esa tal Chiara, eh"
"TÚ VES LA QUE ESTÁS LIANDO TÍA? Que la gente está loquísima contigo! Es super fuerte, te lo juro! Por aquí todos te echamos de menos, la fiesta no es lo mismo sin ti! Te quiero te quiero te quiero, Y TAMBIÉN QUIERO (bueno, los tres queremos) DETALLES DE TODO LO QUE HA PASADO AHÍ DENTRO."
"Hey, hace mucho tiempo, ¿no? Bueno, quiero decirte que lo estás haciendo muy bien, y que te he echado de menos, mucho más de lo que crees. Me he mudado a España hace un par de años, y bueno, me gustaría volver a verte, hablar contigo... ya sabes, te estuve buscando pero tus padres me prohibieron verte. Por suerte tus hermanas me encontraron y pude escribir esto, algo es algo. Estoy muy orgullosa de todo lo que has logrado, blondie. Te quiero."
En la libreta que su hermana le había regalado había muchos mensajes más como esos, pero para ella esos eran los más importantes, ya que los primeros tres mensajes eran de su grupo de mejores amigos, la del primer mensaje era Anna, su mejor amiga desde que se mudó a España. El siguiente mensaje era su mejor amigo, Aiden, y el tercero de su otra mejor amiga, Lucía.
El problema venía en el cuarto mensaje. Tragó en seco al ver la letra y la firma, no se lo podía creer. Sus manos empezaron a sudar y su rostro enrojeció, al mismo tiempo que la sonrisa que tenía en su rostro iba borrándose poco a poco.
Evangeline...
Pensó que no iba a volver a verla nunca después de mudarse de Wisconsin, pensó que ya se habría olvidado de ella, pensó... Pensó que nunca tendría que volver a verla, y menos ahora que estaba todo bien con Chiara. Los flashbacks de aquel beso llegaron a su mente, la playa, la arena, sus padres... todo.
Y, de repente, sintió como se mareaba. Era de noche, casi todos estaban en la cama y ella le había dicho a Chiara que iría en un rato, ya que antes quería leer aquello. Pero ahora ya no podía ir a su cama, no después de aquel mensaje y no después de volver a leer el apodo con el que Evangeline le solía llamar.
¿Por qué sus hermanas habrían hecho eso, viendo como estaba ella con Chiara?
Y entonces lo recordó.
Mierda.
En la salida por Navidad negó absolutamente todo lo relacionado con Chiara a sus dos hermanas, y ese regalo, según lo que Noemí les dijo, había llegado a la academia un día después de llegar ellos allí. Suspiró algo frustrada, ¿qué se suponía que debía hacer ahora? ¿Debía contárselo a Chiara?
No quería que la pelinegra se preocupase por algo más en esos momentos, bastante tenía con su nominación. Suspiró y fue a la cocina para prepararse un té o algo parecido, algo para tranquilizarse. Volver a saber alguna cosa de la chica que le hizo saber que no era tan hetero como pensaba, a pesar de después negarlo por años, le había afectado más de lo que creía.
— ¿Estás bien? — Preguntó una voz desde una mesa de la cocina, asustando a Elizabeth, la cual pegó un pequeño bote, poniendo una mano sobre su pecho.
— Ostia Álvaro, casi me matas del susto cabrón.— Elizabeth se acercó a él y se sentó a su lado, este estaba tomándose un té también, mientras reía por el susto a la menor.
— Tendrías que haber visto tu cara, ha sido muy bueno.— La rubia rió suavemente y le dio un pequeño golpe en el hombro.— Pero, ahora en serio, ¿Estás bien? Llevabas dándole vueltas al té como cinco minutos.
Suspiró suavemente y miró al chico. No había hablado mucho con él, pero, según Juanjo, el cual era su amigo, era un chico muy majo y en el que se podía confiar cualquier cosa. Necesitaba contarle el dilema con Evangeline a alguien antes de irse a dormir, o no dormiría tranquila. Suspiró de nuevo y tomó un trago del té, sintiendo como este bajaba por su garganta, quemándole un poco.
— Verás, es que tengo un pequeño problema...
Y se lo soltó, todo. Absolutamente todo. Sus padres, Evangeline, Chiara, todo. Se lo contó todo a un chico con el que nunca antes había hablado a solas, pero es que le había desprendido tanta confianza que se sintió hasta cómoda hablando con él de eso.
— Lo primero, ostia puta. — Dijo Álvaro casi una hora después, cuando Elizabeth terminó de contarle todo. La rubia asintió suavemente, ambos se habían acabado ya su té. — Lo segundo, Chiara y tú no eráis nada disimuladas las primeras semanas, ella se moría de celos cuando estabas con Violeta y tú siempre buscabas su mirada cuando te reías. Le dije a Bea varias veces, que o estábais ya liadas o lo estaríais muy pronto.
— ¿Cómo...? — Preguntó Elizabeth confundida, haciendo reir al chico.
— Ojo de loca no se equivoca, cielo.— Álvaro le guiñó un ojo y junto sus manos para seguir hablando.— Y tercero... ay, el pasado.
— Ay, el pasado.— Asintió la menor, suspirando de nuevo.— ¿Qué debería hacer?
— Mira, no te rayes tanto.— Le dijo Álvaro con simpleza.— Cuéntaselo a Chiara si quieres, pero no te rayes, estás pilladísima de ella, y la llegada de alguien a quién no ves por cuánto, ¿cuatro? ¿cinco años? — Elizabeth asintió suavemente.— No va a cambiar nada, estás enamoradísima de Chiara y ella lo está de ti, vamos tía, que las miradas no mienten anda.
— Es que... no se, tío, me preocupa que al volver a ver a Evangeline vuelva a sentir algo por ella y...
— Y eso no va a pasar.— Le interrumpió Álvaro.— No te preocupes por eso, que lo de Chiara y tú va para largo, y una chica estadounidense no va a cambiar eso.
Álvaro estuvo durante una hora más o menos explicándole sus motivos a Elizabeth del por qué sabía que nada cambiaría y por qué lo tenía tan seguro. Después, para que Elizabeth no se sintiera tan avergonzada por todo lo que le había contado, le contó lo suyo con Paul, porque sí, estaban juntos. Le contó como empezó y como iba en esos momentos, como al principio a Paul le costó un poco más pero que ahora, cuando estaban solos, todo era precioso.
Y terminaron hablando de cualquier tontería que se les ocurriese, incitándola Álvaro a su casa y a su ciudad en cualquier momento, diciéndole que seguro que le caía genial a sus amigos, porque cuando fue a casa por Navidad todos hablaron de ella y de lo maja que parecía.
— Te has ganado el corazón de todos los espectadores de OT.—Elizabeth enrojeció suavemente.
— Eso era algo que no me esperaba, la verdad.
— ¿Y te esperabas ganarte el corazón de cierta inglesa? — La rubia enrojeció algo más y golpeó a Álvaro.
— Cállate.
...
Capítulo cortillo pero quería publicarlo ya porque no me da tiempo a escribir más ahora, si puedo a la noche os subo otro jskjskjsjk
EVANGELINE ENTRA EN ESCENA
¿Qué pasará?
¡Álvaro Mayo también entra en escena! AJJAJAJA le amo
Besis de fresis
¡Nos leemos!