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𝐅𝐈𝐋𝐄 009 ; 𝐍𝐈𝐍𝐄𝐓𝐇
❝The Protected ; Aka Gwen Stacy❞
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Abro los ojos pesadamente y restriego el rostro en la almohada. El cubículo de descanso de paredes grises no tiene muchos colores, las sábanas blancas es lo más claro aquí dentro, pero no puedo evitar pensar fugazmente que prefiero este lugar que mi propio departamento; mi cama se sentía fría y despertar sola a veces no es lo más agradable. Quizás la única habitación que extraño más es la que tenía cuando era una pre-adolescente, se miraba mucho más colorida y tenía ese sentimiento de pertenencia, tranquilidad, domesticidad y amor que no he llorado encontrar en ninguna otra habitación.
La temperatura es más cálida de lo normal...
De pronto mis ojos se abren sin mesura y termino por levantarme de golpe, reviso el reloj, es tarde ya, demasiado, de hecho. Casi medio día, me replanteo bien las cosas que debo hacer hoy y descubro que en realidad no tengo nada qué hacer.
No hay entrenamiento, no me han autorizado ninguna misión, no tengo pacientes que atender hoy, y no hay trabajo. Casi suspiro de gusto, hacia años que no podía tener un horario de sueño decente, así que dormir de más un día no tiene nada de malo. Me permito relajarme un par de minutos en la cama antes de levantarme y dirigirme al baño, enciendo la regadera y cuando la temperatura del agua es la ideal puedo comenzar a asearme.
Agradezco mentalmente a Jess, una vez más, que fue lo suficientemente amable para traerme una maleta con algo de mi ropa, me decanto por una camiseta de compresión y pantalones de chándal grises pues quiero estar cómoda un rato y moverme más libremente por el lugar.
Quizás es costumbre, pero termino por ponerme mi bata encima de todo.
Voy a la cafetería y vuelvo con dos vasos grandes de café, se me ha pasado al hora del desayuno y ahora sí tengo hambre. Cuando ingreso al laboratorio de Miguel todo está apagado, incluso las pantallas, excepto una que muestra una imagen borrosa de una tierra extraña.
Hay una nota en el post it que está pegado en una de las pantallas.
"Fuera en misión. No me esperes para desayunar.
-M."
Decido comenzar a encender las máquinas mientras me balanceo a por el desayuno, cuando vuelvo comienzo a comer mientras leo los últimos reportes.
— ¿Lyla? —, no hay respuesta, supongo que está fuera también.
Mi estómago termina de regocijarse cuando como lo último en mi plato. Mis ojos analizan las letras en las pantallas, Lyla me ha ayudado mucho para poder entender los sistemas, y para mi suerte también me está enseñando a decodificar los programas que vienen asegurados y desbloquear listas de eventos de otras tierras.
Escucho el sonido de la puerta y los pasos de Miguel. Cuando sube a la plataforma y me ve esta vez no se asusta, creo que ya está acostumbrado a verme aparecer de la nada. Pongo mi mano, lista con mi habilidad de pyrokinesis en el café que le pertenece y cuando está cálido se lo entrego.
— Desperté muy tarde — le aviso y él desactiva su máscara para dar un necesitado sorbo de café.
— Está bien. Necesitas descansar —. Bebe un poco más y me encuentro extrañada por lo agradable que se siente tenerlo nuevamente en el laboratorio —. Lamento decir que alguien más te ha quitado el puesto de nueva araña.
— Ser la nueva no es agradable la mayoría de las veces. ¿Quién es?
— Spider-Woman; Gwen Stacy. La tienen en enfermería, necesitamos ver si tiene heridas, no fue una pelea agradable para ella.
Su tono me hace saber que algo no está nada bien con la recién mencionada.
— Déjame hacer el reporte de su llegada. Le echaré un vistazo y veré que puedo hacer.
Él asiente.
— No tardes demasiado.
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Al llegar percibo a una chica; una adolescente, cabello rubio, pecas esparcidas por el marco de su nariz y sus mejillas. Está callada y mira al piso.
— Hola... — saludo, ella me mira en silencio —. Me nombre es Caín, voy a atenderte hoy ¿está bien?
Ella asiente, siento su energía apagada mientras reviso los raspones que tiene y los desinfecto. Puedo sentir la tristeza y decepción emanar de su corazón, creando un aura deprimente a su alrededor. Es joven, una adolescente, no podría imaginarme tener dieciséis, la crisis de la juventud, ser pre universitaria, y todavía encargarme de una ciudad entera bajo el manto de un spider.
Suspiro antes dejar que la luz del oftalmoscopio le golpee los ojos para poder revisar los reflejos oculares. Su pupila se contrae normalmente y físicamente parece en buen estado. Reviso su presión que está ligeramente elevada, y su glucosa que está en perfecto estado.
Vuelvo a su herida del brazo, va a necesitar al menos dos puntos. Tras tener su consentimiento, inyecto un poco de anestesia local y cuando me aseguro que el tejido ya está adormecido pongo los dos puntos de sutura velozmente, es una paciente que coopera bastante bien... traten de suturar a un niño asustado y dolorido un día; es difícil. Como si fuera un paciente pediátrico le felicito por soportar bien los puntos.
— Ser una spider es difícil, ¿verdad? —. Ella asiente, me mira muy brevemente —. Para tu suerte, sé bien dónde duele, querida.
Ella me mira expectante.
— Ya no me duele nada — menciona.
— ¿Y qué hay de aquí, uh? — mi mano toca con el estetoscopio el centro de su pecho ("ligeramente inclinado hacia la izquierda", como me hubiesen dicho en la universidad) justo donde yace su herido corazón.
La veo mirarme con un gesto que no llego a comprender, y siento la extraña necesidad de cuidar de ella cuando sus ojos del color de las acuarelas se humedecen de saladas lágrimas que ella lucha por contener.
Niego en su dirección y me encargo de echar sus matas de cabello rubio hacia atrás.
— No necesitas contenerte. Eres demasiado joven para tanta carga emocional, puedes llorar todo lo que necesites.
Y me sorprendo cuando siento de golpe su cuerpo aferrarse al mío, su rostro se entierra cerca de la curvatura de mi cuello, su cuerpo tiembla porque busca ser silenciosa al llorar, hipidos parecen ahogarla, sus sollozos son dolorosos.
La tela blanca de mi bata se humedece bajo su llanto, mis brazos la aferran a mi cuerpo para tratar de darle un poco de confort y tranquilidad, siento sus manos en mi espalda, sus puños agarrando mi bata con un desespero que me recuerdan a mi yo adolescente. Peino su cabello, y le dejo caricias en la espalda.
— No estás haciendo nada malo, pero a veces las personas no tienen idea de lo mucho que haces por todos —; le digo, pues Miguel me ha comentado muy brevemente la razón por la que Jess y él decidieron traerla con ellos —. Eres una buena chica, Gwen.
Casi la escucho lloriquear más fuerte con ello, y es que a veces sólo necesitamos de alguien que nos diga que lo estamos haciendo bien. Sigo murmurando las palabras reconfortantes que una hermana mayor podría dar, y con el tiempo puedo sentir que su llanto comienza a controlarse, su cuerpo se siente ligeramente laxo, como si hubiese dejado ir toda la tensión en él, sin embargo, no me deja ir; está bien, puede abrazarme todo lo que ella quiera.
Es hasta ahora que siento la vibración de mi sentido arácnido que detecta una presencia ligeramente lejana. Volteo cuidadosamente, Miguel se asoma por la puerta de la enfermería en silencio, Gwen parece no notarlo, pues no sale de mi abrazo. Le otorgo una ligera sonrisa a Miguel, él me mira con un sentimiento que me es imposible decodificar, su poker face me hace complicado leer lo que siente, pero veo su gesto un poco más relajado que de costumbre, y su mirada me transmite paz. Él me da un asentimiento antes de darnos una última mirada y retirarse.
Gwen me suelta y yo le vuelvo a acomodar el cabello, puedo ver la sensación que volver a la niñez y dejar salir a su niña interior ante mis cuidados.
— Ahora... ¿qué dices de una buena comida? La comida de la cafetería es excelente, tienes que probar las hamburguesas. Vamos. Mañana prometo enseñarte el lugar y presentarte a los demás.
Le tiendo la mano y ella la toma, rodeo sus hombros con mi brazo pues soy ligeramente más alta que ella, y le permito ser dirigida hasta la cafetería; necesita una buena comida, agua, y descansar lo suficiente.
Mientras la conduzco por los pasillos de este lugar parece que ambas hacemos el silencioso trato de que me quedaré a su lado, no puedo evitar ver a una versión más joven de mi misma en ella.
Gwen Stacy, espero que puedas tenerme paciencia, al igual que tú, sigo aprendiendo. Pero, prometo cuidar de ti.
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Es noche cuando vuelvo al laboratorio con Miguel, le doy un saludo y tomo asiento en uno de los monitores holográficos para comenzar a llenar el reporte de misión. Él está callado, poco más de lo usual, incluso parece pensativo. Por primera vez, nuestro silencio no se siente como el de un campo minado donde ambos están a la expectativa de ver quién se rinda primero, todo lo contrario, disfruto de su compañía y de lo extrañamente acogedor que comienza a verse este oscuro laboratorio.
Estoy a punto de hablar cuando él lo hace primero.
— Serías una buena madre...
Me quiero atragantar con mi propia saliva, y siento un extrañísimo revoloteo en el pecho.
— Gracias, pero no creo ser buena cuidando de alguien más.
— Exclamó la heroína se Nueva York — replica él, y me hace reír con ligereza.
— ¿Lo dices por lo de Gwen?
— Hmjum... — me asiente en bajo —. Eres más buena de lo que crees al cuidar de los demás, extrañamente llegas a cuidar de las personas que más te necesitan, sin siquiera saberlo... ¿será parte de tu sentido arácnido?
Siento el pecho cálido ante sus palabras.
— Quizás eso sea parte de tus habilidades, más que de la mías. Cuidas a muchas personas, de miles de tierras diferentes — le expreso amablemente.
— Yo no tengo sentido arácnido.
— No lo necesitas. Simplemente cuidas de todos en silencio...
— Trato de... — me menciona con suavidad antes de centrar sus ojos en la pantalla otra vez.
— ¿De verdad crees que sería una buena madre? — le cuestiono con curiosidad tras unos minutos de silencio, no puedo evitar que lo que me dijo retumbe en mi cabeza.
— Totalmente.
— Es irónico — le comento y él vuelve su vista a mi, alza la ceja con curiosidad —. Oh, es que... no puedo tener bebés. O al menos eso fue lo que me dijeron los médicos.
— Oh, lo siento mucho, no quería...
— No, está bien... de igual forma, creo que tener hijos nunca estuvo en mis planes.
Aunque, siendo franca, no sabía si realmente jamás había formado parte de mis planes o simplemente había demasiados contras; el primero era que, si se supone que soy estéril, de nada me serviría ilusionarme con el pensamiento de una familia. El segundo; haber crecido en un ambiente con un matrimonio demasiado insano había dejado demasiadas cosas rotas en mi interior como para permitirme tener una relación sana, me dejó viviendo con miedo, quizás por eso jamás fui mucho de estar en relaciones amorosas, y mientras yo veía a mis compañeros de la universidad tener parejas, para años después enviarme sus invitaciones a sus bodas, yo comencé a quedarme más sola.
Miguel me mira como si supiera que estoy mintiendo, pero no dice más para evitar incomodar.
— De igual forma, gracias por el cumplido. Supongo que nadie con un corazón y algo de sentido común quiere replicar en las nuevas generaciones los traumas que carga de sus padres.
Miguel me da una última mirada, una vez más, de esas que me dejan confundida y pensando seriamente en qué es lo que pasa por su cabeza.
— Tendrías unos hijos preciosos...
Le miro curiosamente, ¿Qué ha dicho? Un idioma que no entiendo, en un acento foráneo, sus palabras suenan cálidas, pero no comprendo lo que dice.
— ¿Perdona? — le digo curiosamente, mis ojos brillan por querer saber qué fue lo que dijo, como una niña que recién aprende una nueva palabra.
— Nada, parece que de pronto estoy pensando demasiado —, asiento con tranquilidad, sin embargo, sus palabras me siguen causando curiosidad —. ¿Quieres café?
— Uh, sí, por favor — él asiente y comienza a caminar hacia la puerta —. Con tres de azúcar y...
— Dos de crema, lo sé—- lo escucho decir antes de salir, terminando mi oración.
Cuando ya no percibo sus pasos llamo a Lyla.
— ¿Qué fue lo que me dijo? — estoy segura que ella lo sabe, por la expresión en su rostro.
— Alguna vez te lo dirá él, querida... o al menos eso espero. No te vendría mal aprender otro idioma, ¿verdad?
❝𝓔𝓿𝓮𝓻 𝓯𝓪𝓵𝓵𝓮𝓷 𝓲𝓷 𝓵𝓸𝓿𝓮 𝔀𝓲𝓽𝓱 𝓼𝓸𝓶𝓮𝓸𝓷𝓮
𝓨𝓸𝓾 𝓼𝓱𝓸𝓾𝓵𝓭𝓷'𝓽 𝓱𝓪𝓿𝓮 𝓯𝓪𝓵𝓵𝓮𝓷 𝓲𝓷 𝓵𝓸𝓿𝓮 𝔀𝓲𝓽𝓱...❞
¡Hola! Ya estoy (parcialmente) de vuelta. O al menos este fin de semana he tenido unos minutitos suficientes como para poder editar este capítulo y subirlo. La verdad es que la universidad me está exprimiendo el cerebro peor a un limón seco en puesto de tacos, son demasiados exámenes y apenas he tenido tiempo para algo que no sea estudiar.
Prometo no tardar tanto ni extenderme en publicar el siguiente capítulo (como lo he hecho con este)
En fin, espero les haya gustado. Agradezco muchísimo algunos comentarios que me pedían más partes (porque francamente pensé que esta historia ya estaba muerta en lectorxs), así que sin más, espero poder seguir actualizando.
¡Nos leemos pronto! ♡
-𝑨𝒔𝒉.🕷