EL PRECIO DE LA LIBERTAD [LGT...

By Sol_Arias_

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A veces la vida te golpea muy fuerte, a veces te clava cuchillos en forma de palabras y a veces los actos de... More

|| Capítulo 01 ||
|| Capítulo 02 ||
|| Capítulo 03 ||
|| Capítulo 04 ||
|| Capítulo 05 ||
|| Capítulo 06 ||
|| Capítulo 07 ||
|| Capítulo 08 ||
|| Capítulo 09 ||
|| Capítulo 10 ||
|| Capítulo 11 ||
|| Capítulo 12 ||
|| Capítulo 13 ||
|| Capítulo 14 ||
|| Capítulo 16 ||
|| Capítulo 17 ||
|| Capítulo 18 ||
|| Capítulo 19 ||
|| Capítulo 20 ||
|| Capítulo 21 ||
|| Capítulo 22 ||
|| Capítulo 23 ||
|| Capítulo 24 ||
|| Capítulo 25 ||

|| Capítulo 15 ||

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By Sol_Arias_

(Se recomienda leer el capítulo escuchando My Enemy de Tommee Profitt)

El agua corría por mi cuerpo, las imágenes de la salida al cine que tuvimos no salían de mi cabeza. La manera en cómo nos abrazamos, sus ojos brillando cuando hablaba de Dios, pero eran interrumpidas por una escena que mi cabeza había inventado.

Esa horrible imagen que inventé a las tres de la mañana porque no me podía dormir, era nauseabunda, pero eso hacía que la ira acumulada saliera, por lo tanto hoy nadaba más rápido que nunca. Pasaba por delante de los demás, mientras iban a una velocidad normal, respetando el espacio entre los carriles, yo simplemente me exigía más que de costumbre e iba más adelantada.

En cuanto llegué al inicio de los carriles, la profesora me llamó. Sheila y Mayik, quienes estaban en el andarivel número cinco, me miraron extrañados.

Subí la escalera y me dio un escalofrío cuando salí del agua. La piel se me erizó.

Me acerqué a la profesora, quien tenía cara de pocos amigos.

—Iré directo al grano, McCook, en un mes tendremos una competencia contra otra escuela, te quiero en el equipo, eres buena, rápida y ágil, pero tus problemas personales los sabe todo el mundo. Quiero que los resuelvas antes de la competencia, porque como seguramente sabes, no estaría bien visto que una chica de tu calaña siguiera teniendo asuntos pendientes con la policía, en una competencia es una clase alta, ¿comprendes?

—Sí, pero entienda que...

—No me interesa, McCook —interrumpió—. Poco me importan tus problemas, solo quiero que los resuelvas antes de la competencia y punto, ¿quedó claro?

—Como el agua —respondí de mala manera.

—Perfecto, ahora vuelve y haz mil doscientos metros sin parar de crol y pecho, alternando cada doscientos metros —asentí.

Volví a la piscina y comencé a hacer mi rutina. La profesora era tan exigente, que le daba una rutina diferente a todos, ya que, cada uno era hábil en algún estilo diferente. Sheila era hábil en el crol y espalda, mientras que Mayik era ágil en espalda y mariposa, mientras que yo solo en crol y pecho, que en lo personal lo veía más divertido y fácil.

Ryan no dejaba de mirar a Sheila con unos ojos de lujuria que me daba repulsión. No iba a negarlo, Sheila tenía un buen físico, hasta podría ser modelo si ella quisiera, ¿pero acaso era excusa para que los chicos babeen literalmente por ella? ¿Acaso no podían ser personas normales y simplemente dejarle en paz?

Era muy obvio que ella no estaba interesada en ninguno de ellos y aunque solo nosotros sabíamos el porqué, no les daba derecho a poco más masturbarse enfrente de ella.

Cuando la clase terminó, nos dirigimos a los vestuarios. Sheila no dejaba de mirarme, pero a la vez, se aseguraba de que nadie me mirara. No tenía idea a que se debía su comportamiento extraño, pero eso solo hacía que sus ex amigas nos miraran más.

Ya no hacían tantos comentarios homofóbicos, pero desde que leí la carta de mi hermana, entendí que simplemente tenía que vivir y aunque eso era algo difícil para mí, la rubia me estaba ayudando con eso.

Luego de bañarnos, nos secamos, para luego vestirnos e irnos del área de natación. Nos encontramos a Mayik en el camino y nos dirigimos a la cafetería, para almorzar algo. Klex se había quedado con sus compañeros de física, ya que tenían un trabajo en grupo.

—Iré a comprar dos hamburguesas, ¿tú quieres? —le preguntó al pelinegro.

—No, gracias, prefiero estar en forma.

—Diría lo mismo, sabiendo que tenemos una competencia, pero son hamburguesas, no las puedo rechazar —dije con orgullo.

Sheila se alejó lentamente y se dirigió hacia la cafetería a hacer la fila para los pedidos. Observé a mi amigue y noté que tenía una expresión seria, como si sus pensamientos estuvieran en otro mundo.

Él vestía una musculosa de color verde militar y unos jogigngs negros anchos, con unas zapatillas Nike blanco y negro. No sabía que le sucedía, pero debía ser algo grave, porque noté sus músculos tensos.

—Te he notado serio, ¿Qué sucede?

—No quiero hablar del tema.

—Pero al parecer lo necesitas, tienes mala cara.

Suspiró, cuando entendió que más tarde o temprano me enteraría.

—Mis padres se enteraron que Klex es mi novio.

—¿Qué te dijeron? —bajó la mirada y se encogió de hombros.

—No quiero decirlo...

—Entiendo, ¿y ahora qué harás?

—Bueno, estoy viviendo con mi novio hasta conseguir un trabajo y luego tener un pequeño departamento con una habitación —hizo una pausa—. Aunque es un plan a largo plazo, claro.

En ese momento, se me ocurrió una brillante idea.

—¿Por qué no vives en mi casa?

—¿Qué?

—Bueno, mi casa está libre, no pienso volver y está desocupada. Podrías quedarte por el tiempo que necesites, solo no podrías tocar las cosas que aún están para venderse y si quieres algo te lo doy —hice una pausa—. Creo que solo faltaría revisar unas cosas del placard y tendrías casi toda la casa para ti solo, ¿Qué dices? —sus ojos brillaban, aunque su angustia quería gobernar en su corazón.

—Yo... No sé qué decir... ¿Estás segura?

—Claro, tú necesitas un techo sin sentirte incómodo y podrás juntar el dinero necesario y podrás irte cuando quieras.

—¿En serio harías eso por mí? —preguntó sorprendido.

—Claro, eres mi amigue y si puedo hacer algo que esté a mi alcance para ayudarte, mejor así.

Sus ojos estaban cristalizados. Estaba segura de que le había quitado un gran peso de encima. No era nada fácil salir del closet en esta sociedad, la mayoría no te acepta, pero siempre estarán aquellos que aunque no tengan nada, buscarán la manera de ayudarte, sin importar qué.

No podía arreglar lo mierda que fui en el pasado con mi nueva familia, pero al menos podía ayudarlos de ahora en adelante.

Sé que Emily estaría feliz sabiendo que de a poco, estoy tratando de vivir la vida, de que estoy tratando de enfrentar la situación de nuestros padres, de un amor tóxico del pasado y de mis inseguridades al confiar en los demás.

Era increíble como Sheila había derrumbado tantos muros que había construido a lo largo de los años, todo por culpa de mis inseguridades, por miedos que personas como mis padres y Emma habían causado en mí.

Sin embargo, tenía recelo de qué todo fluyera con ella. ¿Por qué todo tenía que ser tan fácil a su lado? Estaba acostumbrada a que cuando algo bueno hay en mi vida, luego se avecinaba un tsunami de malas noticias y golpes que me daba la vida.

—¿Necesitas un abrazo?

—Literalmente antes muerte que darle un abrazo a alguien —rodé los ojos.

—¿Y qué te parece un puño?

—Bien —dijo convencido.

Hicimos puños con nuestras manos y los chocamos lentamente.

Observé a Sheila, quien estaba decidiendo qué clase de hamburguesa comprar, cuando siempre termina eligiendo la misma. Una hamburguesa triple con queso cheddar extra, sin pepinillos, tomate o lo que fuera, solo carne y queso.

Sonreí, porque me parecía tierno que buscara una hamburguesa diferente, cuando hasta una hormiga sabría que siempre elegiría lo mismo.

—¿Te gusta? —soltó de repente.

—¿Q-qué? —hizo un ademán con la cabeza, señalándola—. N-no, impresión tuya...

—Me da igual si no me dices, porque mi radar de amor nunca falla y sé que las dos se quieren, pero no entiendo que las detiene.

—No nos detiene nada porque no nos gustamos —el pelinegro rodó los ojos.

—Claro y yo soy heterosexual —ironizó.

Se cruzó de brazos y se me quedó mirándome, como si pudiera hacer que con solo el contacto visual, le dijera todo.

—¡Bien! Hablemos de un hipotético caso en el que Sheila me gustara, ¿qué debería hacer?

—Solo díselo.

—¿En serio? ¿Ese es tu mejor consejo?

—Sí, porque es demasiado obvio para todos que siente algo por ti, así que te dirá que sí y listo, felices para siempre.

Rodé los ojos.

—No es tan fácil, suponiendo que esa sea la situación, claro.

—¿Tanto te cuesta aceptarlo?

—Es que no hay nada que aceptar, Mayik.

—Dile eso a tus sentimientos, yo y les demás sabemos la verdad. Solo falta que ustedes lo admitan y listo, final feliz —comentó como si fuera la cosa más fácil del mundo.

|| ꧁෴ ਬੇ - ਓ ෴꧂ ||

Estábamos platicando sobre cómo podríamos finalizar el ensayo. Habíamos escrito ciento diez páginas en total, donde Sheila no solo hablaba de la homofobia desde un punto de vista heterosexual, sino desde el punto de vista de una chica que aún no salía del closet públicamente, porque si bien nuestro grupo de amistad y sus padres sabían, ella aún no estaba lista para que socialmente todos lo supieran.

Por suerte el día estaba nublado y estaba algo fresco, perfecto para estudiar.

—Cuando terminemos el ensayo, ¿quién de las dos va a revisar si hay faltas de ortografía o no? Eso sin mencionar los tiempos verbales y la repetición de ciertas palabras para que no se vuelva repetitivo.

—Bueno, creo que cada una puede revisar la parte de la otra, así podremos adelantar la revisión más rápido.

—Claro, me parece perfecto... —dejó un silencio en el aire, como si quisiera preguntarme algo.

—¿Pero...?

—Pero no pude evitar darme cuenta de que desde que la profesora te llamó, estás en las nubes.

Tengo varios motivos para estar en las nubes y tal vez uno de esos seas tú.

—Ella quiere que resuelva todo con el caso de mi madre antes de la competencia, así qué planeo ir a la comisaría y hablar con Emma.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—Porque iré sola, te quiero fuera de esto.

Sheila acercó lentamente su mano a la mía y aunque estábamos en público, eso no le importó. Deslizó lentamente su pulgar sobre mis nudillos y sonrió cálidamente.

—Claro... que no te dejaré sola en un momento así.

—No quiero que estés en peligro o que Andrés te vea.

—Si vas a resolver tu vida, quiero estar ahí.

—No puedo depender de ti siempre, Sheila. No es sano.

—Lo sé, pero...

—Pero nada, por favor, agradezco tu ayuda y tú lo sabes—asintió—, necesito afrontar las cosas sola

—Estás madurando —sonrió de lado.

—No, estoy tratando de vivir la vida como tú y de cumplir el deseo de Emily, que deje todo atrás y ser feliz con la persona que amo.

—¿Y puedo saber quién es la afortunada?

—No, aún no.

En ese momento entendí que todavía no era el momento. Creí que era evidente que me atraía, pero si ella cree que es alguien más, es porque no lo demuestro lo suficiente o porque ya ama a alguien más y no puede pensar en estar en algo conmigo.

De cualquier forma, no se lo diré.

|| ꧁෴ ਬੇ - ਓ ෴꧂ ||

Llegué a la comisaría y al entrar, la recepcionista me guió hasta la oficina en donde estaba Emma. Esta vez todo sería diferente, porque mis manos no sudaban, mi mente y corazón ya no sentían rencor, solo necesitaba decirle sus verdades en la cara, para que no crea que todo estaba bien. Porque jamás lo estaría.

Golpeé la puerta dos veces y le agradecí a la chica por el recorrido. La manija de color plateado se bajo y la puerta se abrió, dejando ver a una Emma vestida de traje de oficina, parecía que había vuelto de una reunión.

—Viniste...

—Mi novia me dijo que hace tiempo querías hablar conmigo —sin esperar a que ella me lo dijera, me adentré en la oficina y esa actitud la dejó sorprendida.

Cerró la puerta y me senté en uno de los asientos en frente de ella.

—Sí, hace meses quería hablar contigo, pero Sheila me dijo que no querías verme —rodeó el escritorio y se sentó en su silla.

—Claro que no quiero verte, pero aquí estoy.

—Y sola, por lo visto.

—Sí, no fue fácil decirle a mi novia que necesitaba hacer esto sola —hice una pausa—. A propósito, ¿qué se hará con Ryan?

—Bueno, teniendo en cuenta que dos cosas que él hizo la policía lo toma como que son cosas de adolescentes hormonales, como es lo del beso y el hecho de que él quiere acostarse con Sheila, mucho no se puede hacer, pero, logramos mandar una advertencia a la familia, para que estuvieran atentos a cualquier cambio o si sospechan de algo.

—¿Es todo? Acosan a Sheila y ¿sólo puedes hacer eso? ¿Qué clase de seguridad le das?

—Thalía es todo lo que puedo hacer.

—¿Todo lo que puedes o quieres hacer?

—¿Qué dices?

—Lo he ignorado porque se suponía que no me importaba, pero sí, me importa y mucho.

—¿De qué rayos hablas?

—Desde la primera vez que vinimos a hacer la denuncia las has mirado mal, la has hecho menos, como lo hacías conmigo cuando éramos novias. Minorizabas mis miedos y ahora estás cansada de saber que soy feliz con mi novia. Que ella me respeta, que me acepta, que acepta mis miedos —frunció su ceño.

—¡Eso no es verdad! —exclamó furiosa.

—Sí, lo es. Tú estás cansada de ver como Sheila es todo aquello que tú nunca serás —tragó grueso—. Tendrá defectos, miedos e inseguridades, pero ella es valiente, es madura, no es cobarde y siempre que tiene miedo trata de resolver los problemas sola, porque quiere que los demás sean felices y que no se preocupen por nada, mientras que a ti nunca te importó mis sentimientos, siempre me hiciste a un lado públicamente, mientras que en privado me decías que siempre sería el amor de tu vida, ¿pero de qué sirven solo las palabras cuando no hay acciones que la respalden? —bajó la mirada.

—Sí eres el amor de mi vida, Thalía –murmuró tímidamente.

—Pero tú no fuiste, no eres y nunca lo serás el mío.

—¡Está bien! ¡Sé que te lastimé y que debo pagar por eso, pero trata de entenderme!

—¡Eso hice la vida entera, Emma! ¡Siempre traté de entender tu comportamiento, siempre me pregunté qué era lo que había hecho mal, pero Sheila me demostró que nunca hice nada malo, que mi error fue creer que alguien como tú tenía corazón!

—¡¿A eso viniste?! —se levantó abruptamente de la silla—, ¡¿A echarme todo en cara?! ¡¿A reclamar?!

Me levanté lentamente y apoyé mis manos sobre el escritorio.

—Vine a cerrar una etapa, porque tú nunca nos ayudarás y para serte sincera ni siquiera quiero tu ayuda —bajó la mirada.

Sabía que estaba sufriendo, porque sé que ella quería ser tan valiente como Sheila, pero jamás lo sería. No le alcanzarían ni tres vidas para ser la mitad de lo que ella es.

Sus ojos se cristalizaron y pude notar cuánto se esforzaba por no llorar, porque eso sería demostrar debilidad y Emma Keller nunca lo demostraría. Eso sería caer demasiado bajo para ella.

—Si así lo quieres —se recompuso—. Los médicos afirmaron que tu padre fue el último que vio a tu madre antes de su muerte. Hice una investigación y me di cuenta que fue un suicido, tu padre no tiró a tu madre por la ventana, pero, tengo la leve sospecha de que le dijo algo y eso fue la gota que derramó el vaso —explicó—. Lastimosamente tu padre se niega a hablar, pero creo que si te doy acceso a él, podrías sacarle algo de información.

—¿Acceso total?

—No.

—Quiero acceso total a Andrés, sin esposas, sin guardias, sin ti, sin interrupciones, solo él y yo.

—No puedo, es demasiado arriesgado.

—¿No puedes o no quieres?

Suspiró.

—Está bien.

Ambas salimos de la oficina y ella llamó a su compañero, para que llevara a Andrés a la sala de interrogatorios. Cuando llegamos, allí lo vi. Su barba había crecido, parecía que sus ojos sin alma estaban perdidos, había subido un poco de peso, pero esa sonrisa perversa seguía en sus labios.

—No lo olvides, Emma, total acceso.

Ella asintió y nos dejó a solas.

Estábamos entre cuatro paredes, solo el hombre que arruinó mi vida y yo. Había esperado esto por años, había esperado ya no tenerle miedo y al fin lo había conseguido. Ahora podía matar dos etapas de mi vida de un tiro.

Me acerqué a la silla y coloqué mis manos en el respaldo.

Al verlo a los ojos sentía una ira incontrolable, como si me estuviera consumiendo.

—Tanto tiempo, creí que te habías olvidado de mí.

—Encontré el libro —solté.

—¿En serio? ¿Y qué decía la nota? —alzó sus cejas, haciéndose el sorprendido—, ¿Decía que yo era el asesino? —río.

Hice presión contra la silla de metal para contener mi ira.

—¿Qué le dijiste a mamá? Ella no se habría suicidado por más dura que fuera la vida.

—No le dije y no hice nada.

—¡Mientes! ¡Yo sé que sí! —hice a un lado la silla de metal, provocando que el rechinido hiciera eco en la sala.

—¿Por qué estás tan segura de eso?

—Porqué lo hiciste con Emily y ahora lo hiciste con mi madre, es tu modus operandi. Es tu manera de actuar y no me iré de aquí hasta qué haya resuelto todo.

—¿Cómo van las cosas con tu novia? ¿Ya tiene hijos? Ah, es verdad que no pueden tenerlos. Aunque debo admitir que te conseguiste una novia sexy, con unos buenos pechos, pero sobre todo, con un buen culo —soltó una pequeña risita.

Sabía en cómo iba a acabar esto.

Tomé la silla y la arrastré por la sala, provocando ese rechinido horrible. Coloqué la silla debajo de la cerradura, para que nadie pudiera entrar y dejarme hacer todo lo que quisiera con él.

—¿Sabes? Imagino que debes tener un buen sexo con una lindura como esa, con ese culo todo es más lindo —la ira que corría por mis venas terminó por controlarme cuando oí ese comentario. Lo tomé del cuello de su uniforme sucio y lo puse contra la pared.

—No hables así de mi novia —lo miré a los ojos y noté cuanta maldad había en ellos.

Andrés era el típico hombre pajero, el cual nunca muere, porque es como dicen; yerba mala nunca muere.

—Yo hablo como quiero, una perdida como tú no me va a decir que hacer.

Dirigí mis manos a su cuello y comencé a ahorcarlo, poque era la única forma de acabar con esto y tener completa paz por el tiempo que me quede de vida.

—¡¿Qué le dijiste a mamá?! ¡Dímelo!

La venganza me estaba cegando, pero no me importaba, él merecía pagar.

—¿Acaso crees que Emily te quería? Ella solo te usó para... ir en mi contra, ella jamás te amó.

—No es verdad.

—Lo es —comencé a hacer más presión, hasta que lentamente su cuello se fue tornando de color rojo, como un tomate.

La ira corría por mi cuerpo, como si fuera una toxina para qué una fuerza sobrehumana me invadiera. Tenía la oportunidad de asesinarlo, como él lo hizo con Emily, como él hizo con mi vida.

Por su culpa mi vida era oscura, porque la luz que había se apagó.

Ahora, yo podía apagar la oscuridad que había en sus ojos, podía asesinarlo y le haría un favor al mundo.

Quería que pagara por todo lo que me había hecho, por todo el miedo, por todas las inseguridades que me causó y por arrebatarme el derecho de vivir.

Sus ojos cada vez se apagaban más y más, su boca trataba de respirar, pero cerraba los ojos cuando se daba cuenta de que no podía. Su cuello se tornó de un color morado, para luego pasar al azul y supe que estaba cometiendo lo que tenía planeado.

De repente alguien golpeó la puerta.

—Thalía, soy yo... —oí la voz de Sheila.

—¡Lárgate de aquí!

—No quieres asesinarlo —dijo al otro lado de la puerta.

—¡Claro que quiero! ¡Él me la arrebató! ¡Si no se hubiera quedado quieto, ella estaría conmigo! —los pies de Andrés comenzaron a patalear, para tocar el suelo. Un intento que fue en vano.

—Pero Emily no quería esto —hizo una pausa.

—¡Thalía! —me llamó.

—¡Iré a buscar ayuda! —dije, cuando el agua la estaba consumiendo.

A lo lejos vi a papá, levanté mis manos y le hice una seña, para que viniera lo antes posible, pero él no se movía. Me acerqué al hoyo y traté de tomar su brazos, pero Emily no sabía nadar y la desesperación me estaba consumiendo.

Golpeé el hielo duro, una y otra y otra vez, hasta que las manos comenzaron a sangrar, pero nada surtía efecto.

—¡Papá! ¡Papá! ¡Ayúdame!

Nada, papá solo estaba ahí, inmóvil, con el diario en su mano y su boca abierta.

—¡Pero él me lo quitó todo!

—Recuerda lo que te dije, Thalía, Dios te dio una nueva familia, una nueva oportunidad, no la desperdicies.

Cerré los ojos y sentí como mi corazón latía rápidamente.

Recordé todas las veces que Sheila había estado conmigo. Eran incontables, pero en todas esas veces, siempre supo como contenerme, aunque yo la quisiera lejos, ella se seguía acercando a mí, seguía estando ahí, aún cuando yo la quería lejos de mi vida. Porque temía que si se quedaba, terminara igual que Emily o siendo igual de cruel que Emma.

Pero solo eran mis miedos e inseguridades tratando de dominarme.

Y ahora lo estaban haciendo otra vez.

Tenía tanto miedo por lo que Andrés podía hacerle, que creí que asesinarlo era la mejor idea, pero no me di cuenta que eso solo me llevaría a la ruina. Desperdiciara la oportunidad que la vida me había dado, iba a tirar todo a la mierda, mi relación con Shera, la carta de mi hermana y todo lo que había logrado hasta ahora. Sin contar que nuestros amigues estarían muy asustados y confundidos.

No podía fallarles.

Todes eran importantes en mi vida, todes aportaban algo y no podía permitir que las emociones negativas me dominasen.

Lo solté abruptamente y cayó al suelo, tosiendo, mientras se acariciaba el cuello.

Me acerqué a la puerta e hice la silla a un lado. Inmediatamente se abrió y lo primero que sentí fue como sus brazos me rodearon. Acariciaba mi cabeza, como siempre lo había hecho. Sus brazos me aprisionaron contra ella y escondí mi cabeza debajo de su cuello.

Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, cuando entendí que casi cometía una locura.

—Perdóname, Sheila —susurré.

—Tranquila, te entiendo —contestó en un susurro.

Emma y otros oficiales habían entrado para llevárselo. No quería verlo nunca más.

—Tengo miedo...

—Siempre estaré contigo, Thalía y te ayudaré hasta el fin de mis días...

—Te quiero.

—Yo también.

No, te quiero en serio, Sheila...

***

Una pequeña sorpresa de la Editorial_Submarino, que nos trajo este bello moodboard ❤🧡💛💚💙💜

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