Han pasado varios días desde que hable con el padre de Ian, ambos hemos estado en "buenos términos", aunque la verdad ya no tengo las mismas ganas de convivir con él.
La situación de Ian y él ha mejorado si así se le puede llamar, Ian termino enterándose de la mala inversión y hemos decidido que entre los tres con Santiago podríamos evitar pérdidas y que la reputación del gran Valdemir Spencer quede por el suelo.
—¿Malia? —interrogo
—Dime cariño— responde acercándose a mí.
No sé si quiero saber la respuesta, pero necesito hacer la pregunta.
—¿Sabías sobre la relación de Santiago y Emma? —Pregunto
Malia se ve afligida e incómoda lo que me confirma mis sospechas, es extraño me duele más que ella me lo ocultara a que el resto lo hiciera, quizás era por mi relación con ella, siempre fue como mi madre y se sentía a traición.
—Dime ¿hay algo más que deba saber? —digo.
—Te aseguro que no, es todo lo que yo sé, lamento no contarte antes —dice.
—está bien Malia, es solo que no quiero seguir llevándome sorpresas—digo.
Ella asiente y sigue haciéndome las tranzas que le he pedido.
Tomo el móvil y decido escribirles a mis amigos para que almorcemos juntos.
Envió un sticker
"Es una invitación a un almuerzo de amigos, nos vemos en el Hilton a 1pm"
HORAS MAS TRADES...
Terminé de hacer mis asuntos, vi la hora y esta justa para llegar al restaurante.
Al llegar pase a la mesa y espere como a los 10 minutos llego Emma.
—Hola Maddie— saluda dejando un beso en mi mejilla.
—Hola Emma siéntate por favor— digo con media sonrisa.
—Creo que llegamos antes— dice sonriendo.
La observo me intriga mucho su forma de actuar.
—En realidad es el horario justo, ¿pedimos una copa? —hablo cambiando de tema.
—Me parece, ¿Qué tal todo? —interroga.
El mesero llega a dejar las cartas y pedimos nuestras copas, pasan alrededor de otros 10 minutos hasta que finalmente llega Santiago.
Emma y yo seguimos hablando hasta que él llega a nuestra mesa.
—Lamento la demora, había un tráfico horrible— dice.
—Hola Emma— habla saludándola.
Los observo por unos segundos en silencio y evitando cualquier gesto.
—Hola Maddie —habla llegando hasta mi para dejar un beso en mi mejilla.
Con este segundo beso, creo que he sentido que es que judas te bese.
—Hola Santiago— digo devolviendo el saludo.
El regresa a su lugar, observa la mesa y alrededor.
—Pensé que venía tarde, pero veo que el resto más— exclama curioso.
—¿Los demás? —interrogo. — no he invitado a nadie más, únicamente a ustedes. —digo tomando la carta para ordenar.
—¿Cómo? ¿solo a nosotros nos has invitado? —cuestiona Emma.
—Sí, ¿algún problema? —interrogo.
—No, es extraño — responde Santiago.
—Bueno, quise invitarlos a comer, no se supone que somos mejores amigos o éramos— digo pareciendo lo más normal— he querido pasar tiempo con ustedes. — añado.
—sí, bueno disfrutémoslo— responde Emma.
Santiago sigue observándome, lo hace porque sabe que algo no es del todo honesto, me conoce así que tiene interrogativas en su mente sin embargo no se imagina el motivo de esta comida.
Llego el mesero y ordenamos seguimos hablando sobre trabajo hasta que empecé a llevar la conversación donde quería.
—¿Y cuénteme? ¿Qué tal fue su preparatoria? —cuestiono.
Ambos me observan extrañados.
—Bien, digo fue normal como todos— responde Santiago.
—Sí, no pasó nada extraordinario, ah salvo que fui la reina de la nieve el último año. —dice riendo ella.
Santiago medio sonríe.
—¿Y me extrañaron? —pregunto.
Iban a responder, pero la comida llego.
—¡buen provecho! —digo.
Empezamos a disfrutar la comida, Santiago esta intranquilo Emma parecía perdida o demasiado cómoda con esto.
—¿Cómo fue el internado? —cuestiona Santiago.
Pero esta comida no era para hablar de mi pasado si no el de ellos.
—Bien, nada fuera de lo normal— digo acortando la conversación.
—Entonces ¿me extrañaron? —digo cortando el pedazo de carne.
—Por supuesto que si— responde Santiago observando cada uno de mis movimientos.
—Si Maddie, no somos crueles— añade Emma giro mi cabeza a ella y mirada se mueve entre ellos.
—Ya me imagino... Supongo que se consolaron entre si— digo aquello sin más.
Ambos me observan Emma ha dejado de comer y Santiago sostiene su copa.
—¿A qué te refieres? —cuestiona él.
—¿Qué? Digo al final ambos eran mis mejores amigos ¿no? Podían consolarse hablando de mí, de lo mucho que me extrañaron— inquiero.
Emma parece relajarse en cambio Santiago no.
—¿Por qué me ves de es manera? —cuestiono.
—¿Hay algo que nos ocultas? —Interroga él.
—¿Debería? —digo.
—No lo sé, actúas extraño— dice.
—No, no tengo motivos ¿o sí? —digo.
Esto se ha convertido en una guerra de miradas e interrogativas sin fondo.
—¿Ustedes no me ocultarían nada porque hacerlo yo? ¿o sí? —cuestiono.
Emma vuelve a dejar de comer. Y me doy cuenta que los tengo justo donde quería, sigo comiendo sin apartar la vista de ellos ambos están tensos.
—¿Qué sucede Maddie? —cuestiona él.
—Ya dinos para que es esta comida, desde Halloween estabas alejada de mí y de repente quieres una comida de amigos— dice Emma.
—¿Por qué están tan alterados? —digo tomando mi copa.
La mesa sigue en silencio, empiezo a aburrirme así que decido dejar de presionarlos.
—Debieron decirme, les habría enviado un regalo— digo.
—¿Un regalo? —cuestiona él.
Sé que lo entiende, pero finge que no.
—Si para celebrar su relación— digo.
Emma suelta el tenedor, Santiago inhala varias veces con frustración y yo, bueno sigo comiendo.
—¿Cómo? —¿Cómo lo supe? Eso que importa— interrumpo.
—Sé que debimos decirte, pero tenía miedo de tu reacción— justifica Emma.
—¿Y tú excusa? —interrogo a Santiago.
—Supongo que una parte de mi era consciente de tu amor, no quería lastimarte— dice.
Sonríe y los veo a ambos.
—No les estoy reclamando, debo aclararlo— digo.
—¿Entonces qué esto? —cuestiona ella.
—Nada, solo tenía curiosidad, pero debo preguntar algo— digo llamando su atención.
—¿Qué pasa? - interroga Santiago.
—¿Pensaba ocultármelo para siempre? —interrogo.
—No tenía sentido decirlo, es algo del pasado. —dice él.
—¿Y si te hubiera escogido a ti? ¿tampoco me lo dirías? —interrogo
El me observa en silencio odio que haga esto solía hacerlo de niño cuando no tenía el valor de decir o admitir algo y ahora de adulto sigue haciéndolo.
—¿No crees que si fuéramos pareja me gustaría saber que te has cogido a mi mejor amiga? —cuestiono.
—No hemos dormido juntos— responde en defensa.
—Fue una relación inocente— responde Emma quien es lo único que ha dicho desde que los encare.
—¿Inocente? Pero ¿lo amaste? ¿no es verdad? — cuestiono.
—¿Por qué preguntas tanto? —me interroga ella.
La observo, una sonrisa se dibuja en mis labios lo que hace que se irriten.
—Tú estabas enamorada de Santiago y odiabas que él no, y sabias que él estaba enamorado de mí, pero preferías ignorarlo y hacerme creer que yo no le importaba lo suficiente. —respondo.
Jaque mate Emma, solo le devolvía un poco de lo que ella y su boca floja había hecho en Halloween.
Santiago se giró a ella quien estaba tan roja como un tomate.
—Descuida Emma no te estoy atacando, ni nada similar, solo quería escucharlo de sus labios. Ahora bien ¿hay algo más que deba saber, algo que me involucre? — cuestiono a ambos.
—No— responde ella tan segura.
Santiago la observa y luego a mí.
Niega con la cabeza. Los sigo observando sin duda no confiaba en ellos.
—Bien, disfruten su comida. — concluyo finalmente.
Terminamos de comer hablábamos de otras cosas, pero pude notar lo incomodos que estaban y la verdad que eso me complacía mucho, odiaba las mentiras y más aquellas que me incluían.
Gracias por leerme no tienen idea de las emociones que esto me genera, el sueño de una niña que empezo a escribir en su cuaderno de literatura en el colegio.
No olviden dejar sus cometarios y estrellitas