Traición y Sangre ✔ [+18]

By sofiastormborn

2.5K 323 15

𝑷𝒖𝒆𝒅𝒆𝒔 𝒏𝒆𝒈𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒂𝒍 𝒅𝒆𝒃𝒆𝒓, 𝒐 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒓𝒕𝒆 𝒔𝒆𝒅𝒖𝒄𝒊𝒓 𝒑𝒐𝒓 𝒆𝒍. ... More

Prólogo
PRIMERA PARTE
Capítulo 1 | Regreso a casa
Capítulo 2 | Fiesta en la playa
Capítulo 3 | No tan invisible
Capítulo 4 | Primeras impresiones
Capítulo 5 | Una agenda algo extraña
Capítulo 6 | Red Dragon
Capítulo 7 | Cara a cara
Capítulo 8 | La hija del jefe
Capítulo 9 | Golpe directo
Capítulo 10 | Los hermanos Viper
Capítulo 11 | Rebeldía y adrenalina
Capítulo 12 | Una chica con tatuaje de dragón
Capítulo 13 | Miedo y deseo. Parte I
Capítulo 14 | Miedo y deseo. Parte II
Capítulo 15 | Miedo y deseo. Parte III
Capítulo 16 | El hermano mayor
Capítulo 17 | No todo es lo que parece
Capítulo 18 | Cruzando límites
Capítulo 19 | La mañana siguiente...
Capítulo 20 | Doble cara
Capítulo 21 | Sentimientos
Capítulo 22 | Nueva York. Parte I
Capítulo 23 | Nueva York. Parte II
Capítulo 24 | Nueva York. Parte III
Capítulo 25 | Muerte y caos
Capítulo 26 | Sangre
Capítulo 27 | Verdades al descubierto
Capítulo 28 | Alerta roja
Capítulo 29 | El momento de la acción
Capítulo 30 | El pasado y el presente
Capítulo 31 | Fragmentos del pasado
Capítulo 32 | Cadenas
Capítulo 33 | Torturas
Capítulo 34 | Tachando días
Capítulo 35 | El despertar
Capítulo 37 | Pedazos
Capítulo 38 | Verdades y engaños
Capítulo 39 | Desesperación
Capítulo 40 | La mejor amiga
Capítulo 41 | He vuelto
Capítulo 42 | La misma oscuridad
Capítulo 43 | Cuerpo a cuerpo
Capítulo 44 | Noticias
Capítulo 45 | El plan
Capítulo 46 | El cargamento
Capítulo 47 | Disparos y verdades
Capítulo 48 | Bienvenidos a casa
Capítulo 49 | Descargo de ira
Capítulo 50 | Secretos y sorpresas
Capítulo 51 | ¡Feliz ̶c̶u̶m̶p̶l̶e̶a̶ñ̶o̶s̶ engaño!
Capítulo 52 | ¿Quién eres?
Capítulo 53 | La decisión final

Capítulo 36 | Ultrajada

27 5 0
By sofiastormborn

𝑴𝒂𝒅𝒅𝒐𝒙

El tercer día que paso en el hospital ya puedo hablar y mover mis manos, mis piernas siguen débiles y no debo hacer esfuerzo debido a que tengo una costilla fracturada y múltiples heridas que tardarán en cicatrizar. Lo que se traduce en un cuerpo repleto de hematomas. Aunque los doctores aseguran que me encuentro fuera de peligro debo continuar haciendo reposo.

Cuando abro los ojos ese día, no es a mi padre a quien encuentro, lo cual es extraño porque solo él estuvo en mi habitación todo el tiempo sin apartarse, pero aun así un sentimiento de felicidad y alivio me embarga cuando veo a Matthews.

Matthews... ¿Qué es este sentimiento que me llena de pies a cabeza como una dulce caricia cuando lo veo allí?

Está sentado sobre una silla blanca en una esquina de la habitación, frente a la cama donde me encuentro. Tiene los codos apoyados en sus rodillas y la cara hundida entre sus manos, no supe si dormía pero ante la duda decidí no hacer ruido. Permanecí observando su posición y la forma en que su cabello era un caos por lo revuelto que estaba unos minutos hasta que la necesidad de beber agua fue demasiado. Me moví un poco para alcanzar el vaso plástico pero gemí de dolor en cuanto sentí una punzada en mis costillas.

En un segundo, Matthews estaba a mi lado sosteniendo el vaso y acercándose hacia mí. Lo mire sin dejar de parpadear, entre sorprendida y confundida. Lo tomé entre mis manos, un poco temblorosas quizás debido a los nervios, y bebí de él hasta terminarlo. Dejé escapar una gran bocanada de aire que contuve en mis pulmones y de nuevo me recosté sobre la montaña de almohadas que mi padre había preparado para que estuviera cómoda.

Matthews me miraba, pero lo hacía como si fuera la primera vez que me veía en años, como si me estuviera reconociendo. Sus ojos color chocolate me recorrieron de pies a cabeza, no había mucho que ver porque estaba cubierta con una sábana, pero de alguna forma me sentí expuesta. Como si sus ojos pudieran atravesar la fina tela blanca que me cubría y pudiera ver lo que me habían hecho, cada herida y marca que dejaron en mí.

Él lo sabía. Alguien me sacó de allí y aunque no fuera él, de alguna forma sabe lo que ocurrió, al igual que Levi, se que no es necesario que hable.

Tiene una expresión de dolor en su mirada y cuando sus ojos se posan en mi rostro el mundo entero parece detenerse. Me vi una sola vez frente al espejo, porque una enfermera insistió en que viera la cicatriz y como esta iría avanzando. Pero yo lo sabía, jamás desaparecería del todo, los ojos de él siguieron la marca en mi rostro que iba desde el pómulo derecho hasta por encima de la ceja, tuve suerte de que no tocó mi ojo, solo pasó muy cerca.

Aún así, era imposible no verla. Mide alrededor de diez centímetros.

Está allí y nunca se irá.

Matthews separó los labios pero no dijo nada, formó una mueca con ellos y aparte la vista, muerta de vergüenza.

—Lo sé —murmuré con voz rasposa—. No se ve muy linda ¿cierto?

Intenté bromear, cualquier cosa que aliviara el ambiente tenso que se extendía entre nosotros. Él no dejaba de verme, como si no pudiera apartar la vista de mi rostro desfigurado y el pánico creció. Jamás intenté verme linda para él, para nadie de hecho, pero mi rostro me agradaba, ahora sin embargo... ahora no podía describir lo que sentía cuando recordaba que llevaría una marca a la vista de todos.

—Sé que no es agradable de ver, Matthews —dije con un hilo de voz al ver que él no decía nada—. Pero por favor, deja de mirarme.

De repente parpadeó, como volviendo a la realidad y saliendo del estupor, intentó acercar su mano hasta mi rostro y me alejé de inmediato producto del terror. Él presionó los labios en una fina línea y cerró su puño con fuerza mientras se incorporaba.

—Lo siento, yo... no sé qué hacer —dijo en voz baja.

—No hay nada que debas hacer —murmuré—. Las heridas sanaran, aunque quizás conserve esta —señalé mi rostro y encogí los hombros—. Quien sabe, quizás hasta comience a gustarme —otra broma que él no continuó y me rendí, suspiré con pesadez— ¿Tú me sacaste de allí?

Asintió.

Suspiré con pesadez. De nada servía la sabana blanca que cubría mi cuerpo, él había visto todo. Mis marcas, el estado en el que estaba. En ese momento me di cuenta que fue él quien le disparó a Jack cuando intentaba... 

Ni siquiera podía decirlo.

—Entonces viste lo que me hicieron.

Su mirada de tristeza y frustración regresó. Bajó las cejas como un perrito triste e intentó inclinarse hacia mí pero notó mi cuerpo en estado de alerta y se alejó, lo escuché maldecir por lo bajo.

—Debí haber llegado a tiempo —sentenció.

Suspiré. Me imaginaba el rumbo que tomaría la conversación y no me agradaba en absoluto. En ese momento, lo ultimo que necesitaba era que todos se echaran la culpa o intentaran responsabilizarse y en esta situación no tenía ningún interés en seguirles la corriente.

—No es tu culpa, Matthews.

—Pero de haber llegado a tiempo quizás...

—¿Piensas que todo lo que me hicieron pasó en un día? —alcé la ceja izquierda—. Me torturaron cada día que estuve allí, por horas. No importa cuando llegaras, no ibas a salvarme.

Apartó la vista y se pasó la mano por el pelo, logrando que se despeine un poco más.

—Pero debí llegar a tiempo —volvió a repetir y regresó a verme, le sostuve la mirada—. Te prometo que los encontraré, Maddox.

—Lo sé, fantasma —sonreí un poco y él pareció suavizar la expresión—. Cuento con ello.

Se limitó a asentir despacio, como si comprendiera el sentido detrás de mis palabras y esperaba que sea así.

Matthews los encontraría. Y si se lo pedía, los traería hasta mí y así podría encargarme de ellos como más quisiera. Sonreí un poco ante esa perspectiva, debía planear cada paso que daría, cada cosa que les haría...

—¿Quieres... hablar? —preguntó con suavidad, regresandome a la realidad.

Ladeé un poco la cabeza aún sobre la almohada y le dediqué una pequeña sonrisa.

—¿Y qué te diría? —susurré—. Ya has visto mi cuerpo, Matt. Sabes lo que me hicieron.

—No son esas las heridas que me preocupan.

Aparté la vista, era... demasiado. No tenía interés en hablar con alguien, nunca. Jamás. Mientras pudiera evitarlo, lo haría. Porque ponerlo en palabras, decirlo en voz alta, todo eso implicaría revivirlo y no podía. Me negaba rotundamente a llenarme de aquellos recuerdos para revivirlos.

Ni ahora. Ni nunca.

Me aclaré la garganta antes de hablar otra vez.

—¿Dónde está Levi?

—Lo envié a casa, necesitaba darse una ducha y dormir en una cama —lo vi hacer una mueca por el rabillo del ojo y dejé escapar una risa suave—. Debí obligarlo y casi tuve que llevarlo a la fuerza, pero... necesitaba verte.

Necesitaba verte... 

No le dije que yo también necesitaba verlo, porque no me había dado cuenta lo mucho que lo extrañé hasta ahora.

Volví a verlo cuando terminó de decir esas palabras.

—¿Qué hiciste estos días? Mientras yo... estaba aquí.

Toda la conversación era incómoda, porque no nos encontrábamos en una situación agradable, el contexto no era lindo. Yo sabía que, aunque me habían rescatado, esto era solo el inicio de una guerra que le declararon a mi padre. A mi. A mi familia. A nuestra familia. Porque eso era la organización: una familia.

Así que imaginaba que toda la organización estaba trabajando, no solo para dar con los agresores, sino para atacar. Era nuestro turno de hacer el movimiento y de solo pensarlo toda mi piel se erizaba.

Y que Matthews no dejara de verme de esa forma no ayudaba, en sus ojos se arremolinaban el pesar, el dolor, la frustración. Yo sabía que lo último que necesitaba mi padre era que su mano derecha se encontrara tan afectado que no funcionara en todos los demás aspectos. Porque aunque me costara entenderlo, Matthews estaba afectado, demasiado.

—Estuve ocupado —murmuró bajando la vista y luego volvió a verme pero un destello de duda en sus ojos captó mi atención, lo vi dudar antes de continuar—. Todo está siendo un desastre, tu padre ni yo queremos descansar hasta dar con ellos y hemos tenido... algunos problemas.

Un mal presentimiento. Una punzada en el pecho de duda y miedo.

Había ocurrido algo en estos días. Algo grave.

—¿Qué problemas?

Matthews se apresuró a negar.

—No, es mejor que hablemos cuando tengas el alta —alcé ambas cejas mirándolo con los ojos cargados de incredulidad, lo notó y pareció incomodarse—. Créeme, Maddox. Lo único importante ahora es que descanses.

—Si, claro. Porque eso bastará para que olvide lo que ocurrió ¿verdad?

Estaba mal. Desquitarme con él estaba mal. Me comportaba como una niña caprichosa que hacía un berrinche pero en este momento ya estaba harta de que intenten dejarme de lado al respecto de todo lo que ocurría en el mundo oscuro de la mafia. Porque en este punto, ya era tarde, ya me habían arrastrado a esa oscuridad.

Ya no podían decidir por mí. Ya no podían protegerme, mucho menos salvarme. Había pasado el punto de no retorno, en contra de mi decisión, pero aún así debían aceptarlo, ellos y yo. Ya no podían resguardarme en una cajita de cristal y alejarme de todo lo malo.

Porque lo malo ya no estaba solo afuera, sino dentro de mí. Gestándose poco a poco.

Antes de que pudiera replicar o él responderme la puerta se abrió de par en par y la voz, un tanto chillona, de Jace me sorprendió.

—¡Su alteza! —hizo una reverencia cuando llegó a un metro de la camilla—. Siempre es un placer verla, hoy está más hermosa que de costumbre. Usted ilumina más que el sol al amanecer, eres...

—Jace —Matthews habló entre dientes y noté como apretaba los puños a su costado.

El rubio sonrió y volvió a incorporarse.

Y yo comencé a reír, hasta que la risa se torció en un llanto y todos dejaron lo que hacían para verme. Tres pares de ojos se posicionaron sobre mi y la sonrisa se borró de los labios de todos, incluso Matthews me miraba con preocupación.

Había perdido la cordura en esa sala de tortura por lo que llorar no me resultó extraño, por supuesto que a ellos sí. Así que me obligué a controlarme, inhalé y dejé escapar el aire repetidas veces, hasta que logré recuperar la postura y me serene. Ya no lloraba pero algunas lágrimas seguían cayendo por mis mejillas, el ambiente se había tornado tenso e incómodo, así que dejé escapar un suspiro divertido antes de hablar.

—Una de las cosas que más extrañé fue tu voz, Jace —bromeé.

El rubio sonrió de oreja a oreja antes de acercarse un poco. Como si supiera que aún había fragmentos de terror y pánico mantuvo una distancia prudente, o quizás contribuyó la mirada que le dedicó Matt al ver como se acercaba.

De cualquier forma lo agradecí.

—Siempre es un placer hablarle, princesa —hizo una reverencia y cuando se incorporó extrajo de su espalda una rosa—. Esto es para ti.

No pude evitar sonreír y las lágrimas volvieron a amenazar con salir a borbotones, extendí la mano un poco temblorosa y tomé la rosa roja de tallo largo y sin espinas. La atraje cerca de mi nariz y aspiré su aroma. Mordí mi labio inferior en un intento de controlar la intensidad de las emociones que me embargaban y amenazan con salir de mi interior en forma de lágrimas, otra vez.

Cuando alcé la vista fue Will quien se acercó, había permanecido en silencio desde que llegaron y con la espalda apoyada en una de las paredes, manteniendo las distancias. Extendió una pequeña bolsa de colores que reconocí al instante.

—Y esto también —murmuró mientras yo me acercaba a tomar el paquete de dulces—. Nos dijeron que son tus favoritos.

Miré a Matthews, al no me veía, evitaba mis ojos pero logré ver como se sonrojaba. El mayor de los Hardaway sonrojándose, era creer o reventar.

Mordí mi labio inferior con más fuerza, esta vez para evitar reír pero sentía como el calor subía por mi cuello hasta apoderarse de mis mejillas.

—Gracias —murmuré, viendo los dulces y la rosa en mi regazo, una especie de cariño me invadió hacia estos chicos que conocía por un expediente y que trabajaban para mi, pero que parecían siempre dispuestos a dar la vida por mí, más allá de su trabajo—. Gracias, de verdad.

De repente fui más consciente que nunca de sus miradas, de donde me encontraba, de todo lo que había ocurrido, lo que me habían hecho y todo lo que pasaría a partir de ahora. El saber que contaba con este apoyo y afecto, de algún modo me dio las fuerzas necesarias para sonreír, un poco, de forma sincera.

Y en ese momento dejé de sonreír.

Porque faltaba alguien.

—¿Dónde está Max?

Todos se giraron para ver a Matthews, el me miraba pero al sentir la atención de todos sobre él cerró los ojos y lo vi maldecir por lo bajo. De nuevo una punzada en mi pecho, una mala espina, un mal presentimiento que se extendió por todo mi cuerpo haciendo que el pánico vuelva.

El terror.

La ansiedad.

—¿No le dijiste?

Fue Jace quien habló y se dirigió a Matthews, pero él abrió los ojos y solo me veía a mi. Sin poder apartar la mirada, con un destello de dolor en ella y supe que me estaba pidiendo disculpas, aunque no tenía idea de porqué.

—¿Decirme qué? —Los miré a todos: Will tenía la vista baja y estaba serio, Jace con los labios presionados, conteniéndose y Matthews me seguía mirando de esa forma pero no hablaba— ¿Decirme qué? —repetí, remarcando cada palabra y notando como mi tono se elevaba de forma tensa.

Volví a verlos a todos. Jace parecía a punto de estallar, estaba molesto y enojado. Él no se controlaba y era muy expresivo. Will, que siempre parecía sereno y controlado, también estaba afectado, pero se negaba a verme. Y Matthews... él parecía desear que jamás hubiera preguntado por su hermano.

Nadie decía nada y empecé a temer lo peor.

Había problemas. Eso había dicho Matthews. Y Max no había aparecido en estos días, tampoco lo mencionaron.

Max. Max. Max. ¿Dónde estaba Max? ¿Le habían hecho algo? ¿Qué había ocurrido?

Tragué saliva.

Un nudo se formó en mi garganta, el aire salió de mis pulmones y mi mente parecía estar en blanco mientras el pánico se apoderaba de cada fibra de mi ser, consumiéndome como el fuego. Como el veneno extendiéndose por mis venas y entumeciendo mi cuerpo por completo, no pude sino esperar lo peor.

—Maddox... —La voz de Matthews era suave y baja.

Pero antes de poder continuar Jace lo interrumpió con voz filosa y tensa.

—Tu novio estuvo desaparecido —dijo cortante—. Y cuando regresó, nos dijo tu ubicación exacta. Por eso te encontramos.

Continue Reading

You'll Also Like

559K 68.6K 33
SERIE SEKS, LIBRO #6 Zaira trabaja en un hospital. Owen en un club fetichista. Sus vidas no deberían cruzarse, pero cuando la enfermera comienza a t...
25.4K 2.8K 12
Jeon Jungkook es un trabajador padre soltero. Trata con todas sus fuerzas, de proveer un buen futuro para su pequeño Sanha, y borrar algunos recuerdo...
559K 39.6K 98
En un pueblo oscuro y tormentoso, habitan las criaturas que son inexistentes para el ojo humano. La fantasía aborda el principal de los temas, las co...
94.3K 8.2K 50
》Tercera Temporada de ¡Eres tú! 《 ¿Qué haces cuando tienes que dejar a la persona que amas por haberte roto el corazón? Seguir adelante. Es lo que se...