Sálvame con sus comentarios, hagan una lluvia de ellos. Hoy me toca trabajar desde las 6 Pm (y salir a las 5 en peak de calor) hasta las diez de la noche (espero que no me apuñalen en el camino, mis buenos y dulces vecinos estaban hablando sobre matarse a palos y se escuchó un auto arrancar) y mañana y el viernes casi igual *llora dramáticamente*
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Durante el próximo mes, Jin estuvo saliendo siempre acompañada con alguien a sus salidas con los ruidosos hermanos y Kisho, Minato no se había tomado a la ligera las palabras de Kakashi y, como la mayoría de sus amigos son shinobis de alto rango, eso significa que inevitablemente todo su grupo de amigos conoció a sus amigos civiles, con los cuales se llevaron instantáneamente bien, ya sea porque los hermanos eran realmente expresivos y carismáticos o porque la actitud suave y dulce de Kisho realmente era acertada a su apariencia adorable.
Entre todos los amigos de Jin, Anko era la que más jodía con respecto al novio... o novia, depende de si Jin le hacía caso o no a Sora, Anko no paró de preguntarle si su gusto por las chicas planas era algo real y que, si era así, que mejor se quedara con Rin -la cual le dio una paliza por atreverse a insinuar que era plana. En defensa de Rin, no es su culpa que siempre esté rodeada de mujeres que tienen senos de Milf, Tsunade con sus enormes activos, Jin siguiendo los pasos de la Sannin, y Shizune, aunque era la más normal de las tres, también tenía un buen par que escondía bien debajo de su kimono-.
Honestamente, Jin se sentía un poco incomoda con este arreglo de estar siempre vigilada por sus amigos, no porque estuviera ahora tan cerca de sus amigos y prácticamente le estuvieran respirando en la nuca, no, sino por el hecho de que se sentía casi paranoica porque nadie se daba cuenta de la presencia siguiéndolos y Jin sentía que se estaba volviendo loca, ¿Por qué nadie aparte de ella sentía esos ojos en su dirección? ¿Por qué incluso con shinobis tan habilidosos y competentes nunca nadie se daba cuenta? Sus nervios se estaban crispando cada vez más porque casi que parecía producto de su imaginación.
Ni siquiera en su casa dejaba de sentirse observada todo el tiempo, pero al menos podía dormir tranquila considerando que hay un maldito Colmillo Blanco de Konoha, que aunque se retiró, no deja de entrenar día a día y le pide sellos de gravedad para entrenar con pesos, así que básicamente Sakumo es una potencia nivel Kage con mucha experiencia en combate, que simplemente tiene más tiempo libre y entrena mucho más, por lo que Jin puede dormir tranquilamente sabiendo que comparte techo con Sakumo y el hombre la mantendría bien a salvo porque la consideraba su hija y parte de su manada, tal y como lo hacía Kakashi.
Lo único que se podía quejar realmente de estar en su casa y sentirse observada es cuando tiene que ducharse o cambiarse de ropa, es realmente molesto prácticamente tener que encerrarse en el baño como si fuese su fuerte para asegurarse que ningún pervertido la estuviera observando secretamente o peor aún, que intentaran atacarla mientras estaba en el baño.
Enserio, ¿con qué atacaría a un ninja entrenado? ¿Con una barrita de jabón? ¿Con agua? Bueno, si mezclara agua con raiton, lanzar jabón a los ojos... pero ese no es el caso, sino que prácticamente tendría que pelear desnuda y eso a Jin le erizaba todos los bellos del cuerpo, ¿Qué demonios? O sea, simplemente no querría pelear desnuda incluso en su propia casa, que vergüenza, que maldita pena. Por el amor de dios, de solo pensarlo, Jin se horroriza. Podría aceptar pelear en ropa interior, pero no recién salida de la ducha, seguro que se resbala con el agua y termina matándose sola.
Hum, por eso tenía que prácticamente atrincherarse todos los días mientras se daba una ducha.
Al menos Kakashi era un buen hermanito mayor y se quedaría custodiando su puerta seriamente, él es quién ha mostrado mayor descontento con toda esta situación y se ponía bastante en guardia mientras ella se duchaba, para que ningún pervertido intentase entrar o algo y, considerando cuanto mucho más se ha ido fortaleciendo con su padre ayudándolo con su entrenamiento -Sakumo era extremadamente despiadado detrás de su suave sonrisa-, sobre todo en el arte de la espada y la naturaleza rayo entre ambos, Kakashi era un digno guardián de la puerta.
Jin hizo un puchero ligero cuando vio que su labial favorito sabor cereza ya no estaba, ¡Ella estaba segura de que lo tenía por algún lado! Buscando en su desorden, Jin pasó la próxima media hora buscando sin éxito donde pudiera estar su labial, ¡Era como si se hubiese desvanecido! ¡Como si se hubiera evaporado en el aire y nunca hubiera existido!
Sin su labial, casi se sentía como si fuese desnuda por la vida, sus bonitos labios haciendo un puchero por culpa de su labial faltante. Debió hacerle caso a Kakashi sobre comprarse varios y así no tener que preocuparse porque se le pierdan o algo así, pero ella no lo hizo y ahora tiene que asumir las consecuencias de no haber tenido suficiente previsión como Kakashi.
Suspirando con tristeza por su labial perdido, Jin se pone un gloss color melocotón en sus labios y se mira en el espejo, con resignación. No es tan malo y se ve bonito, pero realmente preferiría su labial rosa con interior fucsia, le quedaban tan bonitos los labios y se veían tan llenos.
—Bien, ahora a sacar las galletas que les hice a los chicos —murmuró Jin mientras se colocaba un poco de rímel en las pestañas—. Sip, perfecta para el día —Jin hizo una mueca como si fuera un león al espejo y soltó una risita divertida.
Jin puso las galletas que les daría a los hermanos y Kisho en su sello de almacenamiento mientras piensa en como últimamente se ha vuelto bastante torpe, varias cosas se le han estado desapareciendo, pero nada realmente grande, caro o importante.
Algunos esmaltes de uñas, cintas para el pelo, moños, pinches, también alguna que otra pulsera con sellos de almacenamiento y, en general, cosas pequeñas. Jin cree que quizás en la limpieza de su habitación, las personas encargadas de ello botaron estas cosas o algo así, por lo que no le toma mucha importancia y sigue con lo suyo, sin siquiera pensar en la posibilidad de que alguien se metiese en su habitación, porque, ¿Cómo diablos se metería alguien dentro de su casa con una potencia Kage, un Jounin que se acerca cuidadosamente a tener la fuerza de un Kage y una maestra en sellos, que prácticamente había pintado su casa de arriba hacia abajo con sellos?
Lo siento, pero Jin ve irreal que alguien pudiera meterse en esta fortaleza que llaman casa.
Obito mira a Jin hacer un adorable puchero al no encontrar su labial y su rostro se sonroja ligeramente mientras arrulla lo adorable que es la Kunoichi al no encontrar su labial favorito, también suelta una risita enternecida al verla hacer ese gesto como si fuese un adorable gatito maullando al espejo.
No sabía en que punto pasó de negarse a aceptar sus sentimientos y querer rechazarla lo antes posible, a acosarla desde la distancia. Obito ni siquiera sabe en qué punto la línea de su moral se desdibujó nuevamente y ahí se encontraba él, como cuando era un mocoso mojado detrás de las orejas persiguiendo a Jin, sacándole alguna que otra foto mientras ella se encontraba desprevenida, coleccionando las cosas que ella dejaba atrás en su descuido y quedándoselas para guardarlas y -no- devolvérselas -jamás- más adelante.
En algún momento, él había pasado de la mentalidad de creer que era un repugnante acosador, a mentalizarse -engañarse, hipnotizarse- a sí mismo que solo lo hacía por el bien de Jin, solo la estaba protegiendo desde la distancia, un guardián silencioso que velaba por la seguridad de la Kunoichi maestra en sellos, solo un observador atento que se aseguraba día y noche que no le pasara nada a su linda e ingenua Jin que confiaría tontamente en cualquier persona.
Relamiéndose ligeramente los dientes, Obito miró con una expresión oscurecida como Jin nuevamente iba a la residencia de su madre, la cual, como esperaba, estaba intentando tenderle una trampa a Jin al empezar a gestionar el papeleo correspondiente para un matrimonio arreglado y acuerdos prenupciales, queriendo casarla con Hagino Yoichi, un bastardo mujeriego y gigolo que salta de mujer en mujer para calmar su lujuria.
En lo poco que ha visto Obito de ese mocoso, sabe que no es una buena pareja para alguien tan inocente y amable como Jin, sabe que su corazón sufrirá mucho en un matrimonio concertado con un bastardo que no tiene ni la más mínima preocupación por las mujeres y, básicamente, solo las ve como un agujero al cual follar y luego irse, quizás incluso ridiculizando a las mujeres en el proceso.
Un bastardo así no merece a Jin en matrimonio.
Obteniendo información del bastardo, sabe que esa pequeña mierda no tiene ninguna posibilidad con Jin si se tratase en métodos normales, lo que Jin más odia es personas como ese tipo de sujetos, por lo que su corazón está total y completamente a salvo de caer en manos de esa miserable escoria y desperdicio de ser humano, pero la madre de Jin juega sucio, ha visto como tiene cariño por el hermano menor de Yoichi, Kisho. Obito ha visto silenciosamente como se moviliza esa señora entre las sombras buscando cada vacío legal para intentar casar a Jin a la fuerza, incluso si no es con un hermano, que sea con el otro, asegurándose de mantener ciertos acuerdos con los padres de ambos hermanos.
A Aikawa Ema no le importa una mierda los sentimientos y pensamientos de su hija, solo la ve como un mero activo al cual buscar sacarle provecho, una pieza más en su tablero de Shoji al cual controlar y desechar según sus propias conveniencias. No solo eso, sino que es tan codiciosa y cruel que ha encontrado una manera de casar a Jin sin la necesidad de que ella acepte en primer lugar, siempre que llegue a determinado pueblo, podría aplicar las leyes del lugar y forzar la mano de Jin al matrimonio.
Obito mataría a esa mujer con sus propias manos y de maneras horribles, la torturaría hasta que ni siquiera una parte de ella sea siquiera reconocible -¿Cómo se atreve esa maldita sucia e indigna perra a intentar atentar contra su Jin?-, pero era dolorosamente obvio que, si lo hiciera, Jin aún se sentiría ligeramente triste por ella. Claro, a menos de que sus esperanzas fueran completamente rotas y su débil amor hacia su progenitora se convirtiera en un odio igual o peor que tiene Jin hacia Iwa -no es como si los odiara, en realidad, es un miedo profundo, pero es el único pueblo ninja al cual que mataría activamente a sus shinobis sin que su pulso siquiera dudara, en vez de ponerle sus sellos con genjutsu como a los otros pueblos-, por lo que Obito no puede deshacerse de esa perra sin consecuencias; Jin era demasiado amable para su propio bien, su corazón demasiado dulce y comprensivo, ella no podría perdonar fácilmente que Obito matara a la mujer que le dio a luz incluso si la hizo sufrir tanto.
Quizás incluso lo odiaría.
Obito no podría soportar su odio.
Mirando como Jin hablaba con su madre, el Uchiha miró venenosamente a la mujer inconsciente de su posición, como ella era ajena a que Obito tenía muchos planes cuidadosamente elaborados de como torturar a una persona sin la necesidad de asesinar, pero desvió su intensa mirada al ver como Jin se removía ligeramente incomoda y en guardia, buscando discretamente en el lugar a quién la observaba desde las sombras.
Adorable.
Obito encontraba adorable como Jin intentaría localizarlo a él o los Zetsus vigilándola sin éxito, siempre poniéndose tan nerviosa e inquieta, removiéndose adorablemente como un pequeño ratoncito inquieto, haciéndolo soltar una pequeña risita de adoración. Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, muy mal, realmente lo sabía, pero él... él simplemente no podía detenerse, sabía que fue una muy mala idea empezar a seguir a Jin, sabía lo impulsivo que era, sabía cómo él no conocía bien el autocontrol cuando se trataba de cosas que realmente quería.
Quizás lo peor de todo es que desde que empezó a acecharla por primera vez, él recuperó viejas y malas costumbres del pasado, podía sentir como su temperamento se iba acortando cada vez más rápido y si su actitud de mierda ya era bastante mala, ahora estaba ascendiendo a un nuevo nivel.
Sabía que estaba mal, lo sabía perfectamente, demasiado bien, era un hombre consciente después de todo, pero aun así... ¿Cómo podría dejar de observarla? Jin era tan... deslumbrante, su personalidad, su figura, su amabilidad, su espíritu... Obito estaba siendo cautivado fuerte y duramente mientras más la observaba, cayendo profundamente en un pozo del cual no está seguro de si quiere salir.
Carajo, sabía que no estaba bien colarse en la habitación de Jin y robarle algunas cosas que usa, o sacarle unas cuantas fotos mientras está dormida -tan adorablemente indefensa, sus bonitos labios entre abiertos, rojizos, su traslucida y brillante baba corriendo por la comisura de sus labios- y mucho menos verla dormir tan adorablemente con esos bonitos pijamas que se compra -por dios, sus pijamas eran demasiado... atractivos para sus ojos-, sonrojándose ligeramente cuando ella se destapaba y puede ver como sus senos sin brasier marcan su pequeño pezón en la tela de su camisa, por lo que la taparía bien hasta el cuello y luego se iría al sentir que vio demasiado por esa noche.
Por supuesto, eso no quiere decir que no dejó a un Zetsu vigilando por cualquier cosa.
¡Hey! Algo tenía que tener como recompensa por todo lo que hizo, con Black Zetsu sellado y quemado, con el Rinnegan destruido, Madara muerto y con la tablilla Uchiha hecha pedazos, no había manera en el infierno que Kaguya reviviera a menos de que algún Bijuu decidiera que sus hermanitos han estado muy separados y que todos deberían volver a juntarse en uno solo.
Con la experiencia de su primera vida, sabe que, aunque los Bijuus no se llevan mal, aborrecen estar a cierta cantidad de cercanía entre ellos debido a lo que podría suceder -Y también porque son asquerosamente territoriales-.
Obito miró con incredulidad como Jin le daba las galletas que había horneado la noche anterior a los tres parásitos civiles, inconscientemente su estómago rugiendo ligeramente a pesar de que él ni siquiera necesitaba comer o dormir por ser más Zetsu que Humano.
¿Hace cuanto que no había comido la comida de Jin?
Habían pasado meses desde la última vez que se vieron "oficialmente" y Jin no había preparado comida para nadie aparte de su núcleo familiar, pero ahora mirar como Jin regalaría fácilmente lo que hizo con sus bonitas manos a estos repugnantes parásitos, lo hace hervir en rabia y celos enloquecedores, lo cual no debería de corresponderle puesto que él ni siquiera se ha acercado a ella y...
¿Pero no merecía una recompensa por mantenerla a salvo durante este tiempo?
Sus misiones de clase B o A no fueron tan fáciles por nada, deshacerse de cada peligro potencial de ante mano fue extremadamente sencillo y dejar a los más débiles y simples para que ella completara su misión exitosamente sin sospechar nada no fue algo complicado para Obito.
Jin se excusó rápidamente antes de desaparecer con un shushin, Atsushi, Sora y Kisho estaban bastante confundidos con respecto a su actuación, pero Jin no podía evitar erizarse al sentir la mirada en su espalda y ella no estaba lo suficientemente segura de que pudiera luchar mientras protege a tres civiles.
Puede ser un poco mierda de su parte huir a la casa de su madre, sobre todo por que posiblemente algún enemigo la esté siguiendo, pero que la condenen si expusiera en potencial peligro a su querido papá. Banri era un gran padre una vez que dejó de huir cobardemente y decidió afrontar la paternidad en vez de solo proveer a su familia y desde que él y Sakumo están juntos, son una pareja adorable que es extremadamente cuidadosa y preocupada por sus hijos, Banri incluso se ofreció a adoptar legalmente a Kakashi para hacerlo heredero de parte de sus ingresos, pero Kakashi, al igual que ella, huyó rápidamente al momento de escuchar "manejar empresas".
Por algo eligieron ser shinobis.
Claro, Jin podría hacerse cargo fácilmente, antes seguía a su padre en todos esos asuntos y fue entrenada para ello, junto con que sus recuerdos actuales, sus métodos de venta y pensamiento podrían ser mucho más efectivos que mucho de los métodos actuales, aun así, ella prefería ser libre con su pensamiento en vez de estar rígida con números y tablas.
Para eso están los sellos complejos, gracias.
Jin no puede evitar prender una velita en su corazón por su padre, el pobre hombre tuvo una hija que no le importa su empresa y luego se casó y tuvo un hijastro que ante la posibilidad de que sus instintos se activen con dicha conversación, huiría rápidamente y no se le vería durante algunos días.
Aparte, al paso que va, con ambos hijos con una pésima suerte en el amor, bien podría terminar sin nietos.
—Hum, justamente quería hablar contigo... —Jin miró a su madre mientras entraba por la ventana de su habitación designada en su casa y sudó ligeramente.
¿Quizás debió confiar más en que padre (Sakumo) podría mantener a papá (Banri) a salvo?