(Y esta cosa dice más o menos así... JAJJAJAJ, espero te agrade, y si, si alguien lo desea, en vez de las rayitas se puede incluir el nombre.
Estoy en temporada de exámenes y expos, así que estoy tardando mucho, ¡LO LAMENTO<3!
Así que ahora si, perdón por la tardanza ¡Gracias por su pedido! <3)
La vida parecía ser fácil, no del todo, claro está, había una que otra molestaría rondando su vida, nada que una tarde relajante no arreglara. Igual que todo el tiempo.
Las mañanas siempre eran tranquilas en su vida, todos los días era lo mismo, lo que lo hacía sentir seguro de alguna manera, rodeado de sus amigos y las redes sociales, se desarrollaba como un pequeño stramer, con su cálida y súper normal comunidad... muy normal, claro está.
En cambio, la cabeza de Duxo era un revoltijo de emociones, mientras que Daniel se preparaba con tranquilidad y suma felicidad para prender Stream junto a Duxo por la tarde, el pelinegro parecía que se comería las uñas por los nervios y andaba dando vueltas por su casa antes de salir para la casa del menor.
Eran casos completamente diferentes, a ese punto de la vida y después de convivir tanto, Duxo quería ir más allá con su amigo, lo miraba cada que podía y disfrutaba de cada segundo cuando lo hacía, sentía que era más pleno, más feliz con la presencia del chico cerca de él.
Parecía que desde su punto de vista la saldrían brillitos alrededor si se le miraba por mucho tiempo, mientras que las pequeñas arrugas en su sonrisa se hacían notar y sus ojos se achicaban un poco más entre las carcajadas, el se proponía desmayarse ahí mismo.
—No puedo estar pensando eso ahoraaaa.
Dijo en voz alta, faltaban horas para que fuese la tarde, pero los nervios no estaban de más, el tiempo pasaba corriendo y no estaba listo, irían más amigos, eso era seguro, pero en su mente tendría un momento tranquilo con Daniel y con una o dos bebidas encima podría soltarle el cuanto lo quería, deseaba y anhelaba.
O al menos eso era lo que tenía en mente, la teoría y la practica son dos cosas completamente distintas, y Duxo definitivamente lo aprendería a la mala. Era normal aprender de esa manera para ellos de cualquier forma. El camino hacía esa casa se hizo muy corto, algo que en el interior no quería que pasara.
Estaba cansado, quería expresar el nudo de sentimientos que tenía atorados en su garganta pero simplemente no podía, siempre había posibilidades malas.
Se quedo frente a la puerta de Daniel, con la chamarra entre sus manos y sus piernas congeladas, miraba detenidamente la mirilla de la puerta, murmurando unas cuantas cosas para él mismo, le pareció muy poco tiempo para estar juntos, sería menos y menos tiempo si seguía parado delante de esa puerta.
—Ya Webon tranquilízate... —
Aunque fue él quien quiso irse por su falta de ganas, por miedo a que la situación se saliera de sus manos y terminara hablando de más y que Daniel lo mirara raro, mal, con decepción o incluso asco, no pudo hacerlo, quería pasar la tarde con él antes de que sus otros amigos llegaran, aunque realmente no eran los mas puntuales.
Pero la tarde y parte de la noche debería seguir tal cual estaba preparada, así que toco la puerta con calma y pena nula. (Aparentemente).
Pero la tarde y parte de la noche debería seguir tal cual estaba preparada, así que toco la puerta con calma y pena nula. (Aparentemente).
Después de que dejara que las cosas se descontrolaran y todos empezaran a irse, Daniel seguía con Duxo, quien estaba diciéndole lo mucho que lo apreciaba,
—Webon yo te a-amo...
Daniel lo atribuyo al cómo se empino la botella en un rato, dejando pasar sus sentimientos por alto.
—Oye, oye... Duxo espera un segundo jaja...
Duxo frunció el ceño al ver su risa.
— ¡No te bules pendejo!
—No me estoy burlando ¡Te lo juro!
—Tamare'
Se dejo caer contra el respaldo del sillón, Daniel lo vio detenidamente, era obvio que no mandaría a Duxo en ese estado a su casa, era peligroso y además... quería que se quedara otro momento.
—Vamos, vamos a dormir, ya todos se fueron —Jalo su mano para levantarlo, pero Duxo apenas se movió.
— ¿Te puedo besar? —Pregunto de la nada, mirándolo seriamente.
—Duxo...
La mente de Daniel exploto en menos de dos segundos, ¿Qué si quería? ¡¡CLARO QUE QUERÍA, CARAJO!! Espero tanto tiempo esa pregunta que definitivamente no pudo evitar que sus mejillas se coloraran ante la fija mirada de Duxo sobre su rostro.
Definitivamente lo hubiera preferido sobrio, que lo mirara a los ojos e hiciera esa misma pregunta sin arrastrar las palabras, ahora la situación era distinta, estaba medio tumbado en su sillón mientras seguía preguntando una y otra vez.
"— ¿Te puedo besar? Déjame besarte, quiero besarte. ¿Puedo?"
Al menos hasta que pareció cansado y se levanto a tomar su cara entre sus manos, la diferencia de altura apenas era notable, pero Duxo lo tomo del rostro un tanto desesperado, claro que Daniel seguía pensando que amaría eso si no estuviera borracho, haciendo que empezara a dudar, posiblemente solo era efecto de un "Duxo mala copa versión tres mil".
Solo suspiraba derrotado al sentir los labios tibios de Duxo pasar por toda su cara, el aroma a alcohol llegaba hasta su nariz, era tolerable para ese punto, así que simplemente cerró sus ojos esperando que Duxo reaccionara de todo lo que hacía, seguramente avergonzado.
Pero no paso, seguía muy entretenido besando sus mejillas, su nariz, sus ojos, la mandíbula, cada parte que se cruzaba por su camino. Los nervios de Daniel se dispararon cuando sintió que lo besaba en la comisura de sus labios, abrió un poco sus ojos y vio la concentración en el rostro del pelinegro, tan tranquilo que parecía no importarle lo que hacía.
O se sentía en el cielo y Daniel no lo sabía. El mismo solo sujetaba las muñecas del pelinegro, quien lo sostenía del cuello tan delicadamente, no estaba desesperado, solo estaba nervioso, se sentía bien, pero mal, mal pero bien, de cualquier manera se sumía en sus pensamientos sobre el que pensaría Duxo a la mañana siguiente, o sin tan siquiera se dignaría a poder recordar sus actos tan repentinos.
— ¡Para un rato Webon! —Le grito al sentir los besos bajar a su cuello.
La temperatura en su rostro aumento y quizá en su cuerpo también, era algo que ninguno noto realmente, Duxo solo lo miro como si fuera un niño que estuviera siendo regañado. La mirada le causaba resentimiento consigo mismo, aparto la vista mientras que Duxo seguía produciendo sonidos de queja.
—Paraaa —Pidió sin verlo aun.
—Pero Daniel... déjame besarte —Daniel negó con la cabeza, con vergüenza.
—...
—De verdad te quiero, Webon estaré borracho pero no soy estúpido.
Daniel lo miro divertido, pensando que seguía siendo efecto del alcohol excesivo que consumió.
—Lo estas pareciendo ahora —Comento con gracia.
Duxo se quedo callado, pensando en todo y en nada, sin despegar su mirada de Daniel, quien se estaba cuestionando si era de verdad eso de "Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad". ¿Qué tanto se estaría arriesgando si besaba el mismo a Duxo? Si las cosas seguían escalando, ¿sería capaz de recordar lo que hicieron? Porque le encantaría que eso pasara, que despertara y que Duxo le confirmaba cada palabra que decía.
—Es mejor que nos tranquilicemos.
Dijo empujando su pecho hacía atrás, como consecuencia lo dejo sentado en el mismo lugar que antes y estando a su lado esta vez.
—De verdad te amo... —Murmuro mientras lo abrazaba.
Suspiro con una sonrisa, apenado de la situación acaricio el cabello negro que picaba ligeramente sobre su pecho, pues después de unos segundos, Duxo se recargo ahí mismo.
—Yo también te amo.
Murmuro, para luego ver la brillante mirada de Duxo sobre él, ilusionado tanto como el mismo.
Estaba tranquilo, con Duxo sobre su pecho mientras estaba feliz murmurando lo lindo que era y lo bien que se sentía, pensó que la noche seguiría de esa manera y se preparaba para dormir en el sofá con el pelinegro encima de él o sobre sus piernas.
Solo que como siempre, se tiene que esperar de todo, la mano de Duxo empezó a molestar sobre su cintura, descendiendo con tranquilidad,
Apenas procesaba lo que pasaba y los besos que sentía sobre su cuerpo para que de repente, Duxo lo besara en la boca con tal desespero que pudo corresponder a duras penas y con dificultad alta, las manos de Daniel estaban en su cuello, en la nuca y jugando con el cabello desordenado del pelinegro.
Viendo la situación, y el marcado cuerpo de Duxo sobre el suyo, no sería una noche tranquila después de todo.
Simplemente lo beso de vuelta, acercándolo tanto como podía para sentir sus cuerpos rozar con suavidad y desesperación.